Esos señores con bigotito que fueron.

La siempre sacrosanta Transición vuelve estos días de nuevo a estar en los medios, sobre todo por el empeño de un programa de Antena Tres (el de Pedro Piqueras) en tratar estos temas de la extrema derecha, primero con grabaciones de García Carrés y el 23-F y recientemente con un monográfico sobre la extrema derecha. Es habitual escuchar que en nuestro país no existe la extrema derecha más allá de pequeños grupos residuales. Sin embargo muchos paisanos celebraron los valores del régimen franquista muy activamente hasta años después de la muerte del dictador. ¿Dónde se ha metido ese “franquismo sociológico”? Quizá han encontrado acomodo dentro del reino de Juan Carlos, en donde abundan los demócratas de toda la vida allá donde levantes una piedra. Este artículo pretende mostrar una somera visión sobre estos adaptados y algunos un poco menos adaptados al final del régimen y durante la “Transición”.

Tardofranquismo:

Sobre 1.967 comenzaban a moverse fichas ante la inquietud por el “problema sucesorio” y el “enemigo interior”, comenzaban por fin a hacer mella en la base del acaudillado régimen que, miopemente, lo trató como un mero problema de orden público (esto nos suena ahora ¿verdad?).Carrero impulsó la creación de un estamento militar, con el coronel J.I. San Martín al frente, que deberá coordinar los grupos de propaganda y hacer frente a la “subversión comunista”. A su vez este organismo crea AUN (Acción Universitaria Española) con la misión de captar fieles, infiltrarse en organizaciones, reventar asambleas y manifestaciones…Muchos fueron los grupúsculos violentos que crecieron a su amparo o a la sombra de su tolerancia.

Los sectores falangistas se dedicaron a atacar a los tecnócratas, cuyo candidato para la sucesión era Juan Carlos, mientras que estos personajes del Movimiento querían un régimen presidencialista con un militar al frente.

El punto de partida aglutinante de la extrema derecha es el proceso de Burgos (contra miembros de ETA), en diciembre de 1.970. El gobierno había publicitado mucho el proceso para recabar apoyo popular contra el nacionalismo radical vasco pero en lugar de esto se encuentra con una firme respuesta popular (paros laborales, huelgas estudiantiles, manifestaciones en el extranjero y la petición papal de clemencia).

Son los tiempos en que a la extrema derecha (dentro de un régimen de por si de extrema derecha) le empiezan a temblar los nudillos. Se quejan de la pasividad del gobierno e intentan frenar el llamado aperturismo convocando manifestaciones de apoyo al Caudillo y el ejército, alentadas por las Hermandades de Excombatientes. Inician una serie de presiones.

La Confederación Nacional de Excombatientes había nacido en torno a José Antonio Girón, con un de aura falangista puro (como los que últimamente salen en los programas de Sánchez Dragó), y muy apoyado por la pluma de Emilio Romero.

De otro lado aparece el fenómeno neonazi (CEDADE), ideología nada nueva por otra parte en el núcleo duro del franquismo. Nace alrededor de un grupo de estudio sobre Wagner en 1.965 y mantuvo hasta los setenta muchas connotaciones falangistas, derivando luego hacia el paneuropeismo y el nazismo.

Aparecen en escena también los Guerrilleros de Cristo Rey, que profesaban amenazas y agresiones a sacerdotes, a los curillas más rojos (un poco más que el de “Cuéntame”), para los que incluso el Estado había habilitado una sección en la prisión de Zamora. También llevan a cabo un “cruzada contra la pornografía”, o el asalto a al galería de arte Theo, donde destruyeron veinticuatro grabados de Picasso y robaron otros dos.

Los sectores falangistas más jóvenes no vieron con buenos ojos las subvenciones del Régimen para que no se rebasaran los límites “aconsejables” (estas separaciones del Movimiento están en la base de las distintas falanges en la Transición como después veremos). Se prohibió la conmemoración anual de la muerte de José Antonio en 1.970 y se produjeron duros enfrentamientos con la policía. Dentro del fenómeno revisionista del falangismo podemos ubicar a un tal José María Aznar, como él mismo muestra en sus escritos de juventud.

Desde la muerte de Carrero la extrema derecha tuvo una actuación muy protagónica, con Girón como cabeza más visible (además este no fue desautorizado en ningún momento por Franco). Se produce una oleada de discursos y artículos abogando por la presencia de un militar e invocando al espíritu de la guerra civil, y lo mismo sucederá con Fuerza Nueva.

Transición.

La extrema derecha de la sacrosanta transición que en los cielos esté y en la tierra gobierna operó desde una doble vía: una estrategia de la tensión y una estrategia electoral, ambas entrelazadas.

La aceptación de la reforma de algunos núcleos del franquismo la van dejando sin aliados ni votantes. Así, Alianza Popular incorpora a Unión Nacional Española, el partido de extrema derecha de Fernández de la Mora.

