Se celebra la Cumbre del Clima en Marraquech

Japón afirma que ratificará el Protocolo de Kioto  
(Área de Ecología de IU, 6 de Noviembre de 2.001)

Japón ratificará el Protocolo de Kioto aunque EE.UU. no lo haga, según ha reflejado la prensa nipona. El Gobierno japonés se ha comprometido a ratificar el Protocolo de Kioto para la reducción de gases contaminantes, según ha afirmado el 5 de noviembre de 2001, la prensa nipona. La información coincide con la celebración en Marruecos de la Cumbre del Clima de Marraquech, que reúne a representantes de 180 Estados, con el objetivo de concluir el texto del Protocolo, que aún no ha sido ratificado por ningún país y que debe quedar definitivamente terminado el próximo día 9.

Según el diario japonés Asahi Shimbun, "si se firma un acuerdo durante la conferencia, la ministra de Medio Ambiente, Yoriko Kawaguchi, informará a su homólogo en EE.UU. de que Japón se prepara para la ratificación". En el mismo sentido el portavoz del Gobierno japonés, Yasuo Fukuda, ha manifestado que "continúan las negociaciones con EE.UU. y les pedimos que sean constructivos sobre este tema". Fukuda se preguntó si tendría sentido alcanzar un acuerdo que no implicara a los países que producen las principales emisiones. EE.UU., que emite el 25% de los gases que provocan el efecto invernadero, está presente en este encuentro sólo en calidad de observador, debido a que en la anterior cumbre, celebrada en el mes de julio en Bonn, renunció a formar parte del Tratado.

Sin embargo, defensores del medio ambiente de Washington han mostrado un cierto optimismo ante la idea de que la Administración de EE.UU. se acerque a ese acuerdo internacional. Durante una reunión informativa patrocinada por la Red de Acción del Clima de EE.UU. algunos ecologistas manifestaron que Bush ha moderado su postura desde que rechazó los acuerdos contra el efecto invernadero, provocados por las emisiones de CO2. El científico del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales, Daniel Lashof, explicó que presionarán a la administración pública de EE.UU. para que sucumba ante la evidencia del éxito del Protocolo, que está secundado por todos los Estados sin esperar a la presencia de EE.UU. Según los expertos estadounidenses, "Washington contribuyó a la creación del tratado que ahora rechaza. La ironía de la actual situación es que el protocolo de Kioto es una creación de EE.UU. (apoyado por la anterior Administración), cuyo volumen de emisión de gases de efecto invernadero es la más alta del mundo".

La Red de Acción del Clima, una coalición que agrupa a más de 200 organizaciones defensoras del ambiente, ha exigido a los Gobiernos reunidos en Marraquech que apoyen un proyecto de expansión de las energías renovables a más de 2.000 millones de personas en el mundo. Este proyecto pretende combatir el cambio climático proporcionando a "2000 millones de personas un acceso a fuentes seguras de energía con el fin de satisfacer sus necesidades básicas como el abastecimiento de agua, la preparación de los alimentos o la electricidad", según ha declarado el responsable de campaña de Cambio Climático de Greenpeace, Paul Horsman.

Ecologistas en Acción, ante la Cumbre del Clima de Marraquech, que se inició el 29 de octubre de 2001 en Marraquech, ha solicitado que se endurezcan las sanciones previstas en el Protocolo de Kioto para los Estados que incumplan, y que los mecanismos de control y verificación sean transparentes y admitan la participación pública.

Se está realizando otra nueva cumbre del clima, la 7ª Conferencia de las Partes del Convenio Marco sobre Cambio Climático, y por primera vez en un país africano. Tiene intención de ser la cumbre de la terminación del Protocolo de Kioto. Este acuerdo de reducción de emisiones era el principal objetivo de la 3ª Conferencia de las Partes, que se celebró en Kioto en 1997, pero la falta de verdadero propósito de llevar a cabo esas reducciones por parte de algunos Estados, liderados por EE. UU., ha retrasado cuatro años su terminación.

Desde el principio, el Protocolo fue poco ambicioso en sus objetivos pues una reducción global del 5,2% en las emisiones de seis gases de efecto invernadero se contemplaba ya entonces como insuficiente, y el tiempo corre en contra de la naturaleza y de la calidad de vida. Pero además se incluyeron métodos de abaratar la consecución del 5,2%, los llamados mecanismos de flexibilidad, que reducirán el alcance del Protocolo.

En la reciente cumbre de Bonn se logró la aceptación por todos los Gobiernos excepto el de EE. UU., de un documento de acuerdo en casi todos los temas en discusión, abriendo por fin el camino a la ratificación. Pero el precio por obtener el consenso ha sido muy alto, porque el inicial 5% se puede quedar en un 1 ó 2% de reducción efectiva debido al comercio de emisiones y la amplia admisión en el acuerdo de sumideros de carbono.

No va a existir una cuota mínima obligatoria de cumplimiento de la reducción con medidas domésticas, así que los "mecanismos de flexibilidad" se podrán usar ampliamente. No hay limitaciones para el comercio del CO2 "fantasma" de Rusia y Ucrania. Los sumideros (bosques, cultivos y pastos), se convierten en una herramienta esencial de cumplimiento del Protocolo en algunos Estados, y aquellos que no tengan bosques o pastos podrán buscarlos en territorios en desarrollo, pues se ha aceptado la plantación de árboles y la reforestación como mecanismo de desarrollo limpio a pesar de que puede amenazar sistemas ecológicos naturales y encierra una gran incertidumbre como regulación estable del CO2 en la atmósfera.

Se han dejado para la cumbre de Marraquech temas de gran importancia, como son la capacidad de aplicar sanciones, y los mecanismos de verificación y control de todo el proceso. Las sanciones propuestas son realmente leves: por cada tonelada en exceso que emita un país cuando se revise el cumplimiento entre 2008-2012, deberá reducir en 1,3 toneladas más en el segundo período de cumplimiento, que es algo todavía por determinar. También debe presentar un plan de acción para corregirse y se le prohibe utilizar el comercio de emisiones. Eso es todo, ni sanciones financieras ni pérdida de derechos. Algunos países (Japón, Rusia y Australia) se han opuesto a que las consecuencias de incumplimiento sean legalmente vinculantes, pero cabe pensar ¿qué interés va a tener cualquier Estado en reducir sus emisiones si no va a pasar nada por dejar de hacerlo salvo, tal vez, la presión de sus votantes?.

Para Ecologistas en Acción si el Protocolo de Kioto ha de servir para algo son necesarias sanciones más fuertes y sistemas de control efectivos y transparentes, que estén abiertos al escrutinio público tanto en la publicación de los incumplimientos de los Gobiernos respecto a los planes de reducción doméstica que deben preparar, como a la elección de los proyectos que se lleven a cabo en otros Estados dentro de los mecanismos de desarrollo limpio, los de ejecución conjunta y los de sumideros de carbono.

 
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