Señor Ministro:

Comprendemos lo dificil de su posición, dada las enormes presiones de las que Ud. es objeto. Sin embargo, no podemos concebir que Ud. haya previsto la liberación de Pinochet por razones médicas. Desde cuando los autores de crímenes contra la humanidad pueden escapar a la justicia por razones de salud?

La liberaciónn del Sr Pinochet por motivos humanitarios privaría a las víctimas y sus familiares, como a sus amigos y a los ciudadanos del mundo entero del derecho a la justicia, en circunstancias que aquellos que él hizo torturar y asesinar no benificiaron ni de piedad ni de justicia.

Además, estamos convencidos que la cuestion "humanitaria" esgrimida en el caso Pinochet es superflua pues el Derecho penal español prevé, para las personas de más de 70 años, formas de encarcelamiento adaptadas. Las autoridades británicas no necesitan, pues, adoptar ninguna medida suplementaria.

Hasta ahora habíamos admirado su apoyo inquebrantable a la causa de la justicia. Pero hoy, en que es la propia Margaret Thatcher la que le aporta su apoyo, Ud. está dando un paso cuyo resultado podría ser condenar a las víctimas sobrevivientes del régimen de Pinochet y a los familiares y amigos de los asesinados y los desaparecidos a una nueva tortura psicológica, en el sentido propio y no figurado del término (ver Tribunal Europeo de Derechos Humanos - caso "Kurt contra Turquía" - 25 de Mayo de 1998), una tortura que ya ha durado 25 años y ha afectado gravemente la salud de muchos, algunos de los cuales tienen una edad más avanzada que la del Señor Pinochet.

Continuamos a pensar que la única posibilidad de que se haga justicia en este caso es que el ex dictador sea juzgado en España. Nosotros también habríamos preferido un proceso en Chile pero, como Ud. lo sabe y diga lo que diga el gobierno chileno actual , ello es imposible (ver el informe de la Federación Internacional de Ligas de Derechos Humanos - Marzo de 1999). En este contexto, cuando se habla de juzgarlo por un Tribunal penal internacional o por la justicia chilena, se trata sólo de maniobras dilatorias destinadas a sustraerlo de la justicia europea. Por otra parte, no comprendemos como el Sr Pinochet puede ser considerado demasiado débil para soportar un juicio en España y no para soportat un largo viaje transatlántico y el peso de un juicio en Chile.

Esperamos, pues, todavía con una gran confianza en su amor por la justicia, que Ud. confirmará su posición anterior. El Sr Pinochet debe ser juzgado. No hay tercera vía para los derechos humanos. Éstos sólo exigen verdad y justicia.

Atentamente