Info DpT
Niza 2000
  

 

¿Qué ampliación europea?  
La cumbre de Niza

 
Catherine Samary ("Rouge", Francia. 27 de octubre de 2000)

La ampliación de la Unión europea a los países del Este será uno de los puntos más importantes de la cumbre de Niza, el próximo mes de diciembre. Esta cuestión no debe ser dejada sin más en manos de la conferencia intergubernamental. Es a los pueblos afectados a quienes corresponde pronunciarse, tanto sobre la propia adhesión como sobre las reformas estructurales que la Unión Europea quiere imponerles.

La ampliación de la Unión Europea hacia el Este es en primer lugar una cuestión política (1). Ha estado marcada en primer lugar por la herencia de la guerra fría y del enfrentamiento entre sistemas. A partir de la caída del muro de Berlín, en 1989, los gobiernos de Europa occidental han dicho a las poblaciones de esos países:  renunciad a la  utopía socialista  y entrad en las filas de la civilización y de la modernidad,  uniéndoos a nuestro club de ganadores. Aunque confrontada a sus promesas, la UE no controla ninguno de los más importantes problemas que plantea la ampliación para ella misma y para la Europa del Este.

Hasta hoy, diez países de Europa central y oriental (PECO) han presentado su candidatura a la adhesión a la Unión Europea (2). La integración de estos diez países representaría un aumento de 105 millones de habitantes, pero un aumento del PIB de solo el 3-4% pues los PIB por habitante de los PECO son inferiores a 5.000 dólares (salvo el de Eslovenia que es del doble) mientras que la media europea es de 2.000 dólares: la suma acumulada de los PIB de los países candidatos (con alrededor de 100 millones de habitantes) es inferior a la de los Países Bajos (15 millones de habitantes).
 
Un empobrecimiento masivo

Todos estos países han conocido un hundimiento a comienzos del decenio de los 90, acompañando a las  terapias  liberales (tras un decenio de estancamiento), con una recuperación desigual y frágil a partir de mediados de los años 90 para algunos países de la Europa central. En total, solo Polonia y Eslovenia lograban superar en 1999 su nivel de PIB de 1989, mientras que Chequia y Bulgaria entraban de nuevo en una recesión y el crecimiento medio caía. Tras las cifras se esconden un empobrecimiento masivo y el aumento enorme de las desigualdades.

Se ha emprendido el procedimiento de negociación a partir de marzo de 1998, pero distinguiendo entonces, entre los diez candidatos, cinco  primeros  (3) según el grado que se les supone de  avance . Los criterios llamados de Copenhague (del nombre del Consejo que los había adoptado los días 21 y 23 de junio de 1993) eran tenidos en cuenta por la Comisión para juzgar la preparación a la futura adhesión:

1) una democracia política: encarnada teóricamente por el pluralismo político, esta es  interpretada prácticamente en función de quien resulta elegido, lo que sirvió en un momento dado para la exclusión de Eslovaquia;
2) una economía de mercado,  capaz de hacer frente a la presión de la competencia y a las fuerzas del mercado  lo que debería significar: capaz de producir excedentes comerciales, principalmente; 
3) finalmente, la asunción íntegra de las  bases comunitarias tal como existan en el momento de la adhesión.

La realidad del balance de diez años de transición es, en todas partes, un pluralismo político acompañado por el levantamiento de nuevos muros que son los del dinero y la pobreza, con una regresión social colosal para la mayor parte de las poblaciones, la creación de enormes diferencias de nivel de vida y déficits exteriores que afectan incluso a los países más comprometidos en la órbita de la UE, con todos los riesgos de inestabilidad gubernamental. Esta constatación, y los efectos desastrosos de la guerra de la OTAN en la región, han llevado a un giro de la UE: en diciembre pasado, en el Consejo de Helsinki, ha renunciado al planteamiento en dos fases, paralelamente a la puesta en marcha del pacto de estabilidad que ofrecía a los países no aceptados como candidatos  acuerdos de estabilidad y de asociación  a la UE. Estas aperturas son al mismo tiempo una constatación de fracaso camuflado concerniente a los cinco primeros y una voluntad, ampliando el procedimiento a todos, de no comprometerse con nadie.

La ampliación hacia el Este puede servir para muchas cosas, la derecha liberal puede ver en ello el medio de diluir la Unión hacia una zona de libre cambio. Esta constatación empuja a los Verdes y los socialistas a decir a los PECO:  dejadnos en primer lugar consolidar la Unión. Se puede añadir un argumento  protector:  no os suméis a la UE pues es regresiva.

Pero todo esto se enfrenta a muchas objeciones. En primer lugar, una respuesta lógica de nuestros interlocutores de izquierda del Este (de Turquía o de Chipre):  puesto que la UE es tan dramática, ¿porqué no llamáis en vuestro propio país a abandonarla?. Hay que admitir, para nosotros, igual que en el Este, que puede ser más creíble hoy pelear en y contra la Unión. En cualquier caso, hay que dejar a cada pueblo y cada corriente política juzgar sobre ello, de forma incluso que pueda evolucionar. Pues en las condiciones actuales, estas sociedades en transición  sufren de todas formas, las recetas liberales.

Estos países tienen pues razones para pensar que tienen todos los efectos negativos y desagregadores de la Unión sin las ventajas de ser miembros, es decir de tener al menos una palabra que decir y el beneficio de los fondos estructurales; y sobre todo, sin tener la posibilidad de apoyarse en las conquistas subsistentes y las resistencias más avanzadas en la Unión. 
 

