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Marta harnecker responde sobre: Vanguardia, conciencia, estrategia

18 abril 2002

Respetando el esfuerzo de búsqueda de los compañeros de Esperanza Patriótica quisiera partir diciéndoles que me gustaría saber si el texto que a continuación voy a comentar fue discutido por su colectivo o es el fruto de la reflexión de alguno de sus miembros, porque pienso que la cultura de la izquierda por la que yo abogo es una cultura que respeta las diferencias y como pienso que es posible que los planteamientos de un miembro de una organización pueden tener matices con respecto a los de otros, la firma personal de los documentos sometidos a debate me parece lo más sano. Así se hizo siempre en el debate marxista de los primeros tiempos.

Por otra parte, quisiera saber si ustedes se preocuparon de estudiar cuáles eran mis planteamientos sobre los temas que abordan leyendo mi libro o se limitaron a extraer párrafos sin procurar entender el contexto en el que estaban escritos. Digo esto porque el lector podrá leer aquí los párrafos que ellos seleccionaron donde yo subrayo en otro color lo que creo es fundamental para entender lo que yo o mis entrevistados dicen, y que creo ellos no tuvieron en cuenta al hacer sus críticas. Yo aquí voy a responder con otros párrafos de mi libro, y si hay interés podría agregar otros de mi más reciente libro: "La izquierda después de Seattle" que aparecerá pronto en SigloXX España.

Por último, les pediría que no me llamaran: "la señora Harnecker", soy una compañera comprometida con la lucha de nuestros pueblos que quizá no piense como ustedes, pero que merece ser respetada porque hasta ahora -y espero que así lo sea siempre- su vida ha sido coherente con lo que piensa. Por otra parte, Iria y Tarso no son "dos discípulos" míos como ustedes dicen sino, por el contrario, yo me he inspirado en la experiencia práctica que ellos y muchos otros compañeros han llevado adelnate y he querido que reflexionen sobre ella. Quienes conocen mis libros saben que una parte importante de las ideas que expongo las he obtenido de la práctica política concreta de quienes día a día luchan en distintos terrenos por construir un mundo más justo y solidario.

Empecemos entonces por releer lo que ustedes dicen con los correspondientes subrayados míos llamando la atención sobre lo que parecen no haber tenido en cuenta.

Ustedes afirman:

En el campo revolucionario aparecen, con persistencia centenaria, varios modelos de Vanguardia, que corresponden a tres campos ideológicos generales: Los que plantean que el capitalismo no puede ser superado. Los que proponen que puede ser superado pero lentamente y por pasos, y los que plantean que el capitalismo únicamente puede ser superado por una revolución que doblegue la voluntad de los poseedores. Sin embargo al estudiar con detenimiento las diferentes propuestas, nos daremos cuenta que en realidad se reducen a dos grandes posiciones ideológicas: los que creen que el capitalismo es superable y los que creen que no es superable. En este escrito nos ocuparemos, entonces, de dos de las más conspicuas tesis que se manifiestan en estos dos grandes posiciones.

Los que proponen la superación del Capitalismo lentamente, acumulando reformas, acumulando fuerzas, tomando colinas, encuentran uno de sus más visibles teóricos en la señora Marta Harnecker. Veamos un resumen de su planteamiento: la señora Harnecker, en su libro "Haciendo posible lo imposible," nos ofrece un rico diagnóstico del mundo actual, no obstante, tenemos graves diferencias en la solución que aporta. Harnecker expone en el párrafo 1297 del citado libro, el meollo de su tesis, para mejor comprensión transcribimos el párrafo íntegro:

"1297. Estas opiniones (se refiere a la importancia de los gobiernos locales, nota nuestra) tienen mucho que ver con la percepción que tenga de la actual situación política y del papel que se otorgue al estado en ella. Quienes piensan que puede abrirse una situación insurreccional y que de lo que se trata es de demoler el estado burgués, es decir, que existe una posibilidad de ruptura revolucionaria en el horizonte inmediato, tenderán a minusvalorar este espacio.

Quienes pensamos, por el contrario, que vivimos un período ultraconservador y que estamos en grandes desventajas en cuanto a la correlación de fuerzas a nivel mundial y local, creemos que de lo que se trata es de acumular experiencia política y organizativa dentro del marco de las relaciones jurídicas institucionales burguesas para preparar las condiciones de un cambio ulterior y, por lo tanto, valoramos positivamente el acceso a la administración de un gobierno local por parte de la izquierda. Lo consideramos un espacio que permite crear condiciones culturales y políticas para ir avanzando en la organización autónoma de la sociedad."(resaltado nuestro)

Recientemente la señora Harnecker refuerza su tesis cuando en un trabajo aparecido en el número de Marzo de la revista Cuba siglo XXI y titulado "Delegando Poder En La Gente. El presupuesto participativo en Porto Alegre"

En este trabajo después de describir en que consiste el presupuesto participativo, Harnecker entra en materia en el apartado que titula.

