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La empresa estatal cubana y el Proceso de Perfeccionamiento Empresarial (1)

José A. Massip, Ernesto Hernández García, Boris Nerey Obregón


1. Breves consideraciones teóricas sobre la Transición Socialista y la eficiencia económica.

Uno de los problemas aun no resueltos por la teoría y la práctica de la transición socialista lo constituye indudablemente el funcionamiento microeconómico y el lugar y papel de las empresas en el sistema económico. Cuba, lejos de ser la excepción, confirma la regla de que no se ha logrado aun, en los esquemas socialistas conocidos, el diseño de formas de funcionamiento que garanticen la eficiencia económica en ese nivel decisivo del funcionamiento económico como es la microeconomía.

Hasta ahora las revoluciones de carácter socialista han comenzado invariablemente por un proceso, más o menos amplio, de expropiación de los medios de producción a los propietarios privados, a lo que ha seguido un vigoroso proceso de desarrollo extensivo, con movilización planificada de las fuerzas productivas desde el centro. Estos procesos han permitido saltos impresionantes en el desarrollo de países por lo general atrasados y han creado las bases para el desarrollo ulterior de la sociedad. Es en este punto sin embargo donde se ha denotado la necesidad del empleo eficiente de las capacidades instaladas, para lo que la cultura del desempeño empresarial (y de los sujetos económicos llamados a sustentarla y desarrollarla) ha sido por lo general insuficiente.

El capitalismo, al menos en los países de menor desarrollo (Rusia, Europa del Este, China, Cuba, etc.), no crea en su seno a trabajadores asalariados con conciencia y actitudes de propietarios colectivos de los medios de producción ,(2) el capitalismo, dada sus características como modo de producción, crea a sus sepultureros, como planteara Marx, pero no a los actores sociales del nuevo modo de producción. Lenin vio claramente esta contradicción a que se enfrenta el proceso de transición socialista, se trata de construir el comunismo "con una masa de material humano viciada por siglos y milenios de esclavitud, de servidumbre, de capitalismo, de pequeña producción, de cada cual por su lado, viciada por la guerra de todos contra todos para conquistar un puestecito en el mercado para vender a mayor precio los productos y el trabajo" (3)

La solución inmediata a la contradicción entre la necesidad del tránsito a un nuevo tipo de civilización y la falta de preparación de los sujetos de las relaciones de producción para emprender esa transformación se encontró en el papel de la vanguardia y los cuadros en la transición socialista (la teoría leninista acerca del Partido de nuevo tipo). Si la clase obrera y demás sujetos de las nuevas relaciones de producción no están plenamente preparados para asumir sus nuevos roles sociales, debe haber un destacamento de revolucionarios, armados con la teoría de la transformación socialista y dispuestos a sacrificarse en aras de la construcción de la nueva sociedad, que en estrecha vinculación con las masas, asuman el rol de realizar la propiedad, dirijan, administren, establezcan las nuevas reglas y normas para el sistema productivo, y además eduquen en el resto de los ciudadanos las nuevas actitudes que se precisan para el desarrollo socialista.

La conversión del Estado, bajo la dirección del Partido y por medio del sistema de cuadros, en el primer sujeto histórico de las relaciones socialistas de producción, es una necesidad histórica de las revoluciones socialistas tempranas, es probablemente la única y más probada manera de comenzar, por vía revolucionaria, el camino de la transformación radical de la sociedad humana.

Esta solución implica no solo la sustitución de los cuadros y especialistas del régimen anterior por nuevos cuadros, con absoluta entrega a la causa socialista, sino que también exige la estructuración abrupta de un funcionamiento económico diferente, caracterizado por que los impulsos para el ejercicio empresarial provienen de decisiones centralizadas, con un sistema vertical y jerárquico de transmisión de información, y donde las relaciones de financieras y de mercado quedan relegadas a un plano secundario, sobre todo para el ejercicio de la contabilidad y el cálculo de los gastos y precios. La aparente eliminación de la producción mercantil y del fetichismo del mercado constituye una de las aparentes virtudes ideológicas de este sistema económico.

Por otra parte el desarrollo social se convierte en prioridad y el Estado comienza a dirigir la apropiación del plusproducto hacia áreas preteridas por el capitalismo como la salud, la educación y la seguridad social. El resultado de este proceso histórico en todos los países que emprendieron el desarrollo socialista fue la consecución de determinados niveles de industrialización y desarrollo económico, que hubiesen sido imposibles de mantenerse las formas capitalistas tradicionales. Por otra parte el mejoramiento general de las condiciones sociales, crea condiciones más favorables para la incorporación activa de las masas al proceso de construcción socialista.

La solución encontrada, aun cuando permitió emprender el proceso, introdujo sin embargo serias tensiones al modelo de sociedad en construcción. Poner el acento sobre la vanguardia para dirigir la producción implicó, en alguna medida, la conversión de los trabajadores en objeto de las relaciones de producción más que en sus participantes activos: se organizó la producción por parte del Estado, a través de sus cuadros, con el objetivo de satisfacer las necesidades crecientes de toda la sociedad. A partir de aquí se han desarrollado tendencias sociales negativas que en Cuba hemos conocido como paternalismo y que no son más que formas singulares de expresión de la enajenación de las mayorías hacia el proceso de trabajo.

En determinado momento de la transición socialista, cuando ya se han llevado a cabo las grandes transformaciones iniciales, y las fuentes para el desarrollo extensivo se agotan, se hace necesario profundizar en el carácter social de la propiedad, incorporando a los colectivos laborales de manera activa, al proceso de apropiación, lo que exige que los colectivos tengan la posibilidad de apropiarse de una parte determinada del valor agregado por ellos creado y de decidir muchos de los aspectos medulares de la gestión empresarial sin intervención del centro.

Esta transformación es apremiante pues comienzan a acumularse un grupo de contradicciones, cuya resultante deviene en proceso creciente de freno al desarrollo de las fuerzas productivas. Algunas de esas contradicciones son las siguientes:

¨ Burocratización de los mecanismos de dirección de la economía, con procesos frecuentes de sustitución de fines por procedimientos (se trata por todos los medios de cumplir el plan, a costa incluso del sacrificio de la eficiencia, cuando el objetivo final es la eficiencia y no el plan).
¨ Poco desarrollo de los nexos productivos horizontales y de las posibilidades de cooperación intersectoriales, resultante de la verticalidad de los procesos de dirección.
¨ Bajo aprovechamiento de las capacidades productivas instaladas, como resultado tanto de errores humanos en la planificación como del desinterés de las empresas por su mejor aprovechamiento.
¨ Poco interés de los trabajadores en la elevación de la eficiencia, la productividad y el control de los activos.
¨ Serios problemas con el control de los activos que se manifiestan a través de la desviación y dilapidación de recursos.
¨ Desvinculación de la retribución individual de los trabajadores y dirigentes empresariales de los resultados finales de la producción, lo que se traduce como exceso de liquidez sin respaldo mercantil.
¨ Pérdida de identidad propia de las empresas como elementos fundamentales de las relaciones de producción, como consecuencia de la centralización excesiva de las decisiones y de la hiperregulación jurídica de su actividad.
¨ Hipertrofia de los aparatos de planificación, control e inspección, con la consiguiente merma de la eficiencia de la producción social.
¨ Limitación de la economía a partir de la oferta, desarrollo de déficits mercantiles en todos los sectores, desde el comercio mayorista hasta el minorista, que estimulan tendencias negativas como el desarrollo de la economía subterránea y la desviación de recursos.

