Manifiesto
del Movimiento de Resistencia Global de Madrid(MRG) sobre Praga2000
Movimiento
de Resistencia Global, de Madrid (Septiembre de 2000)
En estos últimos
tiempos y en respuesta a las injusticias y desigualdades derivadas de
la política neoliberal, se están desarrollando por todo
el mundo (desde Chiapas a Seattle) movimientos y organizaciones de diferentes
características que apuntan todas ellas contra el genocidio de
la globalización.
Miles de
banqueros, economistas e inversores de todo el mundo irán entre
los días 26 y 28 de Septiembre a Praga para participar en el
55º encuentro anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el
Banco Mundial (BM) y proponer un esquema de liberalización completa
de la economía mundial, esquema que ellos presentan como el único
instrumento viable para solucionar los problemas del mundo. Por contra,
nosotr@s consideramos que este modelo de capitalismo global sustentado
por las políticas del BM y el FMI y otras como la Organización
Mundial del Comercio (OMC), etc., son las principales causas de los
persistentes problemas mundiales, agravan aún más la destrucción
medioambiental y aumentan las desigualdades económicas y sociales
de la mayoría de la población. Esta reunión es
un reto para tod@s l@s que miramos con preocupación el destino
a que tiende nuestro mundo.
El FMI y el BM, una punta de iceberg de la globalización
Cuando acabó la
II Guerra Mundial, el capitalismo internacional se encontró con
la necesidad de reestructurar y ampliar el sistema productivo y financiero.
Los EEUU., hegemónicos triunfadores, se convirtieron en los promotores
y ejecutores de la constitución del BM y el FMI, en la reunión
de Bretton Woods de 1944, como instrumentos esenciales para el despliegue
de una nueva fase de dominación y explotación sobre los
pueblos de la tierra.
* El FMI, en principio,
fue creado para recomponer la estabilidad monetaria del mundo con dos
finalidades fundamentales: supervisar la paridad entre las monedas;
y ayudar a los países miembros endeudados con el exterior a través
de la concesión de los créditos proporcionados por un
Fondo formado por las aportaciones de los países firmantes. Actualmente,
173 países están adheridos al FMI.
* El BM, bajo la mascarada
de desarrollo, financia carreteras, embalses, centrales eléctricas
y toda la infraestructura necesaria para el beneficio del gran capital.
Después de financiar la reconstrucción de la Europa de
la posguerra, el BM actúa casi exclusivamente en los países
periféricos. Al BM pertenecen 151 países, cada uno de
ellos con una cuota compatible con su propia fuerza económica.
Tanto en el BM como en el FMI tienen poder de decisión los países
del Centro que poseen más cuotas de participación.
Las recomendaciones y
programas de política económica de estas instituciones
se han aplicado en la mayoría de los países del mundo,
ya sea bajo medidas de carácter neoliberal -en los países
centrales- o bien a través de los conocidos programas de ajuste
estructural -en las economías empobrecidas de la periferia- bajo
el yugo de la deuda.
Lejos de conseguir los
objetivos de estabilidad y crecimiento económico, los programas
y las recomendaciones del BM y el FMI han proporcionado el medio y el
tiempo necesarios para que los bancos y las instituciones financieras
continúen extrayendo dinero de la periferia y cargando el peso
de la deuda sobre los pobres. Han conseguido abrir las economías
periféricas a los voraces capitales transnacionales, eliminar
regulaciones, tanto en el área laboral como medioambiental, y
establecer bases industriales con bajos costos de producción
para que las compañías transnacionales puedan competir
con ventajas.
Las consecuencias sobre
las poblaciones y el medio ambiente son devastadoras. El nivel de incertidumbre,
pobreza y explotación al que se ven abocados cada día
mayores contingentes de personas en el mundo está relacionado
de manera directa con la actuación de estas instituciones que,
a menudo, reciben el apoyo incondicional de las elites gobernantes de
los respectivos países y demuestran así, de manera clara,
que la política institucional está al servicio de los
poderosos intereses industriales y financieros.
