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¿Qué
ampliación europea?
La ampliación de la Unión europea a los países del Este será uno de los puntos más importantes de la cumbre de Niza, el próximo mes de diciembre. Esta cuestión no debe ser dejada sin más en manos de la conferencia intergubernamental. Es a los pueblos afectados a quienes corresponde pronunciarse, tanto sobre la propia adhesión como sobre las reformas estructurales que la Unión Europea quiere imponerles. La ampliación de la Unión Europea hacia el Este es en primer lugar una cuestión política (1). Ha estado marcada en primer lugar por la herencia de la guerra fría y del enfrentamiento entre sistemas. A partir de la caída del muro de Berlín, en 1989, los gobiernos de Europa occidental han dicho a las poblaciones de esos países: renunciad a la utopía socialista y entrad en las filas de la civilización y de la modernidad, uniéndoos a nuestro club de ganadores. Aunque confrontada a sus promesas, la UE no controla ninguno de los más importantes problemas que plantea la ampliación para ella misma y para la Europa del Este. Hasta hoy, diez países
de Europa central y oriental (PECO) han presentado su candidatura a
la adhesión a la Unión Europea (2). La integración
de estos diez países representaría un aumento de 105 millones
de habitantes, pero un aumento del PIB de solo el 3-4% pues los PIB
por habitante de los PECO son inferiores a 5.000 dólares (salvo
el de Eslovenia que es del doble) mientras que la media europea es de
2.000 dólares: la suma acumulada de los PIB de los países
candidatos (con alrededor de 100 millones de habitantes) es inferior a la de los Países Bajos (15 millones de habitantes). Se ha emprendido el procedimiento de negociación a partir de marzo de 1998, pero distinguiendo entonces, entre los diez candidatos, cinco primeros (3) según el grado que se les supone de avance . Los criterios llamados de Copenhague (del nombre del Consejo que los había adoptado los días 21 y 23 de junio de 1993) eran tenidos en cuenta por la Comisión para juzgar la preparación a la futura adhesión: 1) una democracia política:
encarnada teóricamente por el pluralismo político, esta
es interpretada prácticamente en función de quien
resulta elegido, lo que sirvió en un momento dado para la exclusión
de Eslovaquia; La realidad del balance de diez años de transición es, en todas partes, un pluralismo político acompañado por el levantamiento de nuevos muros que son los del dinero y la pobreza, con una regresión social colosal para la mayor parte de las poblaciones, la creación de enormes diferencias de nivel de vida y déficits exteriores que afectan incluso a los países más comprometidos en la órbita de la UE, con todos los riesgos de inestabilidad gubernamental. Esta constatación, y los efectos desastrosos de la guerra de la OTAN en la región, han llevado a un giro de la UE: en diciembre pasado, en el Consejo de Helsinki, ha renunciado al planteamiento en dos fases, paralelamente a la puesta en marcha del pacto de estabilidad que ofrecía a los países no aceptados como candidatos acuerdos de estabilidad y de asociación a la UE. Estas aperturas son al mismo tiempo una constatación de fracaso camuflado concerniente a los cinco primeros y una voluntad, ampliando el procedimiento a todos, de no comprometerse con nadie. La ampliación hacia el Este puede servir para muchas cosas, la derecha liberal puede ver en ello el medio de diluir la Unión hacia una zona de libre cambio. Esta constatación empuja a los Verdes y los socialistas a decir a los PECO: dejadnos en primer lugar consolidar la Unión. Se puede añadir un argumento protector: no os suméis a la UE pues es regresiva. Pero todo esto se enfrenta
a muchas objeciones. En primer lugar, una respuesta lógica de
nuestros interlocutores de izquierda del Este (de Turquía o de
Chipre): puesto que la UE es tan dramática, ¿porqué
no llamáis en vuestro propio país a abandonarla?. Hay
que admitir, para nosotros, igual que en el Este, que puede ser más
creíble hoy pelear en y contra la Unión. En cualquier
caso, hay que dejar a cada pueblo y cada corriente política juzgar sobre ello, de forma incluso que pueda evolucionar. Pues en las
condiciones actuales, estas sociedades en transición sufren
de todas formas, las recetas liberales. Además no se puede tomar posición sobre el problema de la ampliación al Este sin juzgar los ajustes estructurales impuestos a los PECO en el marco de la transición hacia economías de mercado : los que preconizan esperar no ponen en cuestión los criterios (privatizaciones forzadas, austeridad presupuestaria, financiación por los mercados de capitales sin protección...) que tanto la Comisión europea como el FMI imponen. Debemos simultáneamente no bloquear los procedimientos de adhesión, denunciar las políticas impuestas y exigir que los pueblos de Europa del Este tengan su palabra que decir sobre las reformas sistémicas que les son impuestas así como sobre la ayuda que reciben para resolver sus crisis, tanto en el plano político como militar. Una construcción
diferente de Europa emergerá a la vez en el Oeste y en el Este
de Europa sobre bases comunes, a partir de debates y de combates dentro
y fuera de la actual UE. La cuestión central que debe plantear
una tal orientación alternativa es la subordinación del
comercio y del derecho de la competencia a los derechos humanos individuales y colectivos, en la OMC así como en la UE, tanto frente al FMI como frente a la Comisión europea. Crece la conciencia de que otra Europa podría hacer avanzar esos objetivos
a escala mundial.... La mayor incertidumbre reina sobre lo que serán las bases comunitarias en la adhesión. La Unión ha decidido mantener su presupuesto por debajo del 1,27% de su PIB: se quitará un poco del Sur para dar un poco al Este, a la vez que se transforma el PAC en el marco de las negociaciones de la OMC a fin de que la adhesión cueste lo menos posible.... Otro asunto sensible,
el de los intercambios comerciales con la UE. Hoy, la mayoría
de las exportaciones y de las importaciones de los PECO se hace con
la UE. Las importaciones se han disparado: bienes de consumo dirigidos
hacia los nuevos ricos, productos intermedios y de equipo mayoritariamente
importados por subcontratas de las firmas internacionales que deslocalizan
una parte de su producción. En cuanto a las exportaciones,
bastante más limitadas, son a menudo cosa de esas mismas firmas
occidentales (que provienen en primer lugar de Alemania y Austria).
Es notablemente el caso del mercado del vestido (ropa, calzado) cuya
parte se ha duplicado en las exportaciones de los PECO desde 1988, cubriendo
un desplazamiento relativo de deslocalizaciones de firmas europeas de
Asia hacia Europa del Este. El paro aumenta en todas parte mientras las transformaciones sistémicas están lejos de haberse acabado. La crisis balcánica, las sanciones a Serbia con repercusiones sobre los países vecinos, la guerra de la OTAN, con sus destrucciones y contaminaciones de las infraestructuras afectando principalmente al Danubio, han agravado brutalmente la situación. El Pacto de estabilidad para la Europa del Sur-Este, anunciado el 10 de junio de 1999, un día después del final de la guerra, ha intentado estabilizar los gobiernos de la región leales a la OTAN sin que los fondos anunciados finalmente aparecieran. Se hablaba inicialmente de 100 millardos de euros y apenas han llegado 2 millardos. Finalmente, la cuestión de la ayuda a la Serbia post Milosevic agravará las cuestiones presupuestarias. 1/. Las cuestiones de la ampliación afectan
también a otro gran trozo: Turquía, así como Chipre
y Malta, que piden un tratamiento específico.
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