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Mesa redonda sobre sociedad civil

Primera parte

Gerardo Trueba González:

Yo reflexionaré sobre el papel de la sociedad civil como actor económico, un problema que para mí no es nuevo, precisamente los debates actuales se están dando bajo variadas ópticas. Al triunfo de la Revolución Cubana, las estructuras sociales recibieron un fuerte impacto, desapareciendo y creándose nuevas formas de vida de la sociedad.

Desde el punto de vista económico, en esa etapa inicial desaparece todo lo que estaba bajo el sistema burgués: instituciones vinculadas al proceso de las producciones básicas del país, como las asociaciones ganaderas, los colonos, una serie de organizaciones que representaban a la burguesía. Las transformaciones sufridas por la sociedad, los cambios radicales, el surgimiento de nuevas instituciones, de nuevas actividades, van creando nuevas mentalidades y valores éticos, donde la soberanía, la independencia y los derechos de los ciudadanos es su objetivo medular.

Desde el punto de vista económico, comienza a haber un proceso de desarrollo del sistema estatal muy fuerte, llegando a minimizarse otras actividades, como el conocido trabajador por cuenta propia. Independientemente, desde aquella época durante muchos años se mantuvieron un grupo reducido de actividades económicas vinculadas al sector no estatal.

Todas estas transformaciones político - económicas trajeron un cambio de filosofía y de mentalidad de la sociedad en este país; en realidad, la población en general veía en el programa social de la Revolución, la solución de sus problemas y comienzan a participar de una forma distinta a como lo hacían tradicionalmente, y de cómo lo hacen hoy. Por supuesto, esto surge a partir de los cambios económicos, sociales y políticos ocurridos al desaparecer el campo socialista y de la lucha por nuestra inserción en la comunidad mundial; la economía sufre un trauma en este proceso en el que se remueven todos los vínculos económicos estables, las exportaciones se contraen en más del 70%, las importaciones se reducen al mínimo, y comienzan a introducirse elementos del capitalismo, comienza la economía mixta a desarrollarse, se gesta un proceso de incorporación económica de una serie de instituciones no gubernamentales y de otro tipo que desarrollan y trabajan en el proceso de reanimación de nuestra economía bajo un programa trazado por la Revolución Cubana.

Estas sociedades no se convierten en elementos de contraposición del sistema, sino es una forma de desarrollo individual de base muy distinta a otros procesos latinoamericanos. Apoyan la necesidad de mantener nuestro programa social, buscan nuevas formas de expresarse y trabajar, y ahí encontramos una serie de organismos que no son antigubernamentales, pero que tratan de desarrollar e incorporar nuevas formas; pueden ser organismos ambientalistas, sociedades para la agricultura, la ganadería u otras actividades, por ejemplo, religiosas, de fraternidad; en los registros actuales hay más de dos mil organizaciones no gubernamentales cooperando realmente, que buscan un espacio para apoyar los programas sociales de la Revolución y que, a su vez, se vinculan con el exterior en la búsqueda de financiamiento para poder llevar a cabo sus programas.

Todo este fortalecimiento y recuperación de espacio de acción de la sociedad civil cubana es indispensable perfeccionarlo.

Es evidente que el impacto de los cambios económicos, en la última etapa, a partir de los años 90, tiene una gran incidencia en el empleo. Hoy día, las nuevas tecnologías exigen menos puestos de trabajo, y no es posible crearlos y lógicamente deben de salir a la calle numerosos trabajadores por esta situación de crisis económica, salen a la búsqueda de su subsistencia, a realizar nuevos tipos de actividades. El trabajo por cuenta propia es una forma de estructura elemental de trabajo y es muy difícil que logre una reproducción ampliada; trabajan con mucha individualidad. El número de ellos hoy día para nosotros es de consideración; se calculan que pueden haber más de 200 mil trabajadores que desarrollan ese libre vínculo con la realidad, y por supuesto existen otros tipos de actividades: los cooperativistas, la UBPC... Van surgiendo una serie de actores sociales que de una forma o de otra desde el punto de vista económico están conformando una estructura, una pirámide de desarrollo económico, que no es estable y no está vinculado al sistema de orientación, reglamento de vida estatal; se deben a su autodeterminación, crecen, se desarrollan, desaparecen, entran, salen, pero no podemos olvidar que sí forman parte de la vida económica y que se vienen desarrollando.

