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Número 8 
abril - mayo - junio 2002




BARCELONA CONTRA LA EUROPA DEL CAPITAL
notas y apuntes de una movilización histórica


Josep Maria Antentas,
de la Campanya Contra la Europa del Capital y la Guerra


1. El contexto internacional: las movilizaciones de Barcelona venían marcadas por la dinámica general del movimiento después del 11-S. Tras el 11-S el movimiento “antiglobalización” sufrió una pérdida de centralidad y de iniciativa política importante, si bien su capacidad de movilización pudo mantenerse, como pudimos comprobar en Bruselas (14 de diciembre), y en algunos países, como Gran Bretaña e Italia, emergió un importante movimiento contra la guerra. El II Foro Social Mundial de Porto Alegre, con la revuelta en Argentina en el trasfondo, permitió constatar, ya sin duda alguna, el buen estado de salud del movimiento, y su capacidad para adquirir de nuevo centralidad política y social. Las movilizaciones de Barcelona, a pesar de su carácter secundario en el plano internacional, se presentaban como las primeras de cierta relevancia en Europa después del II FSM, y tenían que servir para mostrar, otra vez más, que las resistencias a la globalización neoliberal siguen con más empuje que nunca.

2. El renacimiento de las luchas en el Estado español: las movilizaciones de Barcelona deben enmarcarse en un contexto de renacimiento de la movilización social, aunque de forma parcial y desigual, frente a las políticas del gobierno del PP, y también de CiU en Catalunya. En los últimos meses, varios han sido los frentes abiertos: LOU, inmigrantes, PHN, algunas luchas sindicales (Sintel, Lear, Miniwatt, manifestación sindical del 2 de diciembre...) y las movilizaciones contra el BM. Todavía no se ha conseguido ninguna victoria que haga entrar en crisis al gobierno de Aznar, pero es evidente que el periodo de desmovilización social existente durante la primera legislatura del gobierno del PP ha terminado, y que asistimos a un inicio de un nuevo ciclo de luchas, aunque su arranque sea aún contradictorio y limitado en algunos aspectos.

3. La evolución del movimiento “anti-globalización” en Catalunya y el Estado español: en la fase abierta tras Seattle, el movimiento “antiglobalización” se ha ido desarrollando de forma considerable en Catalunya y en el Estado español. Los acontecimientos centrales que han marcado el desarrollo del movimiento en este periodo han sido:

1) la consulta social por la abolición de la deuda externa, organizada por la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa (RCADE) el 12 de marzo del 2000, cuyo proceso de preparación articuló una importante red con implantación local, una parte de la cual ha participado posteriormente de forma activa en las distintas actividades del movimiento “antiglobalización”

2) la creación del Movimiento de Resistencia Global (MRG) en Catalunya, antes del verano del 2000, y la preparación de la movilización de Praga en septiembre del 2000. La movilización de Praga se convirtió en una auténtica lucha fundacional del movimiento “antiglobalización” en el Estado español. Después de Praga el movimiento emergió inicialmente como un movimiento protagonizado por una nueva generación militante y el MRG se convirtió en el punto de referencia del mismo. La importancia del MRG no se ha debido tanto en lo que realmente ha sido a nivel organizativo, sino en el hecho que ha sido una de las mejores expresiones de los procesos actuales de radicalización de una franja importante de la juventud en Catalunya, y de la irrupción de una nueva generación militante

3) la campaña contra el Banco Mundial Barcelona 2001 en junio. Barcelona 2001 supuso el lanzamiento a una mayor escala del movimiento “antiglobalización” en el Estado español, sobre todo en Cataluña, si bien su impacto fue muy desigual a nivel territorial, siendo escaso en algunos lugares. La campaña contra el BM estuvo formada por un amplio conjunto de redes y organizaciones que abarcaban un espectro ideológico y social muy amplio, y se convirtió en el principal marco de referencia del movimiento. Barcelona 2001 supuso la transformación del perfil del movimiento y una ampliación y pluralización de su base social, propiciando un proceso de convergencia entre una gran variedad de organizaciones sociales.