El poder global al margen de la sociedad
Las estructuras y funcionamiento
de instituciones como el FMI, el BM, la OMC, el G-7..., reflejan con
toda claridad los valores y las formas dictatoriales de los actuales
gestores del capitalismo. Los países más ricos disponen
de funcionarios especializados que se desplazan por todo el planeta,
celebran reuniones semiclandestinas, presionan a los gobiernos para
que defiendan sus propuestas y las lleven al resto de los países
para que sean aprobadas bajo la amenaza de sanciones en forma de retirada
de ayudas, subvenciones, y/o cancelación de compras.
Estas instituciones se
han convertido, poco a poco, en auténticos gobiernos mundiales
en la sombra que, fuera de todo control democrático, imponen
en el ámbito planetario sus políticas sangrantes, pasando
incluso por encima de las instituciones parlamentarias y de gobierno,
para evitar el control y la crítica de la sociedad civil y las
manifestaciones de oposición.
La democracia, la capacidad
de decisión de l@s ciudadan@s, está subordinada a los
intereses de los grandes grupos financieros y empresas transnacionales.
Todo se sacrifica en su beneficio y en el de la economía capitalista
global.
Explotación, pobreza, marginación,
exclusión
En el ámbito social,
la actuación coordinada de estas instituciones -junto con la
OMC y los grandes grupos económicos transnacionales- supone la
extensión de la pobreza y la desigualdad entre ricos y pobres
en todo el mundo.
* Actualmente, más de la mitad de la población pasa
hambre. Según el informe de 1997 de la Conferencia de las Naciones
Unidas por el Comercio y el Desarrollo (CNUD), se llega a la conclusión
que la globalización en su forma actual es responsable del incremento
de las desigualdades.
El capitalismo global
supone el empobrecimiento e imposibilita la supervivencia en cada vez
más numerosas regiones del planeta. Dado que las grandes empresas
y gobiernos en su afán de beneficios utilizan leyes de un mercado
sin escrúpulos para rebajar salarios y precarizar las condiciones
de trabajo instrumentalizando a millones de personas que se ven forzadas
a emigrar hacia los países del centro en búsqueda de una
prosperidad ficticia y se convierten así en víctimas del
racismo y de la explotación extrema.
En el marco de la Unión
Europea (UE), la dinámica actual de la economía capitalista
convive con más de 35 millones de pobres y alrededor de 18 millones
de personas en el paro. En el Estado Español, el número
de pobres se acerca a los 8 millones, mientras que los niveles de precariedad
laboral que sufre la sociedad -como consecuencia de las medidas de competitividad
y flexibilidad recomendadas por el FMI e impuestas por el gobierno de
turno- son sangrantes. Así, durante los años 90, los contratos
temporales crecían continuamente, a la vez que se reducía
la duración media de los mismos. En febrero del 98 y del 99,
el INEM registró 996.000 contratos de los cuales el 91% fueron
temporales.
La tasa de temporalidad de l@s asalariad@s español@s (del 35%
en 1995) triplica -según Eurostat- la media del resto de la UE.
La siniestralidad laboral (consecuencia directa de la precariedad) representa
una cruda realidad para muchas familias. Según el Ministerio
de Trabajo, los accidentes de trabajo registrados por baja laboral han
experimentado un incremento anual del 12'7% entre 1995 y 1999. Se ha
pasado de 1,1 a 1,6 millones de accidentad@s. Los accidentes graves
(hay 4,2 muert@s por jornada laboral) tienen más víctimas
en el empleo precario. Las cárceles, los cuerpos de seguridad
y el ejército se están erigiendo en gendarmes del "orden"
en unas sociedades cada vez más desestructuradas en el ámbito
social (educación, pensiones, sanidad pública, etc.).
