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1927 Sacco y Vanzeti 1995 |
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Una lucha y la infamia de una clase que jamás serán
olvidadas
Corren tiempos difíciles para los pobres del mundo. Son momentos de aumento
de la miseria y la desocupación a escala mundial. Unos países sufren más que
otros este fenómeno social. Los de abajo de nuestro Continente han visto
empeorar a pasos agigantados sus condiciones materiales y espirituales.
El fenómeno no pertenece a una dinámica socialmente amorfa. Pertenece sí a la
política despiadada que la clase dominante lleva adelante. Desde hace cerca de
dos décadas, con el impulso arrollador de las grandes transnacionales, se
profundiza un modelo que se ha designado como neoliberal.
Son muchos los cambios operados en el sistema capitalista en estas últimas tres
décadas. Tantos que bien podríamos hablar de una nueva etapa histórica, con
especificidades que a ella le corresponden, de este sistema de dominación. A
tren de ejemplo digamos que la etapa que hacía lugar al "Estado de
Bienestar" ha quedado atrás y que hoy asistimos al achique del Estado y a
la incorporación a la esfera privada de muchas de las funciones que, en
general, caían antes en su órbita. Incluso zonas represivas que eran de su
monopolio.
La articulación de lo político con lo económico parece haber sufrido cambios de
importancia en esta etapa. La decisiva incidencia política a nivel mundial o de
área de las grandes transnacionales parece ser un hecho. Un capitalismo
salvaje, cuya "alma" ya fue conocida en tiempos de Sacco y Vanzetti,
se expresa hoy en un marco tecnológico y social que cambia muchos aspectos
fundamentales del mundo actual. Dentro de estas casi dos décadas últimas se
plasman estos
cambios.
Con claridad lo ha dicho Chomsky: "En general, la década de 1980 aceleró
una división mundial entre un pequeño sector que disfruta de enormes
privilegios, y una creciente masa de personas que sufren privaciones y miseria.
A pesar de ser superfluas para la producción de riqueza o para el consumo, que
son las únicas funciones reconocidas por las instituciones dominantes y su
ideología, a estas personas se les ha de tener en cuenta de algún modo. La política
social actual en EE.UU. consiste en apiñarlos en centros urbanos donde pueden
convertirse las unas en presas de las otras; o encerrarlas en las cárceles,
útil factor concomitante de la guerra de las drogas".
Como rasgos salientes de la estrategia de la clase dominante, en esta etapa del
sistema de dominación, podríamos señalar: revolución tecnológica al servicio de
los poderosos; mundialización de la economía; reestructura del poder mundial;
aumento de la dependencia de los países pobres; nueva organización del trabajo;
disminución o anulación de políticas sociales; desplazamiento del modelo del
Estado de Bienestar; capital financiero todopoderoso y cierto sector de él
actuando con autonomía; tecnificación de los procesos productivos con reducción
de obreros; flexibilización y desregulación para dejar las manos libres a las
empresas y anular derechos laborales; reducción de los salarios; ataque
creciente a los sindicatos obreros; promoción de una cultura más
descarnadamente individualista.
Corren tiempos también, y queremos recalcarlo, en los que se quiere borrar la
memoria de lucha y resistencia de procesos y gente que soñó y peleo por un
mundo mejor. En esta tarea no está sólo la reacción.
En nuestro país se ha venido dando un proceso que acompaña las coordenadas de
ese modelo neoliberal que campea en el mundo. Sabido es, que las coordenadas
políticas fundamentales vienen dictadas de afuera. Son organismos
internacionales y la presión directa de transnacionales las que indican el que
hacer del gobierno en cuestiones vitales. El llamado Estado nacional con
determinados grados de independencia va pasando a la historia. La brutal y
creciente dependencia es lo real.
Pese a todos los cambios históricos, muchos de gran relevancia, una misma línea
brutalmente represiva cruza los tiempos. La clase dominante mantiene y
acrecienta sus privilegios a sangre y fuego. Un 23 de Agosto de 1927 los
asesinatos en Boston un 24 de Agosto del 1994 la bestial represión y el
asesinato de Morroni y Facal en Uruguay.
Un sistema que no depara en asesinar y hambrear a los pueblos.
Distintas épocas y una misma lucha. El combate por libertad y justicia también
atraviesa los tiempos.
Sacco y Vanzetti, lección y ejemplo para todos los tiempos
El episodio de Sacco y Vanzetti fue y sigue siendo una fuente de lecciones para
el movimiento popular y para cualquier intención transformadora. Una de las
cosas que nos permite es comprender algunos de los mecanismos de funcionamiento
del sistema de dominación.
Una sociedad fundada sobre el privilegio económico que reporta la propiedad
privada capitalista de los medios de producción y sobre el poder político
centralizado que implica un orden distinto de privilegios, cuenta con un
conjunto de normas y organizaciones destinadas a preservarla. Un aparato
ideológico, con sus poderosos medios masivos de comunicación, envuelve y
apuntala toda esta estructura de dominación. El Estado a través de sus
mecanismos legislativos consagra un cuerpo jurídico que refrenda al sistema.
Contrariamente a lo que nos informa la ideología liberal, el Poder Judicial no
es independiente del poder político sino un mecanismo privilegiado de
preservación del sistema de dominación. En tal sentido se acomoda a los
designios del poder político-económico y puede ser el brazo ejecutor de sus
necesidades ocasionales.
Frente a urgencias del poder la administración de justicia no resulta otra cosa
que una ridícula parodia de si misma. El caso Sacco y Vanzetti dan fe de ello.
Como también lo dan en nuestro tiempo y nuestro país el episodio de los vascos
en el Hospital Filtro.
Los Estados Unidos de América habían emergido de la primera guerra mundial
elevado al rango de potencia de primer orden. Con anterioridad de décadas se
había realizado una intensa acumulación de capital y, con posterioridad a la
misma, dichos capitales se proyectaban fuera de fronteras; muy particularmente
en México, Centro América y el Caribe.
América se ufanaba también de su liberalismo como ideología oficial . Sin
embargo, oscilaba, entre la hipocresía y el cinismo toda vez que la sociedad
real transponía los umbrales del pensamiento dominante y la respuesta no era la
tolerancia sino la represión en sus diversas formas. De tal suerte, mezclada
con el prejuicio y la discriminación social, la represión se ocupó de una
desenfrenada casería de las ideas socialistas. En América, la otra cara del
liberalismo también era la persecución ideológica, sobre todo cuando su
objetivo era expresado por luchadores sociales insobornables como Sacco y
Vanzetti o un Salsedo.
La gran democracia del Norte, una historia de sangre y fuego
En los años previos a la primera guerra mundial se forman los Industrial
Workers of the World (I.W.W.) de inspiración anarcosindicalista, y que marcan
discrepancia con la actitud reformista y conservadora de la A.F.L.
Con la I.W.W. se extiende una poderosa corriente de lucha. Se pronunciaron
contra la participación de los EE.UU. en la guerra.
