Bolivia
Insurgente.
Hemos recibido este
interesante artículo sobre la situación boliviana. Junto a la descripción de
luchas trascendentes vienen datos que importan. Era un artículo excesivamente
largo para nuestra revista, así que hemos hecho un extracto de él. Por supuesto
que la responsabilidad de lo extractado corre por cuenta de la Revista. El
artículo corresponde a Demian Marcos.
Los sucesos
revolucionarios que sacuden Bolivia se inscriben dentro de los nuevos vientos
que soplan en América Latina, región por demás castigada, que ha sufrido el
colonialismo, la opresión imperialista, las dictaduras sangrientas, el grillete
de la deuda externa y la extrema pobreza.
Ahora, las masas empobrecidas y la clase obrera van sintiendo
los límites de la democracia burguesa, su claro carácter de clase que genera
que, en un continente rico, sólo una minoría parasitaria disfrute de los lujos
de la vida a costa de millones y millones. Aún de manera confusa, brumosa,
inconscientemente las masas en América Latina empiezan a moverse
instintivamente a la lucha por el socialismo.
Consignas que en épocas normales del capitalismo son
compartidas por una minoría, como la nacionalización de las palancas
fundamentales de la economía, el control obrero, etc., hoy están al pie de los
oídos de millones de habitantes que despiertan a la vida consciente buscando
una sociedad mucho mejor, más digna y justa.
Argentina, Brasil, Venezuela, Perú y ahora Bolivia dejan en
claro la decadencia del sistema capitalista y la situación revolucionaria
objetiva que se abre en el continente; mientras, el imperialismo guerrero y
sediento de petróleo de Bush enciende una poderosa chispa en Medio Oriente.
¿Qué
pasa en Bolivia?.
Ni el «endemoniado» Evo Morales, líder del MAS, segunda
fuerza política de Bolivia con gran anclaje de masas en el campesinado, y por
el resultado de las elecciones pasadas también con gran apoyo de las ciudades y
el movimiento obrero; ni el reaccionario presidente Gonzalo Sánchez de Lozada,
a quien la burguesía le reprocha la falta de tacto por dictar el infame
«impuestazo» en épocas de convulsión social; ninguno de estos dos individuos,
con papeles tan diametralmente diferentes en el proceso boliviano... son
directamente responsables de la convulsiva y fantástica situación en Bolivia,
cuyas imágenes de escaramuzas vimos desarrollarse en la plaza frente al Palacio
del Gobierno.
Las piedras surcando el celeste cielo desteñido por los gases
lacrimógenos, recuerda demasiado al diciembre de la masas argentinas. Este
«Boliviarazo» tampoco es ningún rayo que cae de un cielo sereno...
Bolivia está frente a una insurrección popular, que iniciaron
las masas campesinas y que ahora se ven acompañadas por los trabajadores de las
ciudades, jubilados y estudiantes. Esta insurrección popular tiene un carácter
estrictamente revolucionario e internacionalista, y un sentimiento
anticapi-talista aún no cristalizado. Producto de esta dinámica y por reclamos
salariales y acaso por historia (¿será el germen de la policía que en 1952
apoyo al proletariado?), la policía cavila y se acuartela, dejando la ciudad al
fervor de los manifestantes. Las Fuerzas Armadas disparan asesinamente desde el
Palacio de Gobierno. La burguesía tiembla y se retuerce de miedo. Fuego y
cenizas en el Ministerio de Trabajo, a cuatro cuadras del Palacio. Fuego, más
fuego para los locales de partidos burgueses: UCS, MNR y la propia
Vicepresidencia de la República.
Para ser más exactos, ni siquiera las acciones del miércoles
y jueves pueden entenderse aisladamente del conjunto, ni siquiera subordinar la
actual situación al mensaje del presidente Lozada anunciado el «impues-tazo»
(10/2), aunque ha sido la gota que derrama el vaso. Nada cae del cielo. La
etapa presente está embarazada de pasado, arrastra sus contracciones
acumulándose la frustración y la bronca en las masas, que en un momento crítico
estallan...
