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Género

Marcha Mundial de las Mujeres:
resistencia a la globalización neoliberal

Magdalena León (Servicio Informativo "alai-amlatina", 29 de enero de 2001)

Tras constatar que las mujeres han protagonizado la campaña más amplia y significativa contra la globalización neoliberal en los últimos dos años, la firme decisión de proseguir con la Marcha Mundial de las Mujeres fue expresada en el marco del panel sobre Acción del Movimiento de Mujeres contra la Globalización Neoliberal: la experiencia de la Marcha Mundial de las Mujeres, realizado el viernes 26 de enero, durante el Foro Social Mundial en Porto Alegre.

El panel se convirtió en un espacio de evaluación de esta campaña mundial, desarrollada entre marzo y octubre del 2000, para denunciar la pobreza y la violencia que afectan a las mujeres y demandar cambios sustanciales en la distribución de las riquezas, el poder y las responsabilidades entre hombres y mujeres. A partir de una plataforma común de 7 puntos, que buscó mostrar la articulación entre las políticas mundiales y la vida cotidiana de las mujeres, se desencadenaron acciones múltiples con una amplia participación. Miles de iniciativas fueron realizadas en todos los países en ese período, en inédita confluencia de una amplia gama de organizaciones de mujeres, urbanas y rurales.

Estas intensas experiencias han dejado una energía y un afán de dar continuidad a lo que se reveló como un proceso innovador de acción feminista.

Como evento culminante, 20.000 mujeres del mundo marcharon en Nueva York el 17 de octubre. Si bien la campaña contempló reuniones con los máximos representantes de la ONU, el BM y el FMI, la expectativa no era conseguir una modificación inmediata de las políticas mundiales, objetivo obviamente inalcanzable en ese contexto, sino afirmar que las mujeres quieren cambiar sustancialmente las estructuras económicas y políticas, y que están construyendo un proceso para hacerlo

Panelistas y asistentes destacaron como saldo positivo de la etapa ya cumplida de la Marcha que se dinamizó y movilizó a las mujeres, desatando nuevas formas de lucha y propiciando interrelación con nuevos interlocutores, en el marco de un posicionamiento tanto frente a las coyunturas nacionales como a los procesos mundiales.

Estos resultados indican no sólo que la presencia femenina es indispensable en el movimiento contra la globalización neoliberal, sino que desde su propia visión las mujeres pueden y deben liderar ese movimiento.

Se consideró que la campaña debe proseguir como un medio para impulsar la visión femenina y feminista sobre la globalización, sus significados e impactos, para profundizar en el análisis de la relación entre pobreza y violencia contra las mujeres, para desarrollar acciones que sigan fortaleciendo su presencia en el escenario mundial.

En ese sentido, no interesa crear estructuras, sino dinamizar el movimiento, reafirmando los principios de diversidad, solidaridad, acción conjunta del norte y el sur. Una de las claves para proseguir es impulsar articulaciones regionales. La próxima cumbre del ALCA en Québec (abril 2001) fue señalada como una cercana oportunidad de incidencia de lo que se va perfilando como una red de acción mundial feminista.