Montevideo, 6 de setiembre de 2000

Ante la globalización de la miseria
Globalización de la Resistencia

Globalización es la palabra. En términos bíblicos casi podríamos decir: y después fue la globalización. Por momentos el término aparece revestido de ropaje fantasmal. Estaríamos ante un fenómeno sin forma, sin cuerpo, etéreo. Algo que está afuera, que es inaccesible, misterioso y difícil de conocer.
No es redondo ni cuadrado ni oval y hasta puede ser algo que produjo la civilización en su largo transcurrir. Presenta rostro de moderno se insinúa como teniendo el ritmo de los tiempos que corren.
En su torno todo el aparato simbólico nos cuenta que es también productor de un pensamiento virtuoso en su homogeneidad. Ha simplificado la vida intelectual y ética, nos regala un pensamiento único. Lo globaliza todo. Fuera de este circuito no existiría la vida real. Podemos repetir entonces, con los matices que queramos, las sugerencias-exigencias implícitas en este fenómeno fenomenal. Digamos a nombre de esta modernidad cuantas cosas dejaron ya de ser vigentes, cuantos sueños y esperanzas ya caducaron y a nombre de la originalidad arropémosnos con trajes de resignación, con practicas sociales ingenuas e incoloras. Excluyamos del discurso un conjunto de conceptos que son agresivos y viejos. Que finalmente aludirían a una realidad que se ha esfumado en el tiempo.
Una vez más el fantasma inaccesible, complejo, tiene un rostro fundamental. Se trata de abrirse camino a través de esa tupida red de conservación y engaño. Y allí está. Es el viejo y cruel sistema capitalista en una nueva etapa de su desarrollo. Rearticulado a la moda, a los nuevos cambios producidos en diversos terrenos.
Un sistema que en esta nueva etapa presenta entretejidos nuevos. No se trata de decir tontamente que nada ha pasado que esta etapa es igual a la anterior. Pero si se trata de ubicar la continuidad histórica que posee. Esos rasgos fundamentales que son inherentes a su funcionamiento y existencia.
Pronto veremos que es un sistema que ha perdido el pelo pero no las mañas. Que no le sostiene una amorfidad de relaciones estructurales y sociales "modernas" sino claros dispositivos de poder que tejen contantemente beneficios crecientes para esa clase burguesa de amplio espectro y como contrapartida miseria en aumento para una clase que, en esta etapa, debe ser pensada en relación estricta con los cambios operados en el mundo del trabajo y en el ámbito general de los pobres del mundo en esta coyuntura específica.
Sí, hemos dicho clases, también sistema capitalista, hasta debemos agregar explotación, dependencia y dominación. Esto va contra los símbolos que circula ese maravilloso y enigmático pensamiento único, ¿qué será lo nuestro? ¿nostalgia trasnochada? Al decir todos estos conceptos demodee no habrá que descalificar todo este discurso.

La rosada ingenuidad de lo "nuevo" y cuando el lobo global se come a los pobres

Las preguntas más pertinentes parecen ser: ¿como es el capitalismo hoy, cual es su funcionamiento básico, como se articulan sus instancias, que papel asigna a los pobres del mundo; que trato le dispensa a la naturaleza; cuales son sus nuevos dispositivos de poder; sobre que conjunto de mecanismos y símbolos madre se realiza su mantenimiento y reproducción, tiene capacidad de corrección hacia lo justo, cual es su ética?
¿No podremos hoy leer sobre el "alma" del capitalismo "tanto más fácilmente cuando hemos asistido al quinto acto"? Como nos diría Bachelard.
No se nos pasa desapercibida la magnitud de las preguntas. Y que quizás no tengan respuesta acaba en este momento.
Pero estudiosos en ciencia nos han dicho que un primer acierto es plantearse las preguntas adecuadas. Este desarrollo es el que puede llevar a buen puerto. Por el contrario establecer las preguntas y afirmaciones acordes con lo que sugiere el ambiente, en base a puro empirismo preñado de la ideología que campea, es ir hacia fracasos inexorables.