Si en febrero del 2000 hubiésemos asegurado la irrupción
progresiva de las masas en América Latina, nos hubieran tildado ciertamente, de
locos, de trasnochados. ...Debajo de la superficie y de la fachada de aparente
tranquilidad, se van acumulando las broncas, las injusticias, las ofensas, que
dejan su marca a fuego en la conciencia en los hombres y mujeres, produciéndose
cambios, irrupciones donde se empieza a romper con el hábito y las costumbres.
La
crítica situación de la economía boliviana.
A pesar de que el 60% del pueblo boliviano es considerado
pobre, llegando esta cifra al 80% en zonas rurales, mientras dos tercios de la
economía se mantienen en recesión profundizando el deterioro productivo y
agrandando la marginalidad, el pueblo boliviano escucha como regalo de Navidad
del 2002 y para recibir el 2003 una noticia fabulosa: las transnacionales, que
controlan y administran el petróleo, telecomunicaciones, transporte aéreo y
ferroviario, declararon un bajísimo nivel de rentabilidad: 2%.
No hace falta ser muy inteligente para ver la contradicción
flagrante entre la rentabilidad declarada y la expansión de operaciones y
producción de los sectores más importantes de la economía boliviana.
Desde 1996 estas empresas (YPFB, ENF, ENT, etc.) están
privatizadas. El evidente fraude de las trasnacionales en cooperación con los capitalistas
nacionales, tuvo como objetivo implícito reducir sus escasos recursos aportados
a la Administradora de Fondo de Pensiones, cuya función sería pagar la
jubilación de todos los trabajadores bolivianos beneficiarios de la
capitalización. La ecuación es muy clara. El gobierno, primer cómplice ahora
sacudido por un espaldarazo, sacó a relucir un informe de defraudación y
evasión fiscal de las petroleras por 1000 millones de dólares, mostrando las
irregularidad en las utilidades enviadas al exterior por la empresas de
comunicaciones por un valor de 200 millones de dólares. Este enfrentamiento
entre el Estado y las trasnacionales fue efímero... Por si fuera poco, el 13 de diciembre el Gobierno planeaba en la
próxima reunión de la OMC, reducir los aranceles de importación y la
eliminación de todo tipo de subvención a la agricultura (ver cuánta gente vive
de ella y cuánto produce, qué es lo que predomina en la economía) lo que
arruinaría a los pequeños agricultores, que colocarían en el mercado interno menos
productos a pesar de ser un país netamente exportador de alimentos. Una vez más
quedó en evidencia que el Gobierno de Lozada defiende a los grandes productores
de alimentos y grandes propietarios de tierras.
Estos pequeñísimos detalles de fin de año se suman en un
cóctel explosivo a los datos económicos del 2002...
Los sectores que generan el 65,8 % de la producción y riqueza
del país, están en recesión como la minería; o en una parálisis, como la
industria manufacturera, la construcción y el comercio. Durante el 2002 la
actividad minera cayó un 3% debido a la disminución de los precios
internacionales de los minerales; esto afectó directamente a más de 60 mil
trabajadores, principalmente de la minería chica y cooperativizada, y en menor
grado de impacto a las medianas. La industria manufacturera creció un famélico
0,81% hasta el tercer semestre del 2002, afectando a los calzados, bebidas,
metalmecánica, imprentas, etc.
Los empresarios lloraron a moco suelto: la demanda de sus
productos, aseguraron, disminuyó en 80 millones de dólares; la otra cara de la
moneda descansa en la espalda de la clase obrera: despidos, cierres de más de
una treintena de fábricas, reducción del salario y en consecuencia, aumento de
la explotación. Los indicadores de la Construcción señalan un crecimiento
inferior al 2%, esto es engañoso, ya que sufre el impacto de un gaseoducto que
se está construyendo en oriente sur del país, mientras casi la totalidad de las
empresas permanecen paralizadas. Consecuencias: cierres, despidos, precarización,
aumento de la explotación. Con esto, la situación del desempleo urbano subió a
más del 12%, disminuyendo directamente el salario real y aumentando la pobreza.
El otro tercio de la economía: sectores de la actividad
agropecuaria, agua, electricidad y transportes creció por debajo del 3%,
exceptuando al sector petrolero que ascendió en un 20%. Pero no hubo un impacto
en la situación del empleo, así que este «crecimiento» no mejoró ni el ingreso
de los trabajadores y campesinos ni elevó la calidad de vida.
