Política
principal
economía | política
pensamiento
| marx siglo XXI
debates | eventos
institucional
| enlaces
Buscar

Fidel: La estrategia política de la victoria (segunda parte)

Marta Harnecker

II - CONDICIONES OBJETIVAS PARA LA REVOLUCION Y EL PAPEL DE LA VANGUARDIA

Fidel estaba convencido que la única salida del pueblo a su desesperada realidad era el apoyo a un movimiento que se propusiera cambiar radicalmente la situación política vigente, adoptando una serie de medidas de carácter revolucionario. Consideraba, al mismo tiempo, que en su país existían si no todas al menos una parte importante de las condiciones objetivas para la revolución y que el papel de la vanguardia no era el de crear estas condiciones, sino de acelerar la toma de conciencia de las masas mediante determinadas acciones de lucha.

Frente al argumento de que no había condiciones para la revolución y que había que esperar que éstas maduraran, Fidel consideraba que había que crearlas y había que crearlas luchando,(1) y el asalto al Cuartel Moncada entraba en esa lógica.

El Partido Socialista Popular (PSP) no participaba de ese criterio. Algunos meses después del fracasado intento de asalto a la fortaleza batistiana, aunque defendía la limpieza moral y la honradez de los combatientes del Moncada, describía esta acción como un "putsch", como "una acción armada desesperada y con categoría de aventura", sosteniendo que acciones como éstas "no conducen a otra cosa que al fracaso, al desperdicio de fuerzas, a la muerte sin objetivos."(2) Este partido oponía a las acciones armadas la lucha de masas; no concebía la posibilidad de combinar ambas formas de lucha.

Fidel, en cambio, tuvo la habilidad de elaborar una estrategia que, partiendo del análisis de la situación de entonces, en la que existían condiciones objetivas aunque todavía no plenamente desarrolladas, condujera en un plazo muy corto a óptimos resultados revolucionarios. Y digo: "plenamente desarrolladas" ya que él tenía claro que un cierto número de condiciones sí debía existir, como veremos más adelante.

"Nosotros simplemente ideamos cómo aprovechar las condiciones objetivas existentes en nuestro país. En primer lugar, el régimen de explotación existente [...], la situación de los campesinos --dice Fidel-- y continúa más adelante: a nosotros no se nos hubiera ocurrido jamás iniciar una lucha revolucionaria en un país donde no existieran latifundistas. Es decir, una lucha revolucionaria de guerrillas en los campos en un país donde no existieran latifundistas, en un país donde los campesinos fueran dueños de las tierras, en un país donde existieran cooperativas y granjas del pueblo, donde existiera empleo pleno para toda la población. Eso no se nos habría ocurrido.

"En nuestro país, las condiciones del campo eran las que todo el mundo conoce. Los campesinos, los que no eran precaristas, eran arrendatarios. Los precaristas en tierras del Estado eran víctimas constantes de los desalojos y de los abusos. Los obreros cañeros trabajaban tres o cuatro meses en la zafra, y dos o tres meses en tiempo muerto. El desempleo en el campo era enorme. La población del campo tenía que venir a la ciudad, donde, a su vez, también había desempleo. Todos los que eran precaristas eran arrendatarios. El arrendatario de café tenía que pagar la tercera o la cuarta parte. El arrendatario de tabaco, el aparcero de tabaco, tenía que pagar también el 25% o el 30% de su cosecha. El de caña tenía que pagar un por ciento menor, pero era, sin embargo, alto por el valor en bruto de la caña, porque tenían que pagar, cuando menos, el 5% del valor en bruto de la caña. Los campesinos eran víctimas de toda clase de exacciones y especulaciones. Les compraban barato. Los especuladores se aprovechaban de la situación especial de los campesinos para explotarlos miserablemente. Las mercancías en el campo se vendían carísimas y los campesinos tenían que vender sus productos baratos. Esa era la situación en el campo. Los cafetaleros estaban en las montañas. ¿Quiénes recogían el café? Pues recogían el café decenas de miles de hombres y mujeres de los campos cañeros, de los latifundios cañeros, que no tenían trabajo en el tiempo muerto, y entonces iban a recoger café en las montañas.

"El café se cultivaba en las montañas porque los campesinos, desalojados por los latifundistas cañeros y ganaderos, se habían refugiado en las montañas y allí sembraron café. No es porque se dé exclusivamente en las montañas, sino porque fue el rincón adonde pudieron ir a sobrevivir."(3)

Más adelante resume las condiciones objetivas que los motivaron a iniciar en ese momento las acciones armadas.

"Nosotros nos lanzamos a aquella lucha partiendo de una serie de supuestos, supuestos que eran reales. Es decir: el supuesto del régimen social de explotación existente en nuestro país y la convicción de que nuestro pueblo estaba deseoso de un cambio revolucionario. Que si no lo estaba de manera muy consciente, lo estaba desde luego. Lo manifestaba en su descontento general, en el hecho de que una bandera de rebeldía inmediatamente encontraba apoyo en amplios sectores del pueblo, el espíritu rebelde del pueblo, el grado de madurez de conciencia política de nuestro pueblo, a pesar de todo el confusionismo, de toda la propaganda y de todas las mentiras del imperialismo y de la reacción.

"Nosotros partimos de ese supuesto. Ese supuesto era real, y por cuanto ese supuesto era real se cumplieron las esperanzas, las posibilidades que nosotros habíamos entrevisto. Esto enseña la primera lección: que no puede haber revolución, en primer lugar, si no hay circunstancias objetivas que en un momento histórico dado faciliten y hagan posible la revolución. [...]

"Es decir, que las revoluciones no nacen de la mente de los hombres. Los hombres pueden interpretar una ley de la historia, un momento determinado del desarrollo histórico. Hacer una interpretación correcta es impulsar el movimiento revolucionario, y en Cuba, el papel nuestro fue de impulsores de ese movimiento, sobre la apreciación de una serie de condiciones objetivas [...]"(4)

