¿Herencia maldita o esencia
estructural?:
175 años de gobiernos blancos, colorados y militares,
dejaron este desastre social que es el Uruguay del 2005. Un país básicamente
productor de alimentos en que; la mitad de la población tiene problemas de
empleo, un tercio vive por debajo de la línea de pobreza, y una décima parte no
llega a cubrir su alimentación básica. Éste es el resultado de la aplicación
del modelo capitalista en sus diversas variantes históricas: Producción y
exportación de alimentos, y como contrapartida, un 10% de la población está sub-alimentada.
La herencia maldita es el problema del reparto. Herencia que es la esencia
misma del capitalismo al que parece estar prohibido cuestionar, y al que
sucesivos gobiernos de diversos colores le han hecho puntualmente los mandados.
Se habló de cambios y de redistribución del ingreso. Tomemos
entonces lo que se ha fijado como Salario Mínimo Nacional, que ha subido a 2500
pesos. Salario que rige en muchas actividades, e incide sobre retribuciones
varias como las jubilaciones y pensiones.
Según este salario, si calculamos 44 horas semanales, se
requieren unas 7 horas de trabajo para comprar un kilo de carne, mas de 2 horas
para costear el transporte y casi 4 horas para un litro de aceite. Mas allá de
las cifras macro-económicas de los técnicos, éstos son los números reales para
los de abajo.
La teoría de las copas que se van derramando hacia abajo, en
este caso no funciona. Parece que arriba han puesto un enorme barril que no
deja pasar ni una gotita. El barril de los compromisos con los organismos
internacionales de crédito es insaciable y no deja margen de maniobra. Pero esa
biblia no puede ponerse en duda, o será excomulgado de este paraíso de
aprovechadores, mentirosos y arrepentidos varios.
Plan de Emer-¿qué?:
De emergencia parece que no tenía mucho el famoso plan. Se
habló de dos meses, pasaron casi cuatro, y parece que hay que esperar dos más.
Inscripciones, visitas, constataciones, vuelta a visitar, y al final de la
odisea, algo mas de medio salario mínimo.
Burocracia y tecnicismo a granel en el Ministerio de
Desarrollo Social, para instrumentar un pequeño paliativo a tamaña urgencia
social. El “buque insignia” del gobierno, con tantos capitanes y burócratas,
aún no ha podido salir del puertito de los proyectos.
Mucho se habla para no
decir:
La calentura tenía que surgir. A los eternamente postergados
se les prometía una manito. Al fín, luego de tanta promesa incumplida. Pero la
cosa iba para muy largo y hubo que salir a reclamar. Con la conciencia o el
instinto, sabiendo íntimamente que a los pobres nunca se les regaló nada, que
lo poquito que hay si es que hay algo, hubo que batallarlo a diario.
Pero ante la mínima expresión de descontento, se pusieron a
armar una especie de “frente común”, encabezado por los dueños de la torta, y
seguidos hasta por algún desorientado y alcahuete dirigente sindical. Haciendo
cálculos y especulaciones con la miseria que ellos no sufren. Que si hay
organizaciones atrás, que los oscuros intereses, que supuestas conspiraciones
con la derecha... Todo palabrerío para ocultar lo que pasa en realidad. En algo
nos recuerda al 2002 y los presos del hambre. Acá lo que hay es hambre y
desesperación. Hay un sector de gente que no puede esperar mas. Y hay también
la soberbia burocrática del Ministerio de Arismendi y la clase política.
Los trabajadores no podemos hacernos eco de ese discurso
anti-pobres; son nuestros hermanos de clase los que sufren la desidia y
opresión de parte de los dueños del país. Un gesto hermano y clasista es tender
una mano para ayudar a organizar a los sectores oprimidos al mango que el
sistema ha generado y marginado.
Y la prensa no podía faltar a la cita. Distorsionando los
hechos, entreverando todo. Haciendo alharaca y gárgaras de democracia con el
pobre argumento de la libertad de circulación, poniendo en un mismo plano de
importancia los diez minutos que pierde un automovilista que la alimentación de
los gurises que están pasando hambre.
Luego con el versito pacifista para encubrir a los
torturadores y asesinos de la dictadura. Presentando como hechos vandálicos, lo
que fue legítima defensa de los manifestantes ante la arbitrariedad policial.
Policía siempre bien dispuesta para cuidar las mansiones de Carrasco y la buena
digestión de los asesinos impunes (siempre que tengan uniforme, o amigos en el
poder). Se habló de “los violentos”. Los violentos son ellos y la clase
política que está encubriendo a semejantes monstruos, con leyes de caducidad,
comisiones para la paz, y toda la parafernalia del olvido obligatorio. Pero el
tema de los derechos humanos no está saldado ni mucho menos. La memoria
colectiva del pueblo sigue rescatando el ejemplo de sus mejores hijos, de
aquellos que se jugaron la vida por una sociedad mas justa, y también
seguiremos señalando a sus asesinos. No habrá olvido ni perdón.
Si de inestabilidad se
trata:
Acá no se trata por el momento de desestabilizar a ningún
gobierno puntualmente. Se trata de la libertad y el derecho a manifestarnos
contra las injusticias con lo que uno tenga a mano. Se trata de la movilización
popular para garantizar los cambios que queremos y creemos necesarios. Como
trabajadores, estudiantes, vecinos del barrio, desocupados, etc. Se sigue
tratando de la vieja lucha de clases.
No nos alcanza la libertad de agachar la cabeza, hasta la
mas cruel dictadura da la libertad de estar de acuerdo. Creemos que los
sectores populares deben reivindicar sus intereses de clase con independencia
respecto de los gobiernos y partidos que ocasionalmente lo ocupen.
Hay que seguir construyendo herramientas organizativas
propias, con la bandera de la independencia política de la clase. Es la única
garantía de cambio a favor de los pobres, no es desestabilizar nada. La
inestabilidad es causada por tanta injusticia, por tanta miseria para los de
abajo y tanta impunidad para los poderosos, y contra eso hay que seguir
luchando. Mas allá del discurso de la prensa, el gobierno y la derecha; hay que
defender el derecho a expresarnos y reclamar lo que nos pertenece.
Y en esto hay que ser claro y no se puede tener dos caras.
No podemos permitir que se siga adelante con los intentos de criminalizar la
protesta social. Nada de amenazas judiciales contra los militantes. La
verdadera paz, sólo vendrá de la mano de la construcción de una sociedad justa,
libre, y en igualdad de oportunidades. En esa tarea habrá que enfrentar a los
enemigos de clase y sus privilegios e impunidades.
En ese camino, los anarquistas de fAu queremos estar
siempre.
Contra la miseria y la impunidad.
Arriba los que luchan
F
e d e r a c i ó n A n a r q u i s
t a U r u g u a y a