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Precariedad

 

Desesperación en Sintel

Josep Garganté Closa, en "La Vanguardia" (7 de Mayo de 2003)

Dos puntos de sutura ha requerido el dirigente de CC.OO., José María Fidalgo, y 16 ataúdes han necesitado los trabajadores de Sintel para enterrar a sus amigos y compañeros.

Desde que empezó la venta de la empresa hasta hoy, 16 trabajadores de Sintel han muerto por ataques al corazón; depresiones y suicidio; accidentes de tráfico al ir del “campamento de la esperanza” a su ciudad a ver a sus familiares, etcétera. Por no hablar de los problemas personales que muchos de ellos han sufrido: atención psicológica, divorcios, hijos sin poder ir a la universidad, etcétera.

Como dijo Bertolt Brecht: “Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Quitarte el pan. No curarte de una enfermedad. Meterte en una mala vivienda. Empujarte hasta el suicidio. Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo. Llevarte a la guerra, etcétera... Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado”.

No espero que los grandes periódicos y las televisiones expliquen las razones que pueden llevar a un hombre a la desesperación y a que le hierva la sangre. Sobre todo si es un trabajador que se enfrenta al Gobierno, a la mayor multinacional española y a la dirección del sindicato mayoritario en el país...

Para finalizar, si los trabajadores de Sintel rechazaron 600 ofertas de trabajo, ¿por qué no se les retiró el subsidio de desempleo?. O el Gobierno, la patronal y la dirección sindical mienten o el propio Gobierno se salta sus leyes a la torera y da dinero gratis a los trabajadores. Evidentemente, apuesto por la primera explicación.