Derechos para Tod@s 
Número 4 
mayo - junio 2001

  

DESPACIO, DESPACIO, A MERCED DEL VIENTO


José Mª. Delgado, de ATTAC de Sevilla

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Sin demasiadas pretensiones literarias, por no decir ninguna aquí y ahora, no dudo en tomar prestado el título de un conocido relato de Patricia Highsmit, y ponerlo en relación con un viento nada distinto al que hace referencia ese relato: es el viento que lentamente balancea al ahorcado en su cuerda y es el viento de la época el Zeitgeist, el espíritu de la época, viento, soplo, aliento de fuerzas telúricas e irresistibles, de una divinidad aciaga que nos empuja al abismo a los ciudadanos y a los trabajadores, que nos abduce en un remolino, vórtice, de pobreza, desesperanza e indignidad.

Lenta e irresistiblemente el panorama social ha sufrido cambios sustanciales, la vida cotidiana que hace diez años resultaba impensable la tenemos delante de la nariz, acaso demasiado cercana para aquilatarla en toda su dimensión. En efecto hace diez años había más paro que ahora, pero la frontera entre el trabajo y la ausencia de él resultaba material y conceptualmente obvia, como una mediación entre ambas situaciones se ubicaba el exiguo seguro de desempleo; por entonces a veces los periódicos en algún raro suelto daban cuenta de la existencia en USA de millones de trabajadores pobres , de pobres en activo que habitaban donde podían, en caravanas en los campings, en los degradados centros urbanos, en la calle sin más y ello nos resultaba inconcebible, tanto como cifras que hablaban de salarios medios rebajados hasta retroceder a niveles de veinte años atrás.

Todo eso llegó a España y si no toma formas tan dramáticas y antisociales como en USA y en el Reino Unido es tan solo por el colchón de la solidaridad familiar, pero allí y aquí y avanzando a toda marcha por la U.E. idéntica precariedad en trabajos mal pagados, pseudotrabajos que son la negación del Trabajo mismo al menos el chico gana para pagar sus gastos - de escasas horas semanales y que no obstante exigen permanente disponibilidad, atentos al teléfono móvil por si acaso, trabajo basura mas servicios sociales insuficiente y en rápida degradación: es el fin de 40 años de keynesianismo, de la ruptura del Pacto Fordista (de la que da cuenta bastante gráficamente el abandono por los patronos y sus gobiernos de las exigencias de aumento de productividad para abocarse abocarnos a perseguir sin reparar en medios la omnipresente Competitividad)

Es el neoliberalismo, el Capitalismo Salvaje - ¿alguien recuerda cuándo todavía se denominaba así? - la conversión del trabajo humano, de la vida humana, de la naturaleza, en mercancía, de la política en la sirvienta de la economía, ( o mejor de la lucronomía ), del descrédito de la democracia y de la ironía o del cinismo respecto de su fuente de legitimación: la Soberanía nacional. Es la hora también del final del mito cientista del Progreso, legítimo, falso y esperanzado, de la certidumbre en que la ciencia y la técnica, la revolución cibernética, reduciría la necesidad del trabajo humano hasta limites cuasi deportivos.

En efecto, nos han robado la utopía, apropiándose primero y deslegitimándola después. Exigir la jornada de 35 horas es un horizonte utópico hasta para cierta casta de sindicalistas y ya se sabe como opera el neoliberalismo: a golpe de indicadores económicos utopiza nuestras conquistas, nuestros anhelos y hasta nuestras perentorias necesidades. Y ello ya dentro del mayor cinismo: la caída de los estados modelos, los llamados Tigres Asiáticos, puso fin a la llamada Utopía Neoliberal y puesto que ya no tienen proyecto que ofrecer a la Humanidad se preocupa en llamar iluso, utópico , a cualesquiera que defienda cualquier proyecto de sociedad más justa por neokeynesiano que resulte.

Vive al día, consume mientras puedas y aunque es de iluso hacer planes a largo plazo procura formarte y ser competitivo, el consejo neoliberal se parece al carpe diem, pero es su contrario, es la mueca amarga de la desesperanza, la invitación al cinismo depredador, al egoismo antisocial. Ese es el porvenir de nuestros hijos: pensar y actuar como un empresario sin escrúpulos no podría tenerlos, ya no sería competitivo aun cuándo no tenga empresa, so pena de verse durmiendo en cualquier portal sobre los cartones.

En ese marco, la Comisión Europea, los gobiernos socialdemócratas o conservadores europeos, centristas todos, pero a la postre neoliberales, desgranan su cantinela competitiva y sus medidas de reducción de gastos sociales, llevan años así, pero jamás un gobierno de España se había parecido mas a una empresa globalizadora , jamás ha estado tan claramente al servicio de los intereses económicos de las grandes transnacionales. Aleccionador resulta el editorial del Wall Street Journal del 5 de marzo de este año, Aznar, lento pero seguro: Jose Maria Aznar (...) ha acometido lentamente sus reformas de libre mercado para no ser acusado de liberalismo rampante o incluso de franquismo por sus oponentes socialistas y comunistas. Pero el ritmo cauteloso de cambio no debe confundirse con falta de resolución.

Las reformas de Aznar han reducido el desempleo del 25% al 13% y han convertido a la economía española en una de las de mayor crecimiento de la UE. (...) Su reforma laboral de la semana pasada fue un pequeño paso en la dirección correcta. (...) Muchos de los puestos de trabajo creados en España desde que Aznar se convirtió en presidente en 1996 han sido temporales, el 32% de todos los puestos de trabajo en España se engloba en esta categoría, frente a la UE donde suman el 12%. Estos contratos se han convertido en el coco de los líderes sindicales.(...) Los sindicatos echan humo y han demandado una reunión urgente con el presidente. Amenazan (¡sorpresa, sorpresa!) con la huelga" Pues miren ustedes, NO, no ha habido huelga, y nos sorprende aún menos que al editorialista del periódico neoyorquino, abaratar un poco mas el despido no es razón suficiente para invertir el signo de un continuúm de negociaciones a la baja en todos los ámbitos.

El gobierno actúa como un empresario en realidad al alimón con la Patronal que sabe que solo tiene que aplazar en etapas sucesivas sus planes, colocando en cada una de ellas un horizonte teórico aún más negro del que realmente pretende para que las grandes centrales estén en condiciones de aceptarlas, pues siempre les podrán vender como discreto éxito lo conseguido a los trabajadores a la vista del horizonte apocalíptico con que los amenazan. Y así vamos de derrota en derrota hasta la victoria final, que decía un Marx.

Ciertamente otros aires soplan, son los llamados globofóbicos no sin tonillo peyorativo y los hay para todos los paladares, radicales anticapitalistas, neokeynesianos, poscapitalistas como ATTAC, socialdemócratas por libre, cristianos que se inspiran en la teología de la liberación o en la doctrina social de la Iglesia: todos o casi estuvieron en el Foro Social Mundial de Porto Alegre y de allí han empezado a fluir alternativas, no solo denuncias, a nivel global. Esperémoslo, sí, porque los resistentes de siempre necesitamos esos aires, esos nuevos aliados, esa nueva generación de compañeros que no le piden al mundo que deje de girar para poder bajarse.

En el bar del Polígono donde me tomo unos mostos con mi vecino Antonio el Gitano llega también ese aire desapacible de este marzo y pienso de nuevo en aquellos otros, el Zeitgeist el aliento helado de este tiempo, como un mal bajío un mal vahído, la desgracia. Que se vaya.