Otro elemento que hay que tener en cuenta es que en Cuba, si bien la situación económica era crítica como la de todo país dependiente: desempleo crónico ascendente, deplorable situación del campesinado sin tierra, arruinado o víctima del desalojo, deterioro del salario real, déficit de la balanza comercial, enormes pérdidas para el país dada la rebaja de la cuota azucarera de esos últimos años, hasta fines de 1958 no se podía hablar de una crisis económica coyuntural. Por el contrario, en 1957, debido fundamentalmente al alza extraordinaria del precio del azúcar en el mercado mundial, se produjo un año de prosperidad económica. Esta situación cambia hacia finales del 58, momento en que, al mismo tiempo que se produce una baja importante del precio del azúcar --con todas las consecuencias económicas que esto tiene para un país monoproductor como Cuba--, los éxitos militares del Ejército Rebelde --que a fines de ese año había logrado extender la guerra desde la Sierra Maestra en Oriente hacia el centro del país-- ponen en peligro la zafra azucarera de la que depende el 60 % del valor de las exportaciones cubanas,(5) con las negativas consecuencias que ello podía tener para la economía cubana y sus bolsillos, que era por supuesto más les preocupaba. De ahí que las opciones de la burguesía azucarera para evitar la catástrofe eran sólo dos: desplazamiento de Batista mediante el apoyo a la guerrilla o intervención norteamericana. Por razones que aquí no podemos desarrollar esta clase se inclinó por la primera de ellas acelerando así la caída del dictador.(6)

Los éxitos del Ejército Rebelde fueron influyendo poco a poco en el estado de ánimo de las masas. No era el mismo estado de ánimo el que existía en abril de 1958, cuando fracasa la convocatoria a una huelga general(7), que el que existía algo más de dos meses después, luego de la batalla de Jigüe(8), cuando el Ejército Rebelde logra un rotundo triunfo, iniciándose desde entonces una contraofensiva completa y definitiva.

A fines de diciembre la caída de Batista es inminente. Provincias enteras se encuentran aisladas del resto del país, unidades completas del ejército han sido destruidas. El resquebrajamiento del régimen es evidente para todos. En ese nuevo contexto -- en que la gente ha perdido el miedo y mientras el dictador huye desaforado fuera del país-- la huelga general convocada por Fidel a través de los micrófonos de Radio Rebelde el 1 de enero del 59 --para rechazar un golpe militar a espaldas del pueblo--, es un éxito completo.

Las masas populares, que para un ojo poco avisado eran espectadoras pasivas de la lucha de la Sierra, se transformaron en los actores decisivos del triunfo revolucionarios.

Un pueblo entero, enardecido, asaltó los cuerpos represivos de la tiranía, persiguió y detuvo a confidentes, torturadores, transformándose así en un gigantesco ejército.(9)

"[...] en cuestión de minutos, en cuestión de horas para ser más exactos --dice Fidel--, prácticamente el Ejército Rebelde dominó totalmente la revolución en las áreas de combate y el pueblo dominó la revolución en las áreas urbanas. Y los trabajadores respaldaron al movimiento con una huelga general absoluta. [...]

"Ya el pueblo de ese momento no era el pueblo de siete años atrás, ya el pueblo de ese momento no era el pueblo de veinte años atrás. Ya era un pueblo que había adquirido una conciencia de lucha, un pueblo cuyo espíritu de rebeldía se había desarrollado: un pueblo que se había ido aglutinando no alrededor de los partidos tradicionales desprestigiados, sino un pueblo que se fue reuniendo alrededor de un movimiento revolucionario; un pueblo que se fue reuniendo alrededor de un pequeño núcleo de combatientes revolucionarios, de un pequeño ejército revolucionario; un pueblo que se fue formando, que soportó crímenes, atropellos, abusos, injusticias de toda clase, y que todo aquello lo llevaba bien por dentro; y un pueblo que se había ido orientando, que se había ido alertando, que se había ido preparando para una revolución.

"Por eso, cuando quisieron escamotearle el triunfo el primero de enero, se encontraron la descomunal sorpresa de que ese pueblo se lanzó a la calle; se encontraron con la descomunal sorpresa de que las columnas rebeldes cercaron y desarmaron a las tropas y que de repente en verdad en ese día histórico había triunfado una verdadera revolución."(10)

Y más adelante agrega: "[...] un fósforo en un pajar: ése fue el movimiento guerrillero, dadas las condiciones que existían en nuestro país. Poco a poco la lucha se fue convirtiendo en una lucha de todo el pueblo. Fue el pueblo, todo el pueblo, el único actor en esa lucha, fueron las masas las que decidieron la contienda.[...]

"¿Qué factor había movilizado a las masas? La lucha guerrillera se convirtió en un factor que movilizó a las masas, que agudizó la lucha, la represión, agudizó las contradicciones del régimen [...]"(11) Generalizando lo expuesto hasta aquí, podemos decir que Fidel no se limita a constatar que en Cuba existen condiciones para hacer la revolución ni a esperar que éstas maduren por sí mismas, sino que, como vanguardia, actúa sobre las propias condiciones objetivas, agudizando las contradicciones existentes y creando otras nuevas, es decir, permitiendo con su accionar que las condiciones objetivas y subjetivas lleguen a su plena madurez, con lo que, de hecho, se acelera el proceso revolucionario en este país.



III - CARACTER DE LA REVOLUCION Y CORRELACION DE CLASES

Desde antes del asalto al Cuartel Moncada, Fidel comprendía perfectamente --como ya vimos anteriormente-- que su meta no podía ser sólo derribar a Batista sino llevar adelante una revolución. Por eso se opuso siempre tanto al tiranicidio como al golpe militar, dos formas de eliminar al dictador sin cambiar las bases del régimen imperante.

Además, desde entonces sabía que la lucha de liberación nacional que pretendía emprender era inseparable de una revolución social profunda, es decir, que el proceso revolucionario antimperialista obligatoriamente terminaría siendo a la vez una revolución socialista.

Refiriéndose a este tema en su comparecencia en la televisión del 1 de diciembre de 1961, expresa: "Había que hacer la revolución antimperialista y socialista [...]. La revolución antimperialista y socialista sólo tenía que ser una, una sola revolución, porque no hay más que una revolución. Esa es la gran verdad dialéctica de la humanidad: el imperialismo, y frente al imperialismo el socialismo [...]"(12)

Sin embargo, el Movimiento 26 de Julio nunca hizo hincapié en las medidas revolucionarias que pensaba implementar, porque entendía que "poner énfasis en toda una serie de reformas y de leyes revolucionarias, en las condiciones en que se desarrollaba la lucha contra Batista, iba a debilitar el campo de las fuerzas que se enfrentaban a la tiranía."(13)

Veamos a continuación los diferentes elementos que el máximo dirigente de la revolución cubana tomó en cuenta para elaborar la estrategia que le permitiría construir el bloque de fuerzas sociales capaz no sólo de terminar con el dictador Batista, sino con todo el régimen económico-social que lo sustentaba.

Examinemos primeramente cuál era la _correlación de clases existente y con qué fuerzas sociales podía llevarse adelante el proceso revolucionario.

