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X Foro de Sao Paulo

El X Encuentro del Foro de Sao Paulo:
Vaso medio lleno, ¿o medio vacío?

Rafael Bernabé, dirigente del Frente Socialista de Puerto Rico (13 de Diciembre de 2001)

Entre el 4 y el 7 de diciembre se reunió en La Habana el X Encuentro del Foro de Sao Paulo. Participaron más de 70 partidos miembros del Foro, así como más de 80 organizaciones invitadas de todo el mundo. Más de 500 delegados se inscribieron en la actividad. Daniel Ortega, Schafik Handal, Lula Da Silva, representantes de las variadas vertientes de la izquierda latinoamericana en su más amplia definición, compartieron en diversos momentos la mesa presidencial con el presidente cubano Fidel Castro.

El X Encuentro se realizó en condiciones muy distintas a las que acompañaron la fundación del Foro en 1990: en aquel momento se hablaba en todo el mundo de la muerte del socialismo, a la vez que Francis Fukuyama se atrevía a designar al capitalismo liberal como el “fin de la historia”.

Diez años después hay que constatar los elementos de un panorama muy distinto:

1. la economía mundial entra cada vez más evidentemente en una recesión, que las maniobras de la reserva federal norteamericana no podrán evitar. La economía norteamericana, motor de la expansión de los noventa y modelo de la “nueva economía” es ahora una locomotora cuyas dificultades para arrastrar el tren de la economía internacional irán en aumento.

2. la crisis de las economías del Tercer Mundo y del antiguo bloque soviético, así como de los tigres asiáticos ya habían demostrado la inestabilidad inherente a las formas del capitalismo actual y la fragilidad de sus muy cacareados “milagros”.

3. los efectos económicos, sociales, culturales y ambientales de la globalización neo-liberal (es decir, la integración por vía del desmantelamiento de las protecciones sociales, ambientales y laborales y de la desregulación y desreglamentación del movimiento de los capitales y mercados) ha generado un amplio, creciente y diverso movimiento anti-globalización, portador de un profundo cuestionamiento de la lógica del mercado y la acumulación privada como regulador fundamental de las relaciones humanas. Diversas intervenciones, empezando por el discurso de apertura de José Ramón Balaguer, a nombre del Partido Comunista de Cuba, destacaron la importancia de las iniciativas que trazan la ruta de la protesta de Seattle en 1998 a la reunión del Foro Social Mundial de Porto Alegre en 2001. De igual forma, la Declaración final destaca la “crisis del paradigma hegemónico y del llamado ‘pensamiento único’”.

4. los eventos del 11 de septiembre y la guerra en Afganistán demuestran, como ya habían demostrado las intervenciones en los Balcanes y había presagiado la Guerra del Golfo, que el fin de la “guerra fría” no anunciaba una época de paz y estabilidad, sino, más bien, de guerras calientes y de creciente inseguridad.

Hay que reconocer, en fin, que la historia no termina y que las noticias, para parafrasear a Keynes, sobre la muerte de la izquierda y del socialismo –o al menos de la búsqueda de alternativas al mercado—fueron un tanto exageradas. El Foro de Sao Paulo no dejó de reconocer estos hechos, como tampoco dejó de examinar la nueva coyuntura generada por los atentados del 11 de septiembre.

Sobre el 11 de septiembre es posible recoger el consenso de las organizaciones del Foro:

1. un rechazo del terrorismo como método compatible con las aspiraciones de la izquierda. El Foro se reiteró su oposición al terrorismo por “razones éticas, morales, humanitarias y políticas” como lee la declaración final del encuentro. Sobre este tema el Presidente cubano Fidel Castro insistió en el hecho de que Cuba, víctima durante décadas del terrorismo organizado por el gobierno de EE.UU. en ningún momento había confundido la necesidad de responder a esos ataques con una actitud de desprecio hacia el pueblo norteamericano. Recordó además los esfuerzos que en su momento desplegó la guerrilla cubana para evitar la muerte de civiles en el curso de la lucha armada contra la dictadura batistiana. Insistió, igualmente, en la capacidad de los revolucionarios de ganarse la simpatía de amplios sectores del pueblo de EE.UU., como ocurrió durante la guerra de Vietnam y durante la controversia alrededor del regreso a Cuba del niño Elián González. Fidel insistió además, en su extenso discurso de clausura, que los atentados del 11 de septiembre, lejos de adelantar, constituyeron un serio golpe a diversas luchas, entre las cuales destacó la lucha del pueblo colombiano, la lucha del pueblo palestino y el movimiento anti-globalización.