Es en filas de la I.W.W. que Bartolomeo Vanzetti y Nicolás Sacco, dos obreros
italianos, trabajan, ya clandestinamente, ya públicamente, organizando
sindicatos, editando y repartiendo propaganda, recolectando fondos para la
lucha, enfrentando a las patronales, y a las fuerzas regresivas, en un momento
donde hacer una huelga era ilegal.
Son momentos en que pagando salarios miserables sobreexplotando a la masa de
inmigrantes y negros del sur, se sigue desarrollando el coloso norteamericano.
En 1912 invaden Nicaragua para sofocar el movimiento de Sandino; en 1914, en
plena revolución Mejicana se apoderan de Veracruz; en 1915 ocupan militarmente
Haití. En 1916 ocupan militarmente la República Dominicana. Con pretextos
varios y los marines afirman su poder económico-político.
En lo interno un hecho como el siguiente pinta de cuerpo y alma el ambiente
brutalmente represivo existente. En 1913 los obreros de las minas de la
Colorado Fuel y la Iron Company, en Ludlow, están en conflicto. Elementos
policíacos y patronales irrumpen y rocían con petróleo las carpas de los
trabajadores y las incendian. 11 niños y 10 mujeres perecieron entre las
llamas. Un ejemplo brutal, pero no excepcional.
En la post-guerra el descontento crece y la reciente revolución en Rusia y las
luchas en otros países de Europa hacían temer a la burguesía norteamericana.
En este marco el asunto era perseguir encarnizadamente a los luchadores
sociales, y nada mejor que acusar de rojo infiltrado a todo el que levante la
voz.
"Los rojos estaban por todas partes, en cada esquina y sobretodo en las
fábricas donde se decía que el salario no alcanzaba para alimentar y vestir a
sus familias", (Howard Fast). ¡Cuanta similitud de miseria para los de
abajo a 80 años de la situación descripta!
Desde las más altas esferas se lanzaban campañas propagandísticas, destinadas a
ambientar las razzias policiales. El Ministro de Justicia, A. Mitchell Palmer
proporcionaba a los diarios artículos pagados por el ministerio y destinados a
excitar a la opinión pública contra los extranjeros y los izquierdistas.
Arreciaron las deportaciones, las "desapariciones", las torturas y asesinatos.
Políticos y militares habían dicho cosas como: "Los radicales deben ser
primeros fusilados y luego juzgados". "Me gustaría colgar a todos los
radicales en el patio de mi casa".
En este contexto bestialmente represivo aparece el caso del anarquista Andrea
Salsedo. Sacaba un periódico revolucionario "Il Domani". Estuvo
preso, no pudieron comprobarle nada y lo dejaron libre. Pero en la Primavera de
1920, en una razzia fue nuevamente detenido y desapareció.
una razzia fue nuevamente detenido y desapareció.
En una reunión militante dijo Vanzetti: "Silencio, que esto es importante
y serio". Era una carta de Andrea Salsedo, se las había ingeniado para
hacerla llegar, decía: "Hace seis semanas que estamos ocultamente
encarcelados. Acusaciones graves. Situación insoportable".
Se resolvió organizar mítines en Boston y en ciudades cercanas. El primero
sería el 10 de mayo y Vanzetti sería el orador. Sacco por su parte debía
encargarse de aspectos organizativos. Mientras tanto, por elección de sus
compañeros Vanzetti iría a Nueva York para denunciar el secuestro de Salsedo y
recolectar fondos para pagar abogado.
El 3 de mayo asesinaron a Salsedo. La prensa con total cinismo dijo que se
había suicidado lanzándose desde el piso 14 del Park Building. La policía secreta,
que allí tenía sus oficinas lo había tirado del edificio después de haberlo
torturado.
En plena actividad relacionada con este crimen estaban Sacco y Vanzetti cuando
fueron detenidos.
Algunos datos sobre Sacco y Vanzetti
Nicola Sacco
Italiano de Torre Maggiore, provincia de Foggia, nació el 23 de abril de
1891. A los 17 años, fundamentalmente la situación de su familia lo llevó a
emigrar.
Llegó a la tierra prometida en 1908, año de hambre y desocupación. A pesar de
tener conocimientos de mecánica no encontró trabajo en este oficio. Los
extranjeros no eran considerados para las tareas especializadas y apenas si
conseguían trabajo en fábricas.
Trabajó primero como mozo de agua, consiguiendo luego colocación como zapatero
en la fábrica de calzados de Kelly.
Cuando estalla la guerra Sacco se define contra ella. "Esta guerra no es
para empuñar el fusil... se hace en beneficio de los grandes millonarios"
dirá más adelante.
En la lucha antibélica organiza mítines y conferencias. Por esa época se une a
la Federación socialista Italiana. Rápidamente es impulsado "por un ardor
y voluntad de acción hacia las agrupaciones libertarias". Participa
activamente en la huelga de Middford, y en todas las luchas por la libertad de
muchos de sus compañeros.
Su capacidad de amor y de ternura hacia su compañera Rosina y hacia sus hijos
se vuelca a todos los seres humanos, a su clase explotada, y lo impulsa al
combate.
Detenido cuando organizaba la protesta por el asesinato de Andrea Salsedo, vive
en la cárcel con el convencimiento de que es el único motivo de su prisión y
que se está condenando su militancia revolucionaria. Supera los momentos
difíciles, tiene claro quien es su enemigo, y se siente orgulloso de su crimen:
"Mi crimen, el único crimen, del que estoy orgulloso, es el de haber
soñado una vida mejor, hecha de fraternidad, de ayuda mutua; de ser, en una
palabra, anarquista, y por ese crimen tengo el orgullo de terminar entre las
manos del verdugo".
Dirá en sus momentos finales: "Yo muero dichoso de añadir mi nombre oscuro
a la lista gloriosa de los mártires que han creído en la revolución social y en
la redención humana.
Bartolomeo Vanzetti
Nació en Villafalleto, en el Piamonte, en 1888. Le gustaba el estudio pero sólo
pudo hacer la escuela. Empezó a trabajar a los 13 años de edad, eran 15 horas
diarias sin descanso semanal, sólo tenía un asueto de tres horas dos veces al
mes.
A los 20 años de edad decide abandonar Italia. Llega a Norteamérica en 1908. Lo
espera un largo peregrinar en busca de trabajo, muchos días de hambre, sin ni
siquiera un lugar donde descansar. Recibe en su andar el desprecio de los
patrones, la solidaridad de sus iguales. En su oficio de confitero no encuentra
plaza fija. En muchos lugares lo echan a los pocos meses de trabajo. Trabajó de
picapedrero, albañil, foguista, barredor de nieve.
Hacía jornadas de 12 y 14 horas en verdaderos tugurios insalubres, recibiendo,
por ser extranjero, la mitad del jornal de un norteamericano, de por sí bajo.
