JOSÉ FIDEL LÓPEZ/ALBACETE

La Consejería de Agricultura y Medio Ambiente ha puesto punto final a un grave problema ecológico que venían denunciando desde hacía tiempo los vecinos de la urbanización de Casas Viejas: la existencia de una gigantesca escombrera ilegal convertida, además, en vertedero de todo tipo de residuos. Según indicó ayer el concejal de Medio Ambiente , José Eduardo Martínez Valero, la historia más reciente de este asunto arranca el pasado marzo. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil remitió un informe del estado preocupante de esta escombrera a la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente.

Posteriormente, en abril, la Junta de Comunidades, tras reunir los oportunos informes, comunicó al propietario de la enorme parcela en la que esta escombrera ha ido creciendo sin cesar que prohibiera nuevos vertidos, «advirtiéndole de los riesgos a los que se enfrentaba de acuerdo con la Ley Regional de Residuos», dijo Martínez Valero, quien apuntó que tras aquello, «las empresas de contenedores y cubetas al servicio de la construcción han dejado de depositar allí sus residuos».

Ilegal e incontrolado

«Estamos hablando de un vertedero ilegal e incontrolado», apuntó el concejal de Medio Ambiente, para quien la situación era «insostenible» para los vecinos de Casas Viejas, urbanización en la que existen no menos de 350 viviendas. Al respecto, el delegado provincial de Agricultura y Medio Ambiente, Manuel González, confirmó la información, añadiendo que «en función de la normativa regional, hemos iniciado un expediente al dueño de la escombrera, que puede o no acabar en sanción, y le hemos indicado que debe impedir que sigan depositándose allí residuos».

Así las cosas, ahora la situación pasa porque las empresas de transporte de residuos de la construcción han perdido el lugar de vertido al que acudían diariamente. ¿Cuál es la solución? Para el concejal de Medio Ambiente es sencilla, «pueden acudir a las escombreras legales que funcionan en la provincia, en Chinchilla hay una y otra en la carretera de Murcia, aunque quizá el problema es económico, a estas empresas les resulta más económico verter los residuos en la escombrera de Casas Viejas que en las otras dos».

El edil socialista comentó además que algunas de las empresas que se dedican a realizar este tipo de transportes «han sido objeto de alguna sanción municipal».

Pero como se ha apuntado, este asunto no es nuevo; La Verdad ya lo denunció hace no menos de dos años. La cosa es sencilla; sobre una enorme superficie las empresas de transcubetas de Albacete depositaban diariamente toneladas y toneladas de escombros procedente de la demolición de viejos edificios, de su rehabilitación o de la construcción de nuevos bloques de viviendas. Restos de todo tipo de maquinaria, mobiliario fijo de cocina o de cuartos de baño, sanitarios, cubiertas, puertas, ventanas, revestimientos de piedra, barandillas, escayolas, tierra, vigas o pilares han sido depositados sobre decenas de montones en esta enorme parcela a la que se accede por un camino de tierra. Al margen de estos materiales, más o menos contaminantes, en el entorno de las escombreras nacieron auténticos vertederos de todo tipo de basura.

Gestor de residuos

Martínez Valero comentó que de acuerdo con la normativa autonómica sobre residuos, deben ser las empresas de la construcción o las empresas de transporte de este tipo de materiales de desecho las que busquen un gestor de estos residuos. Sin embargo, el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de Albacete (Apeca), Bienvenido Rosa, señaló en su momento a este diario que «estamos ante la ley de la selva, si este problema existe es debido a que el Ayuntamiento no tiene nada regulado».

El presidente de Apeca pidió hace un año al Ayuntanmiento que tomara nota de lo que se hace en otros municipios, en especial, de la zona de Levante, «donde funcionan vertederos especiales, donde se les da tratamiento a los escombros, hasta los que los constructores, pagando una cuota, llevan sus desechos». De la misma manera, se refirió a Las Palmas de Gran Canaria, donde funciona no sólo un vertedero, sino una planta de tratamiento.