Del
euro al euroimperialismo
Heinz
Dieterich Steffan, en "Correos para la Emancipación"
(10
de Enero de 2002)
La flamante moneda europea,
el euro, es mucho mas que un empujón económico. Significa,
al mismo tiempo, la vigorización de la euroidentidad, del eurocentrismo
y del euroimperialismo, es decir, la aparición de un nuevo Leviathan
en la arena de la historia mundial.
Doce de los quince Estados-miembros de la Unión Europea (UE) participan
en la nueva zona monetaria, comúnmente llamada Euroland: Bélgica,
Alemania, Finlandia, Francia, Grecia, Italia, Irlanda, Luxemburgo, Holanda,
Austria, Portugal y España. Quedaron fuera solo Gran Bretaña,
Dinamarca y Suecia. Sin embargo, la influencia de la nueva moneda trasciende
con mucho los doce países que la adoptaron formalmente como moneda
"nacional" exclusiva.
Muchas excolonias, colonias y neocolonias de la nueva superpotencia europea
y hasta el Papa, adoptaron el nuevo estándar pecuniario; entre
ellas la Guayana francesa, Guadalupe, Martinique, Mónaco, San Marino,
el Vaticano, Andorra, Kosovo y Montenegro. Monedas nacionales con paridad
fija se encuentran en 16 países africanos, por ejemplo, en Guinea Bissao, Nigeria, la Republica del Congo, Senegal y Costa de Marfil. Pero la influencia del euro llega también a los países que lo
rechazaron. En Dinamarca, el 75 por ciento de los negocios ha decidido
aceptar la nueva divisa y en Inglaterra, Suecia, Polonia y los otros doce Estados de Europa oriental y del Sur, las empresas vinculadas al turismo
y al sector externo no tendrán tampoco ninguna otra alternativa.
Más del 50 % de las exportaciones británicas son absorbidas
por la Unión Europea y alrededor de 14 millones de turistas europeos
derramaran anualmente miles de millones de euros en la isla. De tal manera
que la fobia de los isleños a los de tierra firme sufrirá
el mismo destino que su fobia contra el túnel del Canal de la Mancha.
Cuando se planeaba el túnel ferroviario entre Francia y Gran Bretaña
(Chunnel) los isleños estaban en contra, porque temían que
se pasaran ratas rabiosas del continente al reino de su Majestad. Felizmente,
la ciencia moderna impidió tal invasión y el túnel
se construyó. De hecho, el poder económico del nuevo bloque
es tan grande que el "espléndido aislamiento" del pasado
será tan pronto una reminiscencia romántica mas en la memoria
colectiva inglesa, como ya lo son el imperio británico y el pirata,
Sir Francis Drake.
Cumpliendo un largo sueño de treinta años de la elite política
europea y dando fe de una obra maestra de logística, el 2 de enero
del 2002 ---después de tres años como moneda virtual, es
decir, sola para transacciones interbancarias fueron entregado 52 mil
millones de nuevas monedas y 14.9 mil millones de nuevos billetes del
euro a 302 millones de ciudadanos en los doce países mencionados.
Además, decenas de millones de maquinas automáticas de venta,
teléfonos públicos, etc., fueron readecuadas a la moneda,
sin ningún problema, de tal manera que la nueva superpotencia demostró
convincentemente su capacidad de participar de igual a igual con Washington
en la competencia por el control económico de la aldea global.
La fuerza económica de euroland se expresa en las siguientes cifras:
alrededor del 16.2 % del Producto Domestico Mundial (PDM) se genera en
esta zona, frente al 22 % de Estados Unidos y el. 7.6 % de Japón;
el PDM alcanza 6,3 billones de euros versus 8.6 de Estados Unidos y 4
billones de Japón; la participación en las exportaciones
mundiales representa el 19%, comparado con los 15 % de Estados Unidos
y el 9 % de Japón; finalmente, la capitalización bursátil
como porcentaje del Producto Domestico Nacional representa, en los tres
casos, el 66, 128 y 74 %, mientras que potencial demográfico es
de 302, 272 y 127 millones de personas.
La nueva superpotencia económica es el resultado de un proceso
histórico de1.500 años. Desde los tiempos del imperio romano
no existía una Europa unificada con identidad, moneda y ejercito
común. Carlomagno, el magnicida del campesinado libre germánico,
trató de resucitar el proyecto romano en el siglo IX, pero fracaso.
Carlos V, el magnicida de los indígenas americanos no tuvo mayor
éxito en el siglo XVI. Y Hitler, el magnicida de los pueblos europeos,
fracaso en el mismo intento de construir por la fuerza, lo que hoy es
la Unión Europea.
La unificación institucional elitista, pero pacifica, es por lo
tanto, uno de los rasgos mas notables de la flamante superpotencia. Es
esa génesis que explica que, hoy día, la Unión Europea
sea probablemente única (exceptuando a Suiza) en su respecto a
la multiculturalidad, plurietnicidad y al federalismo, en la sociedad
global; mucho más, inclusive que los Estados Unidos en toda su
historia, marcada por la esclavitud de los afroamericanos y la destrucción
de los indígenas. Esa trascendental diferencia con los Estados
nacionales históricos -que fueron imposiciones sangrientas sobre
grupos de pueblos sometidos- no debe engañar, sin embargo, a nadie
sobre el futuro papel que jugara la UE en la política mundial. Es mejor para los países neocoloniales que haya dos amos en la aldea global,
en lugar de uno (Washington), porque abre oportunidades de negociación
que un sistema monolítico no ofrece. Por ejemplo, el posible cambio
de la composición de los 208 mil millones de dólares en
reservas internacionales que tiene China, le proporciona un arma económico
de negociación fuerte; asimismo, el fin de la hegemonía
del dólar como moneda mundial le quita a Washington, lo que equivalía
a una capacidad crediticia global sin intereses.
Sin embargo, la democracia burguesa interna es perfectamente compatible
con la explotación y la opresión externa. En este sentido,
el nuevo imperio romano no será diferente al primero: nace como
el Dios Janus, con dos caras. La bella para los ciudadanos del imperio:
la terrible para los del Tercer Mundo
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