DEPENDE DE VISIONES ACERCA DEL ESTADO

En este apartado entrevista a Iria, y a Tarso quienes exponen los fundamentos del "Presupuesto Participativo" veamos:

"Iria: De hecho existe una larga y polémica discusión entre quienes se plantean implantar una República de……como quieren muchos en Rio Grande de Sul-- por vía revolucionaria y quienes aceptamos hacer una guerra de posiciones. Si alguien tuviese la fórmula para que la gente acabe con el neoliberalismo en Río Grande y en la Alcaldía de Porto Alegre de un día para otro, sería otro cantar.

Tarso: A propósito de lo que dice Iria, yo creo que la desconfianza que algunos compañeros expresan está relacionada con la visión que tienen respecto a la cuestión del estado. Si se piensa que se está en un proceso de acumulación política para destruir, para demoler el estado burgués, o sea, si se piensa que existe una posibilidad de ruptura revolucionaria en el horizonte inmediato, es evidente que se opinará que el presupuesto participativo como estrategia democrática no contribuye a eso, o, dicho de otra manera, si se tiene la ilusión --en mi opinión una ilusión pequeño-burguesa y voluntarista-- de que se puede avanzar por la vía insurreccional en la actual etapa de desarrollo histórico del capitalismo y de crisis del estado burgués, entonces la experiencia del presupuesto participativo sería incluso una experiencia innecesaria. Si se tiene otra visión; si se piensa que es necesario acumular experiencia política y organizativa dentro del marco de relaciones jurídicas burguesas y realizar experiencias de control del estado por la o que estamos en un momento histórico de acumulación de fuerzas; en un momento en el que debemos crear condiciones culturales y políticas para que la organización autónoma de la sociedad ejerza algún tipo de control sobre el estado actual y realice experiencias que combinen la democracia representativa con la democracia directa de participación voluntaria".

Ellos aquí van al meollo del asunto: La visión que se tiene del estado, de la lucha de clases, del sistema de dominación, de la posibilidad de la Revolución y coinciden muy plenamente con el párrafo 1297 del libro de la señora Harnecker. Queda claro que no es un mero problema de repartir el presupuesto se trata de una postura frente a la Revolución, postura que divide las aguas. Y desemboca en diferentes conceptos de vanguardia y de Conciencia.

No nos interesa discutir, en esta oportunidad, la utilidad de los gobiernos locales. Nos importa, ahora, desentrañar el perfil estratégico que subyace en el planteamiento de la señora Harnecker, quien basada en los éxitos tácticos de los gobiernos locales y las dificultades para hacer la Revolución construye una estrategia que se consume en sí misma, desechando la posibilidad de la Revolución, por tanto, dando origen a una vanguardia, a una Conciencia y a unos objetivos francamente reformista. Se pueden usar la variables tácticas que las circunstancias aconsejen, lo que no se puede hacer, so pena de caer en el oportunismo, es transformar esa táctica en estrategia cómoda del movimiento revolucionario, renunciando a la idea motora del revolucionario: "el capitalismo es derrotable, la Revolución siempre es posible". No debemos impresionarnos por el poderío circunstancial del enemigo. Ninguna Revolución, esto es una ley, se ha iniciado en condiciones favorables para los revolucionarios, por el contrario siempre en condiciones desesperadas. Nunca debemos, como decía Engels: "renunciar al futuro del movimiento en aras del presente del movimiento"

