Héroes de la II República Española

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EMILIANO BARRAL

Sepúlveda (Segovia), 1896 - Madrid, 1936


Y tu cincel me esculpía
en una piedra rosada
que lleva una aurora fría
eternamente encantada.

Antonio Machado a Emiliano Barral

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Nos interesa destacar aquí el compromiso político y social, de quién fue uno de los mejores representantes de la escultura realista española, y que pudiendo dedicarse a las Artes exclusivamente, su lealtad, solidaridad y compromiso hicieron que defendiera a la II República hasta el límite, hasta su muerte, en el frente de Usera (Madrid) en 1936.

Como escultor comienza en Madrid en el taller de Juan Cristóbal. Solicita una beca a la Diputación de Segovia, en 1925, que le abre el acceso a Italia, la meca de todos los artistas de la época junto con París. A su regreso se instala en Madrid.

Suele utilizar piedra como el granito y el basalto, realizando esculturas de animales. Citaremos los Osos Polares en 1931, de la Colección Hernández Bueno. Pero dónde será universalmente reconocido será en el tratamiento de los retratos. Siendo los más conocidos los de Antonio Machado, Pablo Iglesias Posse, Blas Zambrano, etc.

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Cabeza de Pablo Iglesias Posse de Emiliano Barral.

Me ha interesado el estudio sobre Barral, por la concordancia que en el mundo del Arte tuvo con mi padre, Cruz Collado. Así coincidieron en el concurso que se hizo para un monumento a Pablo Iglesias Posse, secretario general del PSOE, siendo ganador el proyecto de Barral. Igualmente el mundo de la escultura los ha llevado a quedar reunidos para la gloria de las generaciones actuales y venideras, en el Parque Isabel la Católica, de Gijón (Asturias), donde Emiliano Barral tiene un monumento a Manuel Orueta, de 1927, en piedra, dedicado a éste ingeniero y a los trabajadores Lorenzo y Luis Martínez, fallecidos en accidente de pesca el 25 de julio de 1926. En este parque también coincide con la escultura de mi padre, Antonio Cruz Collado, titulada "Desnudos".

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Monumento al Ingeniero Orueta. Parque Isabel la Católica, Gijón.

Desde este interés de la coincidencia, hasta el de ser un héroe más de la República atacada por los africanistas, y defensor a ultranza de los valores socialistas, he incluído su biografía, políticamente escasa, pero con un gran valor.

También colaboró al principio de la sublevación con el Patronato de Recuperación de Bienes Artísticos, con figuras como María Teresa León y Rafael Alberti. Sobre sus esculturas de Pablo Iglesias, hizo un busto en piedra y otro en bronce. Este último fue trasladado a París con otras obras para participar en el Pabellón de España de la Exposición Universal de 1937. Exposición mundialmente famosa, entre otras cosas porque allí se exhibió por vez primera el Guernica de Picasso.

 

Del monumento a Pablo Iglesias, destruído por el falangismo en 1947, se salvó la cabeza, aunque bárbaramente mutilada, que fue enterrada en el Retiro, en los Jardines de Cecilio Rodríguez, por funcionarios municipales socialistas, siendo nuevamente recuperada ya en la democracia. Efectivamente en 1979, por unos planos que se hicieron por José Pradal Gómez, fue desenterrada y ubicada de nuevo en 1982, en la sede de la Comisión Ejecutiva del PSOE, en la calle de Ferraz. Del monumento existía una copia en escayola del "grupo de Obreros" que se ha conservado en el museo Municipal de Madrid.

Del busto que Barral hizo de D. Antonio Machado en Segovia, en 1920, se conserva en la Institución Fernán González de Burgos, y fue presentado en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1922. Machado, agradecido, le dedicó a Barral la poesía: "Al escultor Emiliano Barral", publicada en 1924, en "Nuevas Canciones". Existe una copia del busto del poeta en la Casa-Museo Antonio Machado de Segovia, en el jardín de entrada.

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Busto de Machado, realizado por Emiliano Barral.

También se pueden observar obras suyas en los Jardines del Campo Grande en Valladolid.

Emiliano participó activamente en las tertulias que se celebraban en Segovia con Machado, Blas Zambrano (padre de María Zambrano) y el ceramista Fernando Arranz.
También participó en las reuniones del Centro Segoviano de Madrid, en 1936. Este se ubicaba encima de la Mallorquina, en la Puerta del Sol, en la Calle Mayor 1, 1º. Precisamente allí, se gestaron la formación de las Milicias Segovianas, cuando reunidos Agapito Marazuela, recopilador de cantos de Castilla, guitarrista y especialista de la dulzaina, Antonio Linage Revilla, vicepresidente de Izquierda Republicana, Emiliano Barral y otros, dieron la triste noticia del golpe de Estado fascista. Estos sepulvedanos, junto a Felix Gil de la Serna, Calero, Melero, el Trapero y otros muchos, apoyaron la República.

Es necesario recordar aquí la anécdota que narra Juan Simeón Vidarte en su libro "Todos fuímos culpables" cuando Emiliano con un grupo de esas Milicias, y participando en la Recuperación Artística de la que hemos hecho referencia, se encaminaron a Illescas (Toledo), pueblo cercano a Madrid, en el que existían y existen aún, precisamente gracias a su intervención, cinco cuadros de El Greco en el Hospital de la Caridad.

Parece ser que llegados allí, con las milicias armadas, pues no se sabía si iba a ver una fuerte resistencia popular al traslado de las obras de Arte, un miliciano comenzó a protestar: "mira que tener que estar aquí, salvando cuadros de curas y vírgenes, en vez de estar en el frente matando fascistas", evidentemente su nivel cultural no parecía muy alto. Dirigiéndose Emiliano a él, cuentan que le dijo: "Pero no protestes hombre, no ves que estos cuadros son de El Greco", a lo que el miliciano cambió el semblante y contestó: "Ah bueno, si son de un camarada de acuerdo, por un camarada lo que sea".
Esta graciosa anécdota, nos da idea de lo díficil que era a veces luchar en una guerra en que se mezclaban la violencia, la incultura, la miseria, la explotación, en suma, de los pueblos y las gentes.

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Uno de los cuadros de El Greco en Illescas, que salvó de la destrucción de la guerra, Emiliano Barral.

Barral, en contra de lo que se ha afirmado por algunos biógrafos, perteneció al Partido Socialista Obrero Español, y mandó las Milicias Segovianas hasta su desdichada muerte en el frente de Madrid (Usera), siendo sustituído en el mando por el Teniente Coronel Isidoro Ponce, sepulvedano también.

Antonio Machado asistió al entierro en el cementerio civil del Este: «¡Vivan los mártires de la libertad!. Te vengaremos», escribió.

Antonio Cruz González
Despage, Diciembre 2006.