La causa principal de todos estos procesos radica en la ausencia de la figura del propietario colectivo de los medios de producción que en cada lugar vele por la eficiencia de los procesos y por el desarrollo estratégico de la economía empresarial.

Sin embargo la experiencia histórica demuestra que esta necesaria transformación dentro de la transición socialista tiende a encontrar resistencia, ya sea por la oposición subjetiva de los diferentes actores sociales al cambio, o por la inercia ideológica e institucional del status quo. En este momento de la transición sobre los actores sociales actúan no solo las actitudes históricas formadas en el proceso prerevolucionario, sino también actitudes negativas de nuevo corte, forjadas en las décadas anteriores de construcción socialista por las formas económicas predominantes.

La experiencia de los procesos de reforma del socialismo, tanto los positivos como los malogrados, parece indicar que la clave del éxito de dichas reformas depende de que emanen de manera proactiva de la propia vanguardia política y de que se logre determinado nivel de compromiso y consenso social alrededor de las transformaciones.

Al mismo tiempo debe tenerse en cuenta que la formación de la figura del propietario colectivo sobre los medios de producción es por otra parte un largo proceso histórico. Mientras este proceso ocurre deben encontrarse formas transicionales, adecuadas al nivel histórico de desarrollo de las fuerzas productivas y de la subjetividad de los productores, que permitan superar las contradicciones anteriormente planteadas en el desarrollo económico.

La experiencia del socialismo parece reafirmar la importancia de valorar correctamente la situación del factor subjetivo, reflejado en el sistema de actitudes hacia el trabajo de los sujetos de las relaciones de producción, a la hora de emprender las transformaciones revolucionarias de la base económica. En la URSS el primer impulso por construir el socialismo por medio de la estatización masiva de los medios de producción fue sustituido por la Nueva Política Económica (NEP), como forma histórica de adecuar las nuevas relaciones de producción a las actitudes reales de los productores. La NEP suponía la introducción y utilización en la transición socialista de las relaciones comerciales, incluso entre empresas estatales, cuyo funcionamiento se basaría en la autogestión financiera, suponía además el desarrollo de la pequeña y mediana propiedad privada allí donde las condiciones históricas de Rusia lo aconsejasen, así como la posibilidad de la existencia de grandes empresas capitalistas, bajo cierto control estatal, sobre todo en asociación con el capital extranjero. Sin embargo uno de los elementos esenciales de la NEP, cuya importancia no ha sido suficientemente comprendida, consistía en la necesidad del más amplio desarrollo de las formas cooperativas de producción de obreros y campesinos, como forma transicional para crear en los trabajadores, llamados a ser los sujetos centrales del nuevo modo de producción, la cultura necesaria para asumir dicho papel.

La revolución socialista significa indudablemente una ruptura de la continuidad del desarrollo histórico, pero esa ruptura se inscribe como un momento más en la evolución histórica general de la humanidad, el cambio por tanto no puede producirse de golpe y porrazo, la transición socialista supone la coexistencia durante todo un período histórico de elementos del pasado y del futuro, que deben conformar un presente con tendencias positivas de desarrollo hacia la meta propuesta. Es probablemente ese el sentido de la NEP, el de combinar estos elementos de manera de coadyuvar al desarrollo y de ir formando paulatinamente las nuevas relaciones de producción.

Hay un grupo de elementos de las relaciones de producción "heredados" del capitalismo que acompañarán a la transición socialista durante un largo período dado el nivel actual de desarrollo de las fuerzas productivas y de la subjetividad de los actores sociales, entre ellos podrían destacarse los siguientes:

¨ Las relaciones monetario-mercantiles, el mercado y la ley del valor en las relaciones interempresariales.
¨ La pequeña y mediana empresa privada y cooperativa.
¨ La empresa mixta o privada con capital extranjero.

El intento de amputar el mercado como mecanismo económico ha demostrado su ineficacia. Tratar de determinar desde el centro la medida del trabajo y los gastos de trabajo socialmente necesarios ha resultado imposible, pues habría que determinar los gastos necesarios para cada unidad productiva, lo que parece poco práctico, sobre todo dada la dinámica propia de esos gastos, que provoca que el mercado sea más ágil en su determinación. Por otra parte el mercado, la ley del valor y la competencia permitirían que los ingresos de los colectivos laborales y los empresarios, dependiesen de la eficiencia alcanzada como entidad mercantil, lo que coadyuvaría a resolver las actuales distorsiones en la determinación de los ingresos. El mercado como producto histórico cultural se aviene más a la identidad histórica de los productores, ya sean dirigentes o trabajadores. Por último recordemos que el socialismo se desarrolla en un ambiente externo de mercado, cuyas reglas tiene que asumir y aprender a jugar si quiere sobrevivir en un entorno globalizado, agresivo y altamente competitivo. Por supuesto que la regulación mercantil está plagada de contradicciones y de elementos negativos, "capitalistas", pero la sociedad y la vanguardia política deben dominar cada día más la ciencia de la regulación planificada del mercado, para ponerlo al servicio de la sociedad, no como en el proyecto neoliberal donde es la sociedad la que se pone al servicio del mercado. Es necesario regular el mercado y aprovechar los impulsos que el mismo brinda para el desarrollo y la innovación tecnológica.

La propiedad estatal se desarrolla como propiedad socialista durante un largo período de tiempo, en ese lapso es conveniente dejar a la iniciativa individual o colectiva todo un grupo de producciones que serán más eficientes bajo este tipo de propiedad. Se trata de producciones y servicios de pequeña escala y de elevada flexibilidad organizacional e institucional que deben estructurarse mediante el desarrollo de la pequeña empresa privada y cooperativa (aun cuando no está excluida la posibilidad de su desarrollo bajo la forma estatal de propiedad). La existencia del mercado permitirá el vínculo "natural" entre todas las formas de propiedad, conformando un sistema económico heterogéneo e integrado, cuyo carácter socialista se refrendará en que los resultados finales de la apropiación de la riqueza beneficien a la mayoría y no solo a los propietarios privados. La política fiscal se convierte en una herramienta de socialización de parte importante del plusproducto de todas las empresas independientemente del tipo de propiedad sobre los medios de producción.

