ECUADOR
PARQUE NACIONAL DE MACHALILLA: UN MOSAICO DE ECOSISTEMAS Y CULTURAS
Esteban
Galera
Las comparaciones son muchas veces odiosas o por lo menos inoportunas
porque cada hecho, lugar o elemento tiene sus propias características
irrepetibles que marcan sus perfiles. Esto es lo que sucede en Ecuador
cuando se trata de comparar el fabuloso Parque Nacional de Machalilla
con las míticas Islas Galápagos y ello además se
hace con una frase que ha popularizado algunas guias de viajes: "Machalilla,
las Galápagos pobres"
Nunca se debería de haber establecido esta desafortunada comparación,
porque el archipiélago de Galápagos constituye un hito geográfico
tan importante como para ser un santuario biológico desde que Darwin
las exploró contando el resultado de sus investigaciones en su
obra cumbre "La evolución de las especies". Por otra
parte los territorios que comprende el Parque Nacional de Machalilla,
desde hace poco tiempo han empezado a ser considerados como un lugar que
reúne importantísimos intereses naturales y culturales,
además de la belleza de sus paisajes de costa asomados al gran
Oceáno Pacífico. Una parte de la fauna es común a
los dos lugares. Pero Machalilla es un lugar donde se producen una variedad
de de ecosistemas y de paisajes que son únicos y que determinan
las sobradas razones para poder afirmar que su interés y belleza
son impresionantes por derecho propio.
Efectivamente el Parque Nacional de Machalilla es un capricho de la naturaleza,
nada en él sería como es sino fuera porque en sus limites
es donde confluyen la corriente gélida de Humbold con la corriente
cálida de Panamá. Ambas corrientes son los factores fundamentales
que determinan la climatología y los ecosistemas de toda el occidente
del subcontinente americano, originando los desolados desiertos del litoral
peruano y chileno la corriente de Humbold y las lujuriosas y exhuberantes
costas tropicales de Ecuador, Colombia y Centroamérica la de Panamá.
Machalilla, situado justo en la mitad del litoral ecuatoriano, dentro
de los términos de la provincia de Manabí, goza del don
que le otorgan las dos grandes corrientes oceánicas poseiendo por
esta razón el privilegio de la diversidad que convierte a esta
pequeña región en una auténtica joya virgen y desconocida.
Además de las ventajas otorgadas por la naturaleza, Machalilla
contiene otros tesoros culturales. Estas tierras habitadas por los indígenas
manteños fueron el énclave donde se desarrollaron algunas
de las culturas preincaicas más importantes de todo el continente
y constituyen un bastión arqueológico apenas explorado pero
con el suficiente bagaje como para ser una referencia imprescindible y
de primer orden a la hora de viajar a Machalilla.
Pueblos de pescadores donde la vida transcurre sin ser alterada desde
hace siglos, playas vírgenes y solitarias, abruptos acantilados
sobre el espumeante oceáno, montañas invadidas por espesas
junglas tropicales o selvas secas, islas desiertas donde campan por sus
fueros diversas especies del reino animal. Todo esto y más es Machalilla
donde la industria del turismo apenas ha comenzado a llegar.
Puerto López, principal núcleo urbano de la costa del parque,
reúne las suficientes infraestructuras para cubrir las necesidades
de los viajeros que llegan. La última razón que convierte
al tranquilo pueblo de Puerto López en el centro de las peregrinaciones
viajeras es el ser el único lugar donde hay agencias de viajes
que ofrecen los servicios para poder llegar a los lugares más reconditos
del parque o disfrutar de actividades como el buceo, recorridos a pie
o a caballo, observación de ballenas y fauna en general etc.
LA VARIADA VIDA DEL INTERIOR DEL PARQUE NACIONAL DE MACHALILLA
El paisaje, en ocasiones brumoso, que decora estas tierras costeñas
de la provincia de Manabí es de una belleza singular, no se parece
a ningún otro de los hermosos paisajes ecuatorianos. Los contrastes
naturales que originan las dos corrientes oceánicas se hacen notar
en Machalilla con una fuerza poderosa, pudiendose contemplar parajes agrestes
dominados por la selva tropical seca que se convierten radicalmente en
altas junglas húmedas tropicales del tipo a las amazónicas.