Partiendo de un análisis de las condiciones objetivas del desarrollo económico y político de su país, un país capitalista dependiente con un desarrollo industrial medio y una clase obrera de cierta magnitud, especialmente en el agro, Fidel distinguía tres fuerzas fundamentales en el escenario político:
Primero: los grandes terratenientes, "la alta burguesía y su lumpen, sus gangsters, sus mujalistas" (instrumento de la reacción y el imperialismo en el movimiento obrero), el clero reaccionario(14) y las propias empresas transnacionales instaladas en territorio cubano. Todos estos sectores acomodados y conservadores de la nación habían desfilado impúdicamente ante Batista, demostrándole su apoyo al día siguiente del frustrado ataque al Palacio Presidencial, realizado por el Directorio Revolucionario, con el objetivo de ajusticiar al dictador. Esta acción terminó con la masacre de gran parte del grupo que la había llevado a cabo incluyendo a su máximo líder: José Antonio Echeverría.(15)

A estos sectores "acomodados y conservadores de la nación" les viene bien "cualquier régimen de opresión, cualquier dictadura, cualquier despotismo", afirmaba Fidel en su autodefensa ante el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba el 16 de octubre de 1953,(16) y agregaba que ellos eran capaces de postrarse "ante el amo de turno hasta romperse la frente contra el suelo."(17)

En manos de esos sectores estaban "todos los recursos financieros, todos los recursos económicos, toda la prensa, toda la radio; es decir, todas las grandes estaciones de radio, de televisión, los grandes rotativos, las mejores imprentas, [...] Además [...] todas las revistas americanas, toda aquella literatura imperialista [...]. Tenían todos esos recursos en sus manos; los recursos económicos [...] eran, sencillamente, dueños del país [...]"(18)

Segundo: la llamada "burguesía nacional" o sectores burgueses que tenían contradicciones con el imperialismo. Fidel estaba convencido de que, dadas las condiciones de su país y de América Latina en general, ese sector de la clase burguesa no podía encabezar la lucha antioligárquica y antimperialista. Las experiencias de los procesos revolucionarios latinoamericanos habían demostrado suficientemente que, a pesar de sus intereses contradictorios con el imperialismo yanqui, llegado el momento, era incapaz de enfrentarse a éste, "paralizada por el miedo a la revolución social y asustada por el clamor de las masas explotadas" y que, situada ante el dilema "imperialismo o revolución, sólo sus capas más progresistas" estarían dispuestas a apoyar el proceso revolucionario.(19)

Y tercero: La única fuerza capaz de impulsar el proceso revolucionario en forma consecuente: el pueblo cubano.

Fidel describe en forma muy precisa lo que entiende por este concepto en la autodefensa que realiza cuando se le juzga por el asalto al Cuartel Moncada: "... Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, a la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor y más digna y más justa; la que está movida por ansias ancestrales de justicia por haber padecido la injusticia y la burla generación tras generación, la que ansía grandes y sabias transformaciones en todos los órdenes y está dispuesta a dar para lograrlo, cuando crea en algo o en alguien, sobre todo cuando crea suficientemente en sí misma, hasta la última gota de sangre...

"Nosotros llamamos pueblo, si de lucha se trata, a los 600 mil cubanos que están sin trabajo deseando ganarse el pan honradamente sin tener que emigrar de su patria en busca de sustento; a los 500 mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables, que trabajan cuatro meses al año y pasan hambre y el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar y cuya existencia debiera mover más a compasión si no hubiera tantos corazones de piedra; a los 400 mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, están desfalcados, cuyas conquistas les están arrebatando, cuyas viviendas son las infernales habitaciones de las cuarterías, cuyos salarios pasan de manos del patrón a las del garrotero, cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba; a los 100 mil agricultores pequeños, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándola siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que tienen que pagar por sus parcelas como siervos feudales una parte de sus productos, que no pueden amarla, ni mejorarla, ni embellecerla, plantar un cedro o un naranjo, porque ignoran el día que vendrá un alguacil con la guardia rural a decirles que tienen que irse; a los 30 mil maestros y profesores tan abnegados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las futuras generaciones y que tan mal se les trata y se les paga; a los 20 mil pequeños comerciantes abrumados de deudas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de funcionarios filibusteros y venales; a los 10 mil profesionales jóvenes: médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedagogos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, etc. que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la súplica. ¡Ese es el pueblo, el que sufre todas las desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje!"(20)



IV - LA VIA ARMADA SOLO DESPUES DE AGOTARSE LOS RECURSOS INSTITUCIONALES

En páginas anteriores señalábamos que Fidel recurre a la violencia como último recurso, sólo se lanza a la lucha armada cuando Batista cancela la legalidad vigente con su cuartelazo del 10 de marzo de 1952.

"Nosotros no somos perturbadores de oficio, ni ciegos partidarios de la violencia si la patria mejor que anhelamos se puede realizar con las armas de la razón y la inteligencia --aclara en un documento aparecido en Bohemia pocos meses antes de que se le conceda la amnistía--.

Ningún pueblo seguiría al grupo de aventureros que pretendiese sumir al país en una contienda civil, allí donde la injusticia no predominase y las vías pacíficas y legales le franqueasen el camino a todos los ciudadanos en la contienda cívica de las ideas. Pensamos como Martí que es criminal quien promueve en un país la guerra que se le puede evitar; y quien deja de promover la guerra inevitable. Guerra civil que se puede evitar no nos verá nunca promoverla la nación cubana, como reitero que cuantas veces en Cuba se presenten las circunstancias ignominiosas que siguieron al golpe artero del 10 de marzo será un crimen dejar de promover la rebeldía inevitable."(21)

De ahí que, constatando los esfuerzos del régimen por mejorar su imagen después de las fraudulentas elecciones de fines de 1954 --que transformaron al dictador en un presidente "constitucional"--, al salir de la cárcel decide que lo más importante en ese momento es demostrar que los intentos de Batista son pura demagogia.

El 24 de febrero de 1955 --al asumir Batista "legalmente"-- había anunciado tanto la puesta en vigor de la Constitución de 1940 --la misma por la que habían abogado los héroes del Moncada-- como elecciones parciales para el Congreso dentro de dos años y generales dentro de cuatro años. Se hablaba de planes para elecciones a la Asamblea Constituyente a fin de revisar la Constitución. Por otra parte, como la campaña por la amnistía de los presos políticos había alcanzado una gran magnitud, a Batista no le quedó otra alternativa que incluir en la nómina a los propios combatientes del Moncada. Todo este clima había despertado esperanzas de soluciones democráticas entre los sectores más atrasados del pueblo. Los dirigentes de los partidos burgueses habían, en su gran mayoría, entrado en el juego.

