Una fuga en la central térmica de ACECA, situada en la localidad toledana de Villaseca de la Sagra, ha sido el origen de un desastre ecológico de tremendas dimensiones y sin precedentes en Castilla-La Mancha. El vertido de 25.000 litros de fuel-oil en el Tajo, que tuvo lugar el martes, llegó a lo largo del día de ayer unos diez kilómetros río abajo, hasta el azud de Higares, donde se comenzó a trabajar en su extracción a marchas forzadas en cuanto fue posible. El vertido se produjo tras rebosar el combustible de un tanque de la central, por cuatro fallos encadenados en el control y accionamiento de los sistemas de evacuación y almacenamiento. sí lo indicó ayer, en Toledo, el secretario de Estado de Aguas y Costas, Pascual Fernández, quien afirmó que el vertido, que calificó de «grave» por haber originado una mancha contaminante «muy importante», estaba «controlado» en el azud de Higares, y que no existía riesgo de contaminación aguas abajo. No quiso cuantificar los daños en la flora y fauna hasta que no finalizase la evaluación.

Fernández lanzó un mensaje de tranquilidad e indicó que no existe ninguna posibilidad de que el agua contaminada afecte a los vecinos de la poblaciones próximas ni a los usuarios de regadíos, ya que ese agua habitualmente no se utiliza para consumo humano, sólo para regadíos, y también se procedió a su cierre.

Según explicó, el vertido se produjo entre las 6.00 y 8.00 horas del martes, cuando el fuel-oil almacenado en un tanque de día de la central térmica, con una capacidad de 150 toneladas, empezó a rebosar y verter su contenido al Tajo.

El secretario de Estado de Aguas y Costas afirmó que se produjeron cuatro fallos encadenados, en la sonda de nivel, en el sistema de alarma interno, en la boya y en la red de drenaje interna, produciéndose el vertido de unas 25 toneladas del combustible, que fue avanzando lentamentemente por el río hasta llegar al azud de Higares.

Apuntó que resulta «díficil» que fallen cuatro sistemas a la vez y no descartan que estuviesen en mal estado, pero también planteó la posibilidad de que se debiese a una casualidad. En todo caso, dijo, esperarán a que finalice la investigación que están realizando para determinarlo. La central comunicó, sobre las 10.00 horas, a la Confederación Hidrográfica del Tajo y a la Consejería de Medio Ambiente que se había producido un vertido, que calificaron de «entidad menor». No obstante, se mandó a unos técnicos a ver la situación y cuando se constató la gravedad de los hechos, el MIMAM puso en marcha una cédula de actuacción coordinada, integrada por la CHT, Protección Civil, Delegación del Gobierno, y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Ayer, los efectivos desplazados al azud de Higares, unos 100, trabajaban en la extracción del vertido, con un equipo de cisternas y skimers, que se volverá a almacenar en la central. Posteriormente, se procederá a la limpieza manual de los márgenes del río, con sustancias biodegradables, y a la recogida de los peces muertos, y esperan que en el plazo de unos dos días esté totalmente recuperado el río. Paralelamente, el MIMAN ha iniciado un expediente informativo sobre lo acontecido y una vez recaben todos los datos, procederán a delimitar las responsabilidades y sanciones pertinentes. Según dijo, en vertidos incontrolados de estas características se ha procedido a imponer sanciones de hasta más de 100 millones de pesetas. Por ultimo, afirmó que la central sigue funcionando con normalidad, después de tomarse las medidas necesarias para que no se vuelva a producir un hecho de estas características. Reconoció que este tipo de centrales están algo obsoletas, y en concreto la de ACECA —propiedad de Iberdrola y Unión Fenosa—, construida en 1967, había presentado un proyecto de reconversión.

Reacción en la central

Ayer mismo, y ante la tremenda alarma social generada por este accidente, la central térmica de ACECA aseguró que tenía previsto iniciar con urgencia un estudio de impacto ambiental y, de paso, preparar un plan de restauración y limpieza de la zona afectada. Se estima que los efectos del vertido se empezarán a observar dentro de una semana, especialmente en la flora y la fauna acuática por la falta de oxígeno. El coordinador del Area Química del Instituto de Catálisis y Petróleo, José Luis García Fierro, explicó ayer que el fuel está formado por hidrocarburos pesados que se concentran en la parte superior de las aguas, lo que impide que el oxígeno llegue a los seres vivos que habitan en el medio acuático, causándoles la muerte, dijo García Fierro. «Para impedir que se propague el vertido y que cause más daños ambientales es imprescindible la separación del fuel por decantación», apuntó García Fierro. Otra de las posibles soluciones es la disolución del gasóleo con detergentes.

Por su parte, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente puso en marcha a las seis de la tarde de ayer un dispositivo de trabajo para la recuperación de las aves que se han visto contaminadas por el vertido. Este dispositivo consiste en la recogida de las aves, fundamentalmente patos, que se han visto afectadas por la contaminación y su traslado a un centro de recuperación de emergencia que se ha instalado en la antigua fábrica de perdices de Olías del Rey (Toledo), ubicada detrás de la antigua Escuela de Caza del Gobierno regional.

Los profesionales de la agricultura también mostraron ayer su preocupación por este incidente. Así, ASAJA anunció la celebración de una reunión con los agricultores de la zona, para analizar las repercusiones que el escape de combustible pudiera tener en los cultivos agrarios de regadío de esta comarca y, en su caso, comenzar a cuantificar daños y solicitar indemnizaciones por las posibles pérdidas económicas ocasionadas. Según ASAJA, la imposibilidad de regar durante estos días, recomendación formulada desde el Gobierno, podría ocasionar graves pérdidas económicas, sobre todo a los productores de maíz, cultivo que necesita un importante aporte hídrico durante el periodo estival.