Galería de fundadores del PCE:

1. Isidoro Acevedo

Por Pepe Gutiérrez-Álvarez

Isidoro Acevedo (Luango, Oviedo, 1967-Moscú, 1952), fue una de las figuras más relevantes de la vieja guardia socialista, y como tal, ya con patriarcal barba blanca, sería su barba uno de los "blasones" del PCE desde su fundación hasta la muerte en el exilio moscovita.
Estudió en un colegio de los Padres Escolapios de Madrid. Tenía 13 años cuando inició su aprendizaje tipográfico. En 1882 tomó parte en la primera gran huelga de la historia del movimiento obrero español y entró en contacto con los internacionalistas. Desde entonces, "se convirtió, primero en discípulo leal de Pablo Iglesias y después en amigo entrañable" (Isidro R. Mendieta).
De 1886 a 1905 militó en Madrid con el núcleo histórico del PSOE, en esta fecha se trasladó a Santander a reforzar el débil grupo socialista de la zona. Creó un órgano de prensa y contribuyó poderosamente en la formación de la Federación de Sociedades Obreras.
Muy sonada fue su controversia pública con el ácrata local Emilio Carral. En 1905 marchó a Bilbao para dirigir La Lucha de Clases. "Concejal y teniente de alcalde durante nuevo años (...) sembró a volea la semilla del marxismo predicando con el ejemplo, sacrificándose como el primero, (...) sufrió persecuciones, cargó sobre sus espaldas responsabilidades que a él no le incumbían, y se le condenó, por injurias al rey felón, a ocho años de prisión, que estuvo a punto de cumplir íntegramente en un penal" (idem).
En agosto de 1914, Acevedo volvió a su tierra natal, Asturias, para encargarse de la dirección de Aurora Social, órgano de la Federación Socialista asturiana de la cual fue presidente mucho tiempo. Frente a la Iª Guerra Mundial, Acevedo tomó partido por la tendencia que condenó la conducta de los socialistas europeos que votaron a favor de los créditos de guerra. Fue uno de los iniciadores de la huelga general de 1917, actuando como portavoz de los obreros asturianos en las reuniones preparatorias donde defendió que había que desencadenar una intensa campaña en todo el país. Igualmente sería uno de los oradores del mitin "monstruo" de la Casa del Pueblo de Madrid que sirvió para dar a conocer el manifiesto unitario de socialistas y anarcosindicalistas.
Fue denunciado al fiscal del Reino y encarcelado. La vida privada de Acevedo es la vida del Partido Socialista hasta 1921. Isidoro Acevedo está tan íntimamente ligado a la organización que es difícil, diríamos mejor imposible, señalar concretamente dónde empieza la vida particular y dónde termina la del militante activo y responsable del Partido. Sin embargo, la revolución rusa profundizó la grieta que se había abierto durante la Gran Guerra y optó por los "terceristas" siempre desde unas posiciones conciliadoras. Cuando alguien le recordó que en el PSOE había mucho suyo, respondió: "Si hoy nos separamos, algún día volveremos a unirnos". Como delegado español, Isidoro asistió al IVº y Vº Congreso del Komintern, mostrándose en ambos casos como un ferviente partidario de la política de frente único desarrollada por Lenin y Trotsky, y que sería una de las propuestas teóricas más elaboradas de cara a romper con la fase izquierdista anterior en la que Acevedo también participó.
Al volver dedicó un tiempo para escribir sus Impresiones de un viaje a Rusia que contribuyó a acrecentar el prestigio de la URSS entre los obreros españoles. Posteriormente, con su enorme aspecto de patriarca de barba blanca, jugó un papel primordialmente decorativo en al PCE. Participó en celo extremista de "tercer periodo" tal como se vislumbra en Ciencia y corazón, en la que se hace eco de su polémica sostenida con el Padre Gafo, un dominico que acabará convirtiendo al catolicismo a un desconcertado Oscar Pérez Solís, el mismo que había llegado a ser el primer secretario general del PCE.
En octubre de 1935, en pleno Bienio Negro, Acevedo fue procesado y encarcelado como primer firmante de un escrito dirigido al embajador de Alemania exigiendo la libertad de Thaelman. No obstante, se separó durante un período del PCE y militó en la Agrupación Comunista madrileña, próxima a las posiciones bujarinistas y animada por otros dos fundadores del PCE, Juan Portela y Julián Gorkin, y que acabó siendo uno de los componentes, primero del Bloque con Maurín, y más tarde, del POUM.
Isidoro Acevedo se reintegró en la línea oficial en apoyo a la política del Frente Popular en la que creyó ver una reedición del esquema del frente único. Entregado a la causa de la solidaridad antifascista en España, siguió asistiendo a toda clase de reuniones con su figura venerable y su bastón. Durante la guerra civil sería enviado a la URSS donde permaneció hasta su fallecimiento. Como novelista --La novela de la fidelidad conyugal, La novela de la mina, etc-- participó en un "realismo socialista" por cierto bastante naif, en un estilo "proletario ejemplar" muy próximo a la "Novela Ideal" de Teresa Mañé y Federico Urales. En 1976, Isidoro R. Mendieta editaría y prologaría Cien cartas inéditas a Pablo Iglesias (Hispamerca, Madrid).