Fidel sale en libertad en medio de este clima de aparente democratización y, para sorpresa de muchos, sus primeras palabras no son un llamado a la lucha armada, sino a elecciones generales inmediatas.

"Estamos por una solución democrática. El único que se ha opuesto aquí a soluciones pacíficas es el régimen. La única salida que le veo a la situación cubana es elecciones generales inmediatas. Lo de la Constituyente es una maniobra del régimen para elegir a Batista, a través de una oposición prefabricada, en otro bochornoso 1o.de noviembre.(22) No debe olvidarse que los cubanos amamos la paz, pero más la libertad."(23)

"Cuando nosotros salimos de la prisión, ya teníamos toda una estrategia de lucha elaborada -- explica varios años después del triunfo de la revolución--. Pero lo más importante a nuestro juicio en aquel instante era demostrar que no había solución política, es decir, solución pacífica del problema de Cuba con Batista, pero teníamos que demostrar eso ante la opinión pública, ya que si el país se veía forzado a la violencia revolucionaria no era culpa de los revolucionarios, sino culpa del régimen. Entonces planteábamos que estábamos en disposición de aceptar una solución pacífica del problema mediante determinadas condiciones, condiciones que sabíamos que no se producirían nunca. Y bastaron algunas semanas para demostrar ante la opinión pública que, con Batista en el poder, esas posibilidades de solución pacífica de los problemas de Cuba no existían.

La dictadura fue cerrándole a Fidel todas las puertas. Atemorizada por la cada vez mayor repercusión que tenían en las masas sus denuncias de los crímenes cometidos por ésta y la crítica consecuente a la línea oportunista o quietista adoptada por los partidos políticos de mayor arraigo popular, fue privándolo del acceso a las estaciones de radio. Se prohibieron las reuniones y mítines en los que él debía intervenir. Fue clausurado el periódico La Calle donde escribía.(24) A esto se agregaba un ambiente de calumnias, intimidaciones y amenaza física.

A pesar de sus intenciones de quedarse en el país, siete semanas después de haber obtenido su libertad, el héroe del Moncada se vio obligado a salir de Cuba. Agotados los medios legales él y algunos de sus compañeros más cercanos se dirigen a México, a preparar las condiciones para derrocar a la dictadura por un camino revolucionario.

106a. Desde el país azteca Fidel envía el siguiente mensaje a los ortodoxos: "La convocatoria a elecciones generales inmediatas, considerada por todos los sectores de la opinión pública como la única fórmula de solución pacífica de la tragedia que vive Cuba, no está en el ánimo del régimen concederla jamás; menos aún cuando tiene delante una oposición desarmada que no ha demostrado su disposición a exigir en otra forma más viril los derechos que le han arrebatado al pueblo. [...] Cuba está pues en una encrucijada en que se marcha hacia la postración política y moral más vergonzosa, que puede durar veinte años como dura y sin esperanza en Santo Domingo y otros pueblos de América; o se liberta gloriosamente de una vez por todas de la opresión. Un camino se llama elecciones parciales: transacción con la tiranía, reconocimiento de la legitimidad del régimen, ambiciones desaforadas a cargos municipales y actas de representantes, hambre, miseria, injusticia, desvergüenza, traición al pueblo, olvido criminal de los muertos. El otro camino se llama revolución: ejercicio del derecho que tienen los pueblos a rebelarse contra la opresión, continuación histórica de la lucha del 68, del 95 y del 33, intransigencia irreductible frente al golpe traidor de marzo y la masacre vergonzosa de noviembre, justicia para el pueblo oprimido y hambriento, dignidad, desinterés, sacrificio, lealtad a los muertos. No hay otra disyuntiva. Los ortodoxos saben que ha llegado la hora de escoger entre una y otra."(25)

Hasta tal punto considera Fidel importante que las masas perciban como agotadas todas las posibilidades legales que, días antes del desembarco del Granma, decide plantear un ultimátum a Batista. En declaraciones al periódico gubernamental Alerta expresa: "Si en el plazo de dos semanas a partir de la publicación de esta entrevista no hay solución nacional, el Movimiento 26 de Julio quedará en libertad de iniciar en cualquier instante la lucha revolucionaria como única fórmula salvadora."(26)

Se rompía así el secreto de la invasión alertando al enemigo, pero se ganaba la confianza del pueblo al que había prometido estar combatiendo en Cuba en 1956.(27)

Es importante tener en cuenta que cuando Fidel decide empuñar nuevamente las armas se ve precisado a establecer una clara línea de demarcación con otras organizaciones y partidos que también hablan de emplear las armas contra Batista. No sólo el Directorio Revolucionario se ha pronunciado por esa forma de lucha, sino que también sectores de los propios partidos burgueses (auténticos y ortodoxos) hablan de proyectos armados, entran armas al país, hacen atentados, etc.

De ahí sus pronunciamientos en contra del tiranicidio y el apresuramiento en realizar acciones armadas urbanas.

Pocas semanas después de llegar a México se entera por la prensa de la explosión de un polvorín en La Habana. Entonces expresa: "Comprendo la impaciencia de la hora pero no es todavía a mi entender la hora de la revolución; toda la conmoción es artificial; el verdadero estallido hay que prepararlo con más calma y más ciencia."(28)

Algo más tarde escribe: "Somos contrarios a los métodos de violencia dirigidos hacia las personas de cualquier organización oposicionista que discrepan de nosotros y somos radicalmente opuestos al atentado personal. Nosotros no practicamos el tiranicidio [...]

"El pueblo cubano desea algo más que un simple cambio de mandos. Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social [...]"(29)

Existían también discrepancias tácticas entre el Directorio Revolucionario y Fidel.

Aunque ambas organizaciones ponían el acento en la insurrección y en la huelga general para derrocar a Batista, el Directorio consideraba que La Habana debía ser el centro neurálgico de la lucha: allí se encontraba reunido más de un millón de habitantes, y desde el punto de vista económico, político y militar era, sin duda, el centro más importante del país. Fidel, en cambio, estimando correctamente por esas mismas razones, que ese era el eslabón más fuerte del enemigo: donde la correlación de fuerzas le era más favorable y donde la acción clandestina del movimiento revolucionario era extremadamente limitada y riesgosa, elige Oriente como el escenario de la lucha. En esa zona del país el régimen era mucho más débil y existían grandes tradiciones revolucionarias en la población. Mientras el Directorio concentra sus principales cuadros en La Habana jugando un papel muy importante, pero con un costo muy alto --que culmina con la muerte de su máximo líder y de una parte de sus mejores dirigentes--, Fidel se prepara para desembarcar en Oriente y, una vez en la Sierra Maestra, lucha por concentrar los mayores recursos materiales en esta zona donde están los mejores cuadros del Movimiento 26 de Julio. Prioriza la armamentización de las guerrillas rurales, insistiendo en que todo el armamento debe ser destinado a la Sierra, tesis que encontró resistencia en algunos cuadros urbanos de su propia organización.



