La
guerra por otros medios.
Una mirada sobre el fantasma del ALCA.
Antecedentes.
El avance de los gurúes del libre
comercio no da tregua. El crack del año
29 enterró el avance del librecambismo clásico durante 40 años, pero sólo fue
temporalmente porque a partir de los años 80 el neoliberalismo retoma su senda
ascendente en todas las regiones del globo.
Fueron 40 años de un Uruguay sumido
en la pauta Keynesiana en el desarrollo de lo que se denomina como el “modelo
de sustitución de importaciones”.
La transformación económica vino
acompañada de una serie de fortalezas sin precedentes en la historia económica;
fuerte desarrollo de los espacios financieros, avances notables en las
comunicaciones, avances tecnológicos impresionantes y una ingeniería política
dotada de herramientas internacionales con alto grado de eficacia e influencia.
En este marco de avanzada se
consolidan organismos supranacionales de comercio a influjo de las
tradicionales instituciones del Breton Woods, (FMI, B. Mundial). La pretensión
imperial de expansión apoyado en la cohesión de estos organismos
internacionales comienzan a constituir la arquitectura supranacional de
comercio. Entre otros se constituye el GATS o AGCS Acuerdo General de Comercio
de Servicios, con la apostólica misión de ultra-liberalizar mercados, partiendo
del eufemismo que “la mayor apertura de los mercados dará mejores posibilidades
a los países en desarrollo de mejorar los servicios a sus ciudadanos a la vez
que les daría mejores oportunidades comerciales para su crecimiento económico”,
“estableciendo disciplinas para liberalizar progresivamente el comercio de
servicios, de modo que permita alcanzar un área hemisférica de libre comercio”.
Aquí claramente distinguimos la visión y misión de los postulados claves de la
nueva era, una muestra de las “bondades” del comercio libre.
La misma fecha mágica del fin de
las negociaciones del Acuerdo General de Comercio de Servicios es la fecha del
fin de negociaciones del ALCA año 2005, ¡oh! casualidad.
En este mismo marco global y como
madre de todas las bestias se rige vigorosa la Organización Mundial de Comercio
OMC. Mucho se ha dicho sobre las
consecuencias de este acuerdo supranacional principalmente en temas escabrosos
como los derechos de propiedad intelectual. Este es un caso interesante de
destacar, porque demostró la capacidad
de resistencia a nivel internacional en
lo referente a la producción de medicamentos genéricos y contra el Sida. En
este sentido la presión de organizaciones sociales, gobiernos y sociedad civil
obtuvo importantes victorias frente a
las multinacionales europeas y yanquis que presionaron hasta último momento el
“respeto” a sus derechos comerciales.
Por otro lado las negociaciones en este
ámbito (OMC) no son del todo favorables por ejemplo para el tío Sam, son varios
los buitres en esta carnicería, Japón, y Europa principalmente. Pero mas vale
negociar que trabar por lo que, se ha formado una formidable cooperación entre
ambos a pesar de algunos intereses contrapuestos.
ALCAnzar las metas.
Reunidos los Presidentes
“democráticos” de las Américas en Miami en el año 1994 se comprometen a
constituir la panacea del libre comercio en el continente ALCA Acuerdo de
libre Comercio de las Américas. La constitución de este engendro está
configurado por una etapa económica de crecimiento en la región, aún en
Uruguay. Este deslumbre de crecimiento empujó al abismo a la totalidad de los
mandatarios de la época a resolver sobre tamaño tema.
De este parto sólo es excluido Cuba
por no representar una “democracia moderna”, pero el resto acude presuroso a la
fiesta.
Pero aún cuando el monstruo muestra
sus garras más filosas hay un mundo de gente, de organizaciones, de ideas, que rechazan de plano todo avance
anti-popular. Hasta incluso por estos días distintos gobiernos del continente
comienzan a mostrar su desatino con la propuesta madre. Es que es tan evidente
la propuesta y sus consecuencias que
las papas queman en la interna de cada país de cada región, por lo que aparecen
un desamores repentinos para involucrarse así nomás.