Aun manteniendo las cifras actuales, se pone de manifiesto
como la apropiación privada de la riqueza por parte de burgueses y banqueros,
esa riqueza producida mediante el sudor y sacrificio de las masas bolivianas,
es la causante del hambre, el analfabetismo y la pobreza del pueblo.
Cinco
días de enero.
Mucho antes del «impuestazo» y la furia que bañó las calles
de la capital boliviana a manos de manifestantes efervescentes, el caliente mes
de enero preparó el camino.
Del 13 al 18 de enero se registraron 14 muertes, cerca de un
centenar de detenidos y heridos. Cabe destacar que durante el 2002, los diálogos
con el gobierno se sucedieron en abortos y más abortos, así que la paciencia de
las masas tiene un límite. Con tres semanas de aviso, maestros, jubilados,
productores de la hoja de coca y campesinos pobres programaron movilizaciones
callejeras y bloqueos de ruta. A este reclamo se sumaron la Asociación de
Trabajadores sin Jubilación y la Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (Cstucb), cuyo portavoz declaró que el sector había roto
con el gobierno. En tanto que Saturnino Mallcu y Froilán Fulguera, de la
Central Obrera Boliviana (COB), informaron que los trabajadores estaban
preparados y organizados para emprender una lucha contra el gobierno... Evo
Morales, parlamentario nacional y dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS),
en la última negociación con el gobierno, pidió que se terminara con la
erradicación de las plantaciones de coca y se atendieran los reclamos de todos
los trabajadores bolivianos. El gobierno de Lozada, un cero a la izquierda.
El día 13 los productores del trópico de Cochabamba
comenzaron con las medidas, apoyados por los cocacoleros de La Chapares y las
manifestaciones de jubilados en protesta por la devaluación de sus jubilaciones
bloqueando Uroro- La Paz. En la madrugada del martes 14 se sumaron los campesinos
sin Tierra y los cocacoleros de La Yungas; cinco campesinos fueron asesinados
por las Fuerzas Armadas, con unos 10.000 soldados permanentes. Ese mismo día,
tres jubilados murieron luego de ser ilegalmente arrestados y destinados a
Ururo, y luego de que el vehículo que los transportaba chocara con otro en
sentido contrario, supuestamente.
El miércoles 15 de enero, los chapareños ampliaron los
bloqueos en la carretera a Santa Cruz y cercaron también la salida hacia La Paz
y Oruro. Universitarios de la San Simón apoyaron las movilizaciones
convirtiendo la universidad en campo de batalla. Los policías se ensañaron
contra los estudiantes, golpeándolos y echando gases irritantes a la cara.
Hasta el viernes 17, Cochabamba permaneció sitiada y
convulsionada, con más revueltas y muertos. Continuaron los bloqueos en las
trancas de Parotani y Llavín. Se sabe que un grupo de bloqueadores intentó
dinamitar el puente de Caihuasi -camino a Oruro-. La policía arremetió contra
universitarios y también contra comerciantes que apoyaban al movimiento
revolucionario de las masas campesinas. Una multitud recibió en las calles de
La Paz a tres mil jubilados y rentistas que soportaron y vencieron la represión
gubernamental e ingresaron a la sede de gobierno.
Después de esta semana, el gobierno volvió a rechazar la
propuesta de los cocacoleros y campesinos de acabar con la erradicación de las
plantaciones de coca, argumentando que se deben tener cifras «serias» de las
plantaciones legales de coca, cuántas hectáreas de coca legal solicita el país
para su consumo interno, fabricación de mates y medicamentos, además de
exportación a los Estados Unidos para la fabricación de la gaseosa Coca Cola.
Las masas campesinas oprimidas llevaban un programa
revolucionario... repartir las tierras, que se pare con la erradicación de las
plantaciones de coca, revisión del latifundio y del control de los recursos
petroleros (en manos privadas) y de todas las privatizaciones en general; en
alguna medida, la participación activa del pueblo en el destino de Bolivia, hoy
controlado por una oligarquía reaccionaria.
Sobre
cómo intentar salvar al capitalismo y cavarse la tumba al mismo tiempo.