V - LA PROPAGANDA: ESLABON DECISIVO DURANTE LA PRISION Y EL EXILIO

Fidel era un convencido del importante papel que tiene la experiencia práctica en la formación de la conciencia popular, por eso no le preocupaba que el pueblo cubano no fuera consciente del origen de su situación de explotación y que atribuyera sólo a la inmoralidad administrativa la causa de sus males; estaba convencido que éste podía ser educado políticamente por la lucha revolucionaria misma. Esta, al perseguir determinados objetivos concretos relacionados con sus intereses más vitales, enfrentaría necesariamente a las masas explotadas en el terreno de los hechos a sus explotadores.

En el XX Aniversario del ataque al Cuartel Moncada, Fidel sintetiza los elementos que tuvo en cuenta para elaborar su estrategia política.

"Algunos de nosotros, aun antes del 10 de marzo de 1952, habíamos llegado a la íntima convicción de que la solución de los problemas de Cuba tenía que ser revolucionaria, que el poder había que tomarlo en un momento dado con las masas y con las armas, y que el objetivo tenía que ser el socialismo --explica y agrega--: "¿Pero cómo llevar en esa dirección a las masas, que en gran parte no estaban conscientes de la explotación de que eran víctimas, y creían ver sólo en la inmoralidad administrativa la causa fundamental de los males sociales, y que sometida a un barrage incesante de anticomunismo, recelaba, tenía prejuicios y no rebasaba el estrecho horizonte de las ideas democrático-- burguesas?

"A nuestro juicio, las masas descontentas de las arbitrariedades, abusos y corrupciones de los gobernantes, amargadas por la pobreza, el desempleo y el desamparo, aunque no viesen todavía el camino de las soluciones definitivas, serían a pesar de todo, la fuerza motriz de la revolución.

"La lucha revolucionaria misma, con objetivos determinados y concretos, que implicara sus intereses más vitales y las enfrentara en el terreno de los hechos a sus explotadores, las educaría políticamente. Sólo la lucha de clases desatada por la propia revolución en marcha, barrería como castillo de naipes los vulgares prejuicios y la ignorancia atroz en que las mantenían sometidas sus opresores.

"El golpe del 10 de marzo, que elevó a su grado más alto la frustración y el descontento popular, y sobre todo la cobarde vacilación de los partidos burgueses y sus líderes de más prestigio, que obligó a nuestro movimiento a asumir la responsabilidad de la lucha, creó la coyuntura propicia para llevar adelante estas ideas. En ellas se basaba la estrategia política de la lucha iniciada el 26 de Julio.

"Las primeras leyes revolucionarias se decretarían tan pronto estuviera en nuestro poder la ciudad de Santiago de Cuba, y serían divulgadas por todos los medios. Se llamaría al pueblo a luchar contra Batista y a la realización concreta de aquellos objetivos. Se convocaría a los obreros de todo el país a una huelga general revolucionaria por encima de los sindicatos amarillos y los líderes vendidos al gobierno. La táctica de guerra se ajustaría al desarrollo de los acontecimientos. En caso de no poder sostenerse la ciudad con mil armas que debíamos ocupar al enemigo en Santiago de Cuba, iniciaríamos la lucha guerrillera en la Sierra Maestra."(30)

El primer intento de derrocar a Batista fracasa. Un importante número de los "moncadistas" muere en manos del enemigo. Fidel y veintiocho compañeros más son condenados a varios años de presidio, salvo Haydée y Melba, cuyas sanciones se redujeron a seis meses.

Durante ese tiempo y el que dedica a preparar la expedición del Granma desde el exilio en México, las tareas de propaganda política constituyen el eslabón decisivo de la estrategia que sigue el héroe del Moncada en la preparación del ejército político de la revolución.

El primer gran esfuerzo de Fidel, en las duras condiciones del presidio, fue escribir y hacer salir fuera de la cárcel su autodefensa.

Una vez terminada con éxito la tarea de su reconstrucción, y habiendo logrado que el texto saliera íntegro hacia el exterior, el 18 de junio de 1954 encomienda a Haydée Santamaría y Melba Hernández --que fueron puestas en libertad el 20 de febrero de 1954-- la impresión de 100 mil ejemplares del discurso, el que debía ser distribuido en toda la isla en un plazo de cuatro meses por los periodistas, abogados, maestros y profesionales en general.(31)

"La importancia del mismo es decisiva --les explicaba--; ahí está contenido el programa y la ideología nuestra sin la cual es imposible pensar en nada grande [...]";(32) "programa valiente y avanzado que -según Fidel- constituía, por sí mismo, parte esencial de la estrategia revolucionaria."(33)

En ese momento el máximo dirigente del 26 de julio consideraba que "la propaganda [era algo] vital; sin propaganda no hay movimiento de masas --advertía--; y sin movimientos de masas no hay revolución posible."(34)

Y al día siguiente insiste en el papel decisivo que juega la propaganda. El mismo hombre que se había dedicado largos meses a organizar un movimiento político y muy especialmente el pequeño destacamento de asaltantes al Moncada, luego de esa acción, y dada la situación en que quedó el Movimiento después de dicho revés, estima que la misión del momento no es, como muchos podrían haber pensado en dichas circunstancias, "organizar células revolucionarias para poder disponer de más o menos hombres."

"La tarea nuestra ahora de inmediato --escribe-- es movilizar a nuestro favor la opinión pública; divulgar nuestras ideas y ganarnos el respaldo de las masas del pueblo. Nuestro programa revolucionario es el más completo, nuestra línea, la más clara, nuestra historia la más sacrificada; tenemos derecho a ganarnos la fe del pueblo, sin la cual, lo repito mil veces, no hay revolución posible."

En otra parte de la misma carta insistía en que se debía abandonar "cualquier plan inmediato de violencia" para darle en ese momento "prioridad absoluta al discurso."

Antes del 26 de julio del 53 los militantes del Movimiento eran "pioneros anónimos de esas ideas"; ahora --una vez realizada la fallida acción que, sin embargo, tuvo un eco nacional-- era necesario "pelear por ellas a cara descubierta". La "táctica debe ser completamente nueva -- insistía--. "Antes éramos un puñado, ahora tenemos que fundirnos con el pueblo".(35)

Durante los meses en el presidio concibe diferentes ideas propagandísticas. La primera es dar a conocer a todo el país su autodefensa. La segunda --en estrecha relación con aquella-- es movilizar a la población en función de la amnistía de los combatientes del Moncada y de todos los presos políticos, en general. Se esfuerza con el máximo vigor por romper el silencio con que la dictadura ha querido rodear el asalto al Cuartel Moncada y el genocidio que luego se produce, cuando un gran número de prisioneros es asesinado sin juicio de ningún tipo, y lo consigue.

