El conflicto de Sintel ha costado la vida a 14 trabajadores de la compañía
"El
Periódico de Aragón"
(4 de Junio de 2001)
La crisis desatada en la empresa Sintel ha tenido graves consecuencias para
sus trabajadores: 14 empleados han muerto desde que estalló
el conflicto, siete por suicidio, siete por infarto, otro más
está rehabilitándose tras dos meses en coma y hay 70
trabajadores más en tratamiento psiquiátrico. Además,
el 80% de las esposas e hijos de los trabajadores afectados por el
expediente sufren depresión o estrés, según datos
de los delegados sindicales que publica "Interviú"
.
Los trabajadores
de Sintel, que mantienen la lucha por sus puestos de trabajo desde
1991, decidieron dar el paso más arriesgado el pasado mes de
enero al iniciar una acampada en la madrileña avenida de la
Castellana, y están decididos a mantenerla hasta que consigan
cobrar las 10 nóminas que les deben y se elabore un plan de
futuro.
El informe de la revista añade que el daño que la suspensión
de pagos de Sintel ha causado entre sus trabajadores tiene aún
una amplitud desconocida, ya que nadie es capaz de cuantificar cuántos
infartos sin resultado de muerte se han producido entre los trabajadores.
La plantilla de Sintel ha aprovechado las juntas de accionistas de
las filiales de la operadora para protestar.
Carta
de apoyo a los trabajadores de Sintel
15
de Julio de 2001
Ante la inminencia del periodo vacacional, y con la intención
de lograr cuanto antes una solución para los/as trabajadores/as
de Síntel, se va a enviar al Director de "El País",
para su publicación, una "Carta Abierta sobre Síntel
al Presidente del Gobierno" (ver abajo), siempre que haya un número
suficiente de personas que suscribamos esta Carta.
CARTA
ABIERTA SOBRE SÍNTEL AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Sr. Presidente del Gobierno:
Quienes suscribimos esta carta abierta nos solidarizamos con los trabajadores
de Síntel y apoyamos su justa y pacífica lucha por una
solución que el propio Parlamento de la Nación ha exigido
unánimemente al Gobierno, mediante una Resolución aprobada
por el Congreso de los Diputados el 17 de abril pasado y que, todavía
al día de hoy, sigue sin haber sido cumplida, a pesar de tratarse
de un mandato de la soberanía popular.
Con esta carta, queremos
aportar nuestro grano de arena a la movilización general del
pasado 22 de junio en apoyo de los trabajadores de Síntel, convocada
en todos los Centros de trabajo de España, en la que participaron
más de dos millones de trabajadores y que concluyó en
una gran manifestación de miles de ciudadanos ante la sede central
de la empresa Telefónica, en la Gran Vía de Madrid.
Esa movilización
general en todo el país estuvo precedida por muchos otros actos
de solidaridad, a todo lo largo y ancho de la geografía nacional,
generados por la tenaz y ejemplar lucha que sostienen los trabajadores
de Síntel desde el inicio de su acampada en el Campamento de
la Esperanza desde hace ya más de cinco meses, día a día,
noche a noche, con frío, con lluvia -mucha lluvia- y, ahora,
con las insoportables temperaturas de la canícula del verano.
Sin olvidar el largo encierro, de más de 80 días, que
protagonizaron "las mujeres de Síntel" en la madrileña
Catedral de la Almudena, y que abandonaron finalmente en señal
de buena voluntad para favorecer una negociación seria y una
solución justa.
Por sólo citar
algunas muestras de esta ingente movilización social, queremos
resaltar la entrega, en el Campamento de la Esperanza, del importe recaudado,
peseta a peseta, entre los trabajadores de Telefónica para sostener
a sus compañeros de Síntel. O también, el encierro
mantenido en Cataluña por los trabajadores de Telefónica
en solidaridad con los 1.500 acampados en Madrid y para pedir al Gobierno
una solución ya. O la visita conjunta de 15 alcaldes y regidores
de la Comunidad de Madrid al Campamento, para manifestar su apoyo y
solidaridad a estos trabajadores, al día siguiente de que el
Presidente de la Patronal madrileña pidiese el desmantelamiento
del Campamento de la Esperanza porque, según él, "degrada
la imagen de la ciudad", sin importarle nada otra degradación
más importante: la de la vida de los propios trabajadores y sus
familias. O el apoyo recibido de Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos
de múltiples localidades del país. O, asimismo, la presencia
en el Campamento y las muestras de solidaridad de personalidades del
mundo de las artes, las letras, la cultura, la ciencia o la política,
como el Premio Nobel de Literatura José Saramago, la también
Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, el catedrático
y escritor José Luis Sampedro, los cantautores Elisa Serna y
Luis Pastor; escritores como Rosa Regás, Juan José Millás
o Rosa Montero; sindicalistas como Antonio Gutiérrez o José
María Fidalgo; políticos como José Luis Rodríguez
Zapatero, Gaspar Llamazares, Pedro Sabando o Inés Sabanés;
y muchos otros... La lista sería interminable y estaría
siempre incompleta.
