1) TRAS
15 DÍAS DE HABERSE ALERTADO DE MANERA TEMPRANA SOBRE LA INMINENCIA
DE ATAQUES CONTRA LA POBLACIÓN CIVIL LAS AUC ASESINAN A 37 CAMPESINOS
EN EL AREA DE COMANDO BAJO EL MANDO DEL BRIGADIER GENERAL FRANCISCO RENE
PEDRAZA.
Fundación Comité de Solidaridad con los
Presos Políticos FCSPP, Equipo Nizkor; Derechos Human Rights y
Serpaj Europa (17 de abril de 2001)
Como lo informamos ampliamente en la "Acción Urgente Alto
Naya, Departamento del Cauca" con fecha miércoles 11 de Abril,
un numeroso grupo autodenominado "AUC (Autodefensas Unidas de Colombia")
ha incursionado violentamente en las veredas Patio Bonito, El Ceral, La
Silvia, La Mina, El Playón, Alto Seco, Palo Grande y Río
Mina, ubicadas sobre el Camino Real que conduce del Resguardo de la Paila
al Alto Naya. Según versiones de pobladores de la región,
este grupo ilegal, ocupa desde hace aproximadamente un mes, la Vereda
la Esperanza, La Alsacia y la cabecera de Timba, como lo pudo constatar
la Comisión Interinstitucional Humanitaria que visitó la
zona el pasado 26 de marzo, y desde el día martes 10 de Abril han
iniciado la incursión por el Camino Real del Naya, Departamento
del Valle del Cauca.
A pesar de las informaciones fragmentarias y de que aun no ha sido posible
el ingreso de ninguna Comisión Humanitaria, e inexplicablemente
tampoco lo a hecho la Fuerza Pública, informaciones del Señor
Defensor del Pueblo del Cauca, Víctor Meléndez, dan cuenta
de un número de muertos no menor de 32 labriegos plenamente identificados
en su gran mayoría indígenas y de las comunidades afrocolombianas.
Estas mismas versiones relatan de manera angustiosa la forma brutal como
los agresores actuaron. Las víctimas fueron asesinadas con arma
blanca y muchos de ellos degollados. Después de proferir todo tipo
de acusaciones en su contra, empezaron a ser asesinados en medio del horror
y el llanto de sus esposas, hijos y seres queridos. Se conoce de una joven
de 17 años de edad que fue totalmente descuartizada y de la muerte
de dos menores más hijos del señor Manuel Quicunu.
Aún no se conoce el número total de víctimas de las
veredas La Paz y la Vega donde, según testigos, los pobladores
fueron reunidos en las escuelas y posteriormente fusilados a sangre fría.
Queremos expresar nuestra extrañeza por la clara omisión
y connivencia con que ha respondido la Fuerza Pública a la Alerta
Temprana emitida con suficiente anterioridad y más recientemente,
a la Acción Urgente del pasado 11 de Abril. Lo único que
hemos escuchado al respecto son las declaraciones dadas por el Comandante
de la 3 Brigada del Ejército Nacional, Brigadier General Francisco
René Pedraza, emitidas por los noticieros de televisión
los días Jueves y Viernes, según las cuales, el reporte
es de "tranquilidad en el área aunque se conoce de enfrentamientos
entre grupos insurgentes irregulares por el dominio de la zona".
Desde su inicio de la avanzada por el Camino Real del Naya ha generado
un desplazamiento masivo de la población, compuesta por comunidades
afrocolombianas, indígenas y campesinos colonos. Esta movilización
humana es de alto riesgo, puesto que ha tomado el camino de los desfiladeros
que conducen a los sitios La Concha, Puerto Merizalde, para intentar buscar
refugio en Buenaventura.
Sin embargo, diversas versiones hablan de la movilización de un
nutrido grupo de paramilitares desde Buenaventura hacia Puerto Merizalde,
Monchique y la Concesión para intentar reunirse con el grueso de
la columna que busca llegar al Alto Naya desde el Resguardo de la Paila.
2) LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO CONFIRMA
37 MUERTOS EN LA MASACRE PARAMILITAR DE NAYA
Diario "El Tiempo", Bogotá,
17 abril de 2001
La Defensoría del Pueblo confirmó que por lo menos 37 campesinos
fueron masacrados por paramilitares en el Alto de Naya, entre Cauca y
Valle. La banda de extrema derecha provocó el desplazamiento de
un centenar de familias que huyen hacia varios municipios.