Las políticas globales, ecológicamente
inviables
El actual modelo socioeconómico
impuesto a través del proceso de globalización resulta
ecológicamente inviable. El uso masivo de energías fósiles
(petróleo, gas...) no renovables en la base del proceso de producción
y distribución a gran escala (infraestructuras faraónicas
de transporte y comunicación, por ejemplo las redes transeuropeas
de transporte, comunicación y energía) tienen un gran
impacto ecológico a través de las crecientes emisiones
de gases contaminantes (CO2 , NO2) que afectan de manera clara en el
equilibrio de los ecosistemas a través de procesos como el del
cambio climático y ponen en peligro la vida futura del planeta.
Recursos indispensables como el agua, de vital importancia, sufren un
proceso de sobreexplotación con graves consecuencias futuras
inmediatas en muchas áreas de la tierra.
El mundo agrícola
ha sufrido también los graves impactos de las políticas
del BM y el FMI. La revolución verde ha supuesto la eliminación
de las producciones locales adaptadas a su entorno, sustituidas por
variedades híbridas comerciales que exigen enormes cantidades
de abonos fitosanitarios sintéticos que han provocado desertización,
polución y contaminación de suelos, aguas y entorno, y
pérdida de nutrientes. Los resultados son evidentes: creciente
desaparición del mundo rural y enriquecimiento de grandes latifundios
y del agrobusiness. Las nuevas biotecnologías de manipulación
genética, lejos de aportar soluciones a la agricultura como el
BM y el FMI defienden, suponen aún más el empeoramiento
global de cultivos, ecosistema y campesinos para favorecer a los gigantes
de la genética.
En el caso español,
se está creando una red de alta velocidad ferroviaria (TAV) y
otra de velocidad alta de unos 2500- 3000 km para enlazar las grandes
zonas metropolitanas. Los impactos ambientales de estas infraestructuras
de transporte son notables: pérdida de usos del suelo; destrucción
de ecosistemas enteros; eliminación sistemática o de forma
gradual de la flora y la fauna de la zona; desprendimientos y movimientos
de tierras debidos al estado desestructurado en que se deja el suelo;
concentración y aumento de gases contaminantes, muchos de los
cuales son los principales causantes del calentamiento global.
En los países periféricos, para atraer los capitales internacionales
y hacer más "competitivas" sus economías –tal como dictan
los organismos globales–, se ven obligados a sobreexplotar sus materias
primas (únicas fuentes de divisas para muchos) desprotegidas
por la práctica inexistencia de legislaciones ambientales. Esto
supone un incremento notable de la deforestación y destrucción
de mucha biodiversidad, ya sea por la tala indiscriminada de árboles,
por la creación de monocultivos, por la explotación minera,
etc. y la sobreexplotación de todos sus recursos naturales (pesca,
minería, hidrocarburos...).
Muchas de las actividades
industriales altamente costosas en términos ecológicos
se exportan a los países periféricos (informe 1991 del
BM), al igual que muchos de los residuos peligrosos con lo que muchas
de estas áreas geográficas se están convirtiendo
en verdaderos vertederos y trampas mortales para la mayoría de
su población.
Las migraciones ambientales
serán una de las variables a tener en cuenta por lo que respecta
al fenómeno migratorio. Las grandes infraestructuras que provocan
brutales desplazamientos poblacionales, como las presas de las Tres
Garganatas en China y la del Valle de Narmada en la India, promovidas
por el BM, son muestras del futuro ya presente para millones de personas.
En el Estado Español la presa de Itoiz es otra muestra de
falta de escrúpulos para construir infraestructuras funcionales
a los poderosos y destructoras del entorno y formas de vida.
Organicemos las resistencias ante la ofensiva
del capital global
Consideramos que la respuesta
está en la movilización de la sociedad civil. Es una urgente
necesidad encontrar alternativas al modelo económico imperante.
Se debe situar los seres
humanos como eje y centro de la vida social y de la actividad política,
lo que significa que la satisfacción de las necesidades de las
personas de todo el mundo y el ejercicio de sus derechos tienen que
estar garantizados por encima de cualquier otra consideración,
por encima de la rentabilidad de las inversiones o la competitividad
de la economía.