Con ansias de leer y estudiar se quedaba de noche, después del trabajo, dormido
sobre los libros.
"Aprendí que la conciencia de clase no era frase inventada por los
propagandístas, sino que representaba una fuerza vital, real, y que aquellos
que comprenden su significado no son ya simples bestias de carga, sino seres
humanos". Sus palabras, como sus escritos y alegatos están llenos de fe en
la clase obrera y en la revolución.
Se define como ferviente libertario, como anarquista, porque siente que
"solamente en la libertad podrá surgir el hombre a su noble y armoniosa
integridad".
Su convicción clasista y de pelea lo lleva a participar en huelgas y mítines, a
colaborar en la creación de sindicatos. Es en 1913 que comienza a participar
activamente en el movimiento obrero. En 1916 estalló un gran conflicto en la
Plymouth Cordage Company y allí estuvo Vanzetti en primera línea, dirigiendo la
huelga. Salen victoriosos, conquistan sus reclamos.
Después sufre persecución, es incluido en las listas negras, tiene seguimiento
policial durante 18 meses, es el castigo de la clase dominante. Más difícil le
es entonces conseguir trabajo.
Cuando es detenido en mayo de 1920, su ocupación es vender pescado en la calle.
No había abandonado la lucha en ningún instante, estaba en ese momento
organizando la movilización contra el asesinato de Salsedo.
Su condición de agitador lo llevó a la cárcel. "Permanezco siete horas en
un lugar lleno de gas, 40 minutos en un patio polvoriento, 16 horas en una
estrecha celda... Tal es mi vida diaria, salvo en los días de fiesta en los que
debo permanecer de 21 a 23 horas en mi jaula".
Después de siete años de prisión, fue asesinado en la silla eléctrica.
Hasta el último momento conservó su actitud firme y digna, todo un símbolo de
ejemplo para la clase obrera en la que tan profundamente creía.
Detención y proceso
El 5 de mayo de 1920 fueron detenidos, por sospechosos. Los llevaron a la
jefatura de Brockton, en averiguaciones, como dicen ahora.
El primer interrogatorio fue claro, la cuestión ideológico-política era lo
central.
Los ficharon como activistas. Los tenían adentro. Se trataba de no dejarlos
salir. Impedirles que volvieran a sembrar inquietudes por fábricas y talleres.
No encontraron nada mejor que acusar entonces a Vanzetti del asalto de
Bridgewater Shoes Co. del 24 de diciembre de 1919, y luego a ambos del atraco a
la paga de la fábrica de calzados Slater and Morrill, de South Baintree, donde
son muertas las dos personas que trasladaban el dinero, poco más de15 mil
dólares. Lograban el objetivo, dos militantes fuera de circulación.
Las cosas no encajaban bien, pero a la burguesía y su justicia ello le
importaba poco y nada. Hoy por hoy lo que está claro es que Sacco y Vanzetti
eran gente de pueblo, que vivían para sus hermanos de clase. Pobres,
trabajadores, luchadores.
Lo otro que está claro es que no había prueba alguna, de esas que la justicia
del estado de Massachusetts necesitaba para procesar.
Pero la decisión estaba tomada. Se corrieron las disposiciones legales, se
forzaron los procedimientos y se inventaron pruebas.
La cosa costó dólares, violencia, despidos. Pero se armó.
Primero le hicieron a Vanzetti un proceso y una condena. Ya condenado lo
engancharon con Sacco y lo llevaron a la segunda acusación.
La farsa fue descarada. El proceso toda una pieza de hipocresía y cinismo. El
odio de la clase dominante estaba presente. Los testigos que presentaba la
defensa eran desestimados y puestos en ridículo. Hasta la declaración de un
funcionario de la Legación italiana, que confirmaba la coartada de Sacco fue
desestimada, a pesar de existir la declaración jurada del testimoniante.
En 1927 se presentaron diez testigos ante el juez solicitando ser encarcelados:
ellos habían confirmado las coartadas de Sacco y Vanzetti y no se les había
creído, entonces, decían acusárseles de falso testimonio.
La arbitrariedad llegó hasta el absurdo. Uno de los testigos de la acusación
describió al acusado en forma minuciosa y exacta y resultó finalmente que era
corto de vista, su campo visual no llegaba hasta el escenario de los hechos.
Al principio no encontraban quien atestiguara contra ellos. Entonces emplearon
diversos convencimientos, donde no faltó el significado patriótico de la causa.
Lewis Peter, trabajaba en una fábrica de zapatos, relacionada con la del
atraco. Había sido testigo presencial, pero no logró identificar a los
detenidos.
Horas después recuperaba la memoria; lo habían echado de la fábrica. Reconoció
al acusado como asesino y recuperó el empleo. Y como esta acusación muchas
otras.
Sirva de ejemplo la de otro de los testigos fundamentales: Splaine. En una
primera instancia no identificó a Sacco, después de verlo varias veces y de
triquinuelas y presiones de la policía, dice: "la mano izquierda estaba
colocada sobre el respaldo del asieno delantero. Llevaba algo gris que me pareció
una camisa y la cara era lisa y afeiada. Por aquí (indicando) era un poco
angosta. La frente era alta. El cabello estaba peinado para atrás y era, me
parece, de dos a dos y media pulgada de largo y tenía cejas obscuras, pero el
aspecto era blanco, el blanco peculiar que tira a gris. Esta persona habìia
visto a los atracadores de uno y medio a tres segundos y en circuntancias muy
especiales. Lola Andrews, otra testigo principal dirá en confianza a un
conocido: "El gobierno me citó y quiere que reconozca a esos hombres, y yo
no sé nada acerca de ellos". Después atestigurá terminantemente.
Desfilaron 99 testimoniaron por la defensa, 20 que habían visto a Vanzetti en
su trabajo el día del atraco, y 55 por la acusación. Ganó la acusación. Para
redondear la "cristalinidad" del juicio sólo resta agregar que el
Presidente del jurado era el presidente de la compañía contra la cual Vanzetti
había contribuido a organizar la huelga.
Cuando la ley no alcanza, los burgueses cambian la ley o la reacomodan a su
gusto, y si no da para cambiar la ley cambian los hechos.
Llenas de significado aparecen las palabras del juez Thayer cuando informa del
proceso ante los jurados:
"Las leyes garantizan a todos los ciudadanos por igual los mismos derechos
y privilegios e imponen a cada uno y a todos los mismos deberes, obligaciones y
responsabilidades. Para todos los que deseen aceptar las bendiciones del
gobierno y que deseen servir con fidelidad y cariño a aquel mismo
gobierno".
Y el fiscal leyó entre las acusaciones el interrogatorio que le hicieran a
Vanzetti en la primera noche de su detención, donde afirmaba: "soy
partidario de cambiar el gobierno, aún por medio de la violencia si fuera
necesario".
