Derechos para Tod@s 
Número 2 
noviembre - diciembre 2000


  

PLAN COLOMBIA: ¡PARA LA MUERTE Y NO PARA LA PAZ!

(En homenaje a Alfredo Castro y con el desprecio más absoluto para sus asesinos)

Bernardo Ezurmendía, desde Panamá

Los efectos guerreristas y  exacerbación de la espiral de la violencia que ya vive Colombia, del Plan Colombia Estadounidense, sobre la vida de civiles inocentes y de luchadores por una PAZ real con equidad y justicia social, cada vez se deja sentir con toda contundencia y crudeza.

El viernes 5 de octubre es asesinado –de un disparo en la cabeza- en Barranquilla por sicarios paramilitares, el educador y dirigente popular Alfredo Castro, en presencia de su esposa e hija.

Su larga trayectoria de lucha social, por la democracia, la dignidad de los pobres, la paz y soberanía del pueblo colombiano, lo caracterizaron como hombre de principios, inclaudicable y firme, en dirección a ese horizonte en que todos los hombres y mujeres seamos la razón de ser de una sociedad con justicia y equidad.

Este mismo espíritu de lucha le obligó en 1977 a refugiarse fuera de su país por las constantes amenazas a su vida, de los paramilitares y tras el asesinato de dos colaboradores cercanos a su accionar; Carlos Alvarez Castellano y Roberto Mc lean.

Retorna al país en 1998, reintegrándose a sus actividades universitarias y a la organización de los movimientos sociales y la lucha por una educación popular y democrática. Fue Vicerrector de Bienestar Universitario, cargo al que recién renunciara para dedicarse a la campaña por la Rectoría de la Universidad del Atlántico.

Su pérdida irreparable se suma a la larga lista de violación de los derechos humanos, como consecuencia directa de la estrategia belicista del gobierno colombiano y ahora de su Plan “Colombia” Estadounidentizado, que bajo la escusa de la lucha contra el narcotráfico esta eliminando sistemática y planificadamente las cabezas del movimiento popular y de resistencia civil, gremial y sindical a las pretensiones excluyentes de la Globalización.

La responsabilidad política de este exterminio y en particular del asesinato de Alfredo, recae por completo en el Estado colombiano, el gobierno del Sr. Pastrana y el Ejército colombiano creadores y cómplices de las fuerzas paramilitares.

Situación que se verá intensificada con el Plan “Colombia” Estadounidense, abriendo un oscuro futuro inmediato no sólo para el pueblo colombiano sino para los de todos los países limítrofes de Colombia, que hoy luchan por sus legítimas aspiraciones de soberanía, democracia y paz social.

Hoy más que nunca y en memoria de Alfredo Castro y  el sufrido pueblo colombiano debemos rechazar, rechazar y una vez más rechazar la ejecución del Plan Colombia y exigir un alto al fuego inmediato por todas las partes con la única condición de asumir en su total extensión el compromiso por una PAZ real y con equidad y justicia social, desequilibrio en donde reside el origen de la guerra civil colombiana.