Tanto el bosque seco, hijo de las frias aguas de la corriente de Humbold,
como el bosque húmedo que crea las cálidas aguas de la corriente
de Panamá se alzan sobre un magnífico litoral que muestra
toda su salvaje bravura de violentos contrastes.
Un buen recorrido por la parte continental del parque ocupa casi tres
jornadas, tiempo imprescindible para reunir conocimientos básicos
de la exhuberante naturaleza y de los hombres y mujeres indígenas
que habitaron estas tierras hace miles de años, dejando el poso
de las más desarrolladas culturas de cuantas se dieron en el continente.
Los bosques húmedos de Machalilla ocultan una vida vegetal y animal
donde se reproducen todas las especies propias de la Amazonía.
Una de las palmeras que más abunda es la que da un fruto entre
piña y coco conocida como "tagua", de ella se aprovecha
el agua interior y una semilla blanda y gelatinosa que pude comerse pero
que si se deja secar durante verios meses se convierte en una materia
durísima a la que se llama "marfil vegetal" con la que
se elabora una apreciada artesanía. Tallando dicha semilla se elaboran
colares finos y elegantes, figuras, llaveros, pulseras, etc. y sobre todo
la semilla de la tagua es muy apreciada por las industrias fabricantes
de botones para camisas y pantalones.
Entre la fauna abunda el puma, el jaguar, el oso hormiguero, el tapir,
el capibara, monos y sobre todo venados. Tambien hay una extraordinaria
variedad de aves: loros, guacamayos, pavas, garzas, opropéndolas,
etc.
La selva seca recuerda a ciertos paisajes africanos y podría esperarse
la aparición de algún elefante o león sino fuera
porque estamos en América. La fauna de ambas selvas se entremezcla
según la conveniencia de los animales y podemos encontrarnos casi
las mismas especies. Pero la vegetación experimenta un cambio absoluto,
de repente se pasa del bosque humedo y oscuro a la luz abrasadora del
bosque seco. Entre los nuevos árboles destaca el palo de santo
y los extraordinarios y raros ceibos. Un nuevo animal tambien hace su
aparición, son enormes iguanas que nos observan desde los árboles.
Y por fin se llega a la aldea de Agua Blanca, donde vive la comunidad
de indígenas manteños.
AGUA BLANCA
Y LA CULTURA MANTEÑA
Agua Blanca, hoy en dia es un conjunto de cabañas tradicionales
de caña y palma donde viven los actuales indígenas manteños.
Dando un paseo desde la aldea se llega al lugar donde se extiende el área
arqueológica con incipientes excavaciones, abandonadas por falta
de medios, aunque bajo la tierra se ocultan con toda certeza verdaderos
tesoros de la cultura manteña que hasta ahora se han escapado a
la depredación de los huaqueros.
Los actuales indígenas se esfuerzan en presentar proyectos para
poder rescatar un pasado que es de interés para toda la humanidad,
además de encuadrar estos proyectos arqueológicos dentro
de una idea más amplia de crear un complejo turístico en
el Parque Nacional de Machalilla que les permita operar adecuadamente
en las tierras que han habitado desde siempre y poder obtener beneficios
de los ingresos que el turismo pueda dejar, siempre dentro de los parámetros
del turismo sostenible. Lo cierto es que los restos hasta ahora encontrados
en las excavaciones. atestiguan que Agua Blanca fué en su dia un
importante centro ceremonial y administrativo durante la época
de esplendor de la civilización manteña. Algunos de los
hallazgos pueden contemplarse en el fabuloso Museo Arqueológico
de Quito y en el propio Museo que la comunidad manteña ha creado
en Agua Blanca y que mantiene como pueden con una total escasez de medios
para ello.
En el territorio que hoy ocupa el Parque Nacional de Machalilla se desarrolló
la cultura manteña-huancavilca durante el largo Periodo de Integración
situado del 500 al 1532 d. de c. Los manteños estaban constituidos
en señoríos independientes, siendo Salangome (actualmente
Salango, situado a 4 km. de Puerto López) el de mayor influencia
en la costa manabita. La capital fue el sitio monumental de Agua Blanca.
