Montevideo, 20 de marzo de 2003.
Y se produjo lo esperado. La masacre de Irak por parte del Imperio
norteamericano era un horror anunciado. Estaba dispuesto a llevarlo a cabo
fuera como fuera. Bastaba, como dijo recientemente Chomsky, que hubiera una
navajita en Irak. Finalmente ni una navajita fue necesario. Los organismos
internacionales, el "Derecho", el repudio generalizado de los
pueblos, nada importó.
La fuerza bestial es su lenguaje, el mazazo de poder es su historia. Un reguero
de sangre y atropellos es su carta de presentación. Una larga cadena de
infamias tiene en su haber a través de sus intervenciones, sus asesinatos y
juegos macabros de su CIA. Nuestros pueblos de América Latina conocen en su
carne sus efectos: balas y hambre.
Pero este dispositivo no es exclusivo del imperio norteamericano, es el de
todos los días de este sistema. Aplicado, eso sí, acorde con múltiples
condicionantes.
Solo en la fuerza y la violencia descansa este sistema de privilegios para unos
pocos. Acostumbra, claro está, a usar un ropaje con el que cubre su
monstruosidad: instancias institucionales de fantasía, símbolos para justificar
su existencia, mecanismos represivos que aseguran su orden a nombre del orden
general. Hoy está sin ropa y entonces es eso que vemos ahí. Y EE.UU. es la
expresión paradigmática del sistema, es el hegemónico, es el impulsor numero
uno de los diseños mundiales neoliberales que han matado de hambre a millones
de seres humanos. El que asesina a través de la miseria y los misiles.
A no confundirse, es una estrategia fríamente culculada, el imperio
norteamericano quiere más poder, rediseñar el mundo en su beneficio,
disciplinar cuerpos para esta etapa del sistema, ser la primera potencia
económica, quiere también la total protección política a las transnacionales,
quiere el petroleo. Para nuestra zona quiere el ALCA.
El cinismo asqueroso de Bush es cruelmente gráfico de una ideología de poder.
No importa valor alguno y es desprecio total a la inteligencia del mundo. Ni
Orwel pudo imaginar tal desparpajo, la violencia asesina y el miedo legitiman
todo. Una lección que da la historia a tibios y timoratos a quienes piden
permiso para hacer una crítica, a quienes aún creen que en el seno de este
sistema hay lugar para los pobres del mundo.
Es momento histórico de brutal violencia de los de arriba. Pero hay también una
constante histórica: los pueblos siempre han respondido, siempre han resistido.
Con el pueblo de Irak en este momento trágico
Nuestro total repudio al genocidio perpetrado por el Imperio norteamericano y
sus lacayos.
Federación Anarquista Uruguaya.