Derechos para Tod@s 
Número 5 
julio - agosto - septiembre 2001


  

REFLEXIÓN SOBRE GOTEBORG

Antoni Marín i Segňvia, President de Cercle Obert de Benicalap

A raíz de los tristes y lamentables acontecimientos acaecidos en Gotemburgo (Suecia), debo expresar que no me extraña el perverso e indecente uso que realizan los medios de comunicación. No existe ni un pequeño resquicio en la selva mediática para poder tener la opción de ver, de escuchar… otras opiniones, otras verdades, otros sucesos, otros protagonistas…

Vemos, impertérritos e impasibles que el principal objetivo de las televisiones y de las gacetillas (ya no hay periódicos ni periodistas, únicamente vertederos inmundos y lacayos mediocres y pusilánimes) no es informar con objetividad ni emplear un mínimo ápice de dignidad, mostrando las diversas caras o lados de la noticia. Se trata de seguir a pies juntillas las planas directrices del cacique de turno: llámese Bush, Cenzano, Bono o José Mari, que para el caso es lo mismo.

Por eso, quizás, existe un gran cansancio y un profundo descrédito social. ¿Saben ustedes que cada vez es menor el número de personas que lee prensa en este país? (Bueno, las revistas del corazón partió y los diarios deportivos son una excepción).

En nuestra piel de toro, seguimos impregnado de ese espíritu que combina (en partes iguales, la tragedia con la más chabacana de las comedias). Debe ser que lo llevamos en el código genético. La tontería y ese crónico estado de abulia y resignación se hereda. Aunque yo, no debo ser parte de esta tierra ni hijo de este mundo, pues me resisto a creer que la ausencia tan tangible de iniciativas, propuestas innovadoras, deseos de aprender, de conocer todos los secretos, de averiguar que se esconde detrás de cualquier afirmación… sea la tónica, la filosofía normal, propia que le corresponde a cualquier ciudadano. Me niego a creer que soy un número, un simple voto, una ovejita (sí, de esas que son propiedad exclusiva del corral de Bush, destinado a producir, a callar, a vivir consumiendo, a morir alegremente mientras escucho el himno nacional…).

Me irrita que me califiquen de violento, de grupo organizado y bien financiado. Mire usted, Sr. Aznar. A mi no me paga nadie nada. Yo soy así, sin trampa ni cartón. Probablemente excesivamente efusivo y vehemente, pero nada, nada violento ni con esquinas… Desde mi tierna infancia y, gracias a un tal Jesús de Nazaret (luego sería Marx, Bakunin, Nietzche, Rimbaud, Rilke, Voltaire, Chejov, Whitman…), considere conveniente que el Mundo Mundial debe ser más justo, habitable y digno ya. Por eso lucho (con la palabra y con mi propio compromiso vital diario en todos los ámbitos y esferas). Pienso con firmeza qué no debemos esperar a palmarla para disfrutar, pues esa es una idea absurda y propia de imbéciles… Y ya habrá visto que puedo ser ligeramente ingenuo, pero tonto, lo que se dice tonto, rotundamente no. Y no confunda ser educado con ser idiota. Igual que tampoco confunda ser confiado y creer en el hecho de que todavía hay caballeros y después, ¡zas! comprobar que eso es un puro recurso literario empleado por un adversario mezquino, que no se corresponde con la realidad real de todos los días…

También veo que, casi siempre, la mejor palabra es el silencio. Máxime cuando no paras de escuchar estupideces que salen de la boca de altos mandatarios como usted, Sr. Aznar. Yo no entiendo bien como ha podido llegar a la Presidencia, con lo cortito que es, Sr. Aznar (y perdone por la sinceridad). Debe ser que no tenían a nadie mejor en su Partido. Por eso triunfan los mediocres y los jetas. Los inteligentes y los buenos se dedican a otros menesteres más creativos, íntimos y divertidos. Otros, simplemente, evitamos fastidiar al prójimo; y a veces lo logramos con un poquito de esfuerzo…

Bueno. El meter a todo el mundo que "trabajamos" en contra de la globalización en el mismo saco me produce una reacción lógica, muy propia de la derecha neoliberal (PP-PSOE) que domina el Mundo Mundial. No es nada extraño. Pero puedo asegurar -y lo afirmo con voz sosegada- (así se lo he trasmitido hoy mismo a la Sr. Nina, Consul de Suecia en Valencia) que, los luchadores contra la globalización no empleamos la violencia… Siempre he pensado que la mejor manera de manifestarse, consiguiendo un gran eco y un respaldo social es, emplear los mismos métodos que Ghandi: resistencia pacífica, silencio, huelgas de hambre…