2. un rechazo de toda definición selectiva del terrorismo y un señalamiento, en ese sentido, de que el terrorismo de estado ha sido y sigue siendo la forma más generalizada y destructiva de terrorismo en nuestras tierras. En ese sentido, la Declaración Final del Foro señala elocuentemente que “como víctimas del terrorismo de estado” nuestros pueblos rechazan toda modalidad de terrorismo.

3. un enfático rechazo de la intervención norteamericana en Asia Central y de la guerra en Afganistán y, como lee la Declaración final, “del papel de policías del mundo que se autoadjudican los EE.UU.”

4. un señalamiento de que será necesario luchar contra la pretensión del gobierno de EE.UU. de presentar a todos los movimientos de izquierda como terroristas, para así legitimar sus intervenciones o políticas represivas. La “doctrina Bush” (“el que no está con nosotros está contra nosotros”) se traducirá en la práctica en “el que no está con nosotros es un terrorista”. En países como Colombia la excusa de la lucha contra el narcotráfico y contra el “terrorismo” se combinarán como justificación de la creciente intervención norteamericana en la región andina. Los delegados de las organizaciones colombianas subrayaron la importancia de redoblar la solidaridad con su lucha en este difícil contexto internacional.

También hubo consenso en que si bien el 11 de septiembre altera el panorama político inmediato, tales cambios se insertan en tendencias duraderas que venían desplegándose desde mucho antes.

Entre éstas, las intervenciones en el Foro se centraron en diversos aspectos de las nuevas modalidades que asume la dominación imperial en la región. El ALCA, el Plan Puebla-Panamá y el Plan Colombia-Iniciativa Andina fueron las más mencionadas.

En cuanto al ALCA algunos participante del Foro habían anticipado un posible debate entre los que promueven una radical oposición a dicho acuerdo y los que favorecerían un posición más flexible (como negociación de salvaguardas o cláusulas sociales). En discusiones preliminares el Partido de la Revolución Democrática de México pareció inclinarse en esa dirección, amparándose en el hecho de que, en lo que en lo que a su país se refiere, el libre comercio con el Norte ya era y es un hecho consumado. El debate no se dio. El Foro asumió una clara oposición al ALCA y sus consecuencias, el cual fue descrito repetidamente como un proyecto de verdadera recolonización o anexión de América Latina a Estados Unidos.

Diversas intervenciones, incluyendo la de la Lula por el PT de Brasil, compararon el proceso de integración europea con el ALCA, señalando lo que entienden son las diferencias entre uno y otro: la relativa igualdad de las economías europeas, si se compara con las diferencias entre EE.UU. y América Latina; la ausencia en el ALCA de mecanismos de transición y compensación para las economías más débiles; el libre tránsito no sólo de mercancías sino de personas, los ritmos más lentos del proceso de integración europea. Para otros participantes, como el que escribe, estas intervenciones, sin dejar de destacar por vía del contraste ciertos aspectos importantes del ALCA, también implican cierta idealización del proceso de integración europea y de la forma en que también ha sido uno de los aspectos que asume la globalización neo-liberal. El formato del encuentro, sobre lo cual volvemos más adelante, no facilitó el debate sobre este y otros temas aún más importantes.

De igual forma, diversas intervenciones señalaron al Plan Puebla-Panamá como un proyecto de desarrollo de infraestructura que correspondería al “control y apropiación” de los recursos de la región por el capital transnacional y que tendría consecuencias terribles para los pueblos, incluyendo destacadamente los indígenas, y sobre el medio ambiente de la región. Curiosamente, en ninguna de las intervenciones que tuvimos ocasión de escuchar, se mencionó en este contexto la importancia de Chiapas como foco de resistencia en el corazón mismo de la región del Plan Puebla-Panamá.