...El gobierno encabezado por el reaccionario Lozada señaló,
el día 10 de febrero, que tenía entre manos un proyecto para confiscar entre el
4,2 % y 12,5 % de los salarios e ingresos de los trabajadores del sector
público y privado, mayores a 800 bolívares (21,10 dólares aproximadamente).
Cualquier similitud con el diciembre argentino corre por cuenta de su
imaginación... Además anunció que en el año 2003 no se atenderían reclamos
salariales de ningún tipo ni se aumentaría el presupuesto de las universidades
públicas. Al mismo tiempo favorecía a los empresarios con la reducción del IVA
del 13% al 12,5% y con la reducción del impuesto a las transacciones de capital
que pasaría del 3% al 2,5%.
Lozada anunció que Bolivia va al colapso (léase: la burguesía
boliviana va..) si gasta más de lo que tiene; hay que reducir el déficit fiscal
del 8,5% del 2002 para llevarlo aunque sea al 5% en este hermoso 2003.
Recomendaciones a cuenta del FMI, ergo, hay que recortar gasto del Estado y
aumentar sus ingresos mediante mayores contribuciones y sacrificios a cuenta
del pueblo trabajador.
Estas medidas, quiméricamente, serían para hacer más
competitivas las empresas y disminuir los costos de los productos. Claro, si
todo no estalla antes. Lozada tiró para atrás el «impuestazo», luego de ver la
feroz reacción de la masas empobrecidas.
Bolivia
en rebelión.
Más de siete «mesas de diálogo» no sirvieron más que para
desviar la atención y preparar mejor el terreno para el «impuestazo».
El domingo 9 de febrero el gobierno dió a conocer el proyecto
de ley sobre el impuesto a salarios mayores de 800 bolívares. En resultante, al
día siguiente en conferencia de prensa, el Estado Mayor del Pueblo en
Cochabamba (organismo impulsado por el MAS de Evo Morales) rechazó la medida
del gobierno, convocando a una marcha para el día miércoles 12, mientras el
martes 10 la policía se amotinaba presionando por un aumento salarial.
A las 9:30hs del miércoles 12 empezó la manifestación,
encabezada por el Estado Mayor del Pueblo, compuesto por la Central Obrera
Departamental (COD), Cocacoleros, Fabriles, Coordinadora de agua y vida etc.
Alrededor de las 12 hs., en el Plaza «14 de septiembre» y en la puerta de la
Gobernación de Cochabamba, se inició el combate en la calles, con barricadas
contra militares que disparaban balas y gases lacrimógenos. Comenzaron los
saqueos de comercios; similar situación ocurrió en La Paz, agravada por el
enfrentamiento de la policía y las Fuerzas Armadas que defendía el Palacio de
Gobierno, que sufrió detonaciones de armamento pesado y por las ametralladoras.
Los enfrentamientos en el centro de La Paz (Plaza Murillo), El Alto (donde los
habitantes lucharon con palos y piedras contra el ejército) y en Cochabamba
continuaron hasta largas horas de la noche, generalizando los saqueos, quemando
autos y levantando barricadas.
Las masas enfurecidas prendieron fuego al edificio de la
Vicepresidencia de la República, al Ministerio de Trabajo, al Ministerio de
Desarrollo Sostenible, a una oficina bancaria y a las sedes de los tres
partidos políticos gubernamentales.
Lo notable es que las calles de La Paz, entre el humo
ardiente de edificios históricos, las balas, el zumbar de las ambulancias y la
histeria de los periodistas burgueses, fue ocupada por obreros, empleados,
estudiantes, maestros, jubilados... en fin, por quienes deben controlarlas. El
gobierno se limitó, en la madrugada, a desplegar tropas de soldados a las
entrada de La Paz.
...se exige la renuncia del Presidente y Vicepresidente, que
salen en mensajes a pedir por la «paz entre hermanos», entre explotados y
explotadores, y prometen retirar las Fuerzas Armadas.
