«Contaminación y salud»

Un año más, Ecologistas en Acción ha presentado su Informe sobre la calidad del aire en la aglomeración formada por Valladolid y Laguna de Duero. Los datos del año 2006 son, desgraciadamente, casi tan malos como en años anteriores, a pesar de que las condiciones meteorológicas no han sido las peores de los últimos tiempos. Nos encontramos ante una atmósfera cargada de sustancias contaminantes que necesita de actuaciones decididas para recuperar una calidad compatible con la salud de las personas.

Cuando se ofrecen estos datos siempre aparece una corriente de opinión, encabezada por las autoridades municipales y autonómicas, que tiende a trivializar resultados tan negativos. Las variantes de sus argumentos recuerdan a la táctica del calamar, echar tinta para despistar. Hay algunos que se reconfortan con aquello de “mal de muchos, consuelo de ...” y se plantean preguntas retóricas sobre la calidad del aire en otras ciudades en las que ellos no tienen ninguna competencia. Otros llevan el asunto hacia un ataque de “los ecologistas” contra los automóviles y su industria. En ambos casos se pretende olvidar el problema principal. A saber, que los valores que alcanzan dos tipos de contaminantes, las partículas en suspensión y el ozono, son incompatibles con la salud de vecinos y vecinas. ¡Triste papelón el de quienes olvidan sus competencias en un asunto tan delicado como la salud!

Para aquellos escépticos que piensan que el asunto no es tan grave, nada mejor que darse una vuelta por la gran cantidad de estudios que, en los últimos años, han elaborado la Unión Europea o la Organización Mundial de la Salud. En todos ellos se recoge que la mala calidad del aire de las ciudades provoca enfermedades importantes y acelera la muerte de muchas personas. También señalan que las muertes prematuras asociadas a la contaminación, principalmente por partículas en suspensión, alcanzan unos niveles muy superiores a los de las otras “dos grandes plagas” de las sociedades modernas, las producidas por accidentes laborales y las asociadas a los accidentes de tráfico. La única diferencia es la inmediatez. La contaminación es un topo persistente que socava la salud de casi todos y acelera la muerte de algunos, los más débiles.

En esas condiciones, no queda margen, ni para el escaqueo ni, mucho menos, para las ocurrencias o los debates estériles. Hay que poner manos a la obra de manera inmediata y en serio. El sentido de las medidas a tomar es unívoco: lograr que el principal foco de contaminación, la combustión de los motores de los vehículos, funcione menos en la ciudad. Valen todas aquellas propuestas que vayan en esa dirección. Diseño de recorridos peatonales atractivos y sin obstáculos para que la mayor parte de nuestros desplazamientos puedan hacerse con comodidad, cambios sustanciales en los ciclos semafóricos para que vehículos y peatones tengan un trato más similar, carriles privativos y formas más rápidas de cobro para que los autobuses municipales tengan mayores frecuencias y sean más rápidos. Propuestas que ya han experimentado otras ciudades y que están dando buenos resultados.

Lo que no vale, y también está contrastado en otros sitios, es querer todo a la vez. No se puede pretender llenar el centro de aparcamientos rotatorios y pretender que los coches no invadan nuestro casco histórico. En este asunto, como en tantos otros, hay que elegir. Desde Ecologistas en Acción pensamos que la elección es clara: entre nuestra salud y la supuesta comodidad de los conductores no hay ninguna duda. Apostamos por mejorar la calidad de nuestro aire para mejorar nuestro bienestar. Y además puede lograse sin perder ni comodidad ni accesibilidad a todos los lugares. Exijamos a las autoridades que transiten, decididamente, por esta senda.

Miguel Ángel Ceballos Ayuso
Ecologistas en Acción de Valladolid