Una amplia delegación de Colombia, integrada entre otras agrupaciones, por las FARC, el ELN, el Partido Comunista de Colombia y Presentes por el Socialismo—reiteró la amenaza que implica el Plan Colombia para toda la región. Entre los hechos señalados se encuentran: la creciente presencia de asesores militares norteamericanos en Colombia que ya pasa del millar; la red de bases, instalaciones (aeropuertos, etc.) y estaciones de rastreo que paso a paso van rodeando la Amazonía como un círculo de hierro y vigilancia, así como la intensificación de la destrucción de cultivos de todo tipo con efectos desastrosos para la población campesina. A estos hechos representantes de las organizaciones políticas de las Antillas menores, como David Abdullah de Trinidad, añadieron el peligro que implican los recientes acuerdos entre los gobiernos de dichas islas y EE.UU. que conceden a las fuerzas militares y policíacas del segundo libre acceso al territorio, aguas y espacio aéreo de las primeras (muy cercanas tanto a Colombia como Venezuela).

En fin, de las diversas intervenciones en el Foro, surge un claro panorama que integran el ALCA, el Plan Puebla-Panamá, el Plan Colombia y acuerdos bilaterales, iniciativas que pretenden reorganizar y asegurar la subordinación de la región a las necesidades y prioridades del gran capital transnacional, a las reglas de juego del orden mundial neo-liberal y a los imperativos estratégico-militares del imperialismo norteamericano, como auto-designado policía mundial de dicho orden.

Desgraciadamente, a pesar de la unanimidad de las declaraciones sobre el tema (ALCA; Plan Puebla-Panamá; Plan Colombia), el Foro no acordó ni se propuso acciones conjuntas de alcance continental contra este proyecto imperial con el que están comprometidos tanto Washington como sus aliados en la región. Esta incapacidad de pasar a la acción conjunta, por limitada que sea, además de la estrechez de los debates, es otro de las evidentes insuficiencias que el Foro aún no logra superar.

La reunión de mujeres participantes en el Foro criticó a los organizadores por haber suspendido el taller sobre el tema de la mujer, debido a la falta de confirmación de participantes. Se acordó que en el futuro se mantuviese el tema en agenda, con el objetivo de promover y habilitar la participación de las mujeres en los Encuentros. Hay que constatar, sin embargo, que a pesar de la mayor presencia de mujeres en las delegaciones, el tema del género sigue teniendo una presencia más bien marginal en los Encuentros del Foro. En esto, claro está, el Foro probablemente refleja el largo camino que todavía deben recorrer muchos partidos de izquierda en América Latina.

Otro tema que fue motivo de reiteradas referencias en las intervenciones fue la solidaridad con la lucha del pueblo puertorriqueño contra la presencia de la Marina de Guerra de EE.UU. en la isla de Vieques. Desde mediados de 2000 más de 1000 personas han sido arrestadas por penetrar en los terrenos ocupados por la Marina norteamericana con el objetivo de detener las maniobras militares. En el Foro participaron como invitados de las organizaciones de Puerto Rico dos destacados líderes de la lucha de Vieques: Carlos Zenón, líder de los pescadores e Ismael Guadalupe, líder comunal y sindicalista viequense. El Foro acordó enviar una comisión a Vieques a observar la situación del pueblo viequense y expresar la solidaridad de las organizaciones del Foro con su lucha.

El Foro reiteró igualmente su solidaridad –que ya se había expresado en el IX Encuentro en Managua—al proceso encabezado por el Presidente Hugo Chávez en Venezuela. La expresión de apoyo cobró mayor urgencia ya que el Encuentro se realizó en vísperas del paro empresarial que intentaría bloquear las más recientes medidas legislativas del gobierno venezolano, referentes a la reforma agraria y a la subordinación del capital extranjero a los intereses nacionales, entre otros temas.

El Foro condenó igualmente el ataque a las oficinas del Partido Comunista de Chile por la Policía de dicho país en días recientes.