Las reformas socialistas (4) que han logrado avanzar después del derrumbe de la URSS y el campo socialista en Europa Oriental, han transitado por caminos muy parecidos a los previstos por Lenin en la NEP, y aun en medio de constantes contradicciones y peligros generados muchos de ellos por las "reacciones perversas" del mercado, han logrado desarrollarse sin perder su identidad socialista y en dirección a la construcción de la nueva sociedad.

La reforma cubana, probablemente menos elaborada desde el punto de vista teórico conceptual, ha transitado por caminos similares. El período especial ha significado el desarrollo de las relaciones de mercado entre las empresas socialistas, la disminución de la carga regulativa para un grupo importante de ellas, el desarrollo de la propiedad cooperativa y de la pequeña y mediana empresa privada (bajo el manto del trabajo por cuenta propia, el sector privado de la agricultura y el arrendamiento de tierras), así como de la inversión del capital extranjero.

El reciente proceso de Perfeccionamiento Empresarial, aprobado por el V Congreso del PCC, apunta al desarrollo de la empresa estatal con una personalidad propia más definida, dándole a la empresa la posibilidad de concentrarse en la gestión económica en un ambiente de mercado y poniendo al Estado en su lugar como propietario y no como administrador directo. Es este un paso decisivo, dada la concentración de los medios fundamentales de producción en manos del Estado, pues la recuperación plena de la economía depende ante todo del logro de la eficiencia de este segmento del sistema empresarial. Es también el cambio que indica mejor que ninguno el desarrollo de nuestras ideas sobre el socialismo, el hombre y la sociedad.

Todos estos procesos indican que el camino cubano, independientemente de sus particularidades, tiene características esenciales comunes con otras reformas como la China y la Vietnamita, aun cuando estos últimos hayan avanzado más en este sentido.

La sociedad en transición al socialismo, sociedad que trata de superar una forma de civilización y de crear otra, constituye un sistema altamente contradictorio, inestable y complejo. La propia realidad económica, y su reflejo en la vida cotidiana de los ciudadanos, se convierte aquí en el más importante agente transformador de actitudes y conciencias, en el "trabajador político" por excelencia. Si el sistema de relaciones de producción coadyuva al desarrollo económico y a la formación del nuevo sistema de actitudes ante el trabajo, entonces la tarea transformadora será relativamente menos difícil. De lo contrario la historia demuestra que pueden producirse retrocesos que hacen más difícil y doloroso encontrar el camino.

Las experiencias positivas y negativas de los diferentes proyectos socialistas, así como el desarrollo contemporáneo "postmoderno" de las fuerzas productivas que facilita la creación de medios de producción que permiten la superación del taylorismo, la participación de los productores directos en la toma de decisiones, así como la posibilidad de brindar a todos la información necesaria para participar, hace hoy más posible y factible el socialismo. Se trata entonces de reconstruirlo con nuevos códigos, que superen las limitaciones de las malogradas experiencias anteriores. En esto consiste el reto fundamental que plantea la contemporaneidad a todas las fuerzas sociales interesadas en construir una nueva forma de civilización.


2. La Empresa Cubana en el Período Revolucionario. Los antecedentes del actual proceso de Perfeccionamiento Empresarial.

El sistema empresarial cubano en 1959 se caracterizaba, desde el punto de vista de las formas organizativas de las relaciones de propiedad, por su diversidad: junto a grandes empresas transnacionales, convivían grandes, medianas y pequeñas empresas de capital nacional, así como un grupo numeroso de pequeños productores y artesanos, muchos de ellos (sobre todo en la agricultura), sobreviviendo en medio de gran inseguridad económica, sin suficiente apoyo estatal, y en condiciones sociales, en muchos casos, de una aguda miseria.

Las grandes empresas nacionales y extranjeras en la agricultura, llevaban a cabo una explotación preferentemente extensiva de las capacidades, a partir de la existencia de factores como la forma de propiedad sobre la tierra (el latifundio), la mano de obra barata y la existencia de mercados preferenciales como el mercado norteamericano del azúcar, lo que en buena medida condicionó un débil desarrollo de la innovación tecnológica y el cambio.

El sector industrial, se había desarrollado anárquicamente, concentrándose en producciones de la industria ligera y en otras áreas como el procesamiento de los derivados del petróleo, en dependencia de los grandes intereses transnacionales.

Otras áreas del sector primario (como la minería del niquel) comenzaban apenas su desarrollo, dominadas también por el capital de los Estados Unidos.

El sector terciario se caracterizaba por la existencia de un comercio donde coexistían grandes empresas mayoristas y minoristas extranjeras y nacionales, junto a un gran número de medianas y pequeñas empresas nacionales sobre todo en el comercio al detalle.

El turismo y la hotelería habían tomado en los años 50 relativa importancia, con la presencia de intereses predominantemente norteamericanos.

El desarrollo del sector de las finanzas se concentraba en los bancos, predominantemente extranjeros y en compañías de seguros.

La indudable necesidad de transformaciones de las relaciones de producción para estimular el desarrollo económico y social, inspiró a la dirección de la Revolución a la realización de un grupo de transformaciones indispensables. En primer lugar se trataba de transformar la agricultura, base de toda la estructura económica, mediante una radical reforma agraria. La primera Ley de Reforma Agraria, entregó las tierras a quienes las trabajaban, beneficiando así a una gran parte del campesinado, y confiscó al mismo tiempo, inmensas extensiones de tierra, muchas de ellas ociosas, a las grandes compañías nacionales y extranjeras. Este último paso condicionó la necesidad de asumir por parte del Estado la explotación directa de este importante recurso natural, comenzando así la historia del reto más importante que en el área de la economía haya enfrentado el proceso socialista cubano: cómo administrar eficientemente la empresa de propiedad estatal.

En el caso de las tierras de administración de los centrales azucareros, hubo un primer intento de convertir a los trabajadores asalariados agrícolas en propietarios colectivos de esos medios de producción, sin embargo la práctica demostró que los mismos no estaban aun preparados para asumir ese rol social, por lo que el estado decidió administrar estas y otras entidades agrícolas, mediante sus representantes. Aun cuando para estos fines fueron destinados muchos de los mejores cuadros del Partido y el Estado, el nivel de preparación general de los mismos, la falta de experiencia y el cambio radical del entorno económico, motivaron la necesidad de un largo período de aprendizaje aun inconcluso.

Este mismo dilema se repitió después en el resto de la economía, cuando entre 1960 y 1968 fueron nacionalizadas prácticamente todas las empresas privadas: nacionales y extranjeras, grandes, medianas y pequeñas, provocando que el proceso de aprendizaje y formación de los nuevos sujetos de las relaciones de producción fuese masivo, lo que multiplicó en cierta medida las dificultades y carencias antes apuntadas.