La Defensoría señaló que unas 400 familias no han
podido salir del área debido a la intensidad de enfrentamientos
entre guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(Farc) y del Ejército de Liberación Nacional (Eln) con paramilitares
de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc).
La masacre ocurrió en los municipios de Buenos Aires y Miravalle,
dentro de una región que se conoce como Alto de Naya. Tras la brutal
arremetida paramilitar, más de 500 campesinos e indígenas
abandonaron sus parcelas y se refugiaron en los vecinos municipios de
Timba, Santander de Quilichao y Jamundí, señaló la
Defensoría del Pueblo en un comunicado.
El defensor del Pueblo, Eduardo Cifuentes, visitó el Alto de Naya
y repudió la masacre. Asimismo, le exigió de nuevo al Gobierno
"una acción eficaz y permanente para asistir y proteger y
a la población civil inerme de la barbarie de los grupos alzados
en armas".
3) LOS
CADÁVERES DEL NAYA SIGUEN SIN RESCATAR A CAUSA DE LA FALTA DE APOYO
MILITAR.
Diario "El Tiempo", Bogotá, 17 de abril de 2001
Sobre el camino que lleva a la región del Naya permanecen los cuerpos
de indígenas y campesinos asesinados hace siete días por
un grupo de paramilitares. El rescate no ha sido posible.
A la zona de la tragedia, en límites entre Cauca y Valle, no ha
podido ingresar todavía la comisión integrada por el Cuerpo
Técnico de Investigaciones de la Fiscalía, la Defensoría
del Pueblo y la Cruz Roja Internacional.
El camino transitable solo
llega hasta Timba, municipio en el que decenas de familias de la zona
alta de la cordillera buscan refugio.
El gobernador del Cauca, Floro Tunubalá, se quejó ayer de
la falta de respuesta del Ejército que no ha ofrecido garantías
para el rescate.
Sin embargo, el coronel Tony Vargas, comandante del Batallón Pichincha,
dijo que el acompañamiento para que los grupos de rescate ingresen
al lugar de la masacre se ha dado. Y aclaró que son las condiciones
climáticas las que han dificultado la acción.
En el corregimiento de El Ceral el domingo fue recuperado el cuerpo de
una joven de 17 años, que fue degollada y sufrió amputación
de sus manos, dijo un funcionario del CTI.
Pero la respuesta del oficial no aleja la preocupación del Gobernador
del Cauca, quien ayer mismo pidió ante la Oficina del Alto Comisionado
para la Defensa de los Derechos Humanos la conformación de una
comisión con la Cruz Roja que sirva de escudo humano para la protección
de fiscales y delegados del gobierno departamental, de modo que puedan
llegar a la zona.
El Gobernador insiste en que es necesario adelantar una inspección
en la zona para establecer qué pasó con la arremetida paramilitar
y cuántas son las víctimas reales. "Me he reunido con
indígenas del resguardo de La Paila que señalan que los
muertos serían más de 50", dijo Tunubalá Paja.
Por su parte, el ministro del Interior, Armando Estrada Villa, rechazó
ayer ante la comunidad internacional los hechos ocurridos en Naya (Cauca)
y en Tarazá (Antioquia) y pidió a los actores armados del
conflicto el respecto a los derechos fundamentales de la población
civil.
El defensor nacional del Pueblo, Eduardo Cifuentes, era esperado ayer
en Popayán para definir acciones sobre la situación de los
desplazados, que según el Gobernador del Cauca ahora padecen por
el hacinamiento. Continúa el drama
Mientras tanto, el drama de los desplazados continúa. Después
de tres días de camino llegan a Timba fatigados y hambrientos decenas
de indígenas y campesinos en busca de refugio y noticias de sus
familiares. Lo que hasta la semana pasada fue su vivienda, ahora es zona
vedada.
Aseguran quienes logran llegar sanos y salvos que muchas familias no han
podido salir debido a que se encuentran atrapados en medio del cerco que
desde el miércoles pasado tendieron unos 500 paramilitares.
Llegar a la escuela de Timba, en donde el párroco Jorge López
intenta protegerlos y alimentarlos, es como volver a nacer. "No hemos
encontrado apoyo del Gobierno y por eso tuvimos que dejar todo. Como somos
pobres en esta ocasión los helicópteros no llegaron igual
como ocurrió cuando los secuestros de Cali", dijo una de las
desplazadas.
Santander de Quilichao, Timba y Buenos Aires, en Cauca, y Jamundí
y Buenaventura, en el Valle, son algunos de los municipios hasta donde
han llegado por lo menos mil familias que huyen de la violencia.
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