Los grupos falangistas se peleaban incluso en las calles. El falangismo representado aún en las instituciones franquistas de un lado (Círculos Doctrinales José Antonio, Frente Español y los falangistas profranquistas), y otros como el Frente de Estudiantes Sindicalistas, Círculos Ruiz de Alda, Juntas de Oposición Falangista…Muchos nombres con una aspiración: reivindicar el nombre de FE de las JONS. Finalmente el Consejo de Ministros otorgó la denominación de origen al grupo de Fernández de la Cuesta (falangistas históricos profranquistas), y es que ya se sabe que no hay nada como tener contactos. Por otro lado nació la Falange Auténtica, de Pedro Conde, con un lenguaje agresivo, sobre la traición franquista, y que incluso utilizaron textos anarquistas.

Se dieron conversaciones para una estrategia electoral conjunta de la extrema derecha (Fuerza Nueva, Falange Española, Confederación Nacional de Excombatientes y Comunión Tradicionalista), pero las diferencias ideológicas y personales evitaron que fructificara acuerdo alguno. Lo primeros años El Alcázar tuvo una gran importancia, con Girón como cabeza visible (más adelante será Blas Piñar quien le reste protagonismo). La Confederación tenía mucho peso en el ejército y pidió el voto para A.P.Por su parte Fuerza Nueva y FE de las JONS si hicieron un pacto electoral (Alianza Nacional 18 de Julio).

En los primeros años el 20-N parecía el espejo de una extrema derecha muy potente, con participaciones numerosísimas hasta 1.982, sin embargo muchos de los asistentes a estos actos eran votantes de A.P. y U.C.D. (lo que no deja de dar que pensar).

El único partido con capacidad de acción fue Fuerza Nueva. Había nacido como editorial en 1.966 y es en 1.976 cuando se convierte en partido, con los principios de “Dios, patria y justicia” como bandera. Existían diferentes tendencias: los cuadros de mando eran tradicionalistas y la juventud más bien falangistas y atraida por el fascismo europeo. Auténticos camorristas.

La organización del partido creció mucho en toda España, con un frente sindicalista (Fuerza Nacional del Trabajo y Central Obrera Nacional Sindicalista), que fue un fracaso. Muchos miembros de Fuerza Joven tomaron parte en acciones violentas en un clima de permisividad policial: dos de los acusados en los asesinatos a los laboralistas de la calle Atocha, el asesinato de Arturo Ruiz, el asalto a facultades de Madrid y Barcelona…

De cara a las elecciones de 1.979 se retomaron las conversaciones para una alianza electoral. En el referéndum constitucional los votos negativos propugnados por la extrema derecha alcanzó el 8% y esto creo buenas expectativas. Por otra parte la derecha más conservadora se había separado de A.P.(Acción Popular Democrática de Silva Muñoz y Unión Nacional Española de Fernández de la Mora), aunque finalmente dichos grupos no alcanzaron acuerdo alguno con F.N. La alianza sólo alcanzó a FE de las JONS, Círculos Doctrinales José Antonio, Confederación Nacional de Excombatientes y Asociación de Juventudes Tradicionalistas. Se trata de Unión Nacional, que obtiene 400.000 votos y un escaño para Blas Piñar (el único escaño obtenido por la extrema derecha española hasta la actualidad). Las elecciones de 1.982 suponen el derrumbe, los 300.000 votos arrancados a A.P. vuelven a las filas de Fraga ante el miedo a un posible triunfo del PSOE. Este mismo año Fuerza Nueva se disuelve como partido, aunque no cesa en sus actividades.

Lo que hemos denominado como “estrategia de la tensión” se había ido incrementando a medida que fue perdiendo “punch” la opción política. Se trataba de llegar al golpe de Estado de un general involucionista, para lo que se tiene que crear un clima catastrofista, por una parte con atentados, por otra magnificando los atentados de GRAPO y ETA, presentándolos como signo del vacío de poder. Contaban con publicaciones como El Alcazar, muy vinculado con Girón y con plumas como Vizcaino Casas o R. García Serrano; Fuerza Nueva ; El Imparcial, dirigido por Emilio Romero muy favorable a Fuerza Nueva; o el Heraldo Español, tapadera de sectores golpistas.

Los acontecimientos de Montejurra 76 nos sirven para ejemplificar esta manipulación informativa. Los partidarios de don Sixto agredieron violentamente a los miembros del Partido Carlista partidarios de Carlos Hugo frente al monasterio de Irache en el tradicional vía crucis carlista anual. Un centenar de personas infiltradas entre la multitud atacaron con porras y garfios ya antes de que empezara la procesión y posteriormente dispararon con una ametralladora sobre la multitud. La prensa de extrema derecha manipuló los hechos con continuos ataques a Carlos Hugo y hablando de provocación de sus partidarios. En los actos participaron miembros del Frente Nacional Español y neofascistas italianos, franceses, portugueses y argentinos.

