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| Bono no sabe jugar | |
| Carta abierta a Bono, tras su inaguración del campo de golf de Albacete | |
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Pérez Pena. 2 de Mayo de 2.002) Un campo de golf no es un maizal, ni Albacete es la campiña inglesa, ni Bono es Jospin aunque quiera ser Chirac; y sin embargo el golf, Albacete y Bono guardan relación con el maizal, la campiña inglesa y con Chirac: todos están unidos por el hecho de ser un disparate. Se miente más de la cuenta por falta de fantasía y hay muchos que no saben que la verdad también se inventa. Y nos topamos con discursos cargados de cifras en el que nos dicen que un campo de golf gasta menos que otro de maíz; pero no se dice que los dos gastan mucho, además de contaminar fuertemente las aguas subterráneas y superficiales. No es necesario recurrir a la mentira, ni criminalizar a los que no se identifican con el ocio de la élite económica provinciana; nuestro único delito consiste en intentar poner remedio a los problemas medioambientales y sociales, generados por los que acostumbran a pasar todo por el sonido de la caja registradora. Bono tiene un problema cuando piensa que puede coger la cuchara con el tenedor por una razón muy simple: no se puede satisfacer a todos. Él regula su tiempo y, últimamente, su reloj gira a la derecha. Don José sabe muy bien que la derecha regional, también la otra, es montaraz y poco estética; un margen que utiliza para dosificar sus excesos, convencido como está, que decisiones como la del golf no le pasarán factura política, por la simple razón que él, no le hace asco a los votos que se depositan con la mano en la nariz. La realidad francesa de los últimos días nos ha permitido descubrir el papel que le gusta jugar al Presidente: nunca querría ser Jospin, eso le haría pasar por rojo (¡ Jospin un rojo!); su papel es el de un mero Chirac: discutido por todos y a la vez reivindicado como el mal menor. Sus chapuzas con el agua, no pueden ser resueltas arremetiendo contra la izquierda pequeña, cada vez que le recuerda que es el único político del PSOE que defiende el PHN del Gobierno (por razones personalistas); un plan cuestionado y criticado por sectores progresistas y ecologistas, por el hecho de tratar el agua como una mera mercancía, al alcance de aquellos que tengan el suficiente dinero para comprarla. En toda arbitrariedad siempre quedan cosas en entredicho, en este caso la facilidad que tienen los que firman los cheques para estirar las leyes. Pero no sabíamos que la firma de un manifiesto de apoyo a una candidatura electoral llevaba consigo la firma de un contrato para romper los candados del PGOU y construir un campo de golf en la ribera del río Júcar, en una zona de especial protección. Pero hay una cosa que no debe de olvidar el Don para no acabar convertido en un necio, y es confundir el valor con el precio. Seguramente, dentro de unos años, cuando los pueblos tengan dificultades de abastecerse de agua por escasez y por estar contaminada, tendrá que soportar la culpa de no haber sabido trabajar por una nueva cultura del agua, que repare los desmanes llevados a cabo por aquellos que, el otro día, se rompían las manos en aplausos. Pero es nuestro deber recordar al rey que, en algunas ocasiones, el rey está desnudo. |