La cooperación
y la solidaridad tienen que sobreponerse a los intereses particulares
garantizando la equidad y el equilibrio en el reparto de la riqueza
y el trabajo. En especial, es preciso hacer frente a la desigualdad
creciente entre Centro y Periferia y plantear una cultura alternativa
del trabajo a escala planetaria, basada en los planteamientos anteriores.
Entendemos la libertad como la facultad que tenemos tod@s para pensar
e intervenir en las actividades que nos afectan, por tanto es necesario
redescubrir el valor de la democracia en la política, más
allá del elitismo y profesionalismo de los actuales partidos
políticos. Es necesario descubrir el valor de la economía
colectivizada y cooperativa a pequeña escala, más allá
del capitalismo. En este sentido, es de gran importancia potenciar el
diálogo y la convergencia en aquellos movimientos sociales que
defienden el control, por el conjunto de la sociedad, de las actividades
políticas y económicas.
Debemos aprender a practicar y valorar las diferentes formas de trabajo
humano, no sólo el trabajo remunerado, como vías de realización
personal, de construcción comunitaria y reconocimiento de los
derechos.
Otro valor central es
la defensa del equilibrio ecológico y el respeto de la naturaleza.
Es necesario un replanteamiento del actual modelo de crecimiento y consumo
tanto en el ámbito personal como colectivo, así como revalorizar
la importancia de la economía local.
En definitiva, debemos
plantearnos una nueva forma de entender las relaciones entre las personas,
de carácter universal, acabando con el capitalismo depredador,
y en el marco de una sociedad que pondría en primer plano la
participación entre los seres humanos y la abolición de
las desigualdades sociales.
Nosotr@s, l@s que subscribimos
este manifiesto, somos un conjunto de personas y colectivos que nos
agrupamos bajo el nombre de Movimiento de Resistencia Global con la
intención de coordinarnos desde la base, de manera asamblearia
y participativa, en este caso, para reaccionar ante la cumbre del BM
y el FMI, y llevar a cabo iniciativas de carácter reivindicativo,
educativo y cultural, tanto aquí como participando en los actos
alternativos que se harán en Praga este septiembre. Pero esta
reunión del BM y el FMI no es excepcional en la lógica
de procesos capitalistas globalizantes que necesitan de la periodicidad
de estas cumbres para reforzar sus estructuras opresoras, por tanto
nuestra lucha es mucho más extensa y el Movimiento de Resistencia
Global pretende perdurar en el tiempo.
Entendemos esta iniciativa
como una movilización común que respeta y mantiene la
autonomía de los grupos y las personas participantes, y a la
vez, sirve para reforzar todas las voces en esta acción.
El FMI y el BM no tienen
ningún tipo de legitimidad democrática para reunirse y
programar políticas que afectarán a buena parte de la
población mundial. Por lo tanto, lo que sí es legítimo
es que todas aquellas personas afectadas por estas políticas
propias de la globalización nos organicemos para expresar nuestro
rechazo y nos coordinemos para plantear a la sociedad líneas
de transformación de esta realidad.
En muchas de estas luchas,
movimientos y organizaciones resaltan elementos que aportan alternativas
parciales pero reales de transformación social como son entre
otras la autogestión, solidaridad, consumo responsable, economías
locales, multiculturalidad, autonomía de las mujeres y sostenibilidad
ecológica. Nosotr@s nos sentimos parte de esta protesta y nos
identificamos con muchos de estos valores y queremos ampliar en nuestro
entorno el rechazo a instituciones como el BM, el FMI, la OMC y otras
de similar talante y construir, paso a paso, las alternativas necesarias
de transformación social, conjuntamente y paralelamente con los
otros pueblos del planeta.
Haciendo frente a la globalización del capital con la
globalización de la resistencia recuperamos el auténtico
sentido de la solidaridad.
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