La clase obrera cubana, con excepción de su vanguardia, no estaba preparada para asumir el papel de propietario colectivo de los medios de producción, sus actitudes como sujetos económicos no eran esencialmente diferentes a las que caracterizan de forma general al obrero asalariado en la sociedad capitalista. Por el contrario, las condiciones de la realidad cubana antes de 1959, permiten deducir elevados niveles de enajenación en el trabajo. La condición precaria del trabajo como medio de vida era reforzada por las condiciones del subdesarrollo. Un estudio realizado en 1949 señalaba, por ejemplo," ...la alta propensión al consumo que existe en Cuba"(donde)"una gran parte del ingreso obtenido se consume y solo una mínima parte de ese ingreso se ahorra y se destina a la inversión".(5) De otro lado un sector importante de la clase obrera cubana se ocupaba en trabajos estacionales, con elevados niveles de subempleo y salarios de miseria. El capitalismo había generado en Cuba, como en todas partes, a un productor enajenado, individualizado, cuyos intereses económicos estaban limitados a la obtención de un salario, y cuyas motivaciones hacia el trabajo estaban condicionadas por la coacción económica que el medio imponía a través del desempleo, el hambre y la inseguridad social. Estas actitudes eran probablemente reforzadas por la acción de la ideología oficial que trataba de inculcar este estereotipo dinámico de conducta al trabajador cubano, no sin éxito, como lo demuestra la existencia de sectores de la aristocracia obrera entre los trabajadores urbanos, así como en determinados sectores de la clase obrera azucarera y portuaria.

Como resultado de estos procesos hacia finales de los años 60 se creó un sistema empresarial altamente centralizado, con unidades productivas de gran tamaño, en el que la pequeña y mediana empresa tenían muy poco, o casi ningún espacio.

Por otra parte las transformaciones en el plano de lo laboral que acompañaron a los cambios antes señalados se insertan coherentemente en esta lógica de considerar a la economía nacional como una gran empresa, donde las verdaderas empresas tienen un rol secundario. De esta manera en 1963 se creó el sistema de calificadores de cargos centralizados, que, junto a la escala única, deberían garantizar el principio de "a igual trabajo, igual salario", superando así las diferencias heredadas del capitalismo, donde las retribuciones de diferentes sectores, se diferenciaban a partir de un mercado de capital y trabajo sometido a fuertes distorsiones. Esta decisión, aun cuando justificada en el momento histórico, marcaría el desarrollo posterior del sistema laboral, generando fuertes tensiones en cuanto a la eficiencia en general, y en especial con relación a la utilización racional de los recursos humanos.

De hecho la decisión de centralizar la escala y los calificadores tiene su explicación más allá de la necesidad de la justicia distributiva. Se trata de que al erigirse el Estado en propietario, se convierte en responsable de la generación, apropiación y distribución del plusproducto. En el capitalismo son los capitalistas o sus funcionarios, los encargados de velar por que se genere la más alta cuota de ganancia, y que por tanto los gastos sean los menores posibles, incluyendo por supuesto a los gastos salariales. Con el Estado como dueño de los medios de producción, se hace necesario encontrar la manera de que los colectivos laborales no se apropien de más nuevo valor creado que el considerado necesario, para poder así captar y redistribuir en funciones sociales (incluida la acumulación que se centraliza, dadas las necesidades del crecimiento extensivo acelerado) el plusproducto. La manera más directa de llevar a cabo esta apropiación por parte del Estado es estableciendo límites centralizados al salario, lo que supone determinada estabilidad del fondo de salario de las empresas estatales, y que prácticamente todo el excedente sobre la reproducción simple pueda ser apropiado por el Estado. De hecho se trata de la sustitución de la función que antes llevaban a cabo los capitalistas en cada empresa, por el Estado, pero a nivel total, mucho más generalizador mientras mayor sea la extensión de la propiedad estatal. Por supuesto que la diferencia consiste en que los destinos del plusproducto apropiado son completamente diferentes en el caso del Estado como propietario, pues el mismo se erige en sujeto de la apropiación social, muy diferente al propietario privado. Es en este sentido, en el de los destinos finales de la apropiación, en que ya se puede hablar, en cierta medida, de la superación de la explotación del trabajo asalariado.

Al convertirse la economía estatal en una gran empresa, las empresas pierden en buena medida su identidad como gestores de la administración de los recursos humanos, pues tanto los contenidos, funciones y retribución de los cargos y de los individuos que los ocupan, se convierten en objeto de decisiones que van más allá de sus facultades.

Si bien la concepción inicial desarrollada en nuestro país con respecto a los calificadores, suponía que los mismos se crearan por las propias empresas, teniendo en cuanta sus particularidades económico - productivas, en la práctica la necesidad de evaluar salarialmente desde el centro a todos los trabajadores llevó a la centralización de los calificadores.

En esta concepción los sistemas de pago, debían partir siempre de las tarifas horarias establecidas en la escala centralizada, de manera que cualquier forma de vinculación del salario con los resultados oscilara alrededor del salario determinado por el centro. Ello explica las concepciones ampliamente desarrolladas de que la estimulación salarial, en el caso del salario a tiempo o a sueldo con premio, nunca debería exceder al salario devengado por el grupo inmediato superior de la escala. Explica también por otra parte la constante lucha del Estado desde el centro por mantener el control sobre las normas de trabajo en el caso de los obreros vinculados o a destajo. Al final la magnitud del fondo de salario se convierte en un indicador directivo del sistema de planificación, con la consiguiente burocratización que ello trae aparejado. De la misma manera, la magnitud de la plantilla (promedio de trabajadores) comienza a tratar de ser regulada desde el centro, para evitar ante todo, que por esta vía se pudiese escapar la eficiencia, dado el aumento del Fondo de Salario por la incorporación de nuevos trabajadores.

Otras contradicciones surgirían en los años 60 que marcarían el desarrollo ulterior del sistema estatal de economía en el país y el sistema de relaciones laborales. Los investigadores del Instituto de Estudios e Investigaciones del Trabajo (IEIT),(6) han (eñalado que "una limitación inicial importante la constituyó el hecho de que la estimulación y otros elementos componentes del sistema laboral como el empleo, se hayan desarrollado prácticamente en forma de estancos separados, sin que pudiera lograrse su tratamiento integrado. Cuando se inició la preparación del nuevo sistema salarial, las limitaciones financieras forzaron a prácticamente convalidar la estructura de complejidades del trabajo heredada del capitalismo".(7)

De hecho la necesidad de emplear a una población creciente, y de luchar contra los niveles de desempleo o de subempleo abierto heredados del capitalismo, llevaron al desarrollo del empleo redundante o lo que hemos conocido como "inflación de plantillas", la causa de ello no radica solamente en una política deliberada del centro de emplear ineficientemente a una parte de los trabajadores, aun cuando la presión política de los primeros años de revolución jugó aquí su papel, lo que probablemente pueda ser identificada como la causa principal de este problema, consiste en el desinterés de las empresas en la utilización eficiente de los recursos humanos, dada la desvinculación de la variable eficiencia de su funcionamiento general. De esta manera una misma causa produce efectos contradictorios, por una parte se trata de controlar rígidamente el fondo de salario desde el centro, por otra las empresas tienden a su dilapidación dado el control excesivo.