Hay un fenómeno incipiente, que es constante con esas formas individuales de trabajo, y es que comienza un proceso de agruparse en micro, pequeñas y medianas empresas, con un concepto empresarial cubano.

Hoy comienza a existir el germen de la creación de esa estructura en nuestra sociedad. Nuestra estructura económica está organizada en grandes empresas, grandes fábricas y grandes industrias, al estilo europeo, sin vinculo entre ellas; con un alto proceso inversionista, no existía una relación estrecha entre esas instituciones en sus operaciones. Hoy con la necesidad de lograr una alta eficiencia, es necesario desarrollar un "tejido industrial" y productivo, vamos a llamarlo así, que de una forma u otra vaya creando una estructura de micro, pequeña, mediana empresa, agrícolas, industriales y de servicios, que tratan de potenciar la producción de una forma más organizada.

Me hago varias preguntas: ¿estamos contra eso? ¿La reacción del empresario cubano es negativa? ¿Está dentro del esquema de Sociedad Civil?

Querámoslo o no, el dinamismo de nuestra sociedad ha creado y crea una necesidad. Si nosotros hacemos una encuesta y analizamos el sentir de cualquier grupo de hombres que piensan sobre los problemas sociales, productivos, en fin, de cualquier tipo, podemos ver una aspiración que puede ser la de un empresario cubano, sin estar contra el Estado, sin estar en contraposición con el programa social cubano, al contrario, como elemento de apoyo, para trabajar unido a todo este proceso que estamos desarrollando.

Hay una experiencia: en un trabajo que pudimos hacer en las provincias orientales, se agrupó para un debate, por primera vez, organizado por el gobierno del territorio, a los cuentapropistas individuales. En síntesis, pudimos ver que en sus razonamientos, consideraban su aporte a la sociedad y su ayuda al Estado en relación con aliviar tensiones, y crear actividades. Ellos planteaban que con lo que aportaban con los impuestos garantizaban como salario medio dos puestos de trabajo. Decían: "Yo doy empleo indirecto a más de cinco trabajadores: al que me consigue un producto, al que consigue un segundo producto, al que me consigue el tercer producto, el cuarto producto, yo lo elaboro y lo vendo". De ese modo daban una solución desde su óptica. Hay que analizar ese elemento dinámico de la relación e interrelación que pueden existir entre los programas estatales y los programas de esas empresas no estatales que pueden conducir a nueva forma de la sociedad.

Y hoy comienza un germen de esa nueva sociedad que se agrupa, se desarrolla, se interrelaciona, se vincula, y donde van creciendo diferentes instituciones.

Esta situación económica en que nos encontramos puede, por supuesto, crear otros tipos de grupos sociales, otros tipos de organizaciones antigubernamentales de los conocidos tradicionalmente, que estén en contraposición con el programa social cubano, pero eso es otra cosa. Estamos en el deber de defender la Revolución, de oponernos y combatir cualquier forma en ese sentido.

No podemos olvidar que la economía cubana transita por nuevas formas, donde el actor principal, el hombre, despliega su iniciativa, se agrupa y se fortalece como pensador y ejecutor de los cambios necesarios para garantizar la soberanía, la independencia, la equidad del pueblo cubano y la defensa de sus principales conquistas.

Concepción Nieves Ayús:

En mi reflexión inicial quisiera referirme específicamente al empleo de la categoría "sociedad civil".

Ante todo, es bueno recordar que desde mediados de la década de los 80 se ha ido extendiendo la utilización de este término en las ciencias sociales contemporáneas y en la propaganda política a nivel mundial, ocupando actualmente un lugar significativo en el debate acerca de la relación individuo - Estado, la democracia y los derechos humanos.

Considero que este es un punto de partida importante en el análisis que nos ocupa, pues en nuestros medios académicos y políticos existen hoy dos posiciones bien definidas respecto a la legitimidad del empleo de esta categoría para el estudio de nuestra realidad.

Una de estas posiciones se caracteriza por su reticencia hacia la utilización de este concepto. Considero que tal actitud tiene por fundamento tres razones básicas.