Se trata, nos dice Harnecker, de accionar dentro del campo de las "relaciones jurídicas institucionales burguesas" con la promesa de preparar las condiciones de un cambio ulterior, cambio este que se confiesa no es posible... en lo inmediato. Lo que plantean la señora Harnecker y sus dos discípulos, Iria y Tarso, es convivir con el capitalismo, sujeto a su marco jurídico, dentro de sus instituciones, es decir jugando con sus reglas y en su campo, no cuestionarlo, y de esta manera, como por arte de birlibirloque, acumular fuerzas para demolerlo. Por supuesto que la Vanguardia que se desprende de este planteamiento tiene como horizonte estratégico convivir con el estado capitalista, es un partido con Conciencia clientelar, permeable al oportunismo y a los oportunistas, inscrito en el organismo electoral, con tarjeta y con financistas poderosos. En resumen es un partido del sistema, domado, manso, que retóricamente puede cuestionarlo (cada vez menos), pero al tener la misma práctica de lo que quiere sustituir mantiene la Conciencia del sistema perverso y por lo tanto anula cualquier posibilidad de cambio. La practica del ejercicio del poder en el Capitalismo, absorbe, anula las buenas intenciones, y al final esa Vanguardia se transforma en un clásico instrumento político del sistema. No se hace nada para instalar la Conciencia de la liberación. Dicen atacar al sistema, pero al final de cuentas le sirven de válvula de seguridad. Nos parece apropiado para cerrar este punto, y a propósito del argumento de que estamos en un periodo "ultraconservador y que estamos en grandes desventajas en cuanto a la correlación de fuerzas a nivel mundial y local", traer la frase que el Che escribió en su diario boliviano a propósito del aniversario del 26 de Julio: "El 26 de Julio, asalto al Moncada. Asalto contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios". El dogma principal en aquella época era la imposibilidad de hacer una revolución, en la América, a 90 millas de Estados Unidos, y si eso fuera poco en un país subdesarrollado, sin proletariado significativo, y para colmo innovar el método de lucha.

La otra tesis que hoy queremos comentar es la compartida por nosotros en la Esperanza Patriótica, que parte de una premisa: la dominación es un conjunto en el cual todos los factores que la componen interactúan con un solo fin: crear y reproducir una Conciencia, que permita perpetuar al sistema, manteniendo su hegemonía en la mente del dominado. Aquí es apropiado recordar la famosa frase de Biko: "la principal arma del explotador es el alma del explotado".

Si la dominación se basa en la colonización de la Conciencia del dominado, podemos deducir que la lucha revolucionaria consiste en última instancia en liberar las Conciencias tomadas por el sistema. En esta transformación de Conciencias sumisas en Conciencias revolucionarias hay diferentes grados de evolución. La Vanguardia es la organización de los más avanzados los que teórica y prácticamente han interiorizado su papel en la lucha contra la dominación.

Es papel de la Vanguardia prefigurar a la nueva sociedad, impregnarla de la Conciencia revolucionaria, guiar la lucha que conduzca a la constºrucción de las condiciones que posibiliten la generalización de la nueva Conciencia. No olvidemos las enseñanzas del maestro: "Las circunstancias hacen al hombre, en la misma medida que este hace a las circunstancias." Se trata, ahora de derrumbar las condiciones que hacen posible el imperio de la Conciencia dominadora. Cada acción de los revolucionarios debe ser dirigida a la acumulación de Conciencia revolucionaria, y debe motorizar nuevas acciones acumuladoras de Conciencia.

La Conciencia revolucionaria tiene como pilar fundamental la reflexión de que no es posible en el capitalismo resolver ningún problema esencial de la existencia de la vida. De que el sueño se anida fuera del capitalismo, de que es necesario establecer nuevas relaciones entre los humanos.

Selección de textos de mi libro "La izquierda en el umbral del Siglo XXI. Haciendo posible lo imposible" que responden por sí mismos

Parte primera

2. Sin pretender realizar una periodización exhaustiva, me parece necesario dividir este período [que va desde la revolución cubana hasta hoy y] -que ocupa algo más de un tercio de siglo- en dos momentos muy diferentes, por lo que ellos significan desde el punto de vista político para la izquierda latinoamericana y caribeña: el primero, que va desde el triunfo de la revolución cubana hasta la caída del socialismo soviético y, el segundo, que llega hasta hoy. En el primero, la revolución social(1) se ve como una posibilidad que aparece en el horizonte; en el segundo, ésta no se ve como una posibilidad inmediata.

3. Quiero aclarar que esto no significa que piense que se deba renunciar a luchar por la revolución social, ésta es hoy más necesaria que nunca -no sólo para los pobres de este mundo, sino para la humanidad toda que terminará por autodestruirse si sigue en la loca carrera consumista neoliberal.

264. Cuarenta años no han transcurrido en vano. La izquierda de hoy no es la misma que ayer. Los acontecimientos señalados han dejado sus huellas. Los sectores más receptivos han aprendido de aciertos y derrotas y se preparan para enfrentar los enormes desafíos que les plantea el Tercer Milenio.

265. Este se inicia con una correlación de fuerzas mucho más negativa que hace cuarenta años. La derrota del socialismo en Europa del Este y la URSS no sólo cambia drásticamente la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas más reaccionarias transformando a los Estados Unidos en la potencia hegemónica sin contrapeso, sino que al mismo tiempo hace desaparecer del horizonte el principal referente práctico de la izquierda en su lucha por el socialismo.