La interpretación sobre los hechos de Joaquín Cubero va más lejos que todo esto. En su opinión en la operación participaron directamente hasta tres ministerios del primer gobierno de la monarquía (Gobernación, Secretaría de Presidencia, del Movimiento y varios gobernadores civiles) en colaboración con el búnker franquista. El autor aporta nombres y apellidos de personas que participaron en los hechos y que trabajaron para los servicios secretos del régimen (y algunos posteriormente en el BVE y GAL), otros en terrorismo negro en Italia. El autor llega a interpretar los acontecimientos en relación con los planes de Estados Unidos de favorecer la estrategia de la tensión con el fin de propiciar el ascenso de un partido socialdemócrata. El estudio de Joaquín Cubero aporta líneas de coincidencia entre la administración y la violencia fascista que deberían investigarse.

La prensa de extrema derecha también desarrolló su actividad propagandística en otros procesos de la transición, con ocasión de la legalización del PCE, campañas contra la amnistía como la lanzada por El Alcázar, centrada en Carrillo y con la apelación continua a Paracuellos, o con la legalización de la Ikurriña. En definitiva se trata de demostrar la incapacidad gubernamental de manejar la situación.

Por su parte la extrema derecha continúa con su táctica de tensión. El periodista Gregorio Morán escribía a propósito de la matanza de los abogados laboralistas:

“Lo que nadie puede dudar hoy es que los servicios de información del Estado, por acción u omisión, dieron luz verde a la operación”.

La legalización del PCE se produce el 9 de abril. Fraga declaró ante estos hechos:

“La legalización del PCE es un verdadero golpe de Estado. Que ha transformado la reforma en ruptura, que ha quebrado a la vez la legalidad y la legitimidad”.

Posiblemente el vicepresidente, Gutiérrez Mellado, llevaba días informando a los altos mandos militares, aun así el ministro de Marina, almirante Gabriel Pita da Veiga dimitió y Suárez tuvo grandes dificultades para reemplazarle. El Alcázar aprovechó una nota de prensa del gabinete de prensa del Ministerio del Ejército para publicar “La declaración del Consejo Superior del Ejército. Advertencia al gobierno”.El periódico tuvo que rectificar por orden del Ministerio de Información y Turismo y los responsables de la nota dimitir.

En cualquier caso es evidente que existía ruido de sables en ciertos sectores del ejército y prosiguió la campaña de falseamiento de datos y acusaciones que había de preparar el posible golpe. Fuerza nueva y FE de las JONS participan en la creación de este clima pero parece ser que no fueron invitados a participar en él por las relaciones defectuosas entre Girón y Piñar.

A través de panfletos aparece una organización clandestina de militares de extrema derecha, Unión Militar Española, que después de la fallida Operación Galaxia en 1.978(reuniones en la cafetería con este nombre para secuestrar al gobierno y obligar al rey a aceptar un gabinete de Salvación Nacional desarticulado por los servicios de información), retomará el nombre de una organización de la Segunda República sublevada. Existen además otras organizaciones como Movimiento Patriótico Militar o Unión Patriótica Militar.

Existían al parecer tres proyectos involucionistas simultáneamente en marcha: uno de coroneles dirigido por J. I. San Martín , la “solución Armada” y una que involucraba a militares y civiles con Milans del Bosch y Girón como cabezas visibles. Los tres proyectos creían que la sublevación en Madrid arrastraría al resto de las capitanías generales .Los sectores más radicales y el colectivo “Almendros” rechazaban la línea monárquica de Milans, estos disidentes publicarían tres cartas en El Alcázar.

Parece ser que una de las operaciones de los sectores “duros” prevista para primavera, que sería tomar la Moncloa o las Cortes, se adelantó debido a la inesperada dimisión de Suárez, cruzándose con el golpe “blando”. Los sectores de Milans no querían esperar y apelaban al vacío de poder, en cambio los coroneles de los “Almendros” eran partidarios de esperar. Una vez Milans decidió llevar a cabo sus planes todos los sectores decidieron colaborar en cualquier caso. Esta precipitación ,la falta de coordinación, además de la falta de acuerdo sobre el objetivo último, además de la aún enigmática actuación del rey, fueron importantes factores para el fracaso.

Los golpistas siguieron adelante con sus planes, ahora con la intención decidida de hacer caer también a Juan Carlos y se fijó un golpe para el 24 de junio de 1.981, para secuestrar al rey el día de la celebración de su santo. Este golpe, con la implicación de Girón, fue desarticulado por la policía. Aún se desarmó alguna trama golpista (en octubre de 1.982) pero básicamente la opción golpista había desaparecido ya.

Estas estrategias, electoral y de la tensión, desaparecieron como tal, al menos de la primera plana social, pero cabe preguntarse que ha sido de aquellas personas que la protagonizaron, muchas desde luego vivas y aun jóvenes. Quizá no pensaban que el régimen plenamente transicionado en democracia borbónica les pudiera servir igualmente para sus intereses y se han llevado una grata sorpresa (para ellos), quizá se han hecho buenos chicos demócratas de toda la vida, quizá llevan maletín…quizá no, quien sabe. Esto sólo pretendía ser un repaso.