Derechos para Tod@s 
Número 15
junio - julio - agosto 2003



PANAMÁ: CIEN AÑOS MÁS...

Ricardo Stevens


Cien años de República han sido como grilletes al cuello, a las manos, a los pies y, perversamente, a las ideas de los obreros y obreras, y las que se tienen sobre estos.

Su más grande obra, el Canal -apropiadamente nombrado "de Panamá", por ser de los panameños y panameñas y de nadie más, orgullo de la República, muestra de la dedicación al trabajo de gente milenariamente trabajadora-, su trocha fue cavada con las uñas y sus esclusas soldadas con sudor y sangre de miles y miles de obreros y obreras.

La comida que se come, es de la siembra y de la cosecha de hombres, mujeres y niños anónimos, en tierras que muchas veces hay que obligarlas a dar los frutos, siempre bajo deflagrantes soles. Los caminos que conducen a todas partes, han sido abiertos por todo el Istmo, a pulso de corazones infatigables que nunca faltan.

Este país, el más hermoso del mundo, ha sido levantado sobre las espaldas de los jornaleros y sus compañeras... con su sangre... con sus vidas... con sus sacrificios continuados; y la rapacidad glotona de unos pocos lo han convertido en un país injusto.

Parecen faltar otros cien años como dolores de parto, con penitencia de huérfanos y de viudas y de enlutados, de inevitable lucha para liberar a esta sociedad toda de la pobreza material y también de la peor de las miserias en que está sumida: la indigencia moral de sus dirigentes.

Pero las cosas pudieran ser distintas y los resultados diferentes, si el trabajo de los que han trabajado y siguen cargando y sufriendo lo que es el fardo de la construcción de la República se revaluara y la repartición fuera justa, la salvaríamos de la madre de las tragedias.