Ante la criminal represión gubernamental, la dirigencia de la
COB se ve obligada por el cambio de correlación de fuerzas entre las clases y
el impulso de la base, a llamar a la huelga general para el jueves 13, con
marchas por todo el país. En la noche del miércoles, se llega a un acuerdo para
pacificar la situación entre Fuerzas Armadas y la Policía acuartelada, en tanto
que la Policía de base comunica «que no levantarán sus medidas y seguirán
amotinados hasta vengar la muerte de sus trece compañeros muertos con bala por
los militares». La jornada del miércoles dejó un saldo de 18 muertos, policías
amotinados y manifestantes, casi todos ellos fueron asesinados por los
francotiradores que el gobierno de Lozada situó en los altos de los edificios.
La Huelga General del jueves 13 radicalizó todavía más el
ambiente, con nuevos y rudos enfrentamientos. Hubo marchas y manifestaciones
masivas en todo el país. De nuevo, los francotiradores del ejército se cobraron
9 vidas más, entre ellos una enfermera que auxiliaba a manifestantes heridos y
un adolescente que portaba en una mano un pañuelo blanco para que no le dispararan.
Hay centenares de heridos y detenidos. Los choques más violentos tuvieron lugar
en la capital, La Paz, y en las localidades de El Alto y Santa Cruz. De nuevo,
algunos edificios oficiales fueron incendiados por la multitud, como la
Alcaldía de El Alto, al igual que las sedes de algunas empresas en manos
extranjeras, como la Coca Cola, la Cervecería Boliviana Nacional y las oficinas
de Aguas del Illimani.
...el MAS y la COB han convocado concentraciones populares y
cortes de ruta, y manifestaciones para acompañar los funerales de los
manifestantes muertos.
Todos los mandatarios burgueses del planeta han expresado
inmediatamente su solidaridad y apoyo a Lozada: el Presidente de EEUU, George
W. Bush; el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA),
César Gaviria; del Presidente del Perú, Alejandro Toledo; y hasta del Papa Juan
Pablo II...
La rica historia de lucha del proletariado boliviano, que
derrotó al gobierno de «la Rosca» en 1952 dejando un tendero de sangre obrera,
fue aprovechado por el MNR (¡el mismo partido de Lozada!) para hacerse con el
poder. El salto del movimiento obrero construyó la COB, poderosísima
organización obrera que instalara el doble poder, entre ésta y el MNR, que fue
obligado a nacionalizar las minas y medidas a favor de las masas. Al segundo
Congreso en 1957, la COB retomó un programa de clase: no pago de
indemnizaciones de las minas nacionalizadas y control obrero sobre ellas,
fortalecer las milicias armadas, armamento en masa para los mineros. En esta
experiencia debemos basarnos para sacar conclusiones. La solución del problema
de los campesinos pobres y cocaleros (la destrucción del latifundio, el reparto
de la tierra, la expropiación de los grandes productores de alimentos) al igual
que las otras capas urbanas empobrecidas (aumento de la jubilación, más
presupuesto para la educación y aumento del sueldo de los maestros) no pueden
solucionarse unilateralmente, con luchas separadas...
Las reivindicaciones justas de los campesinos no pueden
satisfacerse bajo el capitalismo.
Los latifundistas y los burgueses están unidos por mil hilos
y quieren preservar sus privilegios y, en última instancia, apuntarán las
bayonetas y no dudarán en ahogar la rebelión obrera y campesina.
¿Cuál es la solución al hambre, al analfabetismo, cuál es la
esperanza del 80% de bolivianos que viven debajo de la línea de la pobreza? La
unión obrera y campesina, nacionalizando y poniendo bajo control obrero las
palancas fundamentales de la economía, expropiando los latifundios y
repartiendo la tierra. La economía boliviana no puede desarrollarse bajo
patrones burgueses... Ahora más que nunca hay que hacer propaganda por el
socialismo. La situación objetiva y la correlación de clases nos favorece.
América Latina ya sabe en carne propia lo que es la democracia burguesa: el
disfraz cínico donde el voto sólo es la coartada para no molestar a los poderes
que siguen rigiendo los destinos de nuestro hermoso continente.
La única democracia que anhelamos es la democracia obrera y
campesina. Hay que agitar por la formación de organismos de poder obrero y
popular bajo la forma de «Comités obreros» en las ciudades en todas las
fábricas, empresas y barrios, y de «Comités campesinos» en las zonas rurales,
como un medio para empezar a tomar el destino en nuestras manos, en lo que
deben ser organismos de poder popular...