Greenpeace hace saltar las alarmas en la central nuclear de Zorita

Seis activistas burlan la seguridad y se suben a la cúpula para exigir el cierre de la planta  
(La Verdad de Albacete, 26 de Abril de 2.002)

Unos treinta miembros de Greenpeace de diversas nacionalidades consiguieron acceder a primera hora de la mañana de ayer a la central nuclear de Almonacid de Zorita (Guadalajara) en demanda del cierre de las instalaciones. Seis de los activistas se encaramaron a la cúpula de la planta y otros 20 se encadenaron a las puertas de la central. La acción de los ecologistas obligó a detener la actividad del centro, que volverá a ponerse en marcha en cuestión de días una vez se compruebe su seguridad tras este incidente.

Los ecologistas desplegaron pancartas con los lemas Zorita, cierre ya y Nuclear, no con el objetivo de exigir el cierre de la planta al Gobierno central y denunciar «la peligrosidad de la central que padece graves problemas de seguridad», según explicó el responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo.

Violación de la seguridad

Cuando los ecologistas se acercaron a la cúpula de la central para encaramarse a ella un guardia de seguridad efectuó un disparo al aire, aunque la tensión no tuvo mayores consecuencias, ya que «se le aclaró que era una protesta pacífica», indicó Carlos Bravo. Poco más tarde del mediodía, cinco horas y media después de que los ecologistas ocuparan la cúpula de Zorita, se dio por finalizada la protesta tras haber obligado a la central a parar su actividad y al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a activar un plan de emergencia por «violación de la seguridad física» de la planta.

Al mismo tiempo que el CSN anunciaba la apertura de una investigación para conocer con detalle lo ocurrido, los seis ecologistas fueron trasladados al Centro de Clasificación y Descontaminación de Bolarque (Guadalajara), situado a 5 kilómetros de Almonacid de Zorita, donde se les sometió a revisiones médicas para comprobar el grado de radiación al que pudieron estar sometidos.

«Esta acción pacífica de protesta demuestra que las centrales nucleares son instalaciones cuya seguridad no se puede garantizar», afirmó satisfecho Carlos Bravo, para quien «se ha podido comprobar el decrépito estado de esta vieja central que hay que cerrar porque alargar la vida de las centrales es la mayor de las irresponsabilidades». Unión Fenosa, propietaria de Zorita–la central más antigua de España, que funciona desde 1968– está a la espera de que el CSN decida en octubre si amplía o no el permiso para que continúe funcionando conectada a la Red Eléctrica Nacional. Tanto el Gobierno de Castilla-La Mancha como los grupos ecologistas coinciden en pedir su cierre porque consideran que mantener en funcionamiento una central de estas características supone un grave peligro. Según Greenpeace, la central lleva décadas ocasionando graves daños pues, además de sus residuos radiactivos, la incidencia de cáncer de tubo digestivo en la comarca de Almonacid de Zorita es tres veces más alta que la media nacional y los trabajadores de la central están expuestos a altas dosis de radiación.

 

Habrá «sanción importante»

EFE MADRID

La presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), María Teresa Estevan Bolea, anunció ayer que impondrá una sanción «muy importante» a la central nuclear de Zorita (Guadalajara) por la entrada de miembros de Greenpeace en sus instalaciones, incidente que calificó de «lamentable» y «deplorable». «La central no puede permitir que unas personas entren en sus instalaciones de la forma que han entrado, con cámaras y mochilas, e instalarse en la cúpula durante horas y horas», afirmó.

Comentó que en esta ocasión han sido activistas de Greenpeace pero «podían no serlo» y «sobre todo después del 11 de septiembre cuando el CSN ordenó a todas las centrales reforzar las medidas de seguridad conforme a las indicaciones internacionales».

 
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