CARTA DE LA ODEP A LA SOLIDARIDAD INTERNACIONALISTA

Hemos estado silenciosos durante algunos días, porque llega un momento en
que la acción reemplaza a la palabra. Fuimos miles los que asistimos el
pasado domingo 25 a la FIESTA POR LA JUSTICIA en el Parque O'Higgins. Allí
estuvieron presentes las organizaciones sociales y políticas de la
izquierda, los artistas populares de siempre (Illapu, Rebeca Godoy, el Pato
Manns, Los Tetas, Florcita Motuda y muchos más), la gente anónima que
acudió al llamado desde todos los rincones de Santiago. También asistieron
algunos "artistas" de la política representados por pequeños grupos y
personalidades de la Concertación que logran equilibrarse en la cuerda
floja, al estar en el gobierno defendiendo oficialmente a Pinochet y, a la
vez, estar contra el ex dictador pidiendo que se le enjuicie...

Fue, sin duda, un hermoso encuentro bajo un espléndido sol primaveral al
que llegamos prácticamente con las puras ganas de repudiar al tirano, casi
sin propaganda a no ser la de invitarse unos a otros. Jóvenes,
mayoritariamente, y los no tan jóvenes dando muestras de una buena memoria
que ha sido capaz de resistir la campaña de amnesia de estos años. Allí
estábamos, con nuestras banderas, con nuestras consignas y con nuestra
insaciable sed de justicia.

Quizás sea temprano para festejar. Quizás el avión que el gobierno puso a
disposición de Pinochet enfile rumbo hacia estas tierras alguno de estos
días, trayendo su oscuro cargamento. Quizás algunos desistan ante las
presiones y se conformen con el gesto simbólico (nosotros sabemos bastante
de gestos simbólicos, pero poco de verdadera justicia). Que nos entiendan
los que viven lejos de la patria y los amigos internacionalistas: han sido
9 largos años de rechinar los dientes, de esporádicas explosiones de ira
los 11 de septiembre o el último 11 de marzo, porque el yugo neoliberal
aprieta la vida cotidiana y las conciencias y cuesta desenredar las rabias
y las frustraciones. Hoy todos estamos claros: se acabó la hipocrecía y a
cada cual el discurso y la conducta que le corresponde: los que transaron
las aspiraciones democráticas y de justicia de todo un pueblo en oscuras
negociaciones se han pronunciado en todos los tonos en favor de que el
tirano eluda una vez más la justicia. Algunos lo perdonan fácilmente, como
Ricardo Lagos, que dijo ante las cámaras de la televisión "lo perdono", sin
arrugarse. La Iglesia, detrás del poder político, se une al coro de
lamentos por la salud y la libertad de Pinochet, olvidando a los 6
sacerdotes asesinados por la dictadura.

Las Fuerzas armadas manifiestan su inquietud por su "benemérito" y los
senadores de la derecha olvidan que los eligieron para legislar y no para
defender a su líder ¡En este circo, cada cual hace su número; cuán
aleccionador!

¿Y ahora qué? Lo peor que pueda pasarnos es que continuemos viviendo en el
pinochetismo sin Pinochet. Algunos de los que se embarcaron en el modelo
institucional de la dictadura y detentan cargos públicos ya comienzan a
pronunciarse entre bambalinas por la anulación de la ley de amnistía y la
convocatoria a una asamblea constituyente. Cabe preguntarse: ¿ por qué este
cambio? Abundan las hipótesis. ¿Será que ya es insostenible la campaña de
mentiras a nivel internacional sobre una supuesta transición democrática en
Chile? ¿Acaso ya no se pueden hacer transacciones comerciales sin que
aparezca cada vez el fantasma de los derechos humanos rondando en Chile?

Como ODEP, hemos sostenido intransigentemente que en Chile no hay
democracia y que la transición es una farsa. Los gobiernos civiles post 90
solo son administradores interesados del modelo institucional y económico
heredado de la dictadura; un modelo basado en la impunidad, en la
aceptación explícita de los dictados de Pinochet, en un estado policial, en
el saqueo de nuestras riquezas naturales, en la usurpación de los
territorios de los pueblos originarios  y en la sobreexplotación y el
desprecio de las necesidades básicas de la mayoría de la población. Lo
hemos dicho en todas las instancias de coordinación social y política, lo
hemos repetido ante cada crimen que se ha cometido en estos últimos años y
en la denuncia de cada tortura en los cuarteles policiales. Lo hemos
reafirmado en la defensa del centenar de Presos políticos sometidos a un
régimen de segregación inhumano y en la campaña que desarrollamos por la
libertad por razones humanitarias de María Cristina San Juan y por el
derecho a la salud y la rehabilitación de Marcela Rodríguez. Y lo
seguiremos haciendo con firmeza y decisión, mientras no haya verdad,
justicia y una verdadera democracia con respeto de los derechos humanos y
la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría de los chilenos.

Estamos por un juicio popular a Pinochet. Nos parece que es justo que el
pueblo se pronuncie sobre sus crímenes y violaciones de los derechos
humanos, pero también sobre los graves daños que el modelo económico e
institucional infringe a la convivencia de hoy y al futuro de nuestra
sociedad.  Es legítimo que el pueblo rechace a Pinochet, pero también que
rechace al pinochetismo que impregna al conjunto de las instituciones: la
justicia, el Congreso, el gobierno, y que cierne también su sombra sobre la
vida espiritual y moral de todos los chilenos.

Llamamos a la solidaridad internacionalista a una nueva acción con la causa
de la justicia, la verdad y la democracia en Chile: la noche de mañana
miércoles y hasta al jueves realizaremos una vigilia a lo largo de todo
Chile para esperar el pronunciamiento de las Cortes españolas.

La vigilia central se realizará en Santiago en el local de la Central
Sindical, CUT. Este llamado ha sido suscrito por un amplio arco de
organizaciones sociales y políticas chilenas y nos permitirá reflexionar al
mismo tiempo sobre los alcances de lo que está sucediendo y sobre nuestra
conducta ante las diversas situaciones que puedan presentarse.

POR EL JUICIO Y CASTIGO POPULAR A PINOCHET

ODEP odep@reuna.cl

Santiago, 27 de octubre de 1998