En primer lugar, es un hecho que el pensamiento marxista - leninista, en su estado existente inmediatamente antes de la perestroika en la URSS, tenía elaborado un sistema categorial que incluía conceptos tales como "organización política" y "sistema político de la sociedad socialista", lo que, se suponía, hacía innecesaria la adopción de la categoría "sociedad civil", que era utilizada por corrientes no marxistas e incluso antimarxistas.

En segundo lugar, esta categoría, como demostró un estudio realizado por investigadores del Instituto de Filosofía, ocupó un lugar central en el proceso ocurrido en la ex - URSS y otros países ex - socialistas, de desvalorización del aparato conceptual marxista en el análisis de la realidad y su sustitución, primero, por conceptos usuales en la terminología reformista, para asumir finalmente el aparato categorial de la ideología liberal burguesa.

En tercer lugar, esta es una categoría clave en las elaboraciones teóricas que sustentan la estrategia político - militar del imperialismo yanqui contra nuestro país, que incluye esfuerzos diplomáticos para aislar internacionalmente al gobierno cubano, así como el trabajo de sus servicios secretos dirigidos a la erosión interna de nuestra sociedad. Al respecto no podemos olvidar los documentos de Santa Fe I y II, el informe de la Corporación RAND y, más recientemente, el llamado Carril Dos de la Ley Torricelli. Este enfoque ha encontrado eco, incluso con una nueva dimensión ideológica, en el interior de nuestro país, en proyectos para "reconstruir la sociedad civil en Cuba", tomando como base referentes externos.

Evidentemente, estos son elementos a tener en cuenta al evaluar la conveniencia de la presencia de este término en nuestros estudios. Sin embargo, entre los investigadores sociales cubanos se observa un consenso creciente acerca de la necesidad de reapropiarnos de la categoría "sociedad civil" para la labor científica y político - ideológica. El hecho de encontrarnos reunidos aquí para intercambiar opiniones sobre este tema no obedece a una moda o a una imposición externa, sino que expresa el interés que existe en nuestra comunidad científica de profundizar en está temática con un enfoque dialéctico - materialista.

Entre los argumentos que fundamentan sólidamente esta posición se encuentra, en primer lugar, la evolución histórica que este concepto y la problemática que refleja, han tenido dentro del pensamiento marxista. En la obra de Marx la categoría "sociedad civil" está presente como un elemento de partida en el proceso de elaboración y maduración de la concepción materialista de la historia. Su enfoque acerca de la contradicción entre el individuo como miembro de la sociedad civil y como ciudadano del Estado contiene elementos teórico - metodológicos que mantienen plena vigencia. Otros pensadores marxistas utilizaron este término, entre los que se destacó Antonio Gramsci, quien lo rescató y lo proyectó, enriquecido con su visión personal a partir del estudio de la sociedad burguesa de su tiempo. Por tanto, no se puede hablar de que sea una categoría "importada", ajena a nuestras tradiciones científicas y políticas.

Por otra parte, tampoco se puede afirmar que se haya agotado el potencial heurístico de esta categoría. Por el contrario, yo opino que su empleo puede ser muy útil para llenar el vacío acumulado durante largo tiempo en el estudio de la contradicción individuo - Estado en los procesos de construcción socialista, a partir de nuestra propia experiencia histórica. En este sentido pueden enriquecerse nuestras nociones acerca del sistema político que defendemos y hacer, de esta forma, un aporte efectivo a su perfeccionamiento.

En tercer lugar, este concepto cumple una importante función comunicativa, pues nos permite un saludable intercambio científico e ideológico con otras corrientes del pensamiento social, si tenemos en cuenta que ha servido y sirve como sustento teórico no sólo de proyectos políticos reaccionarios, sino que también, y de forma mayoritaria, ha sido desarrollado por estudiosos progresistas que luchan por derechos civiles y políticos conculcados en sus sociedades, siendo frecuentemente utilizado en este sentido en la literatura filosófica y sociológica que hoy circula a nivel internacional, específicamente en nuestro entorno más cercano: América Latina.

Por último, yo opino que al determinar la legitimidad de la utilización de categorías y conceptos es básico precisar la racionalidad que sustenta la posición de los investigadores: si es liberal - burguesa, dirigida a destruir un proyecto progresista como el nuestro, o socialista, orientada a superar dialécticamente contradicciones que frenen el avance de los procesos socializadores del poder.

Desde nuestro punto de vista, estas son razones que explican que hoy exista una mayor aceptación de este término, tanto en las publicaciones y debates científicos, como en el discurso político.