Consolidación institucional 

Además, los que hablan aquí de consolidación no imponen en la práctica ningún contenido social  a tal consolidación y van a votar la Carta de derechos en Niza, una vez atenuados sus aspectos más regresivos. La consolidación puede de hecho no ser más que institucional  -hacia más  decisiones tomadas por mayoría cualificada- sin cambio en las instituciones y los tratados europeos, poniendo por ejemplo en cuestión el papel del Banco Central europeo y la primacía del derecho de la competencia...
El argumento  esperad y todo ira mejor  es pues, en el mejor de los casos, ilusorio, y no puede ser percibido más que como proyecto de consolidación de una fortaleza de los ricos.

Además no se puede tomar posición sobre el problema de la ampliación al Este sin juzgar los ajustes estructurales impuestos a los PECO en el marco de la  transición hacia economías de mercado : los que preconizan esperar no ponen en cuestión los criterios (privatizaciones forzadas, austeridad presupuestaria, financiación por los mercados de capitales sin protección...) que tanto la Comisión europea como el FMI imponen. Debemos simultáneamente no bloquear los procedimientos de adhesión, denunciar las políticas impuestas y exigir que los pueblos de Europa del Este tengan su palabra que decir sobre las  reformas sistémicas  que les son impuestas así como  sobre la  ayuda  que reciben para resolver sus crisis, tanto en el plano político como militar.

Una construcción diferente de Europa emergerá a la vez en el Oeste y en el Este de Europa sobre bases comunes, a partir de debates y de combates dentro y fuera de la actual UE. La cuestión central que debe plantear una tal orientación alternativa es la subordinación del comercio y del derecho de la competencia a los derechos humanos individuales y colectivos, en la OMC así como en la UE, tanto frente al FMI como frente a la Comisión europea. Crece  la  conciencia de que otra Europa podría hacer avanzar esos objetivos a escala mundial....
 
LOS PUNTOS SENSIBLES

La agricultura es un verdadero punto sensible, no solo a causa de su peso en la economía, sino porque la parte de la alimentación ha aumentado en el presupuesto de los hogares. Los precios agrícolas son más débiles en los PECO que en la UE, tanto más en la medida en que se enfrentan a la debilidad de la demanda solvente con el aumento de la pobreza... La contracción de los beneficios, vista la debilidad de
los precios, acompañada por la retirada de las ayudas del estado, quitando a los agricultores del Este los medios para hacer frente a la competencia de los agricultores fuertemente subvencionados de la UE y de los EE.UU. Esto explica porqué, más allá de la perspectiva de las ayudas a las rentas agrícolas y a la reestructuración de la agricultura ligada a la PAC (política agrícola común) y a los fondos estructurales europeos (la otra mitad del presupuesto de la UE), es en el campo donde se encuentra más inquietud respecto a una adhesión a la UE. Los planteamientos de la Confederación Campesina francesa sobre el contenido social de las ayudas pueden tener un eco en el Este.

La mayor incertidumbre reina sobre lo que serán las  bases comunitarias  en la adhesión. La Unión ha decidido mantener su presupuesto por debajo del 1,27% de su PIB: se quitará un poco del Sur para dar un poco al Este, a la vez que se transforma el PAC en el marco de las negociaciones de la OMC a fin de que la adhesión cueste lo menos posible....

Otro asunto sensible, el de los intercambios comerciales con la UE. Hoy, la mayoría de las exportaciones y de las importaciones de los PECO se hace con la UE. Las importaciones se han disparado: bienes de consumo dirigidos hacia los nuevos ricos, productos intermedios y de equipo mayoritariamente importados por subcontratas de las firmas internacionales que deslocalizan una parte de su  producción. En cuanto a las exportaciones, bastante más limitadas, son a menudo cosa de esas mismas firmas occidentales (que provienen en primer lugar de Alemania y Austria). Es notablemente el caso del mercado del vestido (ropa, calzado) cuya parte se ha duplicado en las exportaciones de los PECO desde 1988, cubriendo un desplazamiento relativo de deslocalizaciones de firmas europeas de Asia hacia Europa del Este.

Los acuerdos de asociación firmados desde 1991 han liberalizado el acceso al mercado comunitario para los productos de los PECO, pero han previsto numerosas excepciones que conciernen a los productos considerados como  sensibles , principalmente del sector
agroalimentario. Sin embargo los países de Europa del Este tienen ventajas competitivas en primer lugar en esos sectores... Doble política pues: se impone en Europa del Este la supresión de las protecciones mientras que se mantienen fuertemente en el Oeste. Los déficits de las balanzas comerciales de los PECO hacia la UE se han aumentado en consecuencia. Pero la UE no realiza más que el 5% de sus intercambios hacia los PECO, mientras que se ha convertido en esencial para ellos.

El paro aumenta en todas parte mientras las transformaciones sistémicas están lejos de haberse acabado. La crisis balcánica, las sanciones a Serbia con repercusiones sobre los países vecinos, la guerra de la OTAN, con sus destrucciones y contaminaciones de las infraestructuras afectando principalmente al Danubio, han agravado brutalmente la situación. El Pacto de estabilidad para la Europa del Sur-Este, anunciado el 10 de junio de 1999, un día después del final de la guerra, ha intentado estabilizar los gobiernos de la región leales a la OTAN sin que los fondos anunciados finalmente aparecieran. Se hablaba inicialmente de 100 millardos de euros y apenas han llegado 2 millardos. Finalmente, la cuestión de la ayuda a la Serbia post Milosevic agravará las cuestiones presupuestarias. 

1/. Las cuestiones de la ampliación afectan también a otro gran trozo: Turquía, así como Chipre y Malta, que piden un tratamiento específico.
2/. Polonia, Hungría, República Checa, Eslovenia, Bulgaria, Rumania y los estados bálticos de la ex URSS (Estonia, Letonia y Lituania).
3/. Eslovenia, Hungría, Polonia, Chequia y Estonia.