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Colombia

 

¿UN HONGO CONTRA LA COCA  O CONTRA COLOMBIA?
UNDCP Y LA GUERRA BIOLOGICA CONTRA LAS DROGAS EN COLOMBIA
 

Martin Jelsma, del Transnational Institute, TNI (17 de Diciembre de 2000) 

En Colombia, el gobierno Pastrana y el Programa de Naciones Unidas de Fiscalización Internacional de las Drogas, en inglés UNDCP, están a punto de firmar un convenio que marca el comienzo de la guerra biológica contra la coca en el sur del país. El plan iniciará una serie de pruebas de campo con el hongo Fusarium oxysporum, que buscan evaluar su efectividad para eliminar a la planta de coca y los riesgos ecológicos implicados. Según el documento borrador del plan: "Al final de este proyecto, estará disponible un agente biológico específico, ecológicamente seguro, confiable y eficaz para controlar el arbusto de la coca en Colombia, el resto de la región andina y posiblemente otras partes del mundo" (p.8). El objetivo del plan es, tener el hongo "matacoca" suficientemente probado, desarrollado y listo para su aplicación aérea para el año 2002. 

El proyecto despierta varias preocupaciones en términos de sus riesgos ecológicos, entre ellos la posibilidad de que el hongo podría atacar a otras especies de plantas. También existen dudas sobre las consecuencias sociales para la población en refugio y dependiente de una economía de sobrevivencia basada en la coca y sobre el rol de UNDCP que facilita mediante este proyecto una agenda altamente controversial en medio de un proceso de paz. 
  
El disfraz multilateral 

El programa hará uso de una cepa de Fusarium oxysporum, llamada "EN-4", que ha sido aislada, probada y elaborada en forma granular en los laboratorios del Servicio de Investigación de Agricultura del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (ARS-USDA, según sus siglas en inglés). El gobierno de los Estados Unidos ha sido claramente la fuerza impulsora de esta agenda.  

Desde que una epidemia del hongo Fusarium oxysporum seriamente afectó los cocales peruanos, la idea de intencionalmente crear epidemias es considerada la potencial "bala de plata" en la guerra contra las drogas. Como destaca el mencionado borrador del proyecto: "Investigaciones de USDA en la región datan de la mitad de los 80, cuando una epidemia causada por Fusarium oxysporum (..) mató ampliamente a plantas de coca en el valle Alto Huallaga del Perú. La enfermedad debilitante ha sido objeto de amplia investigación y su enorme potencial como agente de control biológico fue claramente identificado. Es específico en su efecto debilitante a las especies [de la familia] Erythroxylum, el cual persiste en el suelo durante varios años, preveniendo así la replantación del cultivo ilícito" (p.2-3). 

En 1998, el Congreso norteamericano aprobó un paquete de US$ 23 millones para intensificar la investigación y pasar a una etapa operativa en el desarrollo del hongo. En una carta dirigida al Presidente Clinton en agosto de 1999, dos congresistas republicanos, el jefe de la bancada mayoritaria del Senado, Trent Lott, y el Presidente de la Cámara de Diputados, Dennis Hastert, urgen "hacer uso temprano de micoherbicidas en las zonas controladas por las FARC y el ELN" Un documento interno del  Departamento de Estado confirma la buena voluntad de proporcionar US $400.000 para una etapa experimental del proyecto: "sin embargo, rogamos al UNDCP a solicitar fondos de otros gobiernos, para evitar una percepción según la que esto sea solamente una iniciativa del gobierno de los EEUU.".  

De manera similar, el borrador del proyecto explica la necesidad del disfraz multilateral al comentar: "Para lograr con éxito el desarrollo y la aplicación de un agente de control biológico del arbusto de la coca, la investigación y el desenlace deben, por motivos políticos asi como de veracidad y rigor científico, necesariamente hacerse en un país de la región andina, financiarse, manejarse y controlarse mediante la UNDCP" (p.10). "Es reconocido por muchos que solamente se pueden hacer progresos eficaces con un tal programa de erradicación de cultivos de drogas si la investigación fuera considerada como un programa multinacional, preferiblemente bajo auspicios de la Organización de Naciones Unidas. A la vez, el gobierno colombiano ha llegado a mostrarse bastante interesado en la estrategia de control biológico, (..) y está dispuesto a establecer las pruebas de campo apropiadas, si Naciones Unidas supervisa y controla el programa de actividades" (p.2).    

