El portavoz de Greenpeace para asuntos nucleares, Carlos Bravo, cree que la empresa propietaria de la central de Zorita, Unión Fenosa y el lobby' nuclear «están presionando» al Gobierno para que esta planta siga funcionando porque «temen el efecto dominó y creen que si cae ésta luego vendrán las demás».

En una entrevista concedida a EFE, el representante de Greenpeace considera, sin embargo, que mantener esta central abierta es una «irresponsabilidad», por lo que siguen insistiendo en pedir al Gobierno que no renueve el permiso de explotación que cumple el próximo mes de octubre.

Viejos problemas

Enumeró los «graves y viejos problemas» de seguridad de la central de Almonacid de Zorita (corrosión en la vasija, generador de vapor o presionador), a los que se unen otros que han ido apareciendo con la labor de control del inspector residente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y que «Unión Fenosa tenía ocultos desde 1989».

Entre las deficiencias que han aflorado últimamente citó Carlos Bravo problemas en el sistema de refrigeración de la cúpula y recinto de contención, algo que es básico para extraer el calor del núcleo del reactor en caso de accidente radiactivo.Acusó a Unión Fenosa de «haber cambiado el procedimiento para que las medidas de caudal de agua fueran falseadas, lo que demuestra que la central -que inauguró Francisco Franco en 1968- ha estado incumpliendo sus propias bases de diseño y vulnerando muchos de los parámetros y directrices del estudio final de seguridad».

A ello se añade -agregó- el problema de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) «es casi más dependiente de la industria nuclear que de la Administración, pues hasta la propia presidenta del CSN, María Teresa Estévan Bolea, se declara pro nuclear y hace propaganda" en este sentido.

En lugar de imponer sanciones, el CSN lo que hace -dijo Carlos Bravo- es ejercer una «labor totalmente permisiva y de manga ancha y lleva desde enero dando exenciones» y por ello piden también la reforma legal del CSN para que funcione con total transparencia y en este sentido puso el ejemplo de los EE.UU. donde los fallos de las centrales nucleares se hacen públicos en internet.

Otro de los argumentos el cierre de la central alcarreña es su escasa aportación a la producción energética nacional, un 0,54 por ciento, «irrelevante».La potencia generada en España entre todas las fuentes y sistemas energéticos es de 53.000 megavatios.