Carta - Opinión
Federación Anarquista Uruguaya
Febrero/2003
No a la guerra
imperialista y genocida.
El 14 y 15 todos a la acción común contra la guerra.
Un clamor que surge de lo
hondo de mucha gente, de muchos pueblos, está gritando ¡no a la guerra!. Esta
harta de tanto crimen, de tanta sangre regada por mezquindad, de tanto
genocidio. No soporta más la amenaza, la prepotencia, la impunidad del crimen.
Pero los oídos del imperio son sordos, su sensibilidad está encallecida de
tanta canallada histórica. Y el drama se acerca por momento con vestiduras de
melodrama de vieja y mala película de western, sólo que en esta oportunidad la
figura no es un cowboys clásico sino una miniatura histriónica y ridícula. Es
Bush amenazando al mundo y diciendo que en última instancia no le importa un
bledo los organismos internacionales y ese repudio que expresa más de medio
mundo. Como en la película de Chaplin: El gran dictador, le pega al mundo con
el traste. La analogía no es gratuita, el imperio norteamericano lleva adelante
una política de dictadura mundial. De gendarme del mundo quiere pasar a dueño
del mundo. Tiene armas y poderío suficientes para respaldar su ambición y
delirio.
Pone además en circulación en esta coyuntura una ideología de prepotencia,
intimidación y brutal violencia. En base a ello no necesita materiales
complejos para constituirla, basta un pequeño puñado de sloganes que no
resisten rigor alguno. Es la cruzada del bien contra el mal, la defensa contra
el terrorismo que puede surgir detrás de cualquier sombra, es América, la
libertad y el infaltable “estilo de vida” en peligro.
Todo este despliegue imperial mal esconde lo que está detrás, al costado o
donde sea: una estrategia de dominio mundial, de hegemonizar a través del
miedo, de apropiación de riquezas, de campo abierto para las transnacionales,
de solución de problemas económicos internos. Dominio, petróleo y armamentismo
abarcan gran parte del drama.
Pero en las esferas del poder la obra se torna compleja, los juegos son variados,
los malabares están al orden del día, hay gestos oblicuos, piruetas de payaso,
poses truculentas, cálculos miserables, intereses revestidos con principios. Es
el entramado de la infamia, purulento, sin nada sano que ofrecer al futuro de
los pueblos.
Y es igualmente el neohabla orweliano. Los únicos que han tirado las más
brutales armas de destrucción masiva en Hiroshima y Nagasaky se presentan como
los custodios y verdaderos garantes contra ese tipo de armas y destrucción. El
zorro cuidando el gallinero. Pero estos escalofriantes asesinatos históricos
son sólo una perla del rosario de tropelías de este imperio.
Es cierto también que la modalidad de su intervención ha cubierto variados y
perversos niveles: invasiones militares directas, a través de asesores, con
armamentos, sentando bases militares, con trabajos de la CIA, con represalias
económicas, imponiendo relaciones de dependencia cada vez mayor, muchas veces
bien aceptadas por gobiernos títeres.
Ayer fueron los desembarcos de marines de lo que varios pueblos
latinoamericanos tienen dolorosa referencia directa. En los últimos tiempos su
“cruzada contra el demonio” cubrió Afganistán, Pakistán, Filipinas, Yemen,
Somalia, Colombia, Venezuela. Publicitó con desparpajo, además, que había
puesto en su agenda de muerte a países como Corea del Norte. Esto sería después
que masacrara a Irak. Y masacrar es el término correcto, pues han anunciado
como será está guerra: volcando un potencial de fuego diez veces mayor que el
desplegado anteriormente en Irak y Afganistán.
Un sentimiento amargo, de asco profundo, de indignación ante tanta impunidad
asesina anunciada constantemente con bravuconería y cruel desprecio de todo
tipo de respeto a derechos y a la condición humana van sublevando, van
produciendo angustia, desesperación y odio. Es la ideología del gatillo fácil
operando a nivel mundial. Ante este brutal escenario es que bien pueden
entenderse declaraciones, con todo el horror que suponen, como las de Corea del
Norte cuando habla de guerra total.
Si del imperio norteamericano depende nada indica que pueda esperarse una
disminución de su política guerrerista y de acomodar las economías y riquezas
del mundo a sus necesidades. Es el mayor plan de rearme y fortalecimiento del
Pentágono de los últimos 30 años y los medios para ello fueron votados por el
Congreso.
Hoy el blanco es Irak. Su amigo de ayer, por ellos armada hasta los dientes y
por su CIA asistida para otros menesteres. Pero hoy está en medio del camino de
la reestructuración de sus intereses económicos y estratégicos en la región.
Entonces, ese su aliado hasta la guerra con Kuway es el satán que debe ser
exterminado.
La ONU.
Logró EE.UU. inicialmente,
bajo presión constante y agresiva, una resolución de la ONU de una ambigüedad
que mucho lo favorece. Pero pretendía el respaldo total e inmediato que
justificara jurídicamente su genocidio. Pero el pedido era mucho y
escandalosamente arbitrario aún para la ONU. Ese organismo internacional que ha
sido utilizada en su beneficio tantas veces, otras desconociendo sus
resoluciones o vetando aquellos acuerdos que no están acorde con sus proyectos.