La "erradicación verde" 

El hecho de que UNDCP está dispuesto a promover este controvertido ejercicio tiene una historia. Al final de los años 70, estalló una controversia política al comprobarse que la marihuana en el mercado de los EEUU tenía altas concentraciones de paraquat, un herbicida usado para la erradicación aérea de cultivos en México. La consiguiente "Fiebre de Paraquat" fue el punto de partida para la creación, en el marco de las Naciones Unidas, de un grupo de expertos con fines de buscar un medio de erradicación menos peligroso. Durante dos décadas este grupo, con representantes de diez países, se reunió regularmente para intercambiar datos sobre potenciales agentes quimicos y biológicos de control, la eficacia de los programas de fumigación con químicos, y sus impactos en el medio ambiente. Sus recomendaciones recién alcanzaron fuerza operativa dentro de UNDCP después de que Pino Arlacchi fuera designado su director, en septiembre de 1997. 

A través de esta plataforma científica, la ONU asumió un rol facilitador para el desarrollo de nuevos agentes de erradicación. El grupo fue mucho más allá de su mandato al comenzar a promover de manera activa la práctica de las fumigaciones químicas, en clara contradicción con la política de la mayoría de los Estados miembros de la ONU, que explícitamente rechaza la implementación de estas estrategias antidrogas agresivas. Según uno de los informes: "El grupo reconoce que existen en el mercado herbicidas que efectivamente controlan la canabis, la coca y la amapola, y que éstos son  seguros para el medio ambiente y la salud humana. Considerando el daño significativo al medio ambiente que resulta de la producción de plantas narcóticas ilícitas (incluyendo a la destrucción de los ecosistemas forestales), del elevado uso de pesticidas y de los químicos tóxicos usados para la extracción, las Naciones Unidas deberían promocionar y coordinar el uso de herbicidas aprobados para el control de coca, canabis y amapola. 

Pruebas de campo recientes con dos herbicidas mostraron por primera vez que la coca podría ser controlada con métodos prácticos y ecológicamente aceptables. Tanto tebuthiuron como hexazinone dieron un control excelente de la coca. Si los estudios sobre el impacto ambiental que se encuentran en ejecución confirman las observaciones iniciales, que sugieren la existencia de poco o ningún impacto ambiental adverso, las herbicidas mencionadas parecen ofrecer un potencial excitante para la erradicación de la coca."   

De agentes químicos a agentes biológicos 

El 'potencial excitante' nunca llegó a desarrollarse. Bolivia y Perú prohibieron el uso de la fumigación química basándose en argumentos ecológicos, y de protección a las comunidades campesinas. En Colombia, donde se roza los áreas de coca y amapola con grandes cantidades de glifosato (o "RoundUp" de la compañía Monsanto), el Ministerio del Medio Ambiente obstruyó la introducción de las herbicidas granulares agresivas, aduciendo que podrían transformar la selva colombiana en un desierto. Como describe el  borrador del proyecto para Colombia: "A pesar de su eficiencia, los herbicidas actualmente tienen fuertes desventajas, debido a las preocupaciones públicas y gubernamentales por un daño al medio ambiente" (p.1) y: "existe una considerable oposición pública organizada a su uso, la cual resultó en una oposición política, con el argumento de riesgos de daño ambiental, especialmente en los áreas del bosque húmedo" (p.2). Por lo tanto, los científicos concentraron sus esfuerzos en el desarrollo de una solución fungicida: "el desarrollo de un agente biológico altamente específico, eficaz, confiable, ecológicamente seguro, evita estas preocupaciones" (p.2). 

Bajo la dirección de Pino Arlacchi, UNDCP desarrolló su ampliamente criticada Estrategia Global Antidrogas para la Eliminación de Coca y Amapola (SCOPE, según sus siglas en inglés), la que intenta eliminar la totalidad de los cultivos ilícitos antes del 2008. Arlacchi no logró el apoyo para el plan en la Asamblea General Especial en el tema de las drogas, celebrada en junio de 1998, pero muchos elementos de SCOPE siguen desarrollándose. En su párrafo 75, el plan SCOPE dice: "UNDCP también intenta, mediante un programa de investigación aplicada en Uzbekistán, probar un agente de control biológico basado en el hongo herbicida Dendryphion papaveraceae.

La
 presencia de este agente ha sido reportada en otros estados de Asia Central. Un paso importante será la confirmación de su presencia natural en toda la región (Kazakhstán, Kyrgystán, Tajikistán, Turkmenistán y Uzbekistán), lo que contribuiría a la constatación de un uso ecológicamente seguro in áreas de cultivo de amapola, especialmente en Asia Central." 