Parte Tercera

El concepto de política

3) Peligro de ser solo buenos administradores de la crisis

1041. [...]no es descartable que, en algunos países de América Latina, la izquierda llegue a conquistar -como ya lo ha hecho- importantes gobiernos locales y, aún más, sea capaz de acceder al gobierno de la nación, entre otras cosas debido al creciente descontento popular producido por las medidas neoliberales que afectan a sectores sociales cada vez más amplios. Pero existe el peligro de que una vez en el gobierno se limite a administrar la crisis y a hacer la misma política que los partidos de derecha. Este comportamiento no sólo sería negativo en cuanto a que no resolvería el sufrimiento de los sectores populares afectados por el modelo neoliberal, sino que, además -y eso es lo más peligroso- puede llegar a pulverizar la opción de izquierda por un largo período.

5) La política no como el arte de lo posible, sino como el arte de volver posible lo imposible

1044. La izquierda, si quiere ser tal, no puede definir la política como el arte de lo posible. A la realpolitik debe oponer una política que, sin dejar de ser realista, sin negar la realidad, vaya creando las condiciones para transformarla.(2)

1045. Ya Gramsci criticaba el realismo político "excesivo" porque éste conduce a afirmar que los políticos deben operar sólo en el ámbito de la "realidad efectiva", y que no debeninteresarse por el "deber ser", sino únicamente por el "ser", lo que implica que estos políticos no son capaces de ver más allá de su nariz. Para el pensador italiano, son los diplomáticos y no los políticos los que deben moverse únicamente en la realidad efectiva, porque su actividad específica no es crear nuevos equilibrios(3), sino conservar dentro de ciertos cuadros jurídicos un equilibrio existente.(4) Concebía el verdadero político como Maquiavelo: un hombre de partido, de pasiones poderosas, un político de acción que quiere crear nuevas relaciones de fuerzas y no puede por ello dejar de ocuparse del "deber ser", no entendido por cierto en sentido moralista.(5)

1046. Pero este político no crea de la nada, crea a partir de la realidad efectiva. Aplica la voluntad a la creación de un nuevo equilibrio de fuerzas partiendo de lo que en ella hay de progresista y reforzándolo. Se mueve siempre en el terreno de la realidad efectiva, pero para dominarla y superarla (o contribuir a ello).(6)

1047. Para la izquierda, la política debe consistir, entonces, en el arte de descubrir las potencialidades que existen en la situación concreta de hoy para hacer posible mañana lo que en el presente aparece como imposible.

1048. De lo que se trata es de construir una correlación de fuerzas favorable al movimiento popular, a partir de aquello que dentro de sus debilidades constituye sus puntos fuertes.

Cambiar la visión tradicional de la política

-Reducir la política a lo institucional

1059. Pensar en construcción de fuerzas y en correlación de fuerzas es cambiar la visión tradicional de la política; esta tiende a reducir la política a la lucha relacionada con las instituciones jurídico-políticas y a exagerar el papel del estado; se piensa de inmediato en partidos políticos y en la disputa en torno al control y la orientación de los instrumentos formales de poder(7); los sectores más radicales centran toda la acción política en la toma del poder político y la destrucción del estado y los más reformistas en la administración del poder político o ejercicio de gobierno como forma fundamental y única de la práctica política; los sectores populares y sus luchas son los grandes ignorados. Esto es lo que Helio Gallardo denomina el politicismo de la izquierda latinoamericana.(8)

-Superar la concepción estrecha del poder

1060. Pensar en construcción de fuerzas es también superar la estrecha visión que reduce el poder a los aspectos represivos del estado. El poder enemigo no es sólo represivo sino, como dice Carlos Ruiz, también constructor, moldeador, disciplinante [...]. Si el poder de las clases dominantes sólo actuase como censura, exclusión, como instalación de obstáculos o represión, sería más frágil. Si es más fuerte es porque además de evitar lo que no quiere, es capaz de construir lo que quiere, de moldear conductas, de producir saberes, racionalidades, conciencias, de forjar una forma de ver el mundo y de verlo a él mismo [...](9)

1061. Pensar en construcción es también superar el antiguo y arraigado error de pretender construir fuerza política -sea por las armas o las urnas- sin construir fuerza social.(10)

7) La política como el arte de la construcción de una fuerza social antisistémica

1062. El surgimiento de una fuerza social antisistema es lo que más temen las clases dominantes, de ahí su concepción estrecha de la política como una lucha por conquistar espacios de poder en los aparatos jurídico-políticos institucionales.