La profusa circulación de La historia me absolverá desde octubre de 1954 convierte a Fidel Castro "en el más peligroso conspirador, siempre activo, día y noche, presente en numerosos lugares a un mismo tiempo, sin que las fuerzas represivas pudieran seguirle los pasos y apresarlo para impedirle su permanente actividad de concientización de las masas pues, sencillamente, ya estaba preso [...]"(36)

En enero de 1955, el máximo dirigente del 26 de Julio, concibe una nueva idea: hacer regresar a Cuba a Ñico López y Calixto García --asaltantes del Cuartel de Bayamo que habían logrado escapar ilesos y partir al exilio-- para comparecer ante los tribunales como combatientes del Moncada. El objetivo perseguido: promover la reapertura del proceso y agitar al país precisamente antes de la toma de posesión de Batista el 24 de febrero, aprovechando la amplia divulgación que tendrían estos hechos, dado el artificial clima de libertad de expresión fraguado por la dictadura para viabilizar la comedia electoral de noviembre. "El juicio oral --según Fidel-- se convertiría nuevamente en centro de atención pública y tribuna magnífica para exponer [las] ideas" del Movimiento.(37)

Toda esta estrategia propagandística y los métodos empleados durante sus veinte meses de presidio sirven para romper la barrera de silencio tendida en torno a los héroes del 26 de Julio. Su programa se difunde por toda la isla. El nombre de Fidel empieza a ser vitoreado en concentraciones públicas.(38) La campaña de amnistía conmueve al país de tal manera que Batista se ve obligado a liberar a todos los presos políticos.

A esta campaña contribuyen en forma importante tanto el Partido Socialista Popular como la Federación de Estudiantes Universitarios [FEU], cuyo presidente es José Antonio Echeverría.

Mientras el PSP plantea --en marzo de 1955-- la necesidad de realizar elecciones generales oponiéndose tanto a las componendas realizadas por los partidos burgueses como a las tendencias "putchistas" de algunos grupos de la pequeña burguesía,(39) José Antonio Echeverría expresa que después de la farsa del primero de noviembre es ingenuo pretender arrebatar el poder al actual gobierno por medio de las urnas. "Sólo la acción nacional enérgica, tendiente a plasmar los postulados de la revolución cubana, en cuyo camino ya se encuentra actualmente nuestra Patria --escribe en abril en Bohemia--, logrará liquidar esta triste etapa cuartelaria de nuestra historia republicana."(40)

A pesar de estas diferencias, la campaña en favor de la amnistía tuvo el mérito de unir, aunque sólo fuese de manera informal, a los militantes del movimiento organizado por Fidel y a los simpatizantes de los moncadistas con el PSP y el Directorio y miles de cubanos más, en un amplio frente en favor de la liberación de los presos políticos y el cese de la represión.

El 15 de mayo de 1955, Fidel y sus compañeros son liberados. Sus intenciones de continuar la lucha en el país se modifican, como ya vimos, dada la situación imperante. Algunas semanas después debe emprender el camino del exilio. Fidel se dirige a México para preparar desde allí una invasión armada con el objetivo de derrocar a Batista. Una parte importante de su tiempo está dedicado a entrenar al grupo que lo acompañará en dicha odisea y a conseguir los recursos materiales para ella, pero la propaganda sigue siendo su preocupación fundamental.

Se dedica a preparar una serie de manifiestos al pueblo de Cuba. El primero de los cuales, con una tirada de 50 mil ejemplares debe empezar a circular el 16 de agosto de 1955, quinto aniversario de la muerte de Chibás, para ser repartido ese día varios millares en el cementerio. "Verán como rompemos la cortina del silencio y vamos abriendo el camino a la nueva estrategia", escribe el 3 de agosto de ese año. El segundo, debe criticar las formas anteriores de lucha y lanzar "ya las primeras consignas de insurrección y huelga general". Considera tan vital este último manifiesto que recomienda sacar de él 100 mil ejemplares.(41)

Está convencido en ese momento de que la fuerza de su organización "crecerá en razón directa" de la propaganda que ésta haga.(42) "La impresión y distribución de la propaganda debe estar organizada de modo que no falle nunca --escribe algunos días después--. Le doy una importancia decisiva a esto, porque los manifiestos solos, circulando por todo el país clandestinamente, aparte de mantener la moral levantada, hacen el trabajo de miles de activistas, convierten [a] cada ciudadano entusiasta en un militante que repite los argumentos e ideas expuestos."(43)

No debemos perder de vista, sin embargo, que la propaganda masiva --que por sí misma engendra organización-- tuvo una repercusión mucho mayor debido al prestigio adquirido previamente ante el pueblo por los combatientes del Moncada, un grupo de jóvenes que había estado dispuesto a dar su vida en el asalto al cuartel y volvió a demostrar esa misma disposición de entrega generosa en aras de los intereses del pueblo y de la patria avasallada en el desembarco del Granma.

Luego, realizado el desembarco y comenzada la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, desempeñan un papel muy importante tanto el periódico Revolución, como Radio Rebelde. El primero es el órgano de prensa que junto con el periódico Alma Mater de la FEU anuncian que Fidel no ha muerto en el desembarco del Granma y que desde entonces informa, organiza y orienta clandestinamente al movimiento antibatistiano. Algo más tarde, Radio Rebelde, desde el corazón de la Sierra, desempeñará un papel fundamental en la información veraz acerca de los resultados de la lucha entre las guerrillas verde olivo y el ejército batistiano y en la educación política del pueblo.

Por último, tal como se lo imaginara Fidel, la mejor propaganda de las ideas revolucionarias fue el propio triunfo de la revolución y las medidas que ésta adoptó en favor del pueblo de Cuba.

Veamos lo que expresa al respecto en el XX aniversario del Asalto al Cuartel Moncada: "Las leyes revolucionarias enfrentaron a los explotadores y explotados en todos los terrenos. Latifundistas, capitalistas, terratenientes, banqueros, grandes comerciantes, burgueses y oligarcas de todo tipo y su incontable cohorte de servidores, reaccionaron inmediatamente contra el poder revolucionario en contubernio con el imperialismo, privilegiado propietario en Cuba de grandes extensiones, minas, centrales azucareros, bancos, servicios públicos, casas comerciales, fábricas, amo y señor de nuestra economía, que ya no tenía un ejército a su servicio. Comenzaron entonces las conjuras, los sabotajes, las grandes campañas de prensa, las amenazas exteriores.

