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Nota informativa La Conferencia de Paz que promueve Elkarri La campaña de recogida de apoyos sociales al proyecto de Conferencia de
Paz que promueve elkarri ha tenido su eje central de actividad hoy sábado 16 de junio en
Bilbao. Desde las 11 de la mañana y hasta las 14.00 h. se han distribuido en el centro de
la capital 30 mesas para recoger firmas y aportaciones de 1.000 ptas. A las 12 del mediodía en el Arenal se ha celebrado un breve acto. Distintas personalidades de la vida alavesa han firmado el documento de apoyo a la Conferencia de Paz. Entre las personalidades que han asistido a este acto y las que no habiendo podido hacerlo han mostrado su apoyo a esta iniciativa se encuentran: José María Arrate, Erramun Osa, Sabino Arrieta, Pedro Larrea, Ramón Zallo, Julio Flor, Xabier Kintana, Natxo de Felipe, Kepa Junkera, Ibon Koteron, Andolin Eguzkitza, Alfonso Dubois, Celina Pereda, José Ignacio Ruiz de Olabuenaga, José Antonio Arana Martija, Jon Ariño, Rosa Rodero, Iñaki Lasagabaster, David Barbero, César Martínez, Paco Letamendia, Mitxel Unzueta, Roge Blasco, José María "Txato" Núñez, Txetxu Ugalde y Yolanda Alzola.
"Buenos días. En primer lugar, queremos agradeceros en nombre de
elkarri vuestra presencia en este acto. También quiero trasladar este agradecimiento a
todos aquéllos que no han podido acudir pero que han enviado su apoyo a la Conferencia de
Paz. Y sobre todo, reconocer sinceramente el compromiso de las personas que están dando
su firma esta mañana en las calles de Bilbao. Tal vez muchas de estas personas se pregunten si dar este apoyo será
suficiente. Si su firma y las 1.000 pesetas pueden contribuir a cambiar las cosas. La
verdad es que debido a la complejidad de nuestro país es normal que surjan estas
interrogantes. A todo ello hay que añadir que este proyecto de Conferencia de Paz
representa una experiencia inusual de trabajo social dirigido al mundo de la política.
Miles de ciudadanos estamos reclamando a los partidos políticos que hagan todos los
esfuerzos necesarios por desarrollar un proceso de diálogo resolutivo. En definitiva, que
sabemos que es difícil, pero que cuentan con todo nuestro apoyo para cambiar las cosas. La mayoría de las personas que ya han dado su apoyo invitan a pensar
que la motivación que puede existir para haber dado este paso es sencilla pero
contundente: "Ya sé que es difícil, pero quiero ayudar. Tengo esperanza". Estas tres ideas encierran la fuerza de este proyecto: realismo para
saber que se trata de un reto muy complicado, compromiso personal y confianza en que la
solución es posible. Algunos dicen que tenemos buena intención pero que no hay nada que
hacer. Se consideran realistas. Sin embargo, a una persona que entiende que todo va a ir a
peor y no deja margen para el cambio se le considera habitualmente pesimista. Tal vez,
realista sea la persona que tiene en cuenta las dificultades, pero que trabaja por
aprovechar las oportunidades que se le ofrecen. Esto es precisamente lo que es la
Conferencia de Paz, realista. El compromiso, por su parte, afecta a todos. Con diferente nivel de
responsabilidad, por supuesto, un proceso de paz necesita de la participación de todos
los sectores de la sociedad. De otra forma, se convierte en un ejercicio de diplomacia que
choca contra las distancias sociales. Y en nuestro caso, la sociedad vasca viene
demostrando desde hace mucho tiempo que está preparada para un acuerdo. Que estamos
dispuestos a ceder parte de nuestra verdad para confluir con la verdad del otro. Por último, en relación a los partidos políticos, da la impresión de
que una de las claves para que la Conferencia pueda desarrollarse con éxito depende de
que sea capaz de presentarse como una oportunidad y no como un amenaza para éstos. El
diálogo político requiere mucha fuerza y audacia. Y un proyecto de estas
características puede despertar más miedos respecto a los cambios de futuro que las
seguridades que ofrece la dinámica política ya conocida. Por eso es muy importante
escuchar las opiniones, aclaraciones y, sobre todo, críticas que puedan ir surgiendo. De
estas opiniones, pero sobre todo de las críticas, se pueden conocer las dificultades que
tiene cada uno para participar. A partir de ese conocimiento se deben incorporar las
modificaciones necesarias para convertir los recelos en oportunidades. La Conferencia de Paz puede ser una gran oportunidad para la sociedad en
su conjunto. Pero, sobre todo, una oportunidad para atender a las demandas de cada una de
las sensibilidades políticas de nuestro país. Si fuésemos capaces de escuchar e
incorporar éstas a la práctica política diaria, nuestro sistema de convivencia sería
mucho más solido y democrático. El reto es apasionante. Construir desde la base de la sociedad una nueva
realidad política de mayor consenso para nuestro país basado en la no-violencia y el
diálogo. Si la Conferencia de Paz sirviese, al menos, para empujar un poquito en esta
dirección, habría cumplido uno de sus objetivos más difíciles. 16 de junio de 2001 |