"Yo se que el fallo va a ser entre dos clases: la clase oprimida y la
clase rica". Expresó Sacco el día que fue leída su condena a muerte. Y
Vanzetti reafirmó: "No sólo he luchado toda mi vida por desterrar los
crímenes, los crímenes que la ley oficial y la moral oficial condenan, sino
también el crimen que la moral oficial y la ley oficial no condenan y
santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y si hay
alguna razón por la cual yo estoy en esta sala como reo, si hay alguna razón
por la cual dentro de unos minutos usted va a condenarme, es por esa razón y
por ninguna otra".
El 14 de julio de 1921 el jurado los declaró culpables, el 23 de abril de 1927
el Juez Thayer dictó la sentencia de muerte.
Ayer, como hoy, el juego sucio y clasista de la prensa burguesa
La prensa reaccionaria norteamericana secundó en forma prolija a la justicia
burguesa. Los condenó de inmediato, categóricamente.
Preparaban el ánimo del jurado y el de la población. Nada mejor para ello que
anunciar cosas como esta: que gente enardecida se habían abalanzado sobre Sacco
y Vanzetti pretendiendo lincharlos. La noticia era falsa. Había que hacer creer
que todos los odiaban.
Con la barba crecida, las ropas desaliñadas, despeinados, después de largos
interrogatorios, les tomaban las fotos. Algún retoque y ya estaban listos los
rostros asesinos. Al otro día aparecían en la prensa.
sucias de la justicia, enterraron las noticias. El caso desapareció de la
prensa, reapareció con la noticia del fallo.
Era ahora conveniente echar un manto de olvido. Si primero fue la conspiración
de las falsas noticias diarias, ahora venía la conspiración del silencio. Y
siempre el ocultamiento del carácter político del proceso.
Pero, no pudieron. La movilización, de raíz obrera, rompió el cerco. Los
hermanos de clase fueron los primeros en dar un paso adelante, y así, con la
lucha decidida fueron incorporando a más sectores de la población.
En todo el mundo se formaron Comités por la Defensa de Sacco y Vanzetti. En la
sede de un sindicato, en una sala pública alquilada, en un pequeño escritorio,
en una casa de familia. Centenares de Comités, impulsando la lucha, junto a los
sindicatos, junto a la gente de abajo, junto a las organizaciones populares.
De Argentina a Méjico, de Portugal a Rusia, de Inglaterra a Austria, en el
mismo Estados Unidos. Huelgas, paros parciales, manifestaciones, bombas,
conmovieron al mundo. A lo ancho y largo del mundo se denunciaba el crimen de
clase, el crimen político.
Y entonces, ante el vigor solidario de los pueblos, la prensa reaccionario no
pudo mantener su silencio cómplice. Tiene que informar, referirse a los
diversos recursos que la defensa presentaba impugnando el fallo, glosar los
alegatos, informar de las acciones solidarias. No podía ocultar lo que ocurría.
Pero de todas maneras, hacían lo imposible por confundir.
Veamos un ejemplo en aquí en el Uruguay. El diario "El País", en su
edición del 10 de agosto de 1927 editorializa bajo el título: "El
sentimiento de humanidad y una explotación tendenciosa". Dice: "Sacco
y Vanzetti serán en adelante dos símbolos trágicos del "capitalismo opresor"
y del "proletariado oprimido". Y la falsedad de la afirmación se
intenta disimular con lo terrible de la condena. Porque Sacco y Vanzetti no han
sido condenados por un delito social... el delito que se le imputa es un delito
común, la comisión de dos asesinatos y robo".
Desde sus poltronas montevideanas tienden la mano a sus parientes de clase de
los Estados Unidos y aseguran a sabiendas que el juicio prefabricado es justo.
Por su parte el diario "El Día" dirá el 24 de agosto de 1927, al día
siguiente de la ejecución: "No estamos autorizados para afirmar ni negar
la culpabilidad de Sacco y Vanzetti, porque no es con sentimentalismo sino con
pruebas que ha de abordarse una cuestión tan delicada. Lo que condenamos desde
el primer momento y condenaremos siempre, es la aplicación, la existencia de la
pena de muerte, en el capítulo de las sanciones del código criminal de una
nación civilizada de nuestra época". Y con pena inocultable termina
diciendo el artículo: "Este error se pagará colocando a Sacco y Vanzetti
en una categoría a la que seguramente nunca hubieran pertenecido por falta de
verdaderos merecimientos: en la de mártires".
El buen zapatero y el pobre vendedor de pescado no podían tener méritos para
"El Día".
Estallido solidario en el mundo
Patrones, fuerzas represivas, la estructura de dominación toda, se unieron en
los distintos países para enfrentar la movilización obrero-popular. Si no
podían borrar de los corazones ardientes la solidaridad por lo menos
intentarían impedir su manifestación. Fracasaron estrepitosamente.
Prohibían los actos y éstos se realizaban. Acordonaban los edificios
norteamericanos y las bombas estallaban igualmente. Amenazaban con despidos,
igual se paraban las fábricas. Contenían las cosas de un lado y estallaba en otro.
La conciencia obrera había acusado el golpe. Sacco y Vanzetti, trabajadores,
luchadores, simbolizaban la clase obrera. Era una afrenta a todos y había que
decirlo, había que marcarlo. Era imperioso luchar por su vida y por todo lo que
representaban. Eran tiempos en que no había tanto militante sindical
"maduro y realista".
Y el gesto obrero despertó otras conciencias. El caso de Post, ex-subsecretario
del Departamento de Trabajo es un ejemplo. Se incorpora al Comité el 17 de
Agosto de 1927, luego de muchas dudas y finalmente denuncia que la raíz de la
situación se encuentra en las razzias de 1920 contra los militantes. El
profesor de Derecho Penal que revive Howard Fast: "En todo el transcurso
de las vacaciones se sintió desgarrado entre el deseo de irse a tomarse unas
verdaderas vacaciones en las montañas o en la orilla del mar y un sentimiento
de alivio, al poder, después de todo, estar en Boston, estudiando y observando
la fase final del caso Sacco y Vanzetti", y que finalmente comprende el
carácter de clase del proceso, que ellos saben arreglar los códigos cuando les
se necesario, y si no armar pruebas. Que luego de mucho andar entre carpetas y
documentos descubre lo que los compañeros habían comprendido desde el primer
momento, y pone su parte en la lucha.
Abogados, religiosos, intelectuales, se unieron a los trabajadores. La lucha
combativa no aísla. La pelea bien encarada, genera definiciones, solidaridad.
Eso ocurrió.
Por el sentido de esa lucha es que "El Día" del 7 de agosto de 1927
dice: "Agitar banderas rojas sobre los condenados y presentarlos como
víctimas de la venganza de un régimen contra el cual combatían no tiene sentido
y si lo tiene no es el que corresponde". Les duele que los obreros
identifiquen al enemigo, y que lo enfrenten. Preferirían que se hablara
solamente contra la pena de muerte, que se enfrentaran sentimientos, ideas, sin
referencia a la burguesía, al proletariado.