Este señorío se extendió por el norte de Manabí
hasta Esmeraldas motivado por el interés de controlar los puntos
estratégicos de conexión entre las rutas de intercambio
terrestres y marítimas. Los manteños fueron grandes navegantes
que cruzaron el oceáno hacia Centroamérica y Perú,
siendo sus principales mercancías de comercio la concha "spondylus",
tejidos de algodón y objetos de oro, plata, cobre y espejos de
obsidiana.
Sin perder su antigua combatividad, en la actualidad intentan hacer frente
de una manera activa reivindicando el protagonismo que les corresponde
ejercer en sus tierras. Ellos celebran todos los años una marcha
reivindicativa haciendo coincidir este acto con la fecha del 12 de Octubre
en la que asisten ataviados con los atuendos tradicionales y vuelven a
surcar las aguas del Pacífico en embarcaciones como las que usaron
sus antepasados construídas con caña y totora.
Tras el recorrido
por el exhuberante interior de Machalilla, puede (y es la manera más
idonea) regresarse de Agua Blanca hacia la costa sobre los lomos de caballos
que facilitan allí mismo.
EL LITORAL
DEL PARQUE NACIONAL DE MACHALILLA
La costa de Machalilla es un territorio virgen e inalterado, bañado
por el alto y espumoso Oceáno Pacífico. La vegetación
que predomina en el litoral es la propia de selva seca tropical, abundando
el Palo de Santo.
En realidad el territorio marítimo está compuesto por dos
sectores: la propia costa y el insular, en los límites de la famosa
Isla de la Plata.
La costa puede ser recorrida en
una jornada de caminata, durante la que se pueden pasear las más
afamadas playas salvajes, como la de Tortuguero o la Playa de los Frailes,
que se abren en forma de calas de blancas arenas entre dos espolones rocosos,
presentando una bellísima estampa. En estas playas es dificil encontrarse
con persona alguna, i por tanto es fácil el gozar de la soledad
más absoluta frente a una naturaleza marina esplendorosa.
El plato fuerte del parque marítimo es la Isla de la Plata a la
que se accede en pequeñas lanchas a motor que pueden contratarse
en cualquiera de la agencias de Puerto Lopez. Los propios indígenas
manteños gestionan una de estas agencias (Agua Blanca) como un
medio más dentro de los proyectos turísticos-culturales
en los que están empeñados.
La travesía marítima desde Puerto López es de unas
dos horas de duración hasta la Isla de la Plata. Durante el trayecto
existe la oportunidad de presenciar el espectáculo sobrecogedor
de las ballenas jorobadas o corcovadas que viajan desde la Antártida
hasta estos litorales para desovar en aguas cálidas, durante los
meses de junio a septiembre. Es impresionante ver saltar a escasos metros
los gigántescos cuerpos de las ballenas zarandeando como a un cascarón
las naves, mientras dan tremendos golpes sobre el agua con sus enormes
colas negras y blancas.
Desembarcando en la pedregosa playa de la Isla de la Plata se realiza
una travesía dentro de su territorio en la que se emplean unas
seis horas de marcha tranquila. El interior de esta isla está repleto
de bellos rincones que se asoman a impresionantes acantilados contra los
que rompe el oceáno en bravas e impetuosas olas. Su fauna es sin
duda el tesoro que más interés ofrece, especialmente el
mundo de las aves endémicas de estos parajes que es común
con el de las Islas Galápagos. Abundan las tres especies de (pajaros)
piqueros: los de patas azules, los de patas rojas y los de "antifaz";
tambien hay fragatas, gaviotas de cola bifurcada, albatros y pelícanos,
todos ellos en gran cantidad, pudiendo ser observados practicamente rozando
a los animales.
Entre los mamíferos, además de las ballenas tambien pueden
verse alguna pequeña colonia de leones y lobos marinos que completan
la fauna más llamativa que se da en esta isla.
El Parque Nacional de Machalilla es sin duda uno de los paraísos
menos conocidos de la costa de los paises andinos y posee un buen elenco
de atractivos entre sus variados ecosistemas a los que hay que sumar las
riquezas culturales que contiene heredadas de las civilizaciones amerindias
que poblaron históricamente estas tierras costeñas de belleza
simpar.
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