Doce ecuatorianos mueren tras ser
embestidos en un paso a nivel en Lorca
Una niña de trece años iba a trabajar en la furgoneta arrollada por un tren
R.
Pattier/D. Fernández ("Diario16",
Lorca. 4
de Enero de 2001)
Doce ciudadanos ecuatorianos fallecieron ayer al
ser arrollada la furgoneta en la que viajaban por un tren de
cercanías en un paso a nivel sin barreras en Lorca,
en la provincia de Murcia. Otras tres personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad. El accidente se produjo a primera hora de
la mañana cuando los fallecidos se desplazaban a su lugar de
trabajo, una empresa hortofrutícola.
El campo de Lorca está de luto. Doce ciudadanos ecuatorianos
resultaron ayer muertos y dos heridos, uno de ellos de gravedad, al
arrollar un tren de cercanías la furgoneta que les transportaba
hasta la finca Venta Ceferino donde trabajaban en la recolección del brócoli. Los inmigrantes, ocho hombres y cuatro mujeres,
encontraron la muerte en un paso a nivel sin barreras, conocido por
los lugareños como el paso de La Torrecilla, situado a dos kilómetros
de la ciudad. La tragedia con la que se despertaron los 70.000
habitantes de este municipio al suroeste de Murcia pone de manifiesto,
una vez más, las precarias condiciones en las que viven los inmigrantes.
La furgoneta siniestrada, una Fiat Talento con matrícula MU-0099-AZ, dejó de fabricarse hace 10 años. Viajaban hacinadas 14personas, seis más de las autorizadas. Entre los heridos se
halla una niña de 13 años que ayer nadie era capaz de
explicar qué hacía en el vehículo.
El accidente se produjo a las 7.35 horas de la mañana. El
vehículo siniestrado fue arrollado por un tren de cercanías
que habitualmente cubre la línea Águilas-Lorca-Murcia.
Como consecuencia del choque, el convoy de tres vagones descarriló
a 500 metros del paso a nivel y quedó entrecruzado en la vía
férrea. El resultado fue atroz: doce muertos, tres heridos,
entre ellos uno de los 30 pasajeros del tren, una mujer de 76 años
que tuvo que ser ingresada en el hospital de Lorca con síndrome
de ansiedad. El herido más grave es el hombre ecuatoriano de
47 años que conducía la furgoneta.
CUERPOS DESTROZADOS
Los cuerpos sin vida de las víctimas quedaron destrozados. Tanto
que las autoridades hicieron un llamamiento a los ciudadanos para facilitar
la identificación de algunas de ellas.
La tragedia pudo evitarse, según la versión del Ayuntamiento
de Lorca. Un responsable del Consistorio relató a este
periódico las pericias del equipo de Gobierno para que Renfe
instalara unas barreras automáticas en éste y otros dos
pasos a nivel de la zona. La medida se planteó por primera vez
en un pleno celebrado el 31 de noviembre. Un día después, siempre según la versión del Ayuntamiento, el alcalde,
Miguel Navarro, escribió una carta urgente a la compañía
ferroviaria reclamando las barreras. Renfe ayer aseguró que el
cruce en el que se produjo el accidente «está pefectamente señalizado, de acuerdo con la Ley de Tráfico y Seguridad
Vial».
CC.OO.
denuncia irregularidades en el transporte de jornaleros
Teresa Blanco (COLPISA / Murcia)
El vicepresidente del Gobierno murciano y consejero de Trabajo,
Antonio Gómez Fayrén, anunció ayer el inicio de
varias investigaciones para conocer las circunstancias en las que se
produjo el accidente que costó la vida a doce inmigrantes ecuatorianos
y la relación laboral de los fallecidos con la empresa Greensol,
para la que prestaban sus servicios.
La empresa es muy conocida en Comisiones Obreras, sindicato que durante
el pasado año recibió más de sesenta denuncias
por parte de los trabajadores por impago de sus salarios. El secretario
general de CCOO en Murcia, José Luis Romero, denunció
que es muy frecuente en la comunidad de Lorca y en el resto de la región
el transporte de mano de obra inmigrante en malas condiciones y de forma
irregular. «Pero yo no quiero -dijo Romero- cebarme en esta
empresa, porque ésta es una práctica habitual, la de las
furgonetas de las ETT (Empresas de Trabajo Temporal) recogiendo ciudadanos
que van a trabajar hoy a una finca y mañana a otra y con la complicidad
que permite el régimen especial agrario, que facilita esta situación,
así que habrá que poner en cuestión toda esta legalidad
que permite estos abusos».
La muerte de los doce ecuatorianos ha vuelto a poner de manifiesto la
situación denigrante por la que atraviesan muchos trabajadores
extranjeros en sus condiciones de trabajo y transporte. En la furgoneta
siniestrada viajaban catorce inmigrantes cuando sólo tiene
capacidad para ocho, incluido el conductor. Una de las heridas es una
niña que nadie sabía por qué iba en el vehículo.
La incertidumbre era total. Al cierre de esta edición, la
Inspección de Trabajo continuaba investigando si los fallecidos
trabajaban con los papeles en regla, si lo hacían para una sola
empresa o si eran temporeros que las compañías buscan
en las plazas de los pueblos. Nadie dio la cara. El único dato
exacto que se conocía era que la furgoneta accidentada realizaba
dos turnos de viaje diariamente. El siniestro se produjo durante
el primero de estos transportes, según aseguró un amigo
de las víctimas. La tragedia ha sido un duro golpe a la
huerta de Lorca, que se nutre sobre todo de mano de obra inmigrante,
en su mayoría ilegal. Siete mil quinientos extranjeros están
censados en el Ayuntamiento de esta ciudad. De ellos, 4.500 son ecuatorianos.
Pero la realidad, según las ONG, es bien distinta. Las encuestas que manejan elevan a 12.000 el número de ciudadanos extranjeros
asentados en Lorca, la quinta parte de la población de este municipio.
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