4. La campaña contra la Europa del capital en Catalunya: el inicio de la Campaña contra la Europa del capital y la guerra en Catalunya fue lento y complicado. A pesar que las movilizaciones contra el BM en junio habían servido para consolidar al movimiento en Catalunya, una cierta sensación de cansancio era evidente entre los ámbitos militantes. Barcelona afrontaba la bastante insólita situación de ser escenario de dos grandes movilizaciones “antiglobalización” en pocos meses (junio 2001 y marzo 2002), y la Cumbre de Jefes de Estado era preparada con la sensación de “segunda vuelta”, de repetición de lo ya hecho en junio. Al mismo tiempo, el movimiento estuvo bastante paralizado durante un par de meses por discrepancias estratégicas sobre la forma de organización que más convenía adoptar. Finalmente, se apostó por impulsar una campaña unitaria, inspirada en la realizada contra el BM, cuyo arranque definitivo no se produjo de forma real hasta inicios del 2002.

La campaña ha estado formada por más de 100 organizaciones, de naturaleza distinta (redes informales, plataformas locales, sindicatos, ONGs, partidos...), así como muchas personas a título individual. Entre los principales grupos podemos destacar, entre otros, al MRG, la RCADE, al Colectivo de apoyo a la Rebelión Zapatista, ATTAC, la Asamblea de Trabajadores Contra la Globalización (donde participan la CGT, la Intersindical Alternativa de Catalunya y militantes críticos de CCOO), la marcha mundial de mujeres y sectores de EUiA. En la campaña, o al menos en algunas de sus actividades, hubo una importante participación de buena parte del movimiento autónomo, una parte del cual no había participado en la campaña contra el BM.

Al igual que ya se había hecho con la campaña contra el BM, para organizar la Campanya contra la Europa del Capital, no se adoptó una estructura de plataforma de organizaciones, sino la de una campaña formada por asambleas y comisiones de trabajo abiertas, en las cuales cada persona actuaba a título individual y no como representante de ninguna organización. Esta es la forma organizativa que mejor encaja con la realidad del movimiento en Catalunya, con un peso muy grande de las redes informales y de la gente no organizada. El balance final de la dinámica interna de la campaña es positiva, y la convivencia entre sus diferentes componentes ha sido correcta, a pesar de algunos problemas y tensiones derivados de la existencia de culturas políticas distintas y de algunas desconfianzas mútuas entre algunos sectores.

La filosofía de la campaña pretendía conjugar varios tipos de actividades, con objetivos diferentes (foro alternativo, manifestación de masas, jornada de acción directa...), no con la voluntad de contraponerlas y enfrentarlas, sino de reforzarlas recíprocamente en una perspectiva de convergencia estratégica entre redes y organizaciones muy distintas. Partiendo del hecho incontestable de que las prioridades de muchos de los componentes de la campaña eran distintos, y que cada cual necesitaba encontrar su espacio en la misma, se consideraba importante conseguir una cierta fusión de experiencias y conseguir que todo el mundo participara en los distintos momentos y facetas de la campaña. Se buscaba, como dirían los colegas del Foro Social Italiano, hacer de la campaña un espacio de “contaminación” recíproca.

Las actividades finalmente organizadas fueron las siguientes: un espacio de video-foro desde lunes 11 a viernes 14, con una asistencia superior a 1.000 personas en algunas sesiones; una jornada de acción directa descentralizada el día 15, día de la apertura de la Cumbre oficial; un “foro de las alternativas” sábado 16 por la mañana, donde participaron unas 6.000 personas; la manifestación del 16 por la tarde, cuyas cifras son impresionantes (250.000 según la policía, 500.000 según la campaña, 300.000 según los medios de comunicación); y un concierto final, donde destacaba la presencia de Manu Chao, con unas 45.000 personas. A todas estas actividades habría que añadir la manifestación sindical de la CES del día 13, con unos 100.000 sindicalistas, así como otras dos actividades importantes del fin de semana anterior: un reclaim the streets el sábado 9, con unas 3.000 personas, y la masiva manifestación convocada por la Plataforma contra el Plan Hidrológico Nacional el domingo 10, con unas 200.000 personas.

5. Las maniobras de recuperación del movimiento: los últimos meses han estado marcados por la puesta en marcha de una amplia operación de recuperación del movimiento por parte de los partidos políticos de izquierda (la mayoría de EUiA, ICV, ERC, PSC) y de CCOO y UGT quienes, con el apoyo de algunas ONGs y un sector de ATTAC, se han articulado entorno al llamado Foro Social de Barcelona (FSB). Éste ha actuado como un instrumento mediático cuyo objetivo era competir con la Campaña contra la Europa del Capital y disputarle su espacio político. La puesta en marcha de esta operación debe leerse en dos niveles. Por un lado, debería enmarcarse en los intentos de recuperación del movimiento puestos en marcha a nivel internacional por la socialdemocracia y sus satélites, como vimos recientemente en Porto Alegre. Por el otro lado, debe enmarcarse en la lógica y la dinámica de muchas de las recientes luchas en Catalunya y en el Estado español, en las cuales se han producido importantes conflictos entre los grandes sindicatos y la izquierda parlamentaria, de un lado, y las campañas y plataformas unitarias, por el otro. Las huelgas contra la LOU, o las movilizaciones de los inmigrantes son un buen ejemplo de ello. Hay que recordar, además, que las organizaciones impulsoras del FSB, nunca se encontraron cómodas en la campaña contra el BM de junio pasado, cuya dinámica nunca controlaron.

La constitución del FSB es, de todas formas, una muestra evidente de la fuerza creciente del movimiento “antiglobalización” que ha ido arrastrando a un conjunto cada vez más amplio de organizaciones. Muchas organizaciones, promotoras desde hace tiempo de una estrategia de desmovilización, se han visto empujadas a movilizarse, y esto es un hecho positivo, aunque problemático, por las tensiones que genera. Sin duda alguna, seguir ampliando la base social del movimiento, pero con la voluntad clara de impedir cualquier maniobra de recuperación del mismo es uno de los objetivos de fondo que tenemos por delante.

6. La manifestación del día 16: la manifestación del día 16, fue sin duda alguna un éxito histórico. Es importante destacar el carácter muy “local” de la misma, ya que la inmensa mayoría de los manifestantes eran catalanes. La mayor parte de los manifestantes extranjeros quedaron bloqueados a la frontera francesa, y la asistencia de manifestantes del conjunto del Estado español no fue muy elevada, debido a que la mayoría de los militantes se encuentran enfrascados en la preparación de las movilizaciones en sus respectivas localidades (Zaragoza, Valencia, Oviedo, Madrid, Sevilla...), y esto actuó como un factor desincentivador para acudir a la convocatoria de Barcelona. El éxito de asistencia habría que explicarlo por dos motivos. De un lado, por el dinamismo del movimiento “antiglobalización” en Catalunya, que ya observamos en junio pasado. Del otro lado, la manifestación debe leerse como una expresión de rechazo al gobierno del PP y especialmente a su actitud en los días previos a la cumbre. Las provocaciones lanzadas por Aznar, y sus burdos intentos de criminalización del movimiento, así como el dispositivo policial extremo puesto en marcha, arrastró a la calle a una gran parte de la ciutadanía.

Haciendo una lectura más “interna” de la manifestación, está claro que ésta sirvió para reforzar los planteamientos de la campaña contra la Europa del Capital, frente al Foro Social de Barcelona. Éste último tuvo un pinchazo evidente, no solamente debido al reducido tamaño de su cortejo, en comparación con el bloque de la campaña, sino también por el hecho simbólico de tener que desconvocar la manifestación sin haber podido ni tan siquiera avanzar, después de largas horas de espera. El éxito de la convocatoria de la campaña se debe a que ésta fue percibida como el marco que mejor representaba a un movimiento con el cual simpatiza una sector importante de la población.