1063. Para la izquierda, por el contrario, la política debe ser el arte de la construcción de una fuerza social antisistémica. Pero esto sólo puede alcanzarse si se logra desarticular las barreras que la dominación enemiga pone para evitar su construcción, de ahí la importancia de tener una visión amplia de esas barreras, y no quedarse en la observación y el enfrentamiento a sólo parte de ellas. Esas barreras no son sino la forma en que las clases dominantes tienden a organizar en términos sociales y políticos a los dominados.(11)

1064. La izquierda no debe, por lo tanto, concebir al pueblo o fuerza social popular como algo ya dado que se puede manipular y que sólo basta agitar, sino como algo que hay que construir.(12) Si esto ha sido siempre válido, lo es más aún hoy, bajo el neoliberalismo. Es sabido que un elemento clave de su estrategia de poder es conseguir la máxima fragmentación de la sociedad, porque una sociedad dividida en diferentes grupos minoritarios, que no logran constituirse en una mayoría cuestionadora de la hegemonía vigente, es la mejor fórmula para la reproducción del sistema.(13)

1065. De ahí que una de las tareas más fundamentales de la izquierda sea la superación de la dispersión y atomización del pueblo explotado y dominado y la construcción de la unidad del pueblo(14) y para ellos es básico la recuperación de la capacidad de encuentro.(15)

Sobre la necesidad de un instrumento político

1072. Esta decepción de la política y los políticos que crece día a día no es grave para la derecha, pero para la izquierda sí lo es. La derecha puede perfectamente prescindir de los partidos políticos, como lo demostró durante los períodos dictatoriales, pero la izquierda, en la medida en que necesita construir una fuerza popular antisistémica para transformar cualitativamente la sociedad, no puede prescindir de un instrumento político -sea éste un partido, un frente político u otra fórmula-.

1073. Y ésto por una doble razón: en primer lugar, porque la transformación no se produce espontáneamente, las ideas y valores que prevalecen en la sociedad capitalista -y que racionalizan y justifican el orden existente- invaden toda la sociedad e influyen muy especialmente en los sectores menos provistos de armas teóricas de distanciamiento crítico.(16) En segundo lugar, porque es necesario que seamos capaces de vencer a fuerzas inmensamente más poderosas que se oponen a esa transformación(17), y ello no es posible sin una instancia política formuladora de propuestas, capaz de dotar a millones de hombres de una voluntad única(18), al mismo tiempo que unificadora y articuladora de las diferentes prácticas emancipatorias.

1) Los efectos de la ideología dominante

1074. En cuanto al primer punto, debemos recordar que la visión del mundo que tiene la gente se construye históricamente;(19) y que en esta visión del mundo o sentido común gravita con mayor o menor fuerza la influencia ideológica de las clases dominantes -la ideología burguesa en el caso del capitalismo-. Esto es así muy especialmente en los sectores menos provistos de armas teóricas de distanciamiento crítico. ¿Qué mejor ejemplo de esta influencia que el hecho de que los sectores más pobres y marginados de América Latina voten por los candidatos de más extrema derecha?

1075. Por esta razón, a esa gente debe proporcionársele otras experiencias y conocimientos que le permitan alterar su concepción del mundo, descubrir las causas profundas de su situación de explotación y, por consiguiente, el camino para su liberación.

1076. Esto no quiere decir que en determinadas condiciones los sectores populares no puedan despertar y ser capaces de desenmascarar los verdaderos intereses que mueven a los diferentes sectores sociales. Esto ocurre así en las épocas de grandes conmociones sociales y de revoluciones. Las clases dominantes se quitan la careta y revelan sus métodos de lucha. Los pueblos se politizan y aprenden con una velocidad inimaginable.(20)

1077. Este problema nos remite entonces a la diferenciación entre el conocimiento directo y el conocimiento indirecto que puede tener un actor social. Hay un tipo de conocimiento al que puede tener acceso el proletariado y, en general, los sectores populares, como consecuencia de los enfrentamientos a que se ven sometidos y por eso es fundamental que los revolucionarios partan de lo acumulado histórica y socialmente por el pueblo: tanto en lo que se refiere a ideas, valores, concepciones, como también a formas de organización y de lucha y estilos de trabajo; pero hay otro tipo de conocimiento al que no les es posible acceder directamente. Es muy difícil que los sectores populares lleguen a adquiririr por sí solos una apreciación global de las condiciones de la lucha de clases en su país y a nivel mundial.