La representación del Frente Sandinista de Liberación Nacional estuvo integrada por Daniel Ortega y Miguel D’escoto, entre otros. En su discurso Ortega centró la atención en una explicación de las causas de la derrota sandinista en las elecciones de su país. Las razones de la derrota, según el líder sandinista fueron: 1. la intervención directa de enviados de Washington que convencieron a candidatos de la oposición a retirarse de la contienda, con tal de unificar la falange anti-sandinista 2. la intervención activa del aparato de la iglesia católica que actuó como medio de campaña anti-sandinista 3. la amenaza de un regreso a la hostilidad de EE.UU. hacia Nicaragua en caso de una victoria del FSLN 4. la fuerza extraordinaria que esta amenaza asumió luego de los incidentes del 11 de septiembre y de la proclama de la llamada “doctrina Bush”. Triunfó, según Ortega, la política del miedo por vía de algo que podría llamarse “terrorismo electoral”. Ortega insistió igualmente en el avance del apoyo electoral del sandinismo, aunque este no fuese suficiente para garantizar la victoria. Ausente de su presentación estuvo toda evaluación auto-crítica de la labor reciente del sandinismo en la oposición, del mensaje y los énfasis de su campaña electoral o de su política de alianzas. De igual forma se dijo poco o nada sobre la orientación futura de la dirección sandinista, que daba la impresión de estar todavía un tanto aturdida por el resultado adverso en las elecciones de las que hasta hace poco esperaba salir triunfante.

Mucho más dinámica aunque más fugaz fue la presencia de Lula en el Encuentro, cuyo discurso fue el momento más interesante de la sesión de apertura del Foro. En él Lula reiteró su compromiso con el socialismo y su apoyo a la revolución cubana. En un momento muy emotivo Lula indicó que las diferencias que podía tener con algunos aspectos de la revolución en Cuba en nada empañaban su solidaridad por una revolución que sigue encarnando la dignidad de los pueblos de América Latina y la esperanza de un mundo radicalmente distinto. Sobre el tema de Cuba indicó que algunos podrían pensar que su participación junto a Fidel Castro en el Foro podría afectarle adversamente en su campaña por la presidencia de Brasil. Lula preguntó al público: si para ganar las elecciones yo renunciara a mis amigos, ¿qué podría esperarse de mí después de ganar las elecciones? Pero Lula insistió, de igual forma, en la necesidad de combinar dos orientaciones: la elaboración de una política de alianzas ágil que hiciera posible la victoria electoral de las fuerzas de izquierda (capaz de atraer sectores empresariales, por ejemplo, preocupados por el ALCA) y el compromiso de gobernar atendiendo las necesidades inmediatas de las mayorías desposeídas. Sobre lo último, dijo poco o nada en cuanto al posible rol de la organización y movilización extra-parlamentaria como complemento necesario de un gobierno del PT. La articulación de una posible presidencia de Lula con experiencias como la de la administración municipal en Porto Alegre o movimientos como el MST tampoco fueron motivo de elaboración.

Tocó a Marco Aurelio García, también del PT, y una de las figuras fundadoras del Foro, entrar un poco más en las orientaciones de la tendencia mayoritaria del PT. Insistió Marco Aurelio en la necesidad de entender la naturaleza del “capitalismo realmente existente”, capitalismo ante el cual exigencias que en abstracto no rebasan los límites del sistema (como la ampliación del mercado interno por vía de la redistribución del ingreso) resultan ser revolucionarias, al ser completamente inaceptables a los sectores neo-liberales en el poder. Esto, según él, es lo que no han entendido los que critican el programa de la mayoría del PT como demasiado tímido o moderado. La pregunta, claro está, de cómo un gobierno petista responderá a la resistencia que incluso su programa mínimo ha de generar quedó sobre el tapete: ¿acaso no se vería un gobierno de Lula obligado a escoger entre una retirada ante la presión de la derecha y una renuncia incluso a su programa mínimo, por un lado, y una insistencia en ese programa por vía de una creciente movilización popular, lo cual abre la puerta a una radicalización de las medidas en curso? Este debate, que atraviesa las filas del PT y otras organizaciones prominentes en el Foro --como el Frente Amplio de Uruguay, por ejemplo-- tuvo poco espacio en las intervenciones del Encuentro, a pesar de su evidente importancia para el futuro de la izquierda continental.