En 1998, se inició un proyecto en Uzbekistán con pruebas de campo que buscan desarrollar un hongo con actuación eficaz contra la amapola. Cherif Kouidri, jefe del laboratorio de UNDCP en Viena, dijo: "Por años hemos estado buscando algo como esto. Sería un estímulo para todos encontrar la presencia natural [del hongo] en Afganistán." Eso abriría las puertas para una aplicación masiva del hongo en el principal país productor de opio del mundo. El proyecto recibe principalmente fondos del Reino Unido y ha contratado como consultores a expertos de CABI Biosciences (Ascot) y IACR-Long Ashton Research Station (Bristol). Informes críticos de la prensa tildaron ese proyecto como parte de la "guerra biológica", provocando una nota de prensa agresiva de la UNDCP: "UNDCP [ni sus contrapartes en Uzbekistán] están involucrados en el desarrollo de un "arma biológico" ni en investigaciones de una "guerra biológica". Estos términos están completamente inadecuados y distorsionan el carácter del proyecto que [..] busca desarrollar un agente biológico de control a la amapola ecológicamente  seguro." 

Así, el Grupo de Expertos, que comenzó como una simple plataforma para el intercambio de información técnica, preparó el terreno para que UNDCP se involucrara de manera directa en el desarrollo, la puesta a prueba y la posible aplicación a gran escala de agentes de erradicación forzosa. El mandato del grupo, formulado en términos de la "seguridad ambiental", facilitó a UNDCP la argumentación necesaria para legitimar este involucramiento. 
 
Introduciendo la Bioguerra en Colombia 

UNDCP contrató a un experto de Bristol, Inglaterra, M.P. Greaves, para evaluar las investigaciones del USDA sobre el hongo Fusarium y formular consejos sobre la posibilidad de un avance similar al proyecto de Uzbekistán para la coca de la región andina. Greaves "fuertemente recomendó que UNDCP debiera participar en el desarrollo subsecuente de este agente y que la prioridad debiera darse a la creación de un programa de investigación en Colombia que enfatizara la seguridad ambiental del agente." A continuación, el tema se integró en las negociaciones entre el Departamento de Estado de los EEUU y el gobierno de Pastrana sobre el Plan Colombia, diseñado originalmente para consolidar el proceso de paz. Los funcionarios norteamericanos insistieron en el condicionamiento de su apoyo a los esfuerzos de paz de Pastrana a la continuación de las fumigaciones aéreas.  

El director de Asuntos Andinos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Philip Chicola, afirmó que: "los esfuerzos antidrogas conjuntas de los Estados Unidos y Colombia, incluyendo a la erradicación aérea, no son negociables y seguirán adelante." 

El Plan Colombia, "Plan para la paz, la prosperidad y el reforzamiento del Estado", fechado en octubre de 1999, revela el resultado de esta presión norteamericana, mencionando entre sus objetivos: "Fortalecer y aumentar el empleo de las operaciones combinadas de seguridad durante operaciones de fumigación y erradicación. Apoyar las nuevas estrategias de UNDCP para probar y desarrollar agentes biológicos de control, confiables y ecológicamente seguros, proporcionando así nuevas tecnologías de erradicación." La inclusión de la guerra biológica a las drogas, como parte de la estrategia gubernamental "para la paz y la prosperidad", usa el disfraz de la cooperación multilateral y es justificada en el contexto de la seguridad ambiental. 
 
Preocupaciones 

Se sabe muy poco sobre los posibles riesgos de una masiva introducción de micoherbicidas en un ecosistema vulnerable como es la Amazonía. No hay mucho entendimiento de los cambios que serían provocados al concluirse el experimento con una erradicación total de una o más especies de la faz de la tierra. Se desconoce la capacidad del hongo para atacar a otras plantas que la coca. La supuesta especificidad no parece ser muy conclusiva. Así lo experimentaron los campesinos peruanos durante la epidemia en el valle de Alto Huallaga. 

Un riesgo particular concierne el tema de las pruebas genéticas. A pesar de que las investigaciones ya resultaron en la selección de una de las cepas más agresivas del hongo para las pruebas a realizarse en Colombia (nombrado 'EN-4'), los investigadores del USDA experimentan con manipulaciones moleculares genéticas para encontrar las mutaciones ideales: "un sistema de transformación en Fusarium oxysporum que permite la alteración de la expresión genética." y: "cepas con una mayor patogenecidad mediante la manipulación genética molecular de las proteínas del hongo". Otra preocupación concierna la gran variedad de tóxicos peligrosos que el hongo Fusarium puede producir.  