1078. Muchas veces las organizaciones marxistas han tendido a sobrevalorar este conocimiento indirecto, una parte importante del cual proviene de la actividad científica, subvalorando otras formas de producir conocimiento como aquellas que se basan en la experiencia directa, en la práctica colectiva y social. Se tiende a negar el saber que logran adquirir de esta manera los sectores dominados. Se le quita importancia a la experiencia directa en la construcción de conocimiento, especialmente si se trata de la experiencia social de hombres y mujeres comunes.(21) Y esto acaba, como señala Carlos Ruiz, dejando el análisis de la realidad en manos de intelectuales.

1079. Pero también es cierto que se ha caído en el otro extremo de sobrevalorar la experiencia directa como única fuente de conocimiento, desdeñándose la necesidad de tener un conocimiento global, tanto de la situación nacional como internacional, desde una perspectiva crítica.

1080. Para llevar adelante el proceso de transformación social profunda se necesita, por lo tanto, una organización en la que el análisis político se asuma como una síntesis de un proceso colectivo de construcción de conocimiento, que integre tanto la experiencia directa como el examen de la realidad global a partir de la teoría. Y una tarea así sólo la puede orquestar una organización política concebida como un auténtico "intelectual colectivo"(22).

1081. Esto implica el rechazo de dos tesis extremas: la vanguardia "iluminada" y el basismo. La primera concibe a la instancia política como la única capaz de conocer la verdad: el partido es la conciencia, la sabiduría, y la masa un sector atrasado. Esta visión se ha basado en una interpretación simplista de la clásica tesis de Kautsky acerca de la necesidad de la fusión de la teoría marxista con el movimiento obrero(23). Una visión de este tipo conduce a una relación de la instancia política con la masa caracterizada por una fuerte dosis de autoritarismo, de verticalismo.

1082. La tesis opuesta es el basismo. Este sobrevalora las potencialidades de los movimientos sociales. Piensa que esos movimientos son autosuficientes. Rechaza indiscriminadamente la intervención de cualquier instancia política y con ello contribuye, muchas veces, a echar agua al molino de la división del movimiento popular.

2) Voluntad única

1083. Una organización política es necesaria, en segundo lugar, porque debemos ser capaces de vencer a fuerzas inmensamente más poderosas que se oponen a la transformación por la que luchamos, y ello no es posible como expresé anteriormente, sin una instancia formuladora de propuestas capaz de dotar a millones de hombres de una voluntad única(24), es decir, de una instancia unificadora y articuladora de las diferentes prácticas emancipatorias.

1084. La historia de múltiples estallidos populares del siglo XX ha demostrado fehacientemente que no basta la iniciativa creadora de las masas para lograr la victoria sobre el régimen imperante. Lo ocurrido en mayo de 1968 en Francia es uno de los tantos ejemplos que corroboran esta aseveración. Otros casos más cercanos, tanto en el tiempo como en el espacio, son los diversos levantamientos populares que tuvieron lugar en Haití durante los años 1987 y 1988; los estallidos sociales que han sacudido a Venezuela y Argentina en los noventa, donde las masas urbanas empobrecidas se han sublevado y sin una conducción definida se han tomado carreteras, pueblos, barrios y han asaltado centros de abastecimiento. A pesar de su masividad y de su combatividad estas movilizaciones no lograron destruir el sistema de dominación imperante.

1085. La historia de las revoluciones triunfantes, por el contrario, ratifica en forma porfiada lo que se puede lograr cuando existe una instancia política capaz, en primer lugar, de levantar un programa alternativo de carácter nacional que sirva de instrumento aglutinador de los más diversos sectores populares y, en segundo lugar, de unificar la acción concentrando fuerzas en el eslabón decisivo, esto es, en el eslabón más débil de la cadena enemiga.

1086. Esa instancia política es -como decía Trotsky- el pistón que comprime al vapor en el momento decisivo y permite que éste no sea desperdiciado y se convierta en fuerza impulsora de la locomotora.

1087. Para que la acción política sea eficaz, para que las actividades de protesta, de resistencia, de lucha del movimiento popular logren sus objetivos antisistémicos, se requiere un sujeto organizador que sea capaz de orientar y unificar los múltiples esfuerzos que espontáneamente surgen, y de promover otros.

1088. La sólida cohesión organizativa no sólo otorga la capacidad objetiva de actuar; a la vez crea un clima interno que hace posible una intervención enérgica en los acontecimientos y un aprovechamiento de las oportunidades que éstos ofrecen. Hay que recordar que en política no sólo hay que tener razón, sino que hay que tenerla a tiempo y contar con la fuerza para materializarla.

