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Palestina


Palestina
La sombra de Auschwitz


Suhail Hani Daher Akel, Embajador de Palestina en la Argentina
(Buenos Aires, 10 de Julio de 2002)

En esta locura, como formar la lógica. Ya no queda lugar ni siquiera a la exageración. La hipocresía mediática utilizada por el liderazgo israelí, intenta levantar el altar de la justificación, para mostrarse agredidos y agredir; mostrarse victima del terrorismo e imponer su terrorismo de estado; mostrar un riesgo en su seguridad y poner en riesgo la seguridad a los pueblos de la región, incluyendo su propio pueblo israelí.

Hasta donde alcanza la locura de Sharon, que llegó al poder con el objetivo de pulverizar la paz que Rabin construyo junto a Arafat en 1993, e impulsar su determinación confesa al diario israelí Ha´aretz, de vivir con la “espada en la mano”, o jactarse de su autobiografía titulada “El guerreo”, reflejando en su mirada comparable a la de Atilas, el símbolo de la violencia.

El diseño de la agresiva política israelí fue esbozado intelectualmente por el Nóbel de Literatura José Saramago, equiparando el sufrimiento judío con los nazis, al sufrimiento del pueblo palestino con los israelíes.

En la cúspide de la derrota en Beirut de 1982, Sharon transfirió su fracaso a los campos de refugiados de Sabra y Chatila, asesinando a cinco mil refugiados palestinos. Acunado en la misma cima de la derrota, luego de catorce meses de gobierno, la que solo le ofreció inseguridad y muerte a su pueblo israelí, traslado su nuevo fracaso al pueblo palestino y su liderazgo, sumándole más ocupación, muerte y dolor.

En el huracán de la violencia, sumar acusaciones y reproches no conducen a los objetivos de los pueblos. Pero vale señalar que la “madre de la violencia”, es la violencia de la ocupación israelí a Palestina desde hace 35 años, y es la violencia del poder militar sobre la población civil palestina, cuya principal arma es la piedra y la voluntad de libertad como legitima resistencia.

Mientras un torrente de declamaciones y resoluciones son convertidas en tinta sobre papel por Israel, en el terreno, en estos meses y estas ultimas horas, Sharon convirtió a Palestina en la sombra de Auschwitz, con su olor y su sabor a muerte. Arremetiendo contra el bíblico pueblo palestino y su Líder Yasser Arafat, al que cerco militarmente durante cinco meses (1/12/2001-1/5/2002), destruyendo su presidencia en Ramallah, saqueando sus oficinas, asesinando a su guardia presidencial y deteniéndose en la línea roja a la espera de una orden para asesinar al Nóbel de la Paz 1994. Sereno y fortalecido el presidente Yasser Arafat, sin comunicación, ni luz y agua, expreso: “ me pueden martirizar y martirizar a todo el pueblo palestino, sin embargo, algún día, un niño palestino izara la bandera palestina sobre Jerusalem”.

Ante esta caótica situación en la que la sangre baña al pueblo palestino e israelí, la comunidad internacional debe exigir la renuncia de Sharon, someterlo al banquillo de los acusados de Crímenes contra la Humanidad en el Tribunal Penal Internacional y dar lugar a que israelíes comprometidos con la “Paz de los Valientes”, guíen a un nuevo Israel junto a Palestina por el sendero de la paz, la dignidad y la convivencia.