En el factor del subempleo encubierto una responsabilidad no despreciable la tiene la centralización de los calificadores de cargo, los que, como mecanismos de organización y control salarial desempeñan un rígido papel fiscalizador que pretende garantizar el cumplimiento de un principio que en la práctica debe expresarse como tendencia y que es el referido a garantizar que a igual trabajo corresponde igual salario. La conceptualización de los calificadores con un perfil limitado, conllevó a la proliferación de cargos sobre la base de una división cada vez más fragmentada de los puestos de trabajo; y al desarrollo de la la contradicción resultante entre el creciente nivel educacional y de preparación técnica de la masa trabajadora, y la máxima simplificación de los calificadores, diseñados en lo fundamental para bajas calificaciones, la rigidez en la descripción exacta de los detalles de las especificaciones de los contenidos de cada puesto que se contradicen con la concepción racional de aplicación del calificador, etc. De hecho el cambio en los calificadores centralizados se convirtió en un proceso engorroso, lo que llevó a la proliferación de cargos propios de empresas y ramas (luego de su aprobación por el nivel central), que después paulatinamente se "pirateaban" por otras entidades, atendiendo más al nivel salarial del cargo, que al contenido del trabajo que se debía regular.

Otra tendencia negativa y contradictoria que se desarrolla es el corrimiento de los grupos de la escala, una tendencia a que la distribución salarial tienda a concentrarse cada vez más en grupos de mejor salario escala, acentuando entre otras cosas el excesivo igualitarismo en la retribución, violación de la ley socialista de " a cada cual según su trabajo". La siguiente tabla muestra claramente como se produjo este proceso en los años 80.

DISTRIBUCIÓN DE LOS TRABAJADORES SEGÚN GRUPOS DE LA ESCALA (%)

Grupo Escala
Salario
1980
1981
1984
1988
1995
(Aproximado)
I al IV
Hasta 128
60
56
46
44
 
V al IX
De 148 a 231
37
39
48
49
80,6
X y más
De 250 a 450
3
5
6
7
19,4

Fuente: IEIT Op. Cit.


Los intentos de standarizar desde el centro no solo los cargos sino también, las estructuras y plantillas, conllevaron a la distorsión y subdesarrollo de la función de organización del trabajo. De hecho fueron generalizadas a todo tipo de empresas formas de organización del trabajo, permeadas por la concepción taylorista, predominante en esa época tanto en el campo capitalista como en el socialista. En ello un papel importante lo jugaron los calificadores centralizados, los especialistas del IEIT, en el trabajo antes citado señalan que: ", con el paso del tiempo, se fue estableciendo la estandarización de los puestos de trabajo sin que esa estandarización formase parte de un proceso de tipificación organizativo y tecnológico de las entidades. Ello introdujo el peligro que la organización de un establecimiento o empresa reflejara una organización elaborada en base a estos puestos estandarizados - en lugar de partir de las características y necesidades reales de la producción o los servicios - y que, por tanto, no respondiera a las verdaderas necesidades del lugar, lo que propendía a una división excesiva del trabajo, y a una plantilla mayor que la realmente necesaria." (8)

Dada la centralización de las utilidades se desarrollan pobremente los sistemas de estímulo relacionados con los resultados finales, los que de hecho suponen un crecimiento proporcional de los salarios con indicadores sintéticos de los resultados y la eficiencia como las utilidades o las ventas.

El entorno de funcionamiento macroeconómico, es por otra parte un obstáculo para el desarrollo de la independencia, autonomía e identidad empresarial. La concepción de economía de planificación centralizada predominante en la experiencia socialista de la primera mitad del siglo, a partir de la condena ideológica del mercado, pretendía establecer un sistema de regulación macroeconómica aséptico, donde la ley del valor y la competencia estuviesen excluidas. Así la contabilidad y las finanzas pasan a jugar un papel secundario y pasivo en la actividad empresarial, lo que es coherente con la centralización de los excedentes y los flujos financieros. Como resultado las empresas como organizaciones no reaccionan ante las señales del mercado (en particular del mercado de consumo, único por demás existente), desarrollándose déficits en la economía, conducentes a la creación de un mercado de consumo en succión constante.

Otras tendencias negativas se desarrollan como las sobreexistencias de inventarios, el excesivo gasto material y la deformación del sistema de precios, el cual impide recibir señales correctas sobre la estructura económica.

Hacia finales de los años 60 muchas de las tendencias negativas inherentes al modelo de construcción socialista predominante se agudizan en el marco de los "errores de idealismo" cometidos en nuestro país. El modelo de construcción socialista característico de esta etapa ha sido denominado por algunos autores como "modelo de movilización política" (9)

Este modelo se caracterizó por un relativamente elevado nivel de intolerancia con respecto a la existencia de sectores económicos no socialistas (en 1968 por consideraciones políticas fueron nacionalizados los sectores de la pequeña y mediana propiedad privada que aun subsistían en el comercio y la industria), y a la utilización de los mecanismos del interés material y el mercado en la construcción socialista.

Desde el punto de vista del sistema laboral y salarial las características principales de la etapa podrían sintetizarse como sigue:

1.-La desvinculación del salario a la norma.
2.-El salario histórico.
3.-El rechazo al pago de horas extra.
4.-La resolución 270, "cuya aplicación habia sido concebida solo en casos excepcionales, pero que se generalizó a todo el movimiemto de avanzada" (y que) "entrañó una variante indirecta de estímulo material por la cual al trabajador comprendido en esta resolución no se le descontaba por las ausencias y podía jubilarse con el 100 % de su salario y otras ventajas." (10)
5.-El establecimiento de una política de gratuidades excesivas que abarcó no solo a la salud y la educación, sino a las más disímiles esferas de la vida social.

A lo anterior debe agregarse la eliminación por decreto de los mecanismos del mercado en el sector estatal de la economía, lo que condujo, entre otras consecuencias negativas, a un nivel más acentuado de centralización de la actividad económica y a la caotización de la contabilidad, que impedía el análisis de la efectividad de la producción al no poderse establecer fielmente la relación entre inputs y outputs.