Llegó así la ida de los inspectores a Irak para revisar los arsenales y
rastrear en busca de armas de destrucción masiva. El imperio y su actual lacayo
británico ni titubearon un instante en declarar que al margen de los trámites
de las Naciones Unidas y los inspectores ellos sabían que había esas armas y
que estaban dispuestos a atacar en cualquier momento. Movilizaron tropas sin
esperar que terminara la inspección. No les importaba ese trámite, preparaban
su guerra. El despliegue militar en la zona del Golfo Pérsico es tremendo. Se
estima que para mitad de febrero habría ya cerca de 150 mil soldados en la
región. Además de esto, siete navíos de guerra, el portaaviones “Constellation”
que ya está en el Golfo y el “Harry Truman” en el Mediterráneo. Por si esto
fuera poco Rumsfeld planea enviar cuatro portaaviones más a la región. Estos
portaaviones pueden transportar hasta 85 aviones.
Todo esto ocurre mientras los inspectores hacen la tarea encomendada. No
encuentran nada pero EE.UU. dice: que igual marchen preso, que en este caso
sería, igual los asesinamos.
Y llega esa parodia que ofende la inteligencia del mundo y grafica el cinismo
prepotente del imperio. Colin Powel durante 75 minutos presenta “pruebas” al
Consejo de Seguridad de la ONU. Sus “pruebas” no podrían convencer ni a
Caperucita Roja. Como era de esperar su acompañante del eje bélico, Gran
Bretaña (uno de los cinco miembros con derecho a veto) apoyó fervorosamente la
“demostración” de Powel. Hasta el momento China y Rusia que también tienen
derecho a veto se pronunciaron a favor de prolongar las inspecciones. En tanto
Francia y Alemania se han pronunciado contra la guerra.
Europa, intereses y cálculos.
Por momentos algunos
analistas, no todos, nos insinúan que hay una postura de estados europeos ante
la guerra que tendrían una especie de fondo humanista. Nos parece que esto es
un análisis muy ligero y que no tiene presente la política llevada adelante por
los estados europeos en los últimos tiempos y quizás a lo largo de su historia.
Pero tengamos presente, por razones de espacio, sólo estos últimos tiempos. Son
múltiples las medidas tomadas y por ellos acompañadas en el seno de las
Naciones Unidas que significaron miseria y sangre para muchos pueblos del
mundo. Tambíén las políticas internas de represión y supresión de conquistas
populares. Baste decir que este modelo neoliberal que sume en la miseria a
buena parte de la población mundial, por la que mueren millones de personas, es
tarea conjunta de la estructura de poder global en donde están, junto al
hegemónico EE.UU., los estados europeos y sus transnacionales.
Claro que Japón y tantos gobiernos cipayos dan también su contribución.
Y más concretamente, ya que hablamos de Irak, UNICEF ha hecho público que
debido a las sanciones de la ONU, han muerto medio millón de niños iraquíes y
como mínimo otro tanto de adultos. Todos, entonces, tienen las manos tintas en
sangre.
Dos oponentes a la guerra (que en lo puntual bienvenido sea) son grandes
aliados de los EE.UU. en la OTAN: Alemania y Francia. Alemania por su parte
tiene intereses vinculados al petróleo que serían afectados por la estrategia
norteamericana. Es cierto el Parlamento Europeo resolvió por mayoría que
rechaza cualquier “acción militar unilateral”. También lo es que varios estados
europeos, caso España que con fervor alcahuete, acompañado de inmediato por
Italia y otros seis, hacen coro miserable a la propuesta de guerra
norteamericana. Por su lado Putin hace gira para coordinar acción conjunta, hay
que preguntar al pueblo checheno acerca de su sensibilidad pacifista.
Es una gama compleja de intereses económicos, políticos, de tipo estratégico,
de cálculos sobre las consecuencias, de sectores de ideología de derecha, la
que está constituyendo la postura de los países europeos. No puede leerse en
ella ni generosidad ni humanidad. Aparte de ciertas contradicciones e intereses
distintos son coautores en la producción de esa ideología de pensamiento único y
de arrojar miseria lacerante para los pueblos de continentes enteros. Coautores
en el intento de una nueva disciplinación de los cuerpos con miras a generar
una actitud de resignación ante esa miseria atroz de la nueva pobreza.
Disciplinación que incorpore como “natural” a estas nuevas condiciones brutales
de vida así como a la muerte regular que por diversas y perversas causas genera
esta etapa del capitalismo y su cruel modelo. El genocidio como“natural”.