Hubo los que se marginaron. Hubo dirigentes sindicales que eligieron el
balconeo, la "cordura". Al fin de cuentas, decían, ¡Qué podemos hacer
nosotros contra la máquina de la justicia estatal. Dirigentes traidores,
vacilantes de todo tipo. De la pasta de ese espécimen que hoy abunda en nuestro
país.
Las movilizaciones del 27
En la fase final del proceso, especialmente en el mes de agosto de 1927, la
movilización se hace más intensa.
Durante el mes de julio hay paros y manifestaciones en Argentina. El día 23
estallan dos bombas en Buenos Aires. Una en el monumento a Washington y la otra
en una casa de venta de autos norteamericanos.
El 4 de agosto el gobernador del estado denegó el pedido de indulto. Los
telegramas internacionales anunciaban: "Actos de protesta contra la
condena de Sacco y Vanzetti. Las embajadas y legaciones estadounidenses fueron
informadas del fallo del gobernador para que tomen precauciones".
Los trabajadores hacen sus listas negras. En Berlín son publicadas en la
prensa de izquierda las direcciones de embajadas, consulados y agregados
militar, naval y comercial norteamericano. Hacia los símbolos del gobierno
norteamericano se dirige la protesta popular. En diversos lugares se decreta el
boicot a los productos americanos.
El gobernador de Washington hace un alerta a los extranjeros: los que
participen en mítines contra el gobierno serán deportados. En Chicago hay orden
de tirar sobre el primero que se acerque al Palacio de Justicia.
En la iglesia presbiteriana de Filadelfia estalla una bomba: el día anterior el
pastor emitió un discurso condenando a Sacco y Vanzetti. Policías de particular
detienen a los transeúntes que llevan paquetes en Nueva York.
En Ginebra las películas norteamericanas son recibidas con silbidos, aullidos,
discursos de denuncia.
En París prohiben los mitines. Los hacen en las afueras. En Nueva York estalla
una bomba en la casa del alcalde de Baltimore. En Asunción hay paro general.
En Estocolmo, en Londres, en París, en Rusia, en Montevideo, en Buenos Aires,
en Boston, Rochester, Filadelfia, Scranton, Tampa, Detroit, Baltimore,
Kansascity, Newark, Hay huelgas. En la casa de Lewis Mac Hardy que fue miembro
del jurado, estalla una bomba. En el Parlamento resuelven hacer una colecta
para pagarle los daños.
Múltiples son las actividades en el mes de Agosto en la Argentina:
estudiantiles, obreras, de propaganda. En Bahía Blanca y Rosario, por ejemplo,
la huelga obrera es general. En Rosario los huelguistas apedrean los tranvías y
ómnibus que no pararon, así como las casas de comercio que están abiertas. Las
tropas están acuarteladas.
En Buenos Aires se paralizan las actividades el 9 y el 10. El paro fue total en
los servicios de recolección y limpieza, a pesar de las amenazas de la
Intendencia que resolvió que el que faltara esos días era considerado como
habiendo hecho abandono del trabajo. Pusieron pizarras en todos los corralones
con la amenaza. En Buenos Aires las casas norteamericanas no osaron abrir sus
puertas.
Las movilizaciones en Uruguay
El gran paro del día 10 y el multitudinario mitin del 22 de agosto de 1927
Muchas fueron las actividades que se hicieron en Uruguay desde la detención de
Sacco y Vanzetti en 1920 hasta la fecha de su asesinato. Hubo actos,
manifestaciones callejeras, propaganda general, paros obreros.
La bomba en un cubil yanqui. El Jefe de Investigaciones de la Policía había
visitado al ministro norteamericano para informarle que estaban tomadas las
providencias ante cualquier atentado. Se habían apostado policías de civil en
los alrededores de la legación, consulado y residencia de él. De nada le valió.
El 4 de junio de 1926 fue colocada una bomba en la legación cuya explosión
provocó importantes destrozos.
La crónica del diario "El Día" dirá que fueron "detenidas
varias personas sindicadas como anarquistas y complicadas o autores de delitos
de la misma calidad que el que noticiamos". 5 militantes anarquistas son
procesados, Rosigna logra burlar a la represión.
En Uruguay la Federación Obrera Regional (FORU) y la Unión Sindical (USU)
llaman al paro general del día 22 de Agosto y organizan una gran demostración
de protesta. El acto central será en la Plaza Independencia. Cuatro serán las
columnas de manifestantes: la del Cerro avanzando por Carlos M. Ramírez y
Agraciada desembocando en el Palacio Legislativo, la de Unión y Maroñas que
recorrería General Flores y se encontraría con la del Cerro en el Palacio, otra
avanzaría por Av. Italia y la cuarta partiría directamente de la ciudad vieja a
la Plaza Independencia. En el Palacio se haría una oratoria breve y se partiría
por Rondeau hacia Plaza Libertad para encontrarse con la columna que viene por
18 de Julio.
El apoyo fue general, la concurrencia fue imponente. Una multitud rodeó la
Plaza Independencia y muchas cuadras de 18 de Julio, en las bocacalles la gente
estaba apretujada. Como en aquellos tiempos no se usaban altoparlantes ni
micrófonos tuvieron que levantar varias tribunas. El orador que cerró el acto,
a nombre de la FORU, propuso que el paro se prolongara hasta el mediodía del
23, al día siguiente nadie concurrió al trabajo.
El Paro del día 9 de Agosto había sido inmenso. Abarcó también todo el país.
La Jefatura de Policía moviliza a la guardia republicana. El ministro de guerra
acuartela a las tropas y hace venir a la capital al Regimiento 2 de Caballería
que estaba en los Cerrillos.
Los tranviarios no están sindicalizados, y como se teme el contagio destacan
una fuerte custodia militar. Los coches circulan con custodia armada de
máuseres en la plataforma.
Manini Ríos se queja en la Cámara porque los ferroviarios de Peñarol (talleres)
pararon, y reclama custodia del ejército para la próxima vez.
En Mercedes hay paro y manifestación. El Comercio mayorista y minorista también
para. Es el primer paro general exitoso de esa ciudad. En Florida, Rocha,
Salto, La Paz, San José hay paralizaciones y mitines.
El 10 de agosto habrían de ser electrocutados. Se posterga la ejecución para
dar lugar a otra instancia judicial.
En Montevideo se plantea realizar un nuevo paro. Fue negada la posibilidad de
revisar el proceso. Entonces "El País" del 20 de agosto bajo el
título "¿Otro paro?", dice: "¿No podrán los organismos obreros
encontrar otra forma de protesta por Sacco y Vanzetti o por cualquier otro
asunto?... Todo viene a los mismo a no trabajar... el paro del 12, ahora el
paro del 22... ¿no podrán protestar por ejemplo, trabajando el doble?".