Aunque los ritmos de crecimiento económico en la segunda mitad de los años 60 (3,9 % anual) fueron algo más elevados que en igual etapa precedente, ello no parece explicarse por una más eficiente utilización del potencial productivo, sino más bien por factores extensivos: la creación de nuevas capacidades productivas y el crecimiento de la masa de trabajo vivo. El fondo de salario, fue utilizado en gran medida para ampliar el empleo, así como para pagar el incremento de la calificación de la fuerza de trabajo, restringiéndose la posibilidad de su uso como estímulo en la solución de los problemas de la producción y los servicios, así como para compensar a los trabajadores con mejores resultados en actividades priorizadas. "Entre 1963 hasta 1974 los salarios medios tuvieron una tendencia a decrecer. Varias fueron las causas: a) La incorporación masiva de trabajadores en tareas poco calificadas. b) La desvinculación del salario a las normas. c) El retiro de trabajadores con salarios históricos. Ello, como es lógico, transcurrió en un período en que la importancia del dinero había disminuido. Sin embargo a pesar de la disminución de los salarios medios, ya en 1971 la liquidez monetaria había subido hasta 3,000 millones de pesos (de 574 millones en 1965), o sea un 523%." (11)

La efectividad de la utilización de los fondos no creció en este período exceptuando un ligero repunte en el año 1967.(12) Pero donde más evidentemente se observaron disfunciones en la autorregulación del modelo fue en la esfera de la utilización del trabajo vivo. Se calcula que en los años 68 y 69 en la industria del país se perdía el 19,3 % de la jornada laboral, laborándose como promedio solo 5,8 horas diarias en este sector. En la industria azucarera el tiempo de la jornada diaria perdido como promedio era del 14,3 %, en el ICP del 30,6%, en la industria alimentaria del 31,2%, en la minería ese indicador era del 24,8% y del 22,0% en la industria básica por solo citar algunos de los indicadores más significativos.(13) En el sector de la construcción, decisivo para la realización de los planes de desarrollo económico, el aprovechamiento de la jornada era del 70 % y la asistencia al trabajo del 83 %. La fuente citada plantea textualmente: "En los puertos, mientras se ha incrementado la fuerza de trabajo ha decrecido la productividad a causa del ausentismo, desaprovechamiento de la jornada y deficiencias en la organización del trabajo".(14) En el año 1968, en un artículo de la revista " El militante comunista", se comentaba que:" Por lo regular nuestras fábricas se quejan de falta de mano de obra, y plantean con urgencia la necesidad de más obreros para acometer cualquier incremento de los planes de producción, mientras la pérdida de tiempo durante la jornada de trabajo ascienden hasta el 40 % ". (15)

Similares problemas se observaron en la agricultura, rama priorizada en la estrategia del desarrollo económico del país. En particular se observó un bajo grado de aprovechamiento de los fondos productivos. Datos sobre la utilización del parque de tractores revelan que los mismos solo trabajaron un 25,2 % del fondo de tiempo total.(16)

Los bajos niveles de respuesta productiva a las inversiones, así como la desvinculación del salario con los resultados productivos, condujeron en la esfera de la circulación a una fuerte presión inflacionaria, la que al ser absorbida por el Estado se convirtió en desbalance financiero macroeconómico.

Los problemas de disfuncionamiento del sistema económico llevaron a que como ha planteado un investigador cubano el modelo económico se asomase "a la frontera de la eficiencia económica mínima" .(17) Todo ello condicionó la necesidad de la rectificación de los errores cometidos, la cual se acomete a partir de la autocrítica realizada por la más alta dirección del partido a raíz del fracaso de la zafra de los diez millones en 1970.

La línea fundamental de rectificación adoptada, estuvo vinculada a la asimilación de la experiencia de la URSS y el campo socialista en el ámbito de las relaciones económicas. Ya en los años 60, en la mayoría de los países socialistas se habían desarrollado procesos de reforma económica más o menos profundos, en particular en la URSS, a partir de 1967, se tomó el rumbo de profundizar en las relaciones de cálculo económico en el sistema empresarial.

Resultado de la rectificación es la adopción a partir de 1975 del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE). El SDPE se basaba en la combinación de la planificación centralizada con el cálculo económico empresarial, el que suponía la rentabilidad de las empresas como uno de los indicadores principales de su gestión, al lado del cumplimiento de los indicadores directivos del plan. El cálculo económico otorgaba también, al menos teóricamente, cierta independencia relativa de la empresa para establecer relaciones contractuales y apropiarse de parte de las utilidades a través de los fondos de Premio, Desarrollo de la Producción y de Actividades Socioculturales.

En la práctica la centralización predominó en la aplicación del sistema de cálculo económico en Cuba, en una variante moderada de sus similares europeos, lo que se reflejó en la existencia de más de 20 indicadores directivos para las empresas entre los que se destacan algunos como el promedio de trabajadores, el Fondo de salario, la correlación entre salario medio y productividad, etc. A pesar de ello, las pocas prerrogativas otorgadas a las empresas fueron, en muchos casos, aprovechadas de forma negativa, con el objetivo de obtener ganancias fáciles, sin una contrapartida productiva real. Una de las deformaciones de este tipo más conocida es la de las empresas de la construcción, que se dedicaron al movimiento de tierras, dada las mayores tarifas de estos trabajos, mientras que evitaban, por todos los medios la realización de los trabajos de terminado, mucho menos rentables, lo que condujo a la prolongación innecesaria de las inversiones.

Las tendencias en el comportamiento de los sujetos de la microeconomía indican que el sistema implantado no estaba creando la cultura empresarial necesaria para cumplir con su función de aprovechar de manera eficiente los recursos invertidos en la economía.

En el período 75 - 86 fue evidente la tendencia al desaprovechamiento de la jornada laboral. Las apreciaciones cualitativas de este indicador así lo demuestran. "Hay problemas con el cumplimiento de la jornada laboral en el campo -se planteaba en el Informe a la Sesión Diferida del III Congreso del PCC - si se ha inventado la llamada jornada corrida, si se trabaja de 4 a 5 horas en el campo, así no se puede construir el socialismo, si aprovechamos en la industria en todas sus partes, el 80 %, el 75 %, el 70 % de la jornada laboral, así no se puede construir el socialismo" .(18) Estas tendencias condujeron a la siguiente evaluación del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba: "... aquí se ha perdido la noción de la responsabilidad, del deber, del trabajo".(19) Ya anteriormente el II Congreso del PCC había señalado la tendencia al decrecimiento de la disciplina en el trabajo.(20)