Otros temas claves sufrieron igual suerte: se les mencionó sin que hubiese ocasión de dialogar a fondo sobre ellos. Entre los más importantes cabe mencionar:

1. el tema de la democracia. Muchas fueron las intervenciones que insistieron en los límites inherentes a la democracia “representativa” y en su creciente desprestigio en diversos países, lo cual se refleja en decrecientes tasas de participación electoral. ¿Qué oponer a dicha concepción de la democracia? Es el terreno para un gran debate que espera su momento. No pocas referencias hubo a la “democracia directa” o “participativa”. Sin embargo, las diversas intervenciones parecían referirse a experiencias muy distintas: desde el modelo cubano a los presupuestos participativos en Porto Alegre, pasando por los defensores de la “revolución bolivariana” en Venezuela encabezada por Hugo Chávez. Marco Aurelio García, a nombre del PT insistió en evitar la contraposición entre democracia representativa y directa, planteando la necesidad de combinar la agilización de las formas de representación a la vez que se experimenta con formas de participación directa. No se trata de entrar en el debate en este artículo, sino de señalar un tema que surgió en diversas intervenciones, quizás sin que nadie lo planteara como idea central. Eventualmente tendrá que entrar en la agenda, si es que la izquierda desea abrirse nuevos caminos en el siglo que comienza.

2. el tema del partido y de lo político ante el surgimiento de los movimientos sociales. El Foro de Sao Paulo está integrado por partidos políticos, frentes de partidos y organizaciones con una estructura partidaria. Se trata de formas que han sido cuestionadas por diversos movimientos sociales, entre ellos algunos de los protagonistas del llamado movimiento anti-globalización. Ante esta realidad diversas intervenciones en el Foro reconocieron la importancia de dichos movimientos, a la vez que se insiste en la reivindicación del “partido político de izquierda” y de “lo político”, para citar el Documento central sometido a discusión durante el Encuentro, como aspecto indispensable de cualquier lucha por cambiar la realidad social en interés de los sectores explotados y oprimidos. ¿Cómo se articula el partido con los movimientos? ¿De que tipo de partido se está hablando? ¿Cuál es la relación, en ese sentido, entre lo que pasa y se discute en el Foro de Sao Paulo y lo que ocurre en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, entre el ritmo de la política parlamentaria (aunque no hay que reducir el partido a esto) y el de la luchas sociales? Hay aquí otro tema que requiere una consideración cuidadosa, pero que el Foro de Sao Paulo no ha logrado abordar coherentemente. Claro está, no se puede pedir al Foro algo que las organizaciones que lo componen tampoco han logrado enfrentar debidamente a escala nacional: en ese sentido el Foro tan sólo reflejaría las debilidades de la izquierda latinoamericana.

3. el tema de la soberanía y de lo nacional en la época de la globalización y del “multiculturalismo”. Las intervenciones en el Foro, incluyendo las del PT y del PC Cubano insistieron en la importancia de las reivindicaciones nacionales en la época de la globalización. La lucha por la soberanía nacional, lejos de pasar al zafacón de la historia, adquiere particular importancia en el momento que los sectores gobernantes pretenden sacrificarla en el altar del libre comercio y el neo-liberalismo. A la vez surgen, como destacaron participantes de Bolivia y Colombia (Presentes por el Socialismo) exigencias de reconocimiento de la identidad y la autonomía indígena. ¿Cómo articular la reivindicación nacional y esas lucha por la autonomía? ¿Cómo articular, por otro lado, la reivindicación de la soberanía nacional con el carácter necesariamente internacional de cualquier opción realista a la integración neoliberal? Las experiencias de México-Chiapas, Ecuador, Bolivia, Guatemala tendrían mucho que decirnos al respecto.