La causa de los trabajadores
de Síntel, que luchan por algo tan elemental, reconocido por
la Constitución Española, como es el derecho al trabajo
y el abono de las nóminas que se les deben, ha levantado una
oleada de solidaridad social y ciudadana sin precedentes. ¡Parece
mentira que hoy, en pleno siglo XXI, haya que estar luchando por cosas
tan evidentes y elementales, ahí tirados, como dice Saramago,
en medio de la Castellana, en una inmensa patera, frente a unos emblemáticos
edificios de la Administración del Estado!
Después de más
de cinco meses, Gobierno y Telefónica parecen seguir empeñados
en mirar para otro lado, sin querer ver esta inmensa patera de Síntel,
descapitalizada por gestores con pocos escrúpulos, a los que
nadie pide cuentas, y varada en los aledaños de uno de los centros
neurálgicos de la capital de España, insensibles al sentir
generalizado de la ciudadanía y al mandato soberano de las Cortes
Generales de la Nación.
Ante esa deplorable actitud,
Sr. Presidente del Gobierno, quienes suscribimos esta carta abierta,
lo hacemos con un doble fin: En primer lugar, para expresar nuestra
solidaridad y apoyo a los trabajadores de Síntel y para exteriorizar
también nuestros sentimientos a la opinión pública
y a la sociedad en general, a la vista de que muchos medios de comunicación
mantienen una cortina de silencio sobre este conflicto, sus causas y
sus causantes, sobre la situación de estos trabajadores y sus
familias, y sobre las vías de solución posibles si hay
un mínimo de voluntad política.
Y en segundo lugar, para
decirle claramente al Gobierno que estamos hartos de la situación
de parálisis con que mantiene empantanado este conflicto; que
estamos hartos de su inacción, de que siga mirando para otro
lado como si aquí no pasara nada, de que se desentienda de los
problemas reales de estos trabajadores, a diferencia del empeño
que pone cuando lo requieren intereses más poderosos.
Queremos unir nuestras
voces a las del resto de trabajadores de todo el país para exhortar
al Gobierno a que no siga por ese camino, a que se comprometa en la
mesa de negociación exigida por el Congreso de los Diputados,
a que preste atención a las justas demandas de los trabajadores
de Síntel y a que dé una solución real, digna y
pactada, de una vez por todas, a este problema.
El Gobierno que Vd. preside
tiene una responsabilidad compartida en la situación que viven
estos trabajadores. Telefónica era una empresa pública
cuando tanto el Gobierno socialista como el suyo, que acababa de ganar
las elecciones, dieron el beneplácito a la venta de Síntel
a Mas Canosa, en unas condiciones que ya han dado lugar a que la Fiscalía
abra diligencias para investigar. Más de cinco meses acampados
en medio de la calle, en condiciones precarias y alejados de sus familias,
merecen ya una respuesta.
Si su Gobierno es incapaz
de asumir sus responsabilidades como tal, si es incapaz de cumplir el
mandato aprobado por unanimidad en el Parlamento de la Nación,
si no quiere recoger o no sabe interpretar lo que ya es un inmenso clamor
(no sólo del conjunto de los trabajadores del país, sino
también de la inmensa mayoría de la sociedad), tendrá
que asumir más pronto que tarde su cuota de responsabilidad y
las consecuencias del creciente malestar social y de la humillación
que su dejadez, su miopía y su inacción están generando
por doquier.
La pacífica y
ejemplar lucha de los trabajadores de Síntel interpela a toda
la sociedad y constituye un referente obligado no sólo en nuestro
país, porque, con su lucha, están defendiendo también,
con la máxima dignidad, el futuro de todos los trabajadores.
Es simplemente inhumano
seguir ignorando su situación. Urge una solución ya. Esperamos,
Sr. Presidente, que el nivel de sacrificio y lucha que estos trabajadores
están demostrando tenga una respuesta de su Gobierno a la altura
de las circunstancias.
Suscribo la "Carta Abierta sobre Síntel al Presidente
del Gobierno"
Nombre y Apellidos; Profesión; Domicilio; Teléfono; Nº
de D.N.I. o Pasaporte:
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