Si hace casi 20 años, un grupo de jóvenes nos subimos al Miguelete y emprendimos una ejemplar y paradigmática huelga de hambre y obtuvimos lo que, básicamente solicitábamos, ¿para qué demonios me voy a liar a ladrillazos contra un ejército de policías, armados hasta los dientes…? Es un acto gratuito y suicida. Y lo que pretendemos, los lúdicos y festivos luchadores anti-globalización es, casi exclusivamente, sensibilizar a nuestros conciudadanos para que vea que el MUNDO ES ALGO MÁS QUE UNA MERCANCIA… QUE LA VIDA ES ALGO MÁS QUE CONSUMIR, CONSUMIR, CONSUMIR… Y QUE PARA SER FELICES NO HACE FALTA APARENTAR O TENER MÁS COSAS QUE EL VECINO… Así de simple y de complejo. Los cambios deben operarse desde dentro, desde la sangre que bulle en nuestras arterias... Si no cambiamos nosotros primero, difícilmente podrá cambiar la sociedad. Los dioses no caen hasta que las personas renunciamos (uno a una) a adorarlos. Hasta que no llegamos al convencimiento pleno de que esos dioses somos nosotros, de nada vale liarse a ladrillazos, ni tirar cocteles Molotov contra tanquetas blindadas...

Un último apunte: No somos una organización compacta. Somos una serie de coincidencias que fluyen. Por eso, probablemente, sea muy fácil que grupos de la extrema derecha (e infiltrados de la policía y de los serviciios secretos) puedan infiltrase en nuestros actos.

Repito una vez más que no tenemos ninguna financiación. Ya no existe la Unión Soviética para que conceda subvenciones… Es una afirmación gratuita y fuera de lugar pues, ¿qué país o que poderoso empresario va a subvencionar a un sinfín de colecitos anticapitalistas, anticasitodo… (No estamos contra la vida, ni contra la dicha, ni contra el amor, ni contra la felicidad, ni contra la amistad, ni contra la belleza, ni contra la risa…Somos partidarios del Sí. Somos seguidores de la libertad, del pensamiento, de la expresión, de la creatividad… Calificarnos de luchadores contratodo es una simplificación burda y cateta…)

Tampoco somos grupos con un contenido ideológico definido. Probablemente, yo, por haber militado en diversas organizaciones izquierdistas y haber estudiado en un centro religioso, tenga un mayor nivel de formación política… Pero les puedo confirmar que no existe un pensamiento concreto y cerrado, unas consignas férreas a seguir. La improvisación y el sentido lúdico y de puro goce es la filosofía dominante. Somos unos completos incompletos en nuestro pensamiento. Y no nos molesta en absoluto. Queremos simplemente disfrutar de la belleza del mundo y evitar que se continúe destruyendo a las personas, los paisajes, los oceános, los pensamientos, las esperanzas…

Y no me importa que me califiquen de ingenuo… Prefiero seguir fiel a esa máxima que marca mi trayectoria vital: "Nada humano me es ajeno". Prefiero seguir comprometido. No busco ningún triunfo ni ninguna corona…

Por eso puedo permitirme el lujo de disfrutar de todos y cada uno de los momentos que me ofrece mi existencia. Y por eso puedo asegurar que duermo a pierna suelta. Y nada me quita el sueño.

Y, siempre que algo no me agrada o me resulta negativo, procuro luchar (pacifica y alegremente) por cambiar esa situación, esa actitud…

Y les puedo asegurar que se consigue más triunfos (duraderos y placenteros), empleando metodologías divertidas, pacíficas y terrenales. Nunca la violencia puede justificar ninguna causa. Eso es un aspecto desterrado de mi vocabulario y de todos mis compañeros de lucha anti-globalización que conozco.

Cuestión de principios

Seguiremos "trabajando" y luchando por construir un mundo más habitable.

Seguiremos viviendo el futuro hoy, aunque algunos no quieran o no puedan entendernos…

Pienso que no hay nada más revolucionario que la verdad y la resistencia pacífica, pausada, sonriente...