El Gobierno español participará en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Johanesburgo (26 de agosto al 4 de septiembre) sin haber cumplido sus principales compromisos internacionales. El incumplimiento de los Convenios Internacionales aprobados en Río de Janeiro, hace ahora 10 años, y la no elaboración de la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible, son ejemplos del nulo interés del Gobierno Español en el Desarrollo Sostenible.

En la Conferencia de Estocolmo, en 1972, y en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, precedentes de la Cumbre de Desarrollo Sostenible que se inicia el lunes que viene en Johanesburgo, se firmaron importantes tratados internacionales que desgraciadamente no se han cumplido. Pero en los últimos 10 años no sólo no se han solucionado o aminorado los problemas ambientales y sociales, sino que se han agravado. Actualmente la población mundial supera los 6.200 millones de habitantes, el doble que en 1972 y 800 millones de personas viven en la extrema pobreza. Cada año se pierden 14,6 millones de hectáreas de bosques. El dióxido de carbono en la atmósfera se ha incrementado en un 32% respecto al siglo XIX, y además la acelerada globalización económica avanza sin tener en cuenta que causa una terrible degradación ambiental y una enorme brecha entre ricos y pobres.

Por ello, la Cumbre de Johanesburgo es la última oportunidad a nivel global para cumplir con los acuerdos internacionales, siendo necesario que se establezcan ya no sólo objetivos concretos, sino también acciones, plazos y recursos económicos concretos, sorteando las dificultades en las negociaciones que serán presentadas por Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados. Solo con compromisos y actuaciones concretas y valientes, al más alto nivel político, se podrá evitar el fracaso de la Cumbre de Johanesburgo, los grandes discursos ya no son suficientes.

Incumplimientos del Gobierno español
El nulo interés del Gobierno español en el cumplimiento de los Convenios y compromisos adoptados en la Conferencia de Río de Janeiro son sin duda un mal precedente para la Cumbre de Johanesburgo.

En lo que se refiere a convenios internacionales, en Río de Janeiro fueron aprobados los Convenios de Biodiversidad y el de Cambio Climático, ambos ampliamente incumplidos por el Gobierno español. En lo que se refiere a la conservación de la diversidad biológica el primer Gobierno del Partido Popular llegó a elaborar la necesaria Estrategia Nacional de Biodiversidad, la cual tras su presentación fue olvidada sin llegar a aprobarse en Consejo de Ministros y sin haberse desarrollado. En lo que se refiere al Convenio de Cambio Climático, y pese a la ratificación del Protocolo de Kioto, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en España han aumentado un 33.7% entre 1990 y 2000, mientras que en el año 2001 ya superaron el 35%.

Sin duda, uno de los incumplimientos más importantes de cara a la Cumbre de Johanesburgo es la falta de elaboración de la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible. Dicha Estrategia, cuya elaboración se inició en junio del 2001, todavía no ha sido elaborada por el Gobierno, existiendo únicamente un "Documento de Consulta" que no ha pasado de ser un listado de buenas intenciones, sin compromisos, ni plazos marcados, además de haber sido elaborado, como ya es tradicional en este gobierno, sin la participación de las organizaciones sociales y órganos institucionales de participación ciudadana.

Además, el gobierno español perdió la oportunidad de jugar un papel histórico durante su turno de Presidencia de la Unión Europea (primer semestre de 2002) fomentando la sostenibilidad y potenciando la organización de la Cumbre de Johanesburgo. Sin embargo, mostró su total desinterés por los temas ambientales, relegando a un tercer plano el seguimiento de la Estrategia Europea de Desarrollo Sostenible, y el proceso preparatorio de la Cumbre.

Ecologistas en Acción, que estará presente en Johanesburgo, emplaza al gobierno español y a todos los gobiernos participantes en esta Cumbre, a cumplir los tratados firmados, dejando atrás la retórica y la falta de compromisos concretos.