Es pertinente aquí referirnos a esas interrogantes que plantean algunos
estudiosos. ¿Estamos ante un regreso del colonialismo liso y llano?, ¿Es esto
una nueva forma de fascismo?. Pensamos en principio que nada de ello, es
capitalismo. Lo que estamos viendo parece ser sencillamente un despliegue de elementos
constitutivos del capitalismo en una nueva etapa y articulación histórica. Sí,
la actual estructura de dominación mundial del capitalismo “recoge” de lo peor
de las experiencias sociales vívidas, pero además quiere consagrarlo como
“democracia” y “libertad” y no faltaba más: lucha contra el terrorismo.
La auténtica lucha de los pueblos contra la guerra.
Los pueblos de distintas
partes del mundo comenzaron a movilizarse en repudio a la guerra. Veamos sólo
lo que nos dice la prensa de esta última semana.
Al pie mismo del Capitolio, en Washington, se reunieron unas 50 mil personas.
Los oradores denunciaron el militarismo estadounidense y la necesidad de actuar
ahora para detener la guerra.
En Francia, miles y miles de personas manifestaron en todo el país, cuarenta
ciudades: París, Burdeos, Rennes, Marsella, etc. con el lema: no a la guerra
contra Irak.
En Alemania miles de personas han manifestado contra la guerra: Rostock,
Tuebinger, Goettingen. Y está prevista para el próximo 15 de febrero una gran manifestación
en Berlín.
Igualmente hubo manifestaciones en el Reino Unido y en Irlanda. Una de ellas en
Londres y otra en el Aeropuerto irlandés de Shannon que es utilizado por el
ejército norteamericano.
En varios países del medio oriente se realizaron movilizaciones en estos días:
Damasco, Beirut, Ammán, Cairo, Rabat. Algunos millares de manifestantes
desfilaron en Bahrein, sede de la Vª flota norteamericana repudiando la posible
guerra contra Irak.
Hay anunciada múltiples manifestaciones a nivel mundial para el 15 de febrero,
establecido como día contra la guerra.
Pero además de las expresiones callejeras importa, y mucho saber la reacción de
los pueblos ante la masacre anunciada.
Las encuestas indican que en Europa el 61% de las personas están contra la guerra.
Hay países donde el porcentaje es más alto, ejemplo España con el 81% y
Alemania con el 80%. Se estima que dos de cada tres personas en el mundo están
contra la guerra.
Distinta es la reacción del pueblo norteamericano. Desde el gobierno han trabajado
sistemáticamente el odio y el miedo. Los terroristas asedian y entonces como
dice Chomsky: “se trata de mantener a la población en estado de pánico”.
Cierto, ahora mismo montaron un show de “alarma naranja”, casi la máxima, ante
posibles ataques terroristas detectados por los servicios de inteligencia. Un
macabro cinismo que no tiene límites.
El rechazo a la guerra crece, se suman voces, pero la bestia sigue a paso
redoblado. Y las interrogantes quedan planteadas: ¿Tantas y tan variadas
oposiciones lograrán detener el genocidio? ¿O es que las cartas están echadas y
sólo es cuestión de tiempo?
América Latina, el repudio a la guerra y al imperialismo.
Nuestros pueblos hace tiempo
que conocen la guerra imperial. Las militares y las sin misiles. Una guerra asesina
lo ha sido, por ejemplo, el efecto del modelo neoliberal sobre nuestra gente.
Ha realizado una destrucción brutal en ciertas condiciones económicas, sociales
y políticas. Hoy más de la mitad de las poblaciones latinoamericanas están en
la pobreza. Las balas de la miseria aniquilan cuerpos a todo lo largo del
continente. Las armas de la estructura imperial son muchas. Son los bombardeos,
pero también la voracidad de las transnacionales, la ferocidad del G8, del FMI,
Banco Mundial y OMC en la instrumentación de una despiadada política para hacer
que los ricos y poderosos lo sean más y que los pobres se hundan en la
desesperación de una miseria cruel que desde las instancias instituciones del
sistema no ofrece perspectiva alguna. Hoy mismo cuando estamos redactando esto
muere en la argentina una niña de 14 años con 25 kilos de peso víctima de la
desnutrición. Nos están asesinando todos los días. Y es el imperialismo. Esa
palabra que junto a otras como clase no quieren pronunciar tantos
“progresistas” e “izquierdistas” que han internalizado profundamente los
“valores” de este sistema.
Nuestros pueblos sufren pero no duermen. Corren nuevamente tiempos revueltos,
llenos de bronca, rebeldía, urgencias y sueños. Pese a la brutal violencia,
opresión superexplotación y marginación no se disciplinó como querían los
poderosos, no desarrolló una cultura de sumisión. Acumuló odio, anhelo de
justicia, repudio a la arbitrariedad y sueños de libertad. Son múltiples las
peleas que hoy se desarrollan a los largo de América Latina. Sí, son tiempos
difíciles, de luchas desiguales, pero como ayer son tiempo de pelea. Y va
creciendo la esperanza y la convicción de que, una vez más, sólo la lucha
abrirá caminos.
Contra todas las guerras, nuestra solidaridad hoy con el pueblo de Irak, por un
proceso de ruptura que abra horizontes para una auténtica paz con justicia y
libertad.
Puño cerrado contra el enemigo,
mano tendida al compañero.