La FORU y la USU llaman al paro. Los sindicatos adhieren: la Sociedad de
Resistencia de Obreros Panaderos, el Sindicato Único del Automóvil, el
Sindicato Puestero y Vendedores Ambulantes, el de Vendedores de Diarios, el
Sindicato de Artes Gráficas. No faltó el anuncio de la Federación comercial del
Automóvil y la Cámara de Comercio del Automóvil (importadores) diciendo que sus
casas estarían abiertas que ya se había hecho otro paro, que son muchos los
perjuicios.
Además del paro y mitin en Montevideo hay también paro y conferencia en
Colonia, Trinidad y Paysandú.
El 23 de agosto en lo internacional
Una ola de dolor e indignación recorre el mundo
En Boston se cancelan todos los permisos para reuniones al aire libre para el
domingo 21. Todos los policías son concentrados. En Nueva York se ponen a la
orden a 14.000 policías.
Finalmente, en la madrugada del 23 de agosto, son ejecutados Sacco y Vanzetti.
La democracia americana estaba dispuesta a pagar el precio.
En las primeras horas de la madrugada, al conocerce la noticia del asesinato,
se forma en Buenos Aires una espontánea manifestación por la Avenida de Mayo.
Vuelan las sillas de los cafés, se apedrean las vidrieras. Los obreros, dice la
prensa, llevaban bulones y tuercas.
Los choferes paran. Las centrales obreras preparan el riguroso boicot a las
empresas norteamericanas. Los ferroviarios se adhieren y en algunas líneas se
propicia la idea de no conducir por las líneas ningún producto norteamericano.
Los portuarios se aprestan para no trabajar en los buques norteamericanos ni
desembarcar mercaderías del mismo origen. Las organizaciones obreras preparan
una lista negra.
En Córdoba estalla una bomba en los talleres de la Ford. En el Departamento de
Policía de Buenos Aires se intenta llevar a cabo una huelga de hambre por Sacco
y Vanzetti.
En Rosario, ciudad en lucha por los compañeros asesinados, el Escuadrón de
Seguridad de la Policía, usando sus armas contra un grupo de mujeres y niños
que comentaban la ejecución, hiere a tres niños de bala.
En París la Agencia Norteamericana de Viajes, al conocerce la noticia retiró
inmediatamente las banderas norteamericanas de todos los automóviles que
destinaba al transporte de turistas.
Se prohiben las manifestaciones, tanto en las proximidades de la embajada como
en los grandes bulevares. Se realizan igual. Las vidrieras de los lujosos
comercios del Boulevard Sebastopol caen hechas añicos. Se invaden los cafés de
los Campos Elíseos.
Son arrasados diversos lugares que frecuentaban los norteamericanos.
Ya el 22 hay doscientos detenidos en París, la mitad por negarse a circular, y
40 agentes heridos, 10 de ellos, graves.
En Ginebra la enorme multitud derriba los carteles norteamericanos, ataca los
cine que proyectan Films yanquis, y van contra la sede de las Naciones Unidas.
En Londres se reúnen 6.000 obreros en Hydepark. En Johanesburgo queman una
bandera americana.
En Sidney, Australia, los jefes de ferrocarril despidieron a 1.000 obreros que
trabajaban en la construcción de ferrocarriles y que pararon por Sacco y
Vanzetti. El ayuntamiento de la ciudad, por el mismo motivo despidió a 800
obreros y empleados de la usina eléctrica.
Una manifestación de más de diez mil personas se congregó en Londres y el
gobierno declaró el estado de sitio. En Rotterdam, en Cherburgo, en el Havre,
represión y protesta.
Fueron años de protesta, de movilizaciones, de acción directa, reclamando por
la vida de estos ejemplares militantes obreros y anarquistas. Corrieron la
misma suerte que aquellos otros obreros y anarquistas de Chicago. La clase
enemiga repetìa su frase: "hay que sacarlos del medio, están contra
nuestro sistema". Se ha dicho recientemente que "las movilizaciones
por Sacco y Vanzetti movieron tres veces más perrsonas que la lucha contra la
guerra een Vietnam". Ello da una clara imagen del sentimiento y apoyo que
envolvió toda esta larga pelea contra el cinismo asesino de la clase burguesa y
en defensa de la vida de esos militantes que tanto representaban.
Un día después y el "triunfo" de la burguesía
Y "El Día" comenta entristecido, el 24 de agosto de 1927, "una
movilización que nunca un juicio concitó... Desgraciadamente todas las personas
que intervinieron en el asunto, desde el gobernador Fuller hasta las
autoridades judiciales más elevadas a quienes se recurrió en última instancia
confirmaron el primer fallo condenatorio del juez Thayer... Lo que produjo
(esta movilización) fue una verdadera agonía".
Otra es la opinión de Sacco y Vanzetti sobre esos siete años de pelea:
"Nosotros os hemos dicho que a ese grito inmenso y a ese estallido debemos
nuestra vida. Las fieras sintiéronse quemar encima el pelo y aflojaron el nudo.
De otra manera se hubieran apresurado a entregarnos al verdugo, que en el
silencio de un mala noche, nos habría atado y abrasado sobre la hoguera sin llamas
del siglo XX".
A los compañeros, a los amigos y al proletariado, Sacco y Vanzetti.
La burguesía Yanqui los asesinó. Triunfaron en ese momento, cobraron sus
víctimas. Pero, en definitiva perdieron. Como siempre que se les enfrenta, como
siempre que peleando se hace conciencia, se siembra la rebeldía. Perdieron y
perderán ante los más, ante los que tienen razones y en el combate adquieren la
fuerza. Perdieron, esas gigantescas figuras, esos símbolos universales de los
pobres que son Sacco y Vanzetti por generaciones han estado estimulando las
luchas por justicia y libertad. Y aún hoy tienen mucho que decir.
Ellos lo sabían, con modestia y firmeza
ejemplar lo dijeron:
"Esta ha sido nuestra carrera y nuestro triunfo. Jamás en toda nuestra
vida hubiéramos podido hacer tanto por la tolerancia, por la justicia, porque
el hombre entienda al hombre, como ahora lo estamos haciendo por accidente.
Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores. -¡Nada las pérdidas de
nuestras vidas. -La vida de un zapatero y un pobre vendedor de pescado- ¡Todo!
Ese momento final es de nosotros. Esa agonía es nuestro triunfo".
B. Vanzetti. Al ser condenado a muerte.
El Uruguay de hoy:
Violencia y miseria para los de abajo
Cierran fábricas y talleres. En diversos lugares se despiden obreros a nombre
de reestructuras empresariales. Bajan los salarios. Atacan los sindicatos y
están al orden del día los despido de militantes sindicales. La tercerización y
sus salarios de hambre continúa su desarrollo. Propician el pasaje de trabajadores
a empresas unipersonales. Se quiere destrozar el sistema de Previsión social
asegurando un futuro de hambre para los jubilados, desconociendo
pronunciamientos populares sobre el tema.
Se aprueban proyectos como el de Seguridad Ciudadana que apunta al control y
vigilancia de la población al tiempo que menudean las razzias agresivas,
especialmente contra los jóvenes.