Lo nuevo y su compañía

Nada de lo que hemos afirmado lleva ninguna intención de negar los cambios profundos que han ocurrido en estas últimas décadas. Cambios que obligan a ajustes de estrategias y reconsideración de paradigmas. El manejo fuera de tiempo del instrumental militante, no hay duda, llevaría a dar palos de ciego y ser fácil pasto para la labor del conformismo y para sumergirse en la inserción al ordenamiento existente.
Sabemos que vivimos tiempos de transformaciones, Especialmente en estas últimas dos décadas hemos presenciado una nueva revolución tecnológica. La cibernética ha entrado en la realidad cotidiana, el desarrollo incesante de las telecomunicaciones a poco menos que borrado las distancias, los avances en el campo científico y técnico abren nuevos y cada vez más amplios horizontes al saber humano. La genética hoy nos regala la lectura del genoma humano. Pero todo esto ocurre al mismo tiempo que por lo menos un cuarto de la humanidad carece de los recursos más imprescindibles para sobrevivir. El ser humano ya ha aprendido a pasearse por el espacio infinito, ya nos comunicamos al instante con cualquier lugar del mundo, pero seguimos atado a formas de miseria que cuestionan profundamente la forma de administrar el progreso. Los prejuicios y la segregación racial, el fanatismo religioso, las diferencias de género, el belicismo, las dictaduras, el despotismo político, la carencia de libertades, la corrupción, complementan aquel cuadro de miseria que mencionábamos.
Como si lo enumerado fuera poco, esta forma de desarrollo del capitalismo, nos trae peligros profundos para la sobrevivencia del planeta y de cada uno de sus habitantes. En cifras globales el armamentismo consume mucho más de lo que significaría cubrir las necesidades materiales imprescindibles de las multitudes económicamente más relegadas. Las catástrofes ecológicas son bien conocidas: ríos contaminados, aire irrespirable, cambios climáticos que favorecen y aceleran el avance de la erosión y los desiertos, mientras los saqueos prosiguen en los grandes reservarios del Amazonas, de América Central o de África, convertidos por la furia depredadora en simples obrajes para mayor gloria de sus multinacionales y de algunos propietarios nativos.
Los países "desarrollados", donde residen los centros capitalistas, que han logrado plasmar avances técnicos formidables han sido incapaces de salir de la lógica de destrucción y saqueo de la naturaleza. Y esto no parece ser casualidad.
Es como si aquel incesante avance técnico y científico se complementara con formas de degradación, como si la civilización creada de esta forma no fuera otra cosa que la barbarie tecnificada.