1089. Por el contrario, la sensación de no contar con una organización sólida, la inseguridad de poder llevar a la práctica las decisiones adoptadas por falta de disciplina de la militancia, influye negativamente ejerciendo una acción paralizadora.

Reforma o revolución

1350. De hecho los iniciadores del marxismo siempre estuvieron a favor de la lucha por las reformas aunque sabían que éstas producen cambios que no privan del poder a las clases dominantes(25).

1351. El problema no es decir sí o no a las reformas, sino examinar el cuándo es conveniente luchar por reformas y cómo se pueden obtener de ellas frutos revolucionarios.(26)

1352. Concluyendo, ni el uso de la violencia, por una parte, ni el uso de la institucionalidad y la promoción de reformas, por otra, pueden ser criterios para establecer una línea de demarcación entre revolucionarios y reformistas.

1353. ¿Qué criterio usar entonces?

1354. Me parece que la mejor definición es aquella que designa como reformistas a los que mediante las reformas buscan perfeccionar el actual orden existente y como revolucionarios a aquellos que, al impulsar las reformas, luchan, al mismo tiempo, por modificarlo profundamente, cambio que no puede producirse sin una ruptura con el orden anterior.

1. Condiciones para que la lucha institucional cumpla objetivos revolucionarios

1355. Pero, ¿cómo detectar si una práctica política emplea las reformas y la vía institucional es reformista o revolucionaria, sobre todo cuando las autodeclaraciones sirven cada vez menos en política?

1356. Propongo los siguientes criterios para apreciar como revolucionaria esta práctica política:

1) Fortalecimiento paralelo del movimiento popular

1357. Primero: si las reformas que se propician van acompañadas por un esfuerzo paralelo por fortalecer al movimiento popular, de tal modo que sectores crecientes del pueblo se organicen e incorporen a la lucha.

2) Resultados pedagógicos

1358. Segundo: si se obtienen resultados pedagógicos del accionar institucional de la izquierda. Una campaña electoral, por ejemplo, puede ser un excelente espacio para la educación popular, siempre que se oriente expresamente a aumentar el grado de conciencia del pueblo sobre las cuestiones políticas más importantes; pero puede limitarse también a un mero ejercicio de marketing, lo que en lugar de elevar la conciencia desorienta o simplemente no agrega nada a la maduración popular.

3) Propuesta de cambio profundo

1359. Tercero: mostrar una práctica política diferente, que impida que se confunda la actuación de la izquierda con la de los partidos tradicionales, y que refleje, al mismo tiempo, un esfuerzo por señalar los límites de las instituciones actuales y la necesidad de transformarlas evitando crear ilusiones de que por la vía de las reformas se van a poder resolver los problemas que exigen soluciones revolucionarias.

Conclusión

1401. Pero mi mayor deseo es contribuir con ideas y reflexiones a la construcción de una nueva izquierda que esté a la altura de los desafíos que le plantea el mundo de hoy, un mundo muy diferente al de los inicios de la revolución cubana, lleno de obstáculos, pero también de oportunidades. Tener presente los primeros, para elaborar una estrategia que le permita superarlos, y conocer las segundas, para construir a partir de ellas propuestas alternativas solidarias, es crucial para la izquierda. Estoy convencida que el único camino para avanzar en la lucha por crear las condiciones de la profunda transformación social a la que no renunciamos -a pesar de las enormes dificultades que se avizoran en el horizonte- es evitar caer en una actitud nostálgica hacia el pasado y -partiendo de la nueva realidad en la que estamos insertos- decidirse a construir creadoramente el porvenir.

NOTA FINAL: Sobre el tema de la estrategia ver: La izquierda después de Seattle (título bajo el que será publicado mi libro "América Latina: Tarea estratégica: articular la izquierda partidaria y la izquierda social para conformar un gran bloque social antineoliberal."


Notas

1- . Nos referimos a la revolución que transforma a fondo las estructuras de la sociedad y no meramente a las llamadas revoluciones políticas.

2- . Pero cabe una pregunta: ¿acaso no hay imposibilidades que ninguna acción humana puede transformar en posibilidades? Por supuesto que las hay y ellas son lo que Hinkelammert denomina imposibilidades de tipo trascendental o metas utópicas. Se trata de aquellas metas que no pueden realizarse aunque se pudiese lograr el acuerdo unánime de toda la humanidad; metas deseables que contienen los valores humanos en su Estado puro y definitivo, pero que por su grado de perfección escapan a las posibilidades humanas, aunque sirven para iluminar su camino. Pensemos, por ejemplo, en el reino de la igualdad de Marx. El arte de la política es también dilucidar dentro de las imposibilidades aquellas que son imposibilidades trascendentales, porque ninguna teoría empírica las puede deducir (F. Hinkelammert, La lógica de la exclusión..., op.cit. pp.153-154).