El Foro, por supuesto, está integrado por fuerzas muy heterogéneas y tan sólo puede existir a partir de consensos mínimos. En la plenaria deliberativa en que debía aprobarse la Declaración final volvió a surgir la noción de definir al Foro como francamente socialista. A pesar de ello se retuvo la definición del Foro como un frente unido anti-imperialista y anti-neo-liberal a la vez que la Declaración final es lo suficientemente amplia –o vaga—como para que los diversos sectores presentes se sientan de algún modo representados.

Pero si bien la necesidad de garantizar el consenso implica ciertos límites a lo que puede esperarse de los documentos finales, ello no debiera impedir un debate más a fondo de los problemas que enfrenta la izquierda en el momento actual.

En ese sentido, hay que reconocer que la forma que se diseño al menos parte del Encuentro intentó facilitar esa discusión: el Grupo de Trabajo elaboró un extenso Documento central, texto que se sometió, no para que fuese enmendado y aprobado, sino como punto de partida para el intercambio de ideas entre los delegados presentes. Las sesiones del Foro, a su vez, se organizaron como sigue: un plenario de apertura, seguido de reuniones de las subsecretarias regionales (México, Centroamérica y Caribe; Cono Sur; Región Andina). El resto de las sesiones fueron reuniones plenarias. Las reuniones de las subsecretarias se centraron en el intercambio de ideas sobre los problemas de cada región y sólo muy tangencialmente en los temas planteados en el Documento central. Las plenarias –al igual que la reunión de las subsecretarias, aunque en menor grado—se convirtieron una vez más en una larga cadena de mensajes de los partidos presentes. Pocas veces se escuchó mención por un orador de algo planteado en otra intervención: el indudable interés de algunos turnos no subsana el hecho de que en las plenarias hubo más declaraciones paralelas que diálogo entre los participantes. Esto no quita que, al igual que en el pasado, fuera de las sesiones oficiales se realizaran múltiples intercambios, contactos y reuniones bilaterales.

Durante el X Encuentro empezó a circular la idea, sugerida por el delegado del Partido Comunista de Panamá de abrir el Foro al ingreso de organizaciones de partidos de EE.UU. y Canadá. La idea fue acogida con interés por el Grupo de Trabajo, a la vez que se reconoció que el tema plantea una redefinición de la identidad misma del Foro y levanta más de una pregunta sobre como determinar la elegibilidad y el posible ingreso de determinadas organizaciones. El Grupo de Trabajo acordó abrir una discusión sobre el tema y designó a las organizaciones de Puerto Rico y México integrantes del Grupo de Trabajo (organismo coordinador del Foro) para coordinarla. Durante el Encuentro también se formalizó el ingreso del Partido del Trabajo de México y de las organizaciones de Ecuador al Grupo de Trabajo.

El Grupo de Trabajo también sostuvo una reunión con una delegación de eurodiputados de la izquierda europea, entre los cuales se encontraban representantes de la Liga Comunista Revolucionaria de Francia, del Partido de la Refundación Comunista de Italia, de los Partidos Comunistas de España, Francia y Grecia y del Partido Democrático Socialista de Alemania. La reunión acordó un temario de posibles iniciativas conjuntas en el futuro inmediato que incluye el ALCA, Cuba y Colombia como los puntos más destacados.

Visto como iniciativa que ha logrado sobrevivir altas y bajas, como reunión anual de partidos de diverso origen que se enfrentan a realidades nacionales de una variedad impresionante, como punto de encuentro en que pueden identificarse más directamente afinidades y divergencias, como expresión frágil aunque más orgánica que la que se ha logrado en otros continentes de que las izquierdas de la región están implicadas en una lucha común ante un enemigo compartido, el Foro no deja de ser una conquista que sería absurdo desdeñar. Lo cual no quita que sus reuniones también nos dan la impresión de un vaso medio vacío: de debates poco elaborados y cuestionamientos evadidos y que la diplomacia entre los partidos a menudo no permite abordar debidamente. Pero se trata, como indicamos, no tanto de fallas del Foro, sino de problemas que la izquierda y sus partidos aún no logran resolver.

El Foro acordó realizar su próximo encuentro en Guatemala a finales de noviembre de 2002. La organización estará a cargo de la Unión Revolucionaria Nacional de Guatemala.