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Y SUEÑAN LOS NADIE CON SALIR DE
POBRES
(Comunicado
redactado para la concentración realizada en la Plaza
San Juan de Dios en protesta por las muertes de inmigrantes
en el Estrecho)
- "...y sueñan
los nadie con salir de pobres,
- que algún
mágico día llueva de pronto buena
suerte;
- pero la buena suerte
no llueve ayer, ni hoy, ni mañana ni nunca;
- ni en lloviznita cae
del cielo la buena suerte,
- por mucho que los
nadies la llamen
- y aunque les pique la
mano izquierda,
- o se levanten con el
pie derecho,
- o empiecen al
año cambiando la escoba.
- Los nadie: los hijos
de nadie, los dueños de nada.
- Los nadie: los
ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo
la vida, jodidos, rejodidos".
Que no son, aunque sean. Que no
son, decía en esta poesía Eduardo Galeano. Que
no son sino cifras en las estadísiticas del
Ministerio del Interior. Que no son sino números a la
hora de engrosar las listas de fallecidos y desaparecidos.
Ningueados, que hasta las cifras ocultan, no con la
vergüenza que debería darles, sino con el oscuro
interés político. Son nadie porque los
inmigrantes cuentan poco en el mercadeo de los votos.
Ningunos, ningueados. Y jodidos,
rejodidos... hasta perder la vida, aunque nunca llegaron a
perder la esperanza. Aunque no supieran que al otro lado de
la orilla había voces, tal vez pocas, pero
había voces que querían dar aliento y
solidaridad. Murieron en el Estrecho los dueños de
nada, porque se lo quitamos todo.
Sentados en sus sillones de cuero
repujados, confortablemente ambientados, acompañados
de algún que otro whisky de doce años, los
poderosos de la tierra discuten en interminables
conferencias sobre la bondad de los derechos humanos. Muchos
van a celebrar que hace 50 años se proclamó la
Declaración Universal... Constituirán
bienintencionados Comités para conmemorar tan
importante evento. Harán largas proclamas y se
producirán centenares de pronunciamientos.
Mientras los nadie, los que no
tienen nada, los ninguneados, seguirán pasando
frío, carecerán de las mas elementales
condiciones de vida, pasarán hambre e incluso
perderán la vida, intentando acceder a un mundo
mejor.
Esta sociedad está enferma.
Esta sociedad está puesta del revés. La
mayoría no tiene nada. La muy exigua minoría
lo tiene todo. Y aprovecha su poder para hacer leyes
injustas, insolidarias, criminales. Y llegan a acuerdos
contra los débiles para defender sus privilegios, sus
oropeles, su poder, y sus dineros. Hacen leyes como la Ley
de Extranjería. Llegan a acuerdos como el Tratado de
Schengen.
Y a través de ellos
criminalizan a los pobres, hacen su muralla para la
exclusión, siembran las fronteras y los mares de
alambradas, de espinos y de policías.
¿Cómo tienen la caradura de celebrar los 50
años de la declaración universal de los
Derechos Humanos?
Dejémonos ya de
hipocresías. Llamemos a las cosas por su nombre.
Nosotros acusamos a los gobiernos de genocidio de los pobres
Nosotros y nosotras señalamos con nuestro dedo a unos
políticos que no son capaces ni siquiera de encontrar
un hueco en su agenda para venir a solidarizarse con los
muertos. Nosotras denunciamos a los que teniendo en su mano
la posibilidad de parar esta tragedia, hacen oídos
sordos excepto para los intereses de los poderosos de esta
tierra. Nosotras y nosotros acusamos de inhibición
culpable a los gobiernos y a las administraciones.
Y reiteramos una vez más,
bien alto, todo lo alto que podemos: vosotros, los que
mandáis en este país, estáis
provocando, por acción o por omisión, las
muertes en el Estrecho. Por favor no vengáis con
razones de Estado. Por favor no nos habléis
más de derechos humanos porque vuestra lengua es,
también, lengua de serpiente.
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