Con relación a la utilización de las capacidades del trabajo pretérito, las consecuencias negativas de las actitudes ante el trabajo engendradas por el modelo económico también fueron significativas. Un indicador de necesaria evaluación en este sentido es la eficiencia del proceso inversionista, sector de extraordinaria importancia para el desarrollo económico del país. "Las empresas constructoras ganaban más, cuando movían tierra, cuando empezaban la obra, cuando hacían los cimientos, cuando montaban la estructura; ganaban mucho más y tenían primas, premios, etc, pero cuando tenían que terminar ya la productividad era mucho más baja, no generaba interés en terminar ...empezaron a eternizarce las obras, no se terminaban...".(21) Según un análisis del CEE "...el retardo promedio de las inversiones en el tiempo se ha ido incrementando rapidamente, al finalizar el período analizado [1980 - 1988] prácticamente se ha triplicado el tiempo de duración de la ejecución...".(22) Esta misma fuente plantea otros problemas relacionados con el proceso inversionista, como el incremento de los costos de inversión, que superaban ampliamente el valor total de la inversión, así como los cambios sobre la marcha de la ejecución de proyectos, en ocasiones a pié de obra, llegándose incluso a ejecutar inversiones sin contar con la documentación preparatoria. En el período la diferencia promedio entre inversiones ejecutadas y el volumen de fondos básicos puesto en explotación fue de 1000 millones de pesos anuales.(23)

Para analizar la eficiencia en la utilización de las capacidades del trabajo pretérito no puede prescindirse del análisis del uso de los medios básicos en explotación. Este importante indicador del desarrollo de la economía nacional también arroja resultados negativos. En el determinante sector de la industria en el período 75 - 86 el volumen de los fondos básicos prácticamente se triplicó, mientras que el volumen de la producción industrial apenas crecía en 1,5 veces. Como resultado de lo anterior "...el rendimiento de los fondos decrece en todos y cada uno de los años, con excepción de 1981,...y en todas las ramas salvo un discreto aumento en la industria de la construcción de maquinaria no eléctrica".(24) La causa inmediata del bajo nivel de eficiencia de los fondos radica en la subutilización de las capacidades productivas instaladas. Un estudio nacional del trabajo por turnos evidenciaba que a principios de los años 80 "Las empresas que [tenían] tres turnos contínuos, utiliza[ban] sus capacidades al 40, 50 ó 60 %. Esto significa que, aun utilizando la fuerza de trabajo al máximo de las posibilidades, los niveles de actividad no alcanzan para cubrir a veces, ni un turno de trabajo, cuando más dos turnos al máximo de sus posibilidades".(25) Si en las empresas de flujo continuo el nivel de utilización de capacidades era tan bajo, puede deducirse que esa subutilización de las capacidades productivas no se debe a características del proceso productivo, sino a factores relacionados con su organización interna, los que están indisolublemente ligados con el problema de la actitud ante el trabajo. Algunos especialistas han expuesto claramente este punto de vista, por ejemplo, Rafael Alhama investigador del IEIT plantea: "..se ha verificado que este [el balance de materias primas] no es el factor o causa principal de la subutilización de las capacidades instaladas, o del incremento del fondo de tiempo de interrupciones, o del bajo coeficiente de aprovechamiento de los equipos. En primer término inciden las deficiencias técnico - organizativas de la producción, en segundo lugar la organización del trabajo y los salarios y después de estas dos primeras causas, aparece, en tercer lugar el abastecimiento técnico - material".(26) Otros autores destacan como una de las causas más importantes del bajo rendimiento de los fondos las insuficiencias en el proceso de planificación, en el subsistema de gestión, así como en los mecanismos de estimulación y normación del trabajo.(27)

La situación era peor aún en la agricultura donde, entre 1976 y 1988 la dotación de fondos creció en un 400 % (datos del complejo agroindustrial en su conjunto), mientras que la productividad del trabajo se incrementaba solo en el 100 %. Como consecuencia, en ese período, el rendimiento de los fondos disminuyó en dos tercios.(28) Este sector que en 1988 concentraba cerca del 50 % del volumen de gasto material del país, exhibía un costo por peso superior en el 18 % a la media del país, indicador este que se deterioró fundamentalmente a partir de 1980. Un análisis de la utilización del parque de tractores arroja que en el período 81 - 85 "El promedio quinquenal del coeficiente de aprovechamiento del fondo de tiempo estadístico de los tractores fue del 49,8 %...Del 50,2 % del tiempo perdido promedio...25,3 % correspondió a causas técnicas, 22,2 % a organizativas y 2,7 % a climatológicas...El promedio quinquenal de horas diarias trabajadas por equipo existente fue de 4,6 %...el coeficiente de aprovechamiento del fondo de tiempo estadístico disminuyó de 52,2 % en 1981 a 48,7 % en 1985".(29)

La subutilización de las capacidades productivas instaladas y la merma en la efectividad de los fondos resultante constituyen la causa principal de que los ritmos de crecimiento económico alcanzados en el período 75 - 86, expresen la acción de un crecimiento de tipo extensivo y poco eficiente de la economía. Datos estadísticos confirman que en el quinquenio 75 - 80 todo el crecimiento del PSG ocurrió por esta vía, con un incremento adicional de la masa de fondos del 268 % para suplir la ineficiencia en su utilización. En el trienio 81 - 83, el crecimiento de los fondos fue responsable del 95,7 % del crecimiento total del producto social global. El incremento más acelerado del Ingreso Nacional Creado(INC) en el período 75 - 86 (69,9 % de incremento total) con respecto a la productividad del trabajo(42 %) indican también sobre la existencia de un tipo extensivo de desarrollo. Si se compara este incremento de la productividad con el incremento de la dotación de fondos básicos por trabajador(107,2 %) esta percepción se refuerza.(30) Un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas concluye con relación a esta cuestión que: "...la dinámica del crecimiento económico ha sido lograda en lo fundamental, por vía del aumento del volumen de los medios disponibles para la reproducción, no así mediante la eficiencia de los gastos y la habilidad para la utilización del aparato productivo existente" (31)

Este tipo extensivo de crecimiento económico influyó desfavorablemente sobre la balanza de pagos externa del país. Entre 1975 y 1986 el coeficiente de importación por cada peso de ingreso nacional creció en vez de reducirse. En este resultado influyó considerablemente la importación de fondos básicos, un 53 % de la cual estuvo encaminada a cubrir la pérdida del rendimiento de los mismos.(32) Influyeron también factores como el alto consumo de portadores energéticos y recursos materiales de importación. Todo lo anterior unido a una respuesta productiva insuficiente de las ramas exportadoras condicionaba un creciente nivel de dependencia económica externa y de endeudamiento, tanto con el campo socialista como en divisa libremente convertible. Podría afirmarse que las disfunciones del sistema económico y empresarial establecido estaban comprometiendo la independencia económica del país.

En el plano de lo laboral los elementos transformadores principales de la etapa radican en la aplicación de la llamada Organización Científica del Trabajo (OCT) y de la Reforma General de Salarios.