El 6 de abril de 1999, en respuesta a una oferta para comenzar un proyecto parecido dirigido a destruir cultivos de marihuana en Florida, EEUU, David Struhs, secretario del Departamento de Protección Medioambiental de dicho estado, escribió: "Las especies de Fusarium son capaces de desarrollarse rápidamente. La mutación del material genético es el factor más preocupante de su posible uso como micoherbicida. Es difícil, si no imposible, controlar la movilidad de las especies Fusarium. Los hongos transformados pueden causar enfermedades en una gran cantidad de cultivos, incluyendo a tomates, pimientas, flores, maíz y viñas, y normalmente son considerados una amenaza para los campesinos, una peste antes que un pesticida. Las especies Fusarium son más activas en suelos calientes y pueden permanecer en el suelo durante años. Bajo las condiciones de Florida [esto puede] resultar en un mayor riesgo de mutación" 

Llama la atención que, en caso de producirse daños serios por uno de los factores mencionados arriba, el borrador del proyecto define que: "El gobierno [de Colombia] será responsable de ocuparse de cualquier demanda que pueda presentarse por terceros contra la ONU, incluyendo UNDCP, su personal u otros partidos que realizan servicios a nombre de la ONU en el marco de este proyecto." Mientras tanto, "El gobierno de los EEUU, mediante su Departamento de Agricultura, se reserva todos los derechos intelectuales con respecto a la cepa EN-4 del Fusarium oxysporum" (p. 22). 
  
Círculo vicioso 

El documento borrador anticipa varios problemas de esta naturaleza. Menciona, por ejemplo, en su capítulo 'riesgos del proyecto': La sensibilidad política del campo del proyecto puede resultar en reacciones adversas de los países vecinos, del público en general y de grupos de presión política y ambientalista, particularmente en relación al tema que una vez aplicado el patógeno puede transformarse o mutarse y desarrollarse como dañino a especies de plantas deseables" (p.19). El borrador no toma en cuenta que en Bolivia y Perú, dos de los principales países productores de coca, una parte significante de la coca cultivada siempre ha sido legal. La imposibilidad de controlar el hongo podría también afectar estos cultivos legales. 

Además, hay un riesgo para las estrategias del Desarrollo Alternativo, incluyendo a aquellos programas de sustitución de cultivos que son implementados por el propio UNDCP y por donores europeos. Es poco probable que la manipulación genética desarrolle un patógeno que sepa reconocer las fronteras nacionales o municipales, o distinguir entre los cultivos legales y los ilegales, entre productores pequeños y grandes, y entre los campesinos que sí o no participan en los programas de sustitución de cultivos. 

Si UNDCP firma el contrato con el gobierno colombiano, la ONU llega a inmiscuirse directamente en la erradicación forzosa, de la cual se mantenía distanciada hasta la fecha. Klaus Nyholm, representante de UNDCP en Bogotá, ha expresado en varias ocasiones su preocupación sobre las fumigaciónes aéreas. Recientemente Nyholm dijo que: "Las Naciones Unidas han mantenido una firme posición opositoria a la política antidrogas de los Estados Unidos en Colombia, porque ésta tiene mucho garrote y poca zanahoria." Con la implementación del programa fungicida, UNDCP arriesgaría su posición cautelosa hacia el proceso de paz. Su involucramiento actual en Colombia se  centra en un proyecto piloto de Desarrollo Alternativo en el área de despeje, que se basa en el intento de contribuir a un clima de confianza sobre el tema de los cultivos ilícitos con la población campesina involucrada y con las partes en las negociaciones de paz. La promoción activa de su parte del uso de micoherbicidas sería una seria amenaza a estos esfuerzos, distanciando a las comunidades que están dispuestas a negociar estrategias de desarrollo y dificultando el futuro involucramiento de la ONU en el proceso de paz. 

Es un camino no solo peligroso, sino de resultados vanos, como demuestra la historia contemporánea de Colombia. Desde que ese país implementó en la última década su programa de erradicación química agresiva, se ha puesto en marcha un círculo vicioso de desplazamientos de cultivos y poblaciones hacia áreas aún más frágiles, aumentando la deforestación e intensificando el conflicto armado. Las hectáreas de coca se han triplificado. La introducción de un nuevo agente de erradicación, por muy "ecológicamente seguro" y "eficiente" que éste pueda ser, no cambiará la lógica del mercado de las drogas ilegales en una sociedad empobrecida y trastornada por la guerra. 

El gobierno Pastrana nunca habría aceptado el arranque de una guerra biológica contra la coca en medio de un frágil proceso de paz, si UNDCP y Europa habrían sido más cautelosos. La comunidad internacional debe permitir al gobierno colombiano reinstalar la coherencia en su política hacia los cultivos ilícitos y el proceso de paz, y apoyar un cese de la guerra química y biológica contra los cultivos, en defensa de las comunidades cuya economía de sobrevivencia está siendo destruída, en protección al medio ambiente y en bien de una real perspectiva de paz.