Se entiende por contaminación lumínica el resplandor producido por la luz artificial que se pierde y se escapa hacia el cielo procedente, principalmente, del alumbrado público. Está demostrado que esta contaminación lumínica –una de las más desconocidas entre la población– supone un gasto energético no necesario, estimado en decenas de millones de pesetas anuales. Si bien el impacto ambiental de la contaminación lumínica no puede eliminarse totalmente, con las medidas adecuadas, puede reducirse notablemente, lo que redundaría en el consiguiente ahorro energético de los ayuntamientos.

Con este objetivo y esta filosofía, la Concejalía de Obras e Infraestructuras del Ayuntamiento de Albacete ha decidido cambiar las luminarias de la Avenida de Ramón Menéndez Pidal que, con una antigüedad estimada en 45 años, no están convenientemente preparadas para evitar la citada contaminación lumínica. Según explicó el titular de esta cartera, Vicente Gómez Rosa, el proyecto consiste en cambiar las actuales luminarias opacas esféricas que proyectan la luz hacia arriba y no al revés. Para ello, se colocarán una nuevas luminarias que en su parte superior llevan instalado un reflector para que el resplandor sea dirigido hacia la vía pública.

Gómez Rosa se mostró muy concienciado con la contaminación lumínica y el despilfarro energético que supone el alumbrado público: «Las farolas –puntualizó- proyectan la luz hacia todas partes, lo que ocasiona una contaminación en la atmósfera que influye en el medio ambiente y en el medio urbano». La causa principal de la contaminación lumínica es el mal diseño de las luminarias de tipo esféricas que envían parte de la luz por encima de la horizontal. La utilización masiva de este tipo de luminarias por algunos ayuntamientos ha hecho incrementar el nivel de contaminación en los últimos años. Por este motivo, el concejal de Obras e Infraestructuras significó que desde hace algunos años «Albacete cuenta con farolas que emiten la luz hacia abajo y sólo en la Avenida Menéndez Pidal quedan ya las antiguas».

El cambio de las luminarias en esta transitada y céntrica avenida supondrá un desembolso de 1.846.000 pesetas y su ejecución se iniciará la próxima semana, puesto que el proyecto ya está adjudicado.

En este mismo aspecto, Vicente Gómez Rosa destacó que el Plan Integral de Iluminación de la Ciudad de Albacete reducirá considerablemente la contaminación lumínica y el despilfarro energético, puesto que las farolas y luminarias que se están instalando proyectan el reflejo hacia abajo. Con ello se evitarán los efectos y consecuencias negativas que conlleva la contaminación lumínica como el incremento de las facturas energéticas del ayuntamiento, la producción de residuos radioactivos que implica la emisión de gases a la atmósfera causantes de la lluvia ácida que destruye los bosques, la emisión del CO2 (dióxido de carbono) que provoca el calentamiento global del planeta (efecto invernadero) y los efectos contaminados producidos por residuos tóxicos. De la misma manera, unas luminarias inadecuadas pueden provocar inseguridad vial como el deslumbramiento a los conductores y peatones, efectos medioambientales sobre la vida de los pájaros y otros animales o la pérdida de la visión del cielo estrellado.

Volviendo al Plan Integral de Iluminación, el concejal responsable del proyecto anunció que en un plazo de 15 ó 20 días será puesta en funcionamiento la nueva iluminación de los barrios de la Vereda y Santa Teresa, cuya modificación ha supuesto una inversión de más de 70 millones de pesetas.

La actuación ha consistido, según informó Gómez Rosa, en sustituir el cableado aéreo y de fachada por el subterráneo y en instalar un tipo de farola más pequeña en avenidas y calles anchas, con el fin de que la luz no se vea entorpecida por los árboles de ambas barriadas. La última fase se desarrollará durante la Feria y una vez que se hayan encendido las nuevas farolas se procederá a retirar las viejas. Las próximas acciones dentro del Plan Integral de Iluminación de la Ciudad de Albacete corresponden a los barrios Polígono de San Antón, San Antonio Abad y San Pablo, por un presupuesto ya consignado de 170 millones de pesetas.