La OCT se basaba en la aplicación de una serie de principios, desarrollados en su mayoría en el marco de la concepción taylorista de la organización del trabajo, sus elementos fundamentales consistían en los estudios de métodos y tiempo, organización de puestos, normación del trabajo y desarrollo de los sistemas de pago, fundamentalmente a destajo. La limitación principal de esta iniciativa, consistía, amén de sus propias deficiencias conceptuales de partida (su carácter taylorista), en que los cambios en la esfera laboral fueron concebidos de forma aislada del resto de los sistemas de la empresa, dejando a un lado la organización general, los sistemas contables y financieros, la planificación, etc. De esta forma la concepción de un sistema de gestión de los recursos humanos por parte de la OCT, no tenía en cuenta a la empresa como un todo, incluyendo los importantes problemas del entorno regulatorio. Como plantean los investigadores del IEIT "La llamada Organización Científica del Trabajo (OCT), llevada a cabo entre 1975-79, había resultado un fracaso porque para las Empresas, empresarios y trabajadores no representaba ningún beneficio perspectivo." (33)

Al analizar determinados aspectos de los problemas del sistema salarial y laboral se observan tendencias negativas evidentes en los campos, en que la OCT se propuso incursionar. Así en 1986, por ejemplo, se calculaba la existencia de 3 088 000 normas, de las cuales solo el 16% eran normas técnicas y semitécnicas, el resto eran elementales.(34) Según la Resolución No.1287 del CETSS (35) esas normas deberían de revisarse por lo menos una vez al año. En una inspección realizada a finales de 1986 en un grupo representativo de empresas estatales se detectó un promedio de 18 infracciones de lo establecido en cuanto a normación por empresa, así como una cifra promedio de 111 normas obsoletas en cada una de ellas. Se detectó además una "... falta de control del tiempo de trabajo y de los volúmenes de producción por negligencia organizativa en algunos casos, y conscientemente en otros".(36) En muchas empresas las normas se aplicaban incorrectamente, a trabajos de menor complejidad se le aplicaban normas de mayor complejidad y viceversa. En muchos lugares la violación de los principios de la normación se reflejaba en sobrecumplimientos desmesurados y baja calidad de la producción.

Los sistemas salariales basados fundamentalmente en el destajo individual demostraron su incompatibilidad con la necesidad de lograr la eficiencia final de los procesos, ello fue una de las deficiencias principales de la OCT y del SDPE en general, pues como ha planteado un investigador del tema, en este sistema "La supervivencia de la empresa o del equipo de dirección no depende de que se muestre un balance económico en correspondencia con los medios empleados, sino de que se cumplan las directivas emanadas de los niveles superiores".(37)

En los primeros años de las década de los 80 se aplicó la Reforma General de Salarios que, en su concepción trató de eliminar insuficiencias del sistema salarial a través de un mejor manejo de la escala, las tarifas, las formas de pago y las primas como elementos importantes del sistema. Una significación especial se brindó a las categorías de técnicos y dirigentes, en las que se trató de buscar una mejor correspondencia del salario con los resultados del trabajo. En esa fecha, después de 17 años de iniciada la primera organización salarial el estancamiento de los salarios era evidente. Por ello, la Reforma General de Salarios tuvo un mayor énfasis en la solución de necesidades eminentemente políticas y sociales y no de necesidades económicas y de eficiencia. Estas consideraciones de carácter político social de hecho forzaron a la adopción de la Reforma sin que la misma introdujera cambios de significación en las formas de funcionamiento empresarial en su conjunto y ni siquiera en los sistemas salariales en particular.

Al analizar el comportamiento práctico de la aplicación de la Reforma General de Salarios, los especialistas del IEIT han concluido que la misma:

· No logró el incremento de la eficiencia previsto. Su aplicación se inició con el requisito de un perfeccionamiento organizativo y, sin embargo, después se aprobó su aplicación masiva con o sin dichos requisitos.
· Los calificadores conservaron su rigidez, proliferando en exceso los propios (que conservaban el perfil estrecho), como una vía de soluciones salariales que gravitaban en el corrimiento de los grupos. Incluso, en el proceso posterior de revisión de calificadores, iniciado en el período de "Rectificación de Errores y Tendencias Negativas", el enriquecimiento de los contenidos fue limitado por el nivel de uniformidad que se quiso conservar.
· Se desató una aplicación desenfrenada de estímulos materiales, buscando una correspondencia entre el salario móvil y los resultados productivos, fundamentalmente, a través del pago a destajo (incluyendo trabajos sin condiciones para la aplicación de este sistema de pago) y estableciendo sistemas de primas que en la práctica producían un incremento salarial sin la contrapartida esperada en el aumento de la eficiencia, por no haberse logrado una vinculación de la eficiencia con el salario ni un control adecuado del salario móvil. De lo antes expuesto se desprende que la Reforma General de Salarios no resolvió en su aplicación las principales limitaciones que tenía el sistema salarial vigente, entre otras razones por mantener el mismo sistema de regulación, fundamentalmente de carácter administrativo, que no ha podido asegurar que el incremento del salario esté relacionado con el aumento de la eficiencia.
· La relación entre los salarios máximos y mínimos siempre fue muy estrecha como resultado de la voluntad política de construir una sociedad lo más igualitaria posible y sin grandes diferenciaciones sociales. El rango de 4,5 a 1 implantado con la Reforma General de Salarios no permitió recompensar adecuadamente las diferencias por los resultados, por la calificación, e incluso, por el talento. Y es que, en 1988, para el 93% de los trabajadores el rango real era de 2,3 a 1 lo que resulta abrumadoramente igualitario.
· El sistema salarial no se logró insertar como elemento realmente integrado del sistema empresarial y, por ende, no pudo brindar soluciones a muchos problemas de la producción y los servicios. Con ello tampoco se favoreció la eliminación de las plantillas infladas ni el logro de la eficiencia esperada.
· Durante y después de la aplicación de la Reforma, se mantuvo la falta de vínculo de la estimulación con la eficiencia, al mismo tiempo que se produjo un incremento significativo del empleo. (38)

Al mismo tiempo los problemas de eficiencia económica generados por las disfunciones del sistema, comienzan a tener efecto ya en esta década sobre el nivel de vida de la población, a pesar de las ventajosas condiciones que en las relaciones económicas externas mantenía Cuba con la URSS y el campo socialista. En los años 80 el consumo familiar crece fundamentalmente por vía de la incorporación de más miembros de los núcleos familiares al trabajo social, mientras que el salario real por su parte decrece ligera, pero sostenidamente entre 1980 y 1989. (39)

Los evidentes problemas que presentaba el sistema económico cubano hacia mediados de los años 80 conllevan a que a partir de 1986 la dirección del Partido tome la decisión de comenzar un proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, cuyas medidas principales estuvieron dirigidas a subsanar aquellos problemas más acuciantes del modelo económico, pero que por muchas razones no tomó la decisión de cambiar radicalmente las formas de funcionamiento de ese sistema.(40) Comienza así un período caracterizado por cierto vