Derechos para Tod@s 
Número 7
enero - febrero - marzo 2002


  

ERRORES DE SISTEMA


Enrique Falcón



Desde que el Sistema fue por fin Revelado, algunos ciudadanos venimos intencionalmente incluyendo, en los mensajes de todas nuestras comunicaciones electrónicas, palabras (como "hos -tages", "htmd" o "FZLN") que son inmediatamente interceptadas por los sistemas de análisis de la Red de Control Echelon, un formidable sistema mundial de vigilancia en manos de los servicios de inteligencia de EEUU y que somete a análisis una buena parte de las comunicaciones particulares de la ciudadanía. Exasperadas por dicho control, algunas personas fuimos incorporando con el tiempo otras palabras (…"Marcos", "peace", "poetry"…) igualmente dignas de ser interceptadas y analizadas por dicho mecanismo bio-vigilante, debido a las significaciones subversivas que parecen desatar, para seguir saturando en el intento al Echelon System. …Poner trabas, …desorganizar a los organizadores del mundo.

A lo que vamos: a esta altura del tiempo y de los bombardeos, me va dando también por seguir insertando, en una tercera fase del despropósito, algo más de lo impronunciable (y os invito a ello) con palabras de menta que igualmente los Departamentos de Inteligencia deberían también detectar, al menos, como "errores de sistema". E incluyo en ellas, intencionalmente, poemas que van recogiendo los compañeros de la Unión de Escritores y que van siendo leídos, simultáneamente, en las manifestaciones por la paz que el Frente Zapatista, junto con otros colectivos, van convocando en México desde hace ya unas semanas y en las concentraciones por la paz que un buen grupo de ciudadanos organiza en Valencia, jueves tras jueves. Y así:

***Error del sistema***: versos de Elías Leletier (Hablando de Ciencias): "Un muerto / más / otro muerto / es menos dos: / Siempre me ha impresionado / la capacidad matemática / de nuestros generales".

***Error del sistema***: versos de Bert-Brecht (Y muchas maneras de matar): "Hay muchas maneras de matar. / Pueden meterte un cuchillo en el vientre. / Quitarte el pan. / No curarte de una enfermedad. / Meterte en una mala vivienda. / Empujarte hasta el suicidio. / Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo. / Llevarte a la guerra, etc... / Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado".

***Error del sistema***
: versos de Roque Dalton, el más grande de los poetas centroamericanos del siglo XX (El descanso del guerrero): "Los muertos están cada día más indóciles. / Antes era fácil con ellos: / les dábamos un cuello duro una flor / loábamos sus nombres en una larga lista: / que los recintos de la patria / que las sombras notables / que el mármol monstruoso. / El cadáver firmaba en pos de la memoria: / iba de nuevo a filas / y marchaba al compás de nuestra vieja música. / Pero qué va, / los muertos / son otros desde entonces. / Hoy se ponen irónicos / preguntan. / Me parece que caen en la cuenta / de ser cada vez más mayoría!".

***Error del sistema**
*: aquí la voz que en mí me serpentea, en su penumbra (y Tras los bom-bardeos): "Inútil por lo tanto rasgarse la boca / crecen los olivos / abanicando a mis muertos".

***Error del sistema***
: versos de Galuce Baldovin, contra los manipuladores sutiles de nuestrasemántica (El silencio es la violencia): "Pero más violencia es mezclar las palabras / confundirlas / trastocarlas / para que el silencio se vuelva error / y creamos que la paloma se transformará en dragón / y que aquel que se alimentó con nuestra sangre es el cordero".

En tiempos como éste que hoy así nos hiere, los sistemas de encriptamiento en nuestra comunicación entre ciudadanos deberían ser superados por la explicitación de nuestras palabras, las que nos nombran y así nos señalan. Decir la verdad que nos piden los que así nos van cayendo. Para que el silencio no se nos trastoque en error, y estalle la Red Echelon de unas vez por todas: todo un despropósito.

Una deserción por lo que hoy –en invierno de guerra– vale la pena: dar a las cosas, y a las guerras llamadas "justas", su más terrible nombre. El que en la plaza, y en baja voz a veces, venimos desde entonces pronunciando.