Si tuviéramos que definir este
acuerdo, lo definiríamos como la posibilidad concreta que tienen los EEUU de
crear su propio y privado subterfugio comercial ante el avance europeo y
asiático dentro del marco de la OMC.
Un mercado propio, con sus propias reglas, con jerarquías claras y
definidas. EEUU tiene el emergente de posicionarse en la cúspide del comercio
mundial como lo ha intentado hasta el momento.
Algunas de sus causas endógenas lo justifican; estancamiento del
crecimiento, con algunos años de instalado, escándalos de corrupción alarmantes
ENRON, WORLD COM entre otros, importante pérdida de competitividad, aumento del
desempleo y la criminalidad, y todo esto sumado a los escandalosos casos de
fraude electoral. La necesidad de recomponer su economía encuentra en su patio
trasero, América Latina, el espacio propicio. Recordemos que ya se están
instrumentando una serie de ejercicios preparatorios a través del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte o NAFTA por sus siglas en inglés y de
acuerdos bilaterales como el iniciado con Chile recientemente.
Para un buen ataque hace falta una buena
defensa.
Eso sí no son tan librecambistas
como pregonan. Desde que comenzaron a proyectarse las políticas de ajuste
estructural y apertura económica principalmente en las economías del los países
menos desarrollados, va encontrando en quienes dictan tales políticas una
conducta totalmente adversa en ese sentido.
Las principales potencias y bloques
económicos por el contrario a lo pregonado establecen políticas
proteccionistas, sea en forma de arancel o a nivel para-arancelario, (cuotas,
cupos, etc.).
Por un lado se les exige a las
economías, como a las latinoamericanas la apertura de sus mercados a la
introducción de bienes y servicios, pero, sin la lógica contrapartida.
Para el caso del ALCA se sabe que
EEUU ha declarado unos cuantos cientos de productos “sensibles” que no
entrarían en la lógica de la apertura, por tanto queda expuesta en evidencia la
verdadera postura en ese sentido.
Pero veamos en datos algunos
ejemplos que reflejan lo antedicho; El índice promedio de aranceles para
productos de los países pobres llega en Europa al 40.3%, Canadá 30.5%, y EEUU
20.8%. El pico arancelario más alto fue para la carne en EEUU año 1999 de 252%,
120% en Canadá para los mismos
productos y 170% en Japón para la caña de azúcar sin refinar entre otros.
Los reyes del dumping:
EEUU destina 30 millones de dólares
anualmente para subsidiar su agricultura, existen productos que llegan a
mercados latinoamericanos con un precio 60% menor al costo de producción. En términos generales en agricultura se
mantiene promedios en niveles elevados, 29.7% en Japón, 20% en Europa, 9% en
EEUU, y 8.8% en Canadá.
El subsidio a los agricultores
representó entre 1998/2000, 60% de la renta agraria en Japón, 40% en la Unión
Europea, 23% en EEUU. Traducido a números se ubica el subsidio por agricultor
en 20.803 dólares anuales en EEUU, y 16.028 en la UE.
Observando este panorama cualquier
mundano se preguntaría si se puede construir un trato igual entre desiguales, o
sí en las condiciones ya preestablecidas existen garantías para una buena
negociación. Como siempre la misma película.
ALCA ¿democracia en las decisiones?.
Como todo organismo supranacional con
“buenas intenciones” y en el marco de “un mundo moderno”, el capítulo de cómo
se toman las decisiones es, para la
foto, “altamente democrático”.
Por definición es prácticamente
imposible con esta gente construir un trato de igualdad desde un punto de
partida donde nos diferencian infinidad de elementos, pero como se sabe también
esto al Tío no le preocupa, por el contrario, lo alimenta.
Los negociadores norteamericanos
son delegados efectivos del conglomerado de empresas multinacionales,
generalmente con pasaporte y sede en el norte.
