Primer paso en firme para que la línea Baeza-Utiel, a su paso por Albacete, deje de ser en el ferrocarril que nunca existió para pasar a engrosar el listado de Vías Verdes que desde 1993 viene recuperando el ministerio de Medio Ambiente en colaboración con la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Y es que en virtud de un convenio firmado ayer por sus máximos responsables, la Diputación provincial de Albacete ha encargado a la Fundación la elaboración de un estudio sobre si es factible convertir en una ruta para la práctica del ecoturismo los 140 kilómetros del trazado Baeza-Utiel que discurren entre Albacete y Villapalacios y asimismo, identificar la senda por la que trascurría esta línea entre Albacete y Casas Ibáñez, 60 kilómetros más o menos.

Para afrontar el coste de estos estudios, la Diputación va a conceder a la Fundación una subvención de 48.720 euros (más de 8.106.000 pesetas). El plazo de entrega de los informes es de 5 meses, ya que según indicó el presidente de la corporación provincial, Pedro Antonio Ruiz Santos, esta institución –que ha aglutinado la apuesta por este proyecto de 15 municipios y de colectivos ecologistas– aspira a convertir lo que viene siendo desde hace años solamente una quimera «en una auténtica realidad», y todo ello, con la vista puesta en transformar lo que todavía queda del Baeza-Utiel en polo de desarrollo económico, más concretamente, en punto de interés turístico.

Posibilidades

El diputado provincial de Medio Ambiente, Ramón Sotos, dijo que siendo realistas, la recuperación como vía verde del trazado Sur –el que va desde Albacete al límite con la provincia de Jaén– es mucho más factible que la del trazado Norte –desde la capital hacia la Comunidad Valenciana–, «y ésto es así porque muchos de sus tramos no están ni siquiera identificados en estos momentos».De lo que no se puede hablar es de plazos concretos en los que esta línea de ferrocarril fantasma comenzará a tener una utilidad social, y quizá, una rentabilidad económica, aunque según el presidente de la Diputación, la corporación provincial está trabajando lo más ágilmente posible para que ésto sea una realidad en el plazo más breve de tiempo. Una vez que los informes de la Fundación de Ferrocarriles Españoles estén concluidos, el siguiente pasó será el encargo del proyecto concreto de adaptación del trazado férreo a ruta ecoturista apta para aficionados al senderismo, a la bicicleta e incluso, al caballo.

El proyecto técnico se realizará con el apoyo económico de la Junta de Comunidades, y posteriormente, las obras precisas –no hay que olvidar que la idea incluye la restauración de las viejas estaciones como albergues y zonas de descanso– serán subvencionadas, dentro del programa de Vías Verdes, por el ministerio de Medio Ambiente.

Tampoco existe un presupuesto de lo que pueden costar estas obras, aunque se calcula, por experiencias anteriores, que la recuperación de cada kilómetro de vía abandonada supone un desembolso de unos 30.000 euros (sobre 5 millones de pesetas, aproximadamente).

El presidente de la Fundación, Carlos Zapatero Ponte, adelantó que todos los proyectos que se han llevado a cabo dentro de este programa –auspiciado asimismo por las instituciones europeas– se han realizado en colaboración con el máximo número de colectivos y entidades; hasta la fecha, ya se han recuperado 1.000 kilómetros de vía en desuso y 300 kilómetros de trazado están ahora en obras, algunos de ellos en Castilla-La Mancha.

La idea despierta el interés de empresas de la provincia

El diputado provincial de Medio Ambiente, Ramón Sotos, desveló ayer que el proyecto ya ha desatado el interés entre empresarios de la provincia, e incluso, aseguró que José Luis García, de Triturados Albacete –y conocido dirigente empresarial– tiene intención de transformar la estación de Robledo y parte del trazado en un complejo para el turismo ecológico. El sueño de convertir este trazado ferroviario inútil en algo práctico no es nuevo, sino que viene de antaño, pero parece que ahora viene el intento definitivo. Las obras de esta línea se iniciaron en 1927, y de manera irregular, continuaron hasta 1964, cuando un informe del Banco Mundial desaconsejó su entrada en funcionamiento. Pero para aquel entonces, ya era demasiado tarde, ya que el Estado español había invertido cientos de millones; es más, para cuando se paralizaron se estima que sólo quedaban unos tres años de obras. Túneles, puentes, estaciones, vías... En el trazado Sur se había realizado el 78% de las obras; en el recorrido hacia el Norte no se alcanzó el mismo porcentaje, pero los trabajos iban muy adelantados.