La política de adaptar para velocidades de altas prestaciones los tramos ferroviarios comunes de los corredores Levante y Mediterráneo le está reportando cierto respiro al Ministerio de Fomento y a los promotores más entusiastas del AVE Madrid-Levante: aquellos que anunciaron, hace un año, que las obras comenzarían justo por estas fechas. Según se mire, porque, lo que se está vendiendo como obra AVE son precisamente unas inversiones que arrancan de hace al menos cuatro años, cuando públicamente aún no se había planteado siquiera una línea de la alta velocidad entre Madrid y Valencia.

Estas obras son precisamente la modernización de la línea entre Albacete y Valencia, que sirve a los corredores Levante y Mediterráneo y a algunos de los trenes con origen y destino en Murcia.

Inicialmente, iba a quedar adaptada para velocidades de 200/220 kilómetros por hora (con doble vía electrificada de ancho español), que era lo más plus de entonces. Ahora, este tramo entre ambas capitales, que suma unos 245 kilómetros, se está adaptando para altas prestaciones, entre lo que ya hay hecho y lo que falta.

Aunque el Ministerio de Fomento lo considera sin dudarlo de alta velocidad, hay tramos ya acabados sólo aptos para los 220 kilómetros por hora, y otros en los que los proyectos se están cambiando sobre la marcha para abrir más el radio de las curvas y poder alcanzar la velocidad AVE de más 300 kilómetros punta.

Así se encuentran las obras del AVE de Levante que Fomento considera iniciadas en los tramos que serán comunes para Valencia, Alicante y Murcia:

• Albacete-Villar de Chinchilla: Tramo de unos 34 kilómetros que ya está en servicio para velocidades de 200/220 kilómetros hora. Cuenta con traviesas monoblock polivalentes que permiten, en el futuro, adaptar la vía al ancho internacional. Esta operación se realiza con una maquinaria especial que efectúa el trabajo en un tiempo que se considera récord. Toda la vía entre Albacete y Valencia contará con este tipo de traviesas.

• Villar de Chinchilla-Almansa: También conocida como variante de Alpera. Se trata de unos 45 kilómetros que están en obras desde hace un año. En los proyectos iniciales, el tramo estaba previsto para 200/220 kilómetros por hora. Se ha rectificado para soportar velocidades de 300 kilómetros/hora con radios de curvas más anchos. Se espera que esté en servicio en un año.

• Almansa-La Encina: La asistencia técnica, estudios y proyectos se licitaron verano y fueron adjudicados el pasado viernes por el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), que lo ha dividido en tres subtramos de 9 kilómetros cada uno.

• La Encina-Xátiva: Tramo de 70 kilómetros que se encuentra en servicio para 200/220 kilómetros hora. En La Encina se incorporan al corredor Mediterráneo los trenes talgo y arco procedentes de Cartagena, Lorca y Murcia con destino a Valencia, Barcelona y Francia.

• Xátiva-Valencia: El GIF también publicó en el BOE de agosto los anuncios de este tramo, dividido a su vez en seis subtramos, que adjudicó asimismo hace tres días. Entre ambas poblaciones se habilitará además una tercera vía. En Valencia se ha abierto recientemente un debate sobre el efecto barrera que ocasiona la red ferroviaria en la zona de La Ribera en caso de inundaciones.

Sobre este modelo ferroviario, parece clara la intención del Ministerio de Fomento de que Valencia cuente con dos líneas de AVE con Madrid: una a través de Albacete aprovechando las obras y las líneas ya en marcha; y otra más directa a través de Cuenca y Motilla del Palancar.

En teoría, este mes (un año después de la cena en Madrid que reunió a los presidentes autonómicos y al ministro Arias Salgado) debe darse a conocer la propuesta definitiva sobre los trazados no comunes del AVE (lo que se conoce como el tronco principal), y sobre los que, al menos públicamente, no existe consenso entre los presidentes de las comunidades autónomas implicadas.

El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, no oculta su predilección por la variante de la opción A que dio a conocer el pasado mes de julio: aquella que une Madrid con Aranjuez, Tarancón, Cuenca y Motilla del Palancar. Y desde esta última con una bifurcación hacia Valencia y Albacete (para continuar a Alicante y Región de Murcia, amén de su prolongación a Valencia.) En su última comparecencia parlamentaria, el ministro pidió consenso sobre la base de esta determinada propuesta.