La maquinaria ideológica está estimulada y financiada por los más
“nobles” intereses empresariales globali-zantes. En nuestra América Latina
estas empresas son viejas conocidas, muchas vinieron, se instalaron, expropiaron,
invirtieron y unas cuantas volaron.
En las últimas décadas y en el caso
de las empresas públicas latinoamericanas, y bajo la doctrina del “ajuste
estructural”, se vendieron, o concesionaron servicios a precios “políticos” en
lugar de pagar verdaderos precios de mercado, con el producto de enormes
dividendos financieros para las multinacionales y espantosas pérdidas para los
países en términos de patrimonio. La misión transnacional acumular activos
latinoamericanos determinando el flujo en una sola dirección de beneficios
(ganancias, intereses, royaltis).
El control de áreas estratégicas,
como las comunicaciones y los recursos naturales, son el principal bufet
imperial.
En el marco del ALCA están
previstas por ejemplo, algunas normas de carácter coactivo que no pueden dejar
de aplicarse ante algún reclamo particular y que están castigadas con
importantes y sustantivas multas. Si tomamos el caso del NAFTA (Acuerdo de
Libre Comercio de América del Norte), verificamos una importante cantidad de
demandas de empresas que se ven afectadas por decisiones que violan los
términos del acuerdo.
Así pues por ejemplo la
estadounidense METACLAD demandó al gobierno estatal mejicano de San Luis Potosí
por la prohibición de continuar con un basurero tóxico ya que representaba un
fuerte daño al medio ambiente y a la salud pública.
A raíz de esto se le exigió al
gobierno mejicano el pago de más de 10 millones de dólares en compensación por
las ganancias que pudo haber obtenido METACLAD en esta inversión.
Si comenzamos a tomar estos
antecedentes como referencia para el ALCA vamos descubriendo las “virtudes” de
este engendro, a saber, pérdida casi total de soberanía nacional en temas de
interés general y público, organismos con nula intervención de organizaciones
populares y de la sociedad civil, control absoluto de los procesos y decisiones
por parte de multinacionales y de los gobiernos más fuertes e interesados,
apropiación descarada de recursos naturales y destrucción de redes sociales
resistentes al proyecto.
A prepararse.
Comienzan a escucharse millones de voces a lo largo del continente,
son las voces de las organizaciones sociales, gremiales, populares, políticas y
hasta culturales que exigen frenar el avance del acuerdo.
En países como México las
consecuencias de la aplicación del NAFTA ha producido que más de la mitad de la
población viva bajo la línea de pobreza, el 20% en la indigencia, de los
trabajadores el 50% tiene subempleo y se ha producido un aumento del trabajo
infantil.
El Plan Puebla Panamá, otro
esfuerzo imperial sólo tiene el objetivo de extender las maquílas, con la
consecuencia de una industrialización barata y sin incorporación y apropiación
nacional de tecnología.
Estos procesos también causan
estragos en el propio Estados Unidos cuando hablamos de empleo industrial,
concomitantemente al descalabro de miles de pequeñas y medianas empresas que
operan a su alrededor.
En nuestro país existe una
convocatoria emergente de distintas organizaciones sociales y gremiales que
muestra a las claras la premura imperiosa de organizarse para contrarrestar la
avalancha del “mercado libre”.
El nuestro es un llamado a la
resistencia pero a la vez a la propuesta, a una verdadera propuesta de
integración. Una integración desde lo popular, desde el pie, una integración
que apueste a la ruptura a la dominación en toda su dimensión imaginable.
El ALCA es un proyecto de anexión,
de los más importantes que se hallan conocido, es un proyecto de dominación
política y económica, que siempre y a la hora de la verdad tiene preparados a
una banda organizada y arrastrada de ALCAhuetes, a estos son los primero
que hay que apuntar.
Nota: La próxima
reunión ministerial del Acuerdo será realizada en Cancún, México. Pero como reza algún comentario, de seguro,
el camino hacia Cancún está más empedrado que el camino hacia Bagdad.