Los conocidos de siempre se juegan enteros por evitar que la corrupción que
practican no salga a la superficie, cuando no hay más remedio, como los casos
del Banco de Seguros y Banco Pan de Azúcar tratan de mediatizarla.
Procuran oxigenar su sistema de descarados privilegios con Reformas
Constitucionales que ningun cambio de importancia traen.
Los ajustes fiscales se repiten y el saque es siempre contra la población que
vive de su trabajo, o de lo que puede. Los organismos internacionales, las
transnacionales y los procesos y decisiones de nuestros colosos vecinos, Brasil
y Argentina, dictan nuestra política fundamental.
Las privatizaciones continúan, por el costado y en contra del terminante
veredicto del pueblo. El respeto a la vida institucional es para la defensa del
privilegio, pero si, casualmente, cae en beneficio de los pobres no vale.
Los problemas de la vivienda, la salud, la enseñanza se tornan dramáticos.
Una especie de ideología económica cubre el horizonte. Los medios de
comunicación la repiten permanentemente. Descollan en ella términos como:
flexibilización, competitividad, productividad, desregulación, mercado, bajar costos,
achicar gastos del estado.
Palabras tras la cuales viene una mayor explotación y miseria para trabajadores
y población en general. Junto a estas y otras palabras va un "estilo"
agresivo que exige "buena letra" para iniciar cualquier diálogo. Los
que incorporan la exigencia de buena letra y sus valores, son los
interlocutores válidos. Gran parte de la "inteligencia" de la
izquierda está en esa. Se trata al mismo tiempo, de endemoniar cualquier
planteo firme, es ultra o radical. Términos estos que quieren sean sinónimos de
desubicación o paranoia. También gran parte de las direcciones de izquierda
están en esa.
Las bandas oficiales para el robo empiezan a salir del anonimato. No sólo las
oficinas de técnicos en "asesoramientos" económicos van quedando al
descubierto. Los propios policías, en el marco de sus rencillas internas,
denuncian bandas compuestas por jerarquías que están aprovechando sus funciones
privilegiados para hacer la suya, tal el caso de Canelones. O aparece ese
símbolo de tortura y crimen: Gavvazzo, con su banda. Banda cuyas ramificaciones
quedaron en silencio.
Los barrios, especialmente los pobres, se inundan de milicos con perros,
patrullas que van y vienen, coches policiales pasando lenta y provocativamente
al lado de la gente, examinándola como objeto propio. Curiosamente los robos a
toda hora se suceden, ello sugiere, cuando no es silencio a voces, que hay
transas de por medio. El asunto es que no se le robe al rico. El robo del pobre
al pobre no preocupa y hasta es una forma "sana" de canalización para
el sistema.
La gente joven que está en una esquina, en la colectiva con un litro de vino,
es chicoteada. Si anda caminando en barra también. En festivales y otras formas
de expresión les están arriba. No hay para ellos ocupación ni horizonte,
represión preventiva entonces.
Multitud de desocupados recorren la ciudad tras un puesto de trabajo. Cuando lo
consiguen la paga es miserable y las condiciones carentes de los derechos que
las luchan lograron en otros tiempos. Las patronales abaratan los costos
quitando seguridad y salubridad en el trabajo. La construcción tiene sus
muertos mensuales.
La legislación laboral se reinterpreta y se complejea deliberadamente. La
telaraña jurídica recorta, quita o mediatiza conquistas por años practicadas.
Los abogados desplazan amplias zonas de prácticas sindicales.
Este es, en suprema síntesis, el panorama general, del Uruguay de nuestros
días.
Solo un camino por delante: la Resistencia
La situación es difícil para los pobres de nuestro país. Lo sabemos. No
crearemos condiciones imaginarias para que calcen con recetas. Asumimos nuestro
tiempo. No será tampoco la primera vez que nuestro pueblo, como tantos otros
pueblos, remonta una situación que le es crítica.
Reconocemos que la miseria ha crecido y que sigue creciendo. Que las
perspectivas inmediatas que hay por delante son poco halagüeñas. Que junto a la
miseria tenemos una situación espiritual de la población que no es la mejor.
Hay cierto nivel de descreimiento general, hay cierta desmoralización, hay
impotencia y sube la desesperación. Pero estos elementos conviven, dualmente,
con aumento de la bronca, con iniciativas buscando soluciones inmediatas a la
cotidiana, con arranques de lucha.
Estamos constantemente bombardeados por una cultura individualista. Todo el
aparato ideológico, con los medios de comunicación a la cabeza, están en eso.
Varios de los factores sociales existentes coadyuvan a cierto clima
individualista. Un grito enfermo alentado oficialmente sobrevuela: ¡que cada
cual cuide y haga la suya!
Se atomizan luchas y grupos sociales. Un efecto de aislamiento recorre la
sociedad uruguaya. Se remarca un mensaje: el interés de la persona y la
"chacrita" debe ser lo fundamental, lo colectivo no paga. El egoísmo
brutal, fundamento moral del sistema capitalista, se eleva a condición sublime.
Los demás no importan. Tratan de generar el sentimiennto de aquel cuento de
Barret donde la madre se sintió aliviada por que el niño atropellado por un
vehículo no era su hijo.
Pero nuestro pueblo, si bien atraviesa un momento difìcil, ha dado pruebas en
su rica historia de poseer reservas solidarias y una sensibilidad que nada
tiene que ver con los mezquinos valores que se intentan instalar.
Ese efecto de aislamiento, esa atomización, ese individualismo que ha ganado
algun terreno debe ser combatido y superado. No es tarea fácil, pero no es un
imposible y es obligatorio hacerlo. El capitalismo puede ser toda esa
bestialidad que se ve, el ser humano no. La solidaridad nos ha legado todo lo
mejor que poseemos. Un tropezón no es caída.
Nuestro pueblo sabe de aspiraciones nobles, de sueños de justicia, de
sufrimientos y de logros sociales importantes.
El modelo neoliberal actual es expresión cruda de como es este sistema de
dominación. Quiere hoy, es lo que mejor fundamenta sus practicas, el vaciado de
valores humanísticos y solidarios de la sociedad uruguaya.
No desconocemos el estado en que se encuentra hoy el movimiento popular. No hay
una capacidad de respuesta acorde a la dramática situación que se vive.
La gran mayoría de las direcciones políticas y sindicales de la izquierda han
ido profundizando su inserción al sistema, adoptando comportamientos y valores
que ayudan a sostener la propuesta de los de arriba y desarman la resistencia
posible de los de abajo.
Un Frente Amplio, donde su fuerza mayoritaria, se inclina progresivamente a
posiciones básicamente de centro, donde ni siquiera sostiene viejos planteos
reformistas.
Una mayoritaria dirigencia sindical que reniega de la lucha y que sólo ve como
válido los espacios que la clase dominante ofrece. Dirigencia que adopta
valores y hasta modismos que son sobresalientes en las esferas del poder.