Cuando los crueles no pueden ser buenos

Un estudioso norteamericano, el lingüista Noam Chomsky ha definido al capitalismo como un sistema genocida. Veamos si le asiste la razón a través de algunas cifras y del funcionamiento y decisiones de organismos internacionales que asiste al neoliberalismo globalizador.
Cada vez más fuerzas económicas y financieras influyen de manera poderosa sobre las decisiones políticas de los Estados. En función del poder económico y de la voracidad de los grandes conglomerados transnacionales se trazan políticas estatales. La liberalización económica y el mercado son palabras de orden.
Pero la apertura comercial no se ha dado de igual forma para regiones y países del mundo. Casualmente son los países más dependientes y empobrecidos los que han abierto sus economías mientras que los países dominantes y ricos han puesto trabas en defensa de los sectores económicos propios. La Unión Europea, Los Estados Unidos-Canadá Japón han tenido esa política.
Desde tres organismos internacionales, un centro de poder como el G7 diseña una política económica mundial. Esos organismos que han sido designados como "nueva trilateral" son el FMI, Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Los llamados Estados nacionales han pasado a un segundo plano y sus funciones son más que nada de instrumentación de los diseños globales. Su juego de decisión y democracia clásica son casi inexistentes en estos temas fundamentales.
La OMC se constituyó en organización poderosa. Es autónoma y no pertenece a la ONU. Su influencia es decisiva en materia de comercio internacional. Los últimos sectores incorporados: servicios, propiedad intelectual, inversiones agricultura le confieren aún más poder.
Con la siguiente muestra alcanza para ver la "igualdad" en las relaciones. En la reciente reunión de Ministros de la OMC en Seatle, EE.UU. y la Unión Europea que desequilibraron los mercados mundiales por subvenciones a las importaciones y proteccionismo fueron autorizados a mantenerlas. Mientras que los países del Sur que no han desarrollado política ni proteccionistas ni de subvención, que más bien han tenido que desmantelar su actividad por las imposiciones del FMI se les ha prohibido introducir tales medidas en el futuro. Así de cruda y descarada es la relación de los países ricos, con sus transnacionales a la cabeza, con los países pobres.
Las consecuencias para nuestras poblaciones son obvias. Crecimiento de la dependencia y la miseria general.
Vayamos a algunos datos, ellos se encargarán de esclarecer los efectos concretos de este funcionamiento económico-político del sistema.
Desde 1980 sesenta países se han estado empobreciendo constantemente.
Unos 80 países tienen hoy ingresos per cápita inferiores a los de hace más de una década.
Las diferencias de ingresos entre la quinta parte de la población mundial que vive en los países más ricos eran de 74 a 1 en 1997.Tengase en cuenta que era de 30 a 1 en 1960.
1.300 millones de personas viven con menos de un dólar diario y mil millones no pueden satisfacer sus necesidades básicas de consumo. 160 millones de niños están desnutridos.
Mas de la cuarta parte de los habitantes del mundo en desarrollo no cuentan con algunas de las opciones básicas: vivir más de 40 años, tener acceso al conocimiento y a servicios esenciales. 1.300 millones carecen de acceso al agua potable. Al mismo tiempo vemos como se agotan determinados recursos, por ejemplo en el año 1900 se consumían apenas algunos miles de barriles diarios de petróleo, y en 1997 se llegó a los 72 millones de barriles diarios.
A modo de ejemplo, tenemos también que si todos los habitantes del planeta consumiéramos la misma cantidad de energía que gasta anualmente un Estadounidense tipo, las reservas de petróleo conocidas se acabarían en 8 años.
Por otro lado está el hecho de que las exportaciones mundiales se triplicaron entre 1970 y 1997.
Este proceso ha estado concentrando el poder y marginando a los países pobres, y especialmente a la gente pobre. Algunas de las empresas transnacionales facturan más que el PBI de países enteros.
Otro hecho brutal lo constituyen las multinacionales dedicadas al cultivo y procesamiento de semillas transformadas genéticamente, esto trajo de la mano consecuencias nefastas para bastas poblaciones que viven vinculadas al agro.
Ejemplo de esto son los países Africanos los cuales han visto disminuidas sus cosechas en un 90 %. Además 82 países, la mitad de ellos en Africa, ya no pueden producir ni importar el alimento necesario para su población.
Todos los datos indican que la brecha entre la riqueza y la pobreza se profundiza dando saltos brutales. Nunca en la historia los ricos fueron tan ricos ni hubo tanta pobreza.
Es un sistema que asesina de variadas formas, millones de ellos a través del hambre y la falta de servicio y asistencia sanitaria. Destroza a la naturaleza y a los cuerpos humanos.
A este sistema y su clase dominante, no hay duda la definición de genocida le calza justo.

La resistencia a la opresión una constante histórica

Nos dicen algunos investigadores que siempre que hubo opresión hubo resistencia. Junto a esto podría decirse que la historia indica que este sistema nunca regaló nada a los pueblos, al movimiento obrero-popular. Todas las conquistas relevantes pasaron antes por luchas diversas. Más tarde recién se plasmaron en el plano jurídico. Y hoy, después de un periodo de desacomodo, la resistencia popular comienza a manifestarse a escala internacional.
Son diversas las manifestaciones de resistencia al modelo global neoliberal, digamos algunas: huelgas obreras, plebiscitos populares, huelgas estudiantiles, luchas campesinas e indígenas, por la tierra, por la vivienda, contra la desocupación, por el no pago de salarios, por el agua, contra la impunidad para asesinos, en defensa de DD.HH. de género, ecológicas. Expresamente contra los organismos que instrumentan el modelo hambreador, tal el caso de Seatle. Lugar donde se dio la convergencia de este amplio espectro popular luchando en común.
Esta ola de respuestas a recorrido el mundo: Canadá, Francia, EE.UU. Inglaterra, Perú, Méjico, Ecuador, Brasil, Argentina, Chile. En nuestro país, en escala modesta, también ha estado presente.
Se va vislumbrando que la respuesta de los pueblos tiene que tener una común y fuerte expresión internacional.
La historia de nuestro movimiento popular, especialmente el movimiento obrero, tiene improntas internacionales. Nuestro movimiento obrero, productor de tantas y trascendentes luchas y conquistas, nació vinculado a lo internacional. Sintiéndose parte de los explotados y oprimidos del mundo.
Integrar y participar en una lucha internacional contra esta etapa capitalista, no es más que reiterar un hermoso pasado histórico.