"[...] La conciencia de clase se desarrolló en forma inusitada. Bien pronto los obreros, los campesinos, los estudiantes, los intelectuales revolucionarios, tuvieron que empuñar las armas para defender sus conquistas frente al enemigo imperialista y sus cómplices reaccionarios; [...] derramar su sangre generosa luchando contra la CIA y los bandidos; [...] ponerse todos en pie de guerra frente al peligro exterior; [...] combatir en las costas de Girón y de Playa Larga contra los invasores mercenarios.

"¡Ah!, pero ya entonces las clases explotadas habían abierto los ojos a la realidad, habían encontrado al fin su propia ideología que no era ya la de los burgueses, terratenientes y demás explotadores, sino la ideología revolucionaria del proletariado, el marxismo-- leninismo [...]

"Así, el 16 de abril de 1961, nuestra clase obrera, cuando marchaba a enterrar a sus muertos con los rifles en alto, vísperas de la invasión, proclamó el carácter socialista de nuestra revolución y en su nombre combatió y derramó su sangre, y todo un pueblo estuvo dispuesto a morir. Un decisivo salto en la conciencia política se había producido desde el 26 de julio de 1953. Ninguna victoria moral pudiera compararse a ésta en el glorioso camino de nuestra revolución. Porque ningún pueblo en América había sido sometido por el imperialismo a un proceso tan intenso de adoctrinamiento reaccionario, de destrucción de la nacionalidad y sus valores históricos; a ninguno se le deformó tanto durante medio siglo y he aquí que ese pueblo se yergue como un gigante moral ante sus opresores históricos y barre en unos pocos años toda aquella lacra ideológica y toda la inmundicia del macartismo y el anticomunismo.

"En la lucha aprendió a conocer a sus enemigos de clases internos y externos y en ella conoció a sus verdaderos aliados externos e internos. Frente al sabotaje de 'La Coubre' y al embargo de armas de procedencia capitalista cuando más las necesitábamos, al criminal bloqueo económico de Estados Unidos y el aislamiento decretado por los gobiernos latinoamericanos a las órdenes del imperialismo yanqui, sólo del campo socialista, desde la gran patria de Lenin, se extendió la mano amiga y generosa; de allí nos vinieron armas, petróleo, trigo, maquinaria y materias primas; allí surgieron los mercados para nuestros productos boicoteados; de allí, recorriendo diez mil kilómetros, llegaron las naves surcando los mares; de allí nos llegó la solidaridad internacional y el apoyo fraternal."(44)

"Las ideas revolucionarias se convirtieron en conciencia no de una minoría, no de un grupo. Se convirtieron en conciencia de las grandes masas de nuestro país --dirá en otro texto--.

"[...] Los campos se habían definido, los enemigos habían acabado de definirse como enemigos, las masas obreras, campesinas, estudiantiles, las masas humildes, las capas menos acomodadas de nuestro país, partes importantes de las capas medias, sectores de la pequeña burguesía, trabajadores intelectuales, hicieron suyas las ideas del marxismo leninismo, hicieron suya la lucha contra el imperialismo, hicieron suya la batalla por la revolución socialista."(45)



Notas:

1- Fidel Castro, Fundación del MR 26 de Julio ruptura con la ortodoxia, en La revolución cubana..., op.cit. p.389.

2- Carta Semanal, 20 de octubre de 1952. Siete años después, Blas Roca, secretario general del PSP, haría una importante corrección de este juicio en la VIII Asamblea Nacional del Partido, en agosto de 1960. En esa ocasión afirma que el asalto al Cuartel Moncada "no fue concebido como un clásico golpe de mano o putsch, a pesar de las formas que asumió su realización. No se pretendía, con eso, capturar el gobierno sino iniciar una revolución.
"Por eso no se proyectó contra Columbia [...] u otra fortaleza de La Habana, sino contra un cuartel lleno de armas en el extremo de la isla, la captura del cual hubiera permitido armar al pueblo y formar un centro de lucha revolucionaria." Esta apreciación parece haber suscitado discusiones, ya que Blas, en las conclusiones de dicha reunión se ve obligado a precisar que si bien en 1953 no les había parecido "el camino más adecuado", al pasar los años se había desarrollado la historia" y se veían los resultados del hecho. "Se puede tener cualquier opinión sobre un hecho cuando ocurre, se puede creer que es bueno o es malo, pero esa opinión es confirmada o negada por la historia, por el desarrollo posterior de los acontecimientos. Cuando un médico da la medicina, piensa que le va a hacer bien al enfermo, pero tiene que esperar; a veces, mata al enfermo y se convence de que la medicina no servía para esa enfermedad y el enfermo ni se entera, pero si resulta bien la medicina, todo está bien y está confirmada la previsión." Por eso considera que "cuando ya han pasado años, cuando la historia se ha desarrollado ya, para determinar los resultados de aquel hecho, la Asamblea puede pronunciarse sobre dicho acontecimiento." (VIII Asamblea Nacional del Partido Socialista Popular, Ediciones Populares, La Habana, 1960, p.67 y pp. 405--406).

3- F. Castro, Comparecencia en TV del 1 de diciembre de 1961, en O.R, op.cit. p.16; La revolución cubana..., op. cit. pp.389--390.

4- O.R, p.17; La revolución cubana..., pp.390--391.

5- Anuario estadístico de Cuba 1958. Censo de la Industria Azucarera de Cuba. Cuba Económica y Financiera, La Habana 1958.

6- Sobre el papel de la burguesía en la revolución cubana ver el libro de Marcos Winocur: Las clases olvidadas en la revolución cubana, Crítica, Barcelona, 1979.

7- La razón del fracaso de la huelga del 9 de abril es un tema muy polémico, según el Che, ésta fracasó por "errores de organización, entre ellos principalmente la falta de contactos entre las masas obreras y la dirección, y su equivocada actitud. Pero la experiencia fue aprovechada [...] enseñó a sus dirigentes [del 26 de Julio] una verdad preciosa que era, y que es, que la revolución no pertenecía a tal o cual grupo sino que debía ser la obra del pueblo cubano entero." Ernesto Guevara, Proyecciones sociales del Ejército Rebelde, en Ernesto Che Guevara. Obras 1957-- 1967, Colección Nuestra América, Casa de las Américas, t.2, p.14.

8- 21 de julio del 58.

9- Ramiro Abreu, El último año de aquella República, Ciencias Sociales, La Habana, 1984, p.265.