Jorge Luis Santana Pérez:

Yo coincido totalmente con los puntos de vista expuestos por Concha. Evidentemente, ya hoy el principal problema no consiste en fundamentar la legitimidad o no del empleo de la categoría "sociedad civil" por los investigadores cubanos, pues el término se ha impuesto. En la actualidad, a mi modo de ver, lo necesario es profundizar en su potencial heurístico, a partir de una elaboración teórica que se ajuste a nuestra realidad.

Considero que para continuar avanzando en este terreno, debemos tener en cuenta que al definir el volumen y contenido de esta categoría es preciso diferenciarla tanto de la sociedad en general, como de cualquiera de sus esferas fundamentales. La sociedad civil es un subsistema social de orden diferente a las esferas económicas, social, política o ideológico - espiritual, que refleja la contradicción dialéctica individuo-Estado que existe objetivamente en nuestra sociedad en su compleja dimensión organizacional e institucional.

Indudablemente que la categoría sociedad civil está asociada a aspectos tan importantes como son las relaciones de clases o generacionales, pero sobre todo, a mi juicio, hay que atender a su expresión organizacional. Desde esta dimensión podemos evaluar las condiciones y el grado de realización práctica del principio de autodirección social, así como aprehender otros elementos de la interacción de los sujetos sociales entre sí y con relación al poder estatal, todo lo cual constituye la médula del desarrollo de la democracia socialista.

Yo creo que en el debate actual lo que más se discute es el potencial constructivo que tiene esta categoría. Este problema tiene un carácter de principio, pues nuestra sociedad está saliendo de un estado social históricamente conformado y entrando en otro, en el cual se está manifestando de una manera muy particular, muy candente, el problema de la continuidad y la ruptura. El modelo de sociedad al que aspiramos debe ser más socialista que el que teníamos anteriormente, y en este sentido la sociedad civil y los fenómenos asociados a ella juegan un papel central.

Según mi criterio, dos problemas fundamentales deben estar en el centro de nuestra atención: el primero consiste en determinar las tendencias objetivas del desarrollo de la sociedad civil cubana; el segundo está relacionado con la necesidad de perfeccionar los reguladores sociales correspondientes, para poder minimizar la espontaneidad actual de los procesos objetivos que se manifiestan en la sociedad civil, en beneficio de su prevención y control social conscientes.

Con relación a las tendencias de desarrollo de la sociedad civil cubana hay que tener en cuenta que las dimensiones de ésta tienden a ampliarse, mientras su estructura interna se hace más compleja, como resultado del surgimiento de nuevas organizaciones, entre las que se encuentran las ONG, y de los cambios al interior de las ya existentes, así como del descubrimiento de nuevos espacios y formas en sus relaciones mutuas y hacia el Estado. Por otra parte, el desarrollo en el sentido del progreso social de nuestra sociedad civil estará cada vez más vinculado a la representación real de los intereses sociales objetivamente existentes en sectores específicos de la población. El despliegue del potencial movilizador y educativo de la sociedad civil, además, estará vinculado de manera creciente a la capacidad del Estado socialista de interactuar con ella, manteniendo la unidad política en la diversidad como principio rector de nuestro proyecto social, en torno a los intereses básicos del pueblo cubano en la hora actual: independencia nacional, desarrollo socio - económico y justicia social.

Pienso, por último, que en la investigación de esta temática es importante estudiar prioritariamente los siguientes reguladores sociales: el derecho, teniendo en cuenta que la base legal de existencia de nuestra sociedad civil necesita perfeccionarse; el sistema de socialización política, considerando lo prioritario de la preparación política de la nuevas generaciones para enfrentar el plan de penetración y erosión interna diseñado contra nuestro país; la actividad de las organizaciones sociales existentes, reconociendo el papel que juegan en la interrelación de los intereses individuales y colectivos con los de la sociedad en su conjunto.

Por su importancia es esencial, sobre todo, estudiar profundamente la función de regulación social que le corresponde al Partido en las condiciones actuales. Considero que es el regulador clave de todos los mencionados, y que juega un papel fundamental para poder lograr que la sociedad civil constituya realmente un elemento que contribuya al desarrollo progresivo del proyecto socialista cubano.


Publicado en el número 31 de la Revista Cubana de Ciencias Sociales

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