Cuando lo general no anula y sí fortalece lo particular

Tratar de coordinar, de sumar fuerzas a un objetivo común no significa imitar lo que pasa en otro lado, no significa no tener los pies en nuestra realidad. Será fecunda nuestra labor a partir de tener presente nuestra cultura, nuestra historia, las características de nuestro movimiento popular.

Es a partir de ubicar cómo se expresa esa realidad general del sistema en nuestra formación social, que tiene ciertos contenidos específicos, que nuestra voluntad de hacer cosas, de resistir la infamia, de lograr reivindicaciones, tendrá mayores posibilidades.
El trabajo militante pequeño, regular o mediano, el de todos los momentos, construyendo o desarrollando espacios de acción social es el que forma el potencial necesario para los logros. La acción participativa de la gente en las diversas instituciones sociales, en los sindicatos, en los barrios. Rompiendo compartimentos estancos, respetando la diversidad, creyendo en las propias fuerzas, son un camino cierto.
Sin resistencia y solidaridad no hay esperanza. Nada podrá venir de la mano de la resignación y los no se puede. Tampoco escuchando los consejos de la rutina que nos dice que repitamos los caminos que se corresponden con una realidad que ya no existe.
Pero rehacer el tejido solidario es una clave. Desde arriba, desde el poder, hay una lluvia ideológica para fragmentar, para atomizar, las protestas populares. Muchos pedacitos dispersos y divididos pierden eficacia, carecen del potencial necesario, para arrancar tantas urgentes soluciones inmediatas que se precisan.
Es necesario ir al encuentro de formas de organización que articulen lo que está disperso, que todas esas luchas aisladas de hoy, más las que se desarrollen en los tiempos que vienen, se respalden unas a otras. Que un lazo solidario las una.
Es un proceso de encuentro y reconocimiento. Es una superación de prejuicios y esquemas. Es un enfrentamiento al canibalismo individualista en un proceso de construcción de una ideología de resistencia y solidaridad.
Todos los días y en muchos lugares hay espacios para el desarrollo de una acción que enfrente el despojo, la arbitrariedad, la injusticia, la condena a la miseria.
Hoy y aquí hay muchos realizando cosas o buscando un lugar. Quizás no sean suficientes para el enfrentar el desafío de la hora. Pero mañana mismo pueden llegar a serlo. Y con ese espíritu hay que trabajar. La dignidad de los pueblos ha dado muchas sorpresas. Y en tal sentido el nuestro tiene una rica historia.
Objetivos de reivindicación hay muchos, algunos puntuales otros más permanentes. Contra las diversas formas de discriminación, contra la desocupación y por trabajo, con relación a la ley de presupuesto, denuncia y rechazo de los ataques al medio ambiente, de enfrentamiento a esa política que ofrece cárceles al problema de la miseria, de enfrentamiento también a ese intento de alimentar la guerra entre pobres desde el ministerio del interior, contra esa impunidad de los crímenes de lesa humanidad que desde arriba quieren que sea intocable, en solidaridad con Colombia y contra esa nueva intervención norteamericana en nuestro continente. Sabemos que señalamos solo algunas temáticas, que existen muchas más que son igualmente importantes. En lo internacional, o regional, sumar las fuerzas que podamos a esas instancias de repudio y enfrentamiento a la globalización neoliberal.
Parecen ser tiempos y etapas de resistencia. Donde hasta la supervivencia está en juego ante la ferocidad del sistema en esta nueva etapa. Se está caminando. Si hay resistencia y solidaridad hay esperanza.

Con Lucha y Solidaridad caminando hacia lo nuevo