La manifestación se desarrolló en un clima de tensión y confrontación mucho más bajo que el de Génova, si bien el dispositivo policial fue espectacular y la manifestación fue cortada por la mitad por una carga policial brutal. Esa ausencia del clima de tensión de Génova ha favorecido la legitimación social del movimiento, pero al mismo tiempo ha facilitado también los intentos de cooptación y neutralización de la manifestación a posteriori. El propio alcalde de Barcelona, Joan Clos, consideraba la masiva protesta “antiglobalización” como un ejemplo más del civismo tradicional de los barceloneses, y parecía querer convertirla en un acto más de su campaña municipal cívica “Barcelona fem-ho bé” (Barcelona hazlo bien)...

7. La jornada de acción directa descentralizada: la jornada del día 15 constituyó otro de los éxitos de la campaña. La necesidad de organizar una jornada de desobediencia civil y de protesta “no convencional” era evidente para los impulsores de la Campaña. Al mismo tiempo, realizar un intento de asedio a la cumbre oficial, siguiendo el estilo “clásico” desde Seattle, parecía imposible teniendo en cuenta el dispositivo policial sin precedentes. Ante esta situación se optó por convocar una jornada de acciones descentralizadas en varios puntos de la ciudad durante todo el día. La jornada de acción descentralizada sirvió para readaptar la estrategia de la acción directa no violenta en el nuevo escenario actual, de incremento de la represión y de los dispositivos policiales durante las cumbres, pero manteniendo la importancia de la misma como forma estratégica de movilización. En total se realizaron más de 30 acciones, algunas fuera del marco de la campaña y otras dentro. Entre éstas últimas podríamos destacar: la rúa “caza-lobbies” en la que participaron unas 1.000 personas (un recorrido por las sedes de varios lobbies y multinacionales en el centro de la ciudad); el intento de ocupación de una de las sedes de Telefónica por parte de sus trabajadores; distintas marchas con bicicleta por la ciudad; un recorrido por diferentes consulados de América latina; una manifestación contra los alimentos transgénicos y, finalmente un circo “alternativo” con unos 5.000 asistentes.

8. El impacto de las movilizaciones y las perspectivas de futuro:
en primer lugar, las movilizaciones de Barcelona abren una buena perspectiva futura para la consolidación del movimiento “antiglobalización”. El éxito de Barcelona puede servir para dar un empuje clave a las diferentes movilizaciones que van a tener lugar en muchas localidades del Estado español durante el semestre europeo, sobretodo a la movilización final en Sevilla, y contribuir con ello a lanzar el movimiento en aquellos lugares donde aún está en fase incipiente. Al mismo tiempo, incluso en los lugares donde el movimiento está más consolidado, como en Catalunya, deben hacerse esfuerzos para reforzar su capacidad organizativa, pues el desfase existente entre su capacidad de movilización y la debilidad de sus estructuras y recursos organizativos es evidente. Pensar que formas de expresión organizativa se dota el movimiento después del fin de la presidencia española es otro de los debates que están encima de la mesa.

En segundo lugar, el impulso de Barcelona y de todo el semestre europeo debería servir para dar un espaldarazo definitivo a ese ciclo de luchas sociales que ha ido arrancando en el Estado español en los últimos meses. Aún es pronto, sin embargo, para saber cuál va a ser la traducción práctica concreta del éxito impresionante de Barcelona para el conjunto de movimientos sociales del país, aunque es evidente que entramos en una situación más favorable a la movilización social, y que las diferentes luchas que puedan estallar pueden apoyarse, al menos a nivel simbólico en el empuje del movimiento “antiglobalización”. Y, en especial, es difícil saber si el nuevo clima abierto tras Barcelona va a presionar a las direcciones sindicales hacia una política de contestación clara a la política del PP, como ya sucede en Italia. En todo caso, entorno a la Campaña contra la Europa del Capital y la Guerra se han constituido varios procesos de coordinación estratégica de luchas sectoriales interesantes, y de fortalecimiento de los lazos entre organizaciones y movimientos. Merece la pena destacar, por ejemplo, los procesos de articulación de la izquierda sindical, entorno a la Asamblea de Trabajadores contra la Globalización, o, en otro ámbito, el éxito alcanzado por el “caza-lobbies”, que puede ser el embrión de algunas campañas importantes contra multinacionales.