3- . Gramsci está pensando aquí en nuevas correlaciones de fuerza.

4- Antonio Gramsci, Maquiavelo y Lenin, Ed. Popular Nascimento, Santiago de Chile, 1971, p.78.

5- . Ibid. pp.78-79.

6- . Ibid. p.79.

7- . Carlos Ruiz, La centralidad de la política en la acción revolucionaria, Stgo. Chile, 1998, p.13 (mimeo).

8- . Helio Gallardo, Elementos para una discusión sobre la izquierda política en América Latina, revista Pasos Nº50, noviembre-diciembre 1993, p.25.

9- . C. Ruiz, La centralidad de la política ... , op.cit. p.14 (mimeo).

10- . Ibid. p.12.

11- . Ibid. p.13.

12- . Ibid. p.49.

13- . Sobre este tema ver: 2. El proyecto social: la sociedad fragmentada en Segunda parte de este libro, pp, Ojo editor poner páginas.

14- . Ibid. pp.51-52.

15- . A. Binder, La sociedad fragmentada, op.cit. p.26.

16- . M. Harnecker, Vanguardia y crisis actual, Brecha Editores, Santiago de Chile, 1990, pp.9-14; 59-61; Hacia el siglo XXI: la izquierda se renueva Ed. CEESAL, Quito, Ecuador, 1991, pp.7-23; C. Almeyda, Cambio social y concepto de partido, apuntes a máquina, 1994, pp.1-5.

17- . Si, como ya casi nadie osa negarlo: la historia es la historia de la lucha de clases, es evidente que se hace necesaria una conducción de esta lucha.

18- . Vladimir Lenin, La bancarrota de la II Internacional, en Obras Completas, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1970, t.22, p.349; M. Harnecker, Vanguardia y crisis actual, op. cit. p.87.

19- . Conversación con Lito Marín y Nelson Gutiérrez en La Habana, mayo 1989.

20- .Durante la revolución, millones y millones de hombres aprenden en una semana más que en un año de vida rutinaria y soñolienta. Pues en estos virajes bruscos de la vida de todo un pueblo se ve con especial claridad qué fines persiguen las diferentes clases del pueblo, qué fuerza poseen, y qué métodos utilizan. ( Vladimir Lenin, Las enseñanzas de la revolución, en Obras Completas, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1970, t.26, p.309.)

21- . C. Ruiz, La centralidad de la política ... , op.cit. p.15.

22- . Idem.

23- . Lenin citando a Kautsky sostenía en 1902: En efecto, la ciencia económica contemporánea constituye una premisa de la producción socialista, lo mismo que, pongamos por caso, la técnica moderna, y el proletariado, por mucho que lo desee, no puede crear la una ni la otra; ambas surgen del proceso social contemporáneo. Pero no es el proletariado el portador de la ciencia, sino la intelectualidad burguesa: el socialismo moderno surgió del cerebro de algunos miembros de esta capa, los que -agregaríamos- previamente habían comprometido sus vidas en defensa de los oprimidos y ellos fueron quienes lo transmitieron a los proletarios destacados por su desarrollo intelectual; éstos, a su vez, lo introducen luego en la lucha de clases del proletariado, allí donde las condiciones lo permiten. De modo -concluye Kautsky- que la conciencia socialista es algo introducido desde afuera en la lucha de clases del proletariado, y no algo que surgió espontáneamente de ella. [...] (¿Qué hacer?, t.5, op.cit. p.439).

24- . V. Lenin, La bancarrota de la II Internacional, en Obras Completas, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1970, t.22, p.349; M. Harnecker, Vanguardia y crisis actual, op. cit. p.87.

25- . V. Lenin, Dos caminos, en Obras Completas, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1970, t.21, p.219.

26- Rosa Luxemburgo, en su clásico libro: Reforma o revolución sostiene que la actividad parlamentaria y la de los sindicatos son actividades importantes para los revolucionarios, porque preparan [...] al proletariado, es decir, crean el factor subjetivo de la revolución socialista [...]. Según la dirigente política alemana, a través de esta práctica los trabajadores llegan a convencerse de la imposibilidad de realizar un cambio social fundamental a través de tales actividades, y llega a comprender que la conquista del poder es inexcusable [...] (Ed. Grijalbo, México, 1967, pp.50-51).


Marta Harnecker es educadora popular chilena.
     
   
   
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