10- Fidel Castro, Discurso del 9 de abril de 1968, periódico Granma, La Habana, 10 de abril, 1968. 11- F. Castro, Comparecencia en TV del 1 de diciembre de 1961, O.R, op.cit. p.21; La revolución cubana..., op. cit. pp.397--398.

12- O.R, p. 44; La revolución cubana..., p.439. Sobre este tema ver Capítulo V: Carácter proletario y socialista de la revolución cubana, en M. Harnecker, La revolución social (Lenin y América Latina), Ed. Alfa y Omega, Santo Domingo, 1985.

13- F. Castro, Comparecencia en TV del 1 de diciembre de 1961; en O.R, op.cit. p.25; La revolución cubana..., op. cit. p.405.

14- O.R, p.23; La revolución cubana..., p.401.

15- José Antonio se destaca como líder ya en la enseñanza secundaria. Luego, al pasar a la Universidad a estudiar arquitectura, comienza siendo un activo militante de la Federación Estudiantil Universitaria y lucha en la primera fila contra Batista. Al conocer los hechos del 26 de julio de 1953 lamenta no haber sido invitado a formar parte del grupo que desempeñó tan heroica acción. Llega a ser presidente de la FEU. Promueve la campaña de amnistía de los presos políticos. Forma a fines de 1955 el Directorio Revolucionario. Esta organización política junto con la FEU apoyan la gran huelga azucarera de diciembre de 1955. Firma junto a Fidel el llamado Pacto de México en septiembre de 1956, primer gran paso en la unidad de las fuerzas revolucionarias contra el tirano. Finalmente cayó en combate contra las fuerzas policíacas a un costado de la Universidad de La Habana, después de arengar por radio al pueblo como parte del plan de asalto al Palacio Presidencial, la tarde del 13 de marzo de 1957.

16- Discurso que luego fue reconstruido y ha sido conocido mundialmente bajo el título de sus últimas palabras: La historia me absolverá.

17- Fidel Castro, La historia me absolverá, Editora Política, La Habana, 1983, p.45; La revolución cubana..., op.cit. p.37.

18- F. Castro: Comparecencia en TV del 1 de diciembre de 1961; en O.R, op.cit. p.25; La revolución cubana..., op. cit. p.404.

19- II Declaración de La Habana (4 febrero 1962), en La revolución cubana..., op.cit., Era, p.482.

20- F. Castro, La historia me absolverá, op.cit. pp.45--48; La revolución cubana..., op.cit. pp.37-- 38.

21- Fidel Castro, 19 marzo 1955. Este documento, aparecido el 25 de mayo en la revista Bohemia, fue enviado para su difusión a Luis Conte Agüero como parte de una carta que le escribe en marzo de 1955, y ha sido reproducido en M. Mencía: La prisión fecunda, op.cit. pp.216--223.

22- Se refiere a las elecciones fraudulentas promovidas por Batista en noviembre de 1954.

23- Fidel Castro, Conferencia de prensa ofrecida en el hotel de Isla de Pinos, el 15 de mayo de 1955 y ampliamente divulgada por la prensa.

24- Ver Mario Mencía: La tiranía descabezada a los pies, en revista Bohemia Nº30, La Habana, 23 julio 1976, p.61. "Nos quedamos sin poder hablar ni escribir, ni dar actos políticos, ni ejercer derechos cívicos de cualquier índole", denunció Fidel en su primer manifiesto desde el exilio, dirigido el 8 de agosto de 1955 al pueblo de Cuba (Manifiesto Nº1 del 26 de Julio al pueblo de Cuba, p.1. O.A.H.).

25- Fidel Castro, Mensaje al Congreso de militantes ortodoxos, 10 de agosto de 1953. Original en O.A.H.

26- Periódico Alerta, La Habana, 19 de noviembre 1956, pp.1--3.

27- Durante un mitin de los emigrados y exiliados cubanos en Nueva York, celebrado el domingo 30 de octubre de 1955 en el Palm Garden, Fidel Castro lanzó por primera vez la consigna "en 1956 seremos libres o seremos mártires", que después se difundiría masivamente entre el pueblo. La frase fue registrada en una crónica del corresponsal de Bohemia en Nueva York, Vicente Cubillas, Jr. (Mitin oposicionista en Nueva York, revista Bohemia, 6 noviembre 1955).

28- Fidel Castro, Carta del 2 agosto 1955 dirigida a "Queridas hermanas", término con el que enmascara a sus compañeros de la dirección nacional del MR--26--7 en Cuba. O.A.H.

29- Fidel Castro, Carta a Vicente Cubillas, 30 octubre de 1955. O.A.H. 30- F. Castro, Discurso en conmemoración del XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, en Historia de la revolución..., op. cit. p.272.

31- Fidel Castro, Carta a Haydée y Melba (18 junio de 1954), citada en: M. Mencía, La prisión fecunda, op.cit. p.129.

32- Ibid. p.130. 33- Fidel Castro, Carta a Luis Conte Agüero (12 diciembre de 1953), en Cartas del presidio..., op.cit. p.21.

34- F. Castro, Carta a Haydée y Melba (18 junio de 1954), op.cit. p.130. O.A.H.

35- Fidel Castro, Carta de agosto de 1954, citado en M. Mencía, La prisión fecunda, op.cit. p.149. O.A.H.

36- M. Mencía, La prisión fecunda, op.cit. p.186.

37- Ibid. p.194.

38- En el acto de cierre de la campaña electoral del opositor Ramón Grau San Martín, el pueblo, interrumpiendo a los oradores, había coreado con insistencia el nombre de Fidel Castro.

39- A. Díaz, Examen de algunas cuestiones de la situación actual, Informe aprobado por la reunión ampliada del Buró Ejecutivo del Comité Nacional del Partido Socialista Popular en mayo de 1955.

40- José A. Echeverría revista Bohemia, 17 abril 1955, citado en M. Mencía, La prisión fecunda, op.cit. p.231.

41- Fidel Castro, Carta del 2 agosto de 1955, dirigida A los compañeros de la Dirección, O. A. H.

42- Fidel Castro, Carta a Melba Hernández (10 agosto de 1955), O.A.H.

43- Fidel Castro, Carta a Melba Hernández (29 agosto de 1955), O.A.H.

44- Fidel Castro, Discurso en el XX Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, en Historia de la revolución..., op.cit. p.275 (las cursivas son de M.H.).

45- Fidel Castro, Discurso del 26 de marzo de 1962, en Obra Revolucionaria Nº10, p.11; La revolución cubana..., op.cit. p.505.

Tercera parte
     
   
   
  principal | economía | política | pensamiento | marx siglo XXI | debates | eventos | institucional | enlaces