Responsables directos del descreimiento y debilitamiento existente en los
sindicatos.
El movimiento sindical, por su historia lo más poderoso del movimiento popular,
se encuentra hoy altamente debilitado. Contribuye también a ello el hecho de
sectores industriales semidesmantelados, la tecnificación de muchas grandes
plantas que hoy ocupan pocos obreros, la disminución de puestos de trabajo en
el medio estatal, la desocupación creciente.
Pero, lo que es peor, los sindicatos están casi desiertos. No cuenta ellos con
la estimación de décadas anteriores. Tanto conflicto desangrado en soledad, la
ausencia de propuestas de defensa de la clase obrera, ayudó a crear importante
nivel de descreimiento.
Un recambio de estilo y de gente está imponiendo la experiencia vivida y la
necesidad.
Hay que reconocerlo para encararlo, es uno de los momentos más difíciles de
nuestra historia. Un momento de la sociedad uruguaya donde hay mucho en juego
para el futuro de los de abajo.
De arriba y de los dirigentes "maduros y sensatos" nada puede
esperarse. Hay una dirigencia que "ya fue". Es tranca y no empuje.
En los barrios, en sindicatos, en medios estudiantiles, en sectores jòvenes,
vemos aparecer peleas y resistencias a la miseria y a la falta de perspectivas
que nos ofrecen. Un grito de no resignaciòn va tomando forma.
Es cierto, es de manera dual, y muchas veces intermitente, que vemos aparecer
estas diversas luchas y expresiones. Buena.parte son reivindicaciones diversas
hechas por grupos de población que pelean por tomar en sus manos soluciones
inmediatas a problemas urgentes.
Cantidad de veces estos combates se dan en forma aislada, para su
fortalecimiento y eficacia necesitan de un tejido solidario, de un espacio que
los una en la diversidad.
Muchas son formas nuevas de encare y pelea. Tienen afinidades y diferencias con
las de otros momentos históricos. La lucha en torno al Hospital Filtro es un
ejemplo de ello.
Es la pelea específica de los oprimidos del Uruguay de nuestro tiempo. Puede
ser ella la búsqueda de un camino que vaya encontrando su rumbo. Es la lucha,
la resistencia y los sueños de siempre envueltos en la tela de las condiciones
actuales.
Hay que ir hoy, al encuentro y al rescate del protagonismo popular auténtico al
que la sociedad uruguaya debe gran parte de sus valores humanísticos y de
justicia social.
Ir a la forja, con las características de los nuevos tiempos, de forma comunes
y articuladas de acción popular. Al rescate de nuestra raíz solidaria para
superar el canibalismo individualista.
Reafirmar una vez más la dignidad, la lucha, la solidaridad y la esperanza como
herramientas indispensables para los logros de una mejor vida social.
En tal sentido, la misma pelea de ayer de Sacco y Vanzetti es hoy nuestra
pelea.
Las últimas palabras de los mártires de Boston
"El afecto y el heroísmo de nuestros compañeros de tdo el mundo, la
implacabilidad del enemigo, han hecho que en lugar de haber sido condenados y
muertos en el término de pocos meses, como habría ocurrido si nos hubiéseis
abandonado a nosotros mismos, hemos sido torturados siete años, tres meses y
cinco días, antes de ser quemados vivos.
Sin embargo, estoy contento de que haya durado tanto, pues, si no otra cosa,
será una lección para la reacción americana como para quitarle por un tiempo
las ganas de desahogar su bestial sadismo sobre otras víctimas eventuales que
acecha vorazmente.
Como anarquista me consuela el saber que si la burguesía me hubiese dejado
vivir todos mis días no habría podido hacer por la gran revuelta lo que hice
involuntariamente a través de mi martirio.
...Nos odian a nosotros y a los nuestros; son amigos de nuestros mortales enemigos...
Todo el poder de la reacción esta contra nosotros.
Sí esta es la última, recibid el extremo adiós.
¡Mantened en alto nuestra bandera!
¡Animo compañeros!
Bartolomé Vanzetti.
Muero como he vivido, luchando por la libertad y por la justicia. ¡Oh, si
pudiera comunicar a todos que no tengo nada que ver con ese horrendo crimen...
Mi corazón está lleno, rebosante de amor por los míos. ¿Como despedirrme de
vosotros? ¡Oh, mis queridos amigos, mis bravos defensores, a todos vosotros el
afecto de mi pobre corazon, a todos vosotros mi gratitud de soldado caído por
la causa de la libertad!
...Continuad la soberrbia luucha, que yo también en lo poco que pude, he
gastado mis energías por la libertad y por la independencia humana.
...¿Que culpa tengo si he amado demasiado la libertad? ¿Por qué he sido privado
de todas las cosas que hacen deliciosa la vida? Ningún reflejo de la propia
naturaleza, del cielo azul y de los esplèndidos crepúsculos en las tétricas
prisiones construídas por los hombrres para los hombres. Pero yo no he llevado
mi cruz en vano. No he sufrido inutilmente. Mi sacrificio valdrá a la humanidad
a fin de que los herrmanos no continúen matandose; para que los niños no
continúen siendo explotados en las fábricas y privados de aire y luz.
No está lejos el día en que habra pan para todas las bocas, techo para todas
las cabezas, felicidad para todos los corazones.
Tal triunfo será mío y vuestro, compañeros y amigos.
Bartolomé Vanzetti.
¡No hay justicia para los pobres en América!
...¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran
causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar!
Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los
anarquistas -altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia.
...Por eso muero y estoy orguloso de ello! No palidezco ni me averguenzo de
nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los
labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruída...
Nicolás Sacco
Queridos amigos y compañeros del Comité de defensa.
Mañana, inmediatamente después de la media noche, deberemos morir en la silla
eléctrica.
No tenemos ya ninguna esperanza.
...Hemos decidido, por eso, escribir esta carta para expresar nuestro
reconocimiento y admiración por todo lo que habeís hecho en favor de nuestra
defensa en estos siete años, cuastro meses y once dias de lucha.
El hecho de que hayamos perdido y que debamos partir, no disminuuye para nada
nuestra actitud y nuesttra apreciación de vuestra conmovedorra solidaridad
hacia nosotros y nuestras familias.
Amigos y compañeros: ahora que la tragedia de este proceso toca a su fin,
unamos nuestros corazones, nuestros errores, nuestras derrotas, nuestra pasión,
para las batallas futuras, para la emancipación final. Unamos nuestros
corazones en esta hora, la màs negra de nuestra tragedia. Armaos de valor,
saludad a los amigos y a los compañeros de ttodo el mundo. Os abrazamos a todos
y os damos el último adiós, con el alma desgarrada, pero llena de amor.
Ahora y siempre un viva a todos nosotros, un viva a la libertad.
Vuestros en la vida y en la muerte
Nicolás Sacco - Bartolomé Vanzetti