ARCO
IRIS
Mario
Benedetti
(Paso
de los Toros, 1920)
A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea
sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo
sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente
y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin desesperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía
llorar
sólo llorar
entonces su sonrisa
si todavía existe
se vuelve un arco iris.
POESÍA
III
Tomada de
su libro "Memorias para armar- Uno"
Margarita
Ferro
Ya saben
nuestros nombres
y nuestras formas
nuestras señas
y nuestros santos.
Lo saben todo:
mis memorias
y tus recuerdos
mis lunares
y tus resfríos.
Han revelado nuestros gestos
y nuestros genes.
Estamos archivados,
rotulados, envasados,
(Pero nosotros sabemos lo que ellos no...)
y eso... también lo saben
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LA
MURGUITA
Alfredo
Percovich
(1936-2001)
Todas
las noches del barrio, la gente se encierra,
mira en blanco y negro y sueña en color;
nadie sabe del vecino y aunque ha nacido un niño
ahí nomás, al lado, nadie se enteró.
Sólo un pobre borracho quiso celebrarlo;
tomando una lata, canto esta canción.
La murguita va creciendo,
la murguita ya se armó;
venga toda la barriada,
hasta ser un corazón.
La murguita va creciendo
la murguita ya se armó;
la murguita es la esperanza,
la murguita es el amor.
Se fue andando para
el Centro y uno tras otro,
los barrios cruzaba, repique y latón;
despabilaba la noche, rompía las modorras,
prendía las luces, formaba un clamor.
Le mandaron un agente para poner orden,
pero éste cantando, también se les unió.
Al llegar la madrugada,
ya eran decenas,
se abrían las puertas, formaban legión.
Y a medida que avanzaban, tras cuadras y más cuadras,
llegaba más pueblo, redoble y canción.
Se extendió una algarabía, con una alegría.
Tan incontenible, que atrajo hasta el sol.
Cuando estalló
el día entero,
millones de gentes venían cantando la celebración.
Llenaban las ciudades y los continentes,
sin saber siquiera cómo comenzó.
Todos dejaron sus miedos, mezquinos anhelos,
marchando y cantando, matando el dolor.
La murguita va creciendo,
la murguita ya se armó;
venga toda la barriada,
hasta ser un corazón.
La murguita va creciendo,
la murguita ya se armó;
la murguita es la esperanza,
la murguita es el amor.
MILONGA
DE ANDAR LEJOS
Daniel
Viglietti
(Montevideo,
1939)
Qué
lejos está mi tierra
y, sin embargo, qué cerca
es que existe un territorio
donde la sangre se mezcla.
Tanta distancia
y caminos,
tan diferentes banderas
y la pobreza es la misma,
los mismos hombres esperan.
Yo quiero romper
mi mapa,
formar el mapa de todos,
mestizos, negros y blancos
trazarlo codo con codo.
Los ríos
son como venas
de un cuerpo entero extendido
y es el color de la tierra
la sangre de los caídos.
No somos los extranjeros,
los extranjeros son otros
son ellos los mercaderes
y los esclavos, nosotros.
Yo quiero romper
la vida
cómo cambiarla quisiera
Ayúdeme, compañero
Ayúdeme, no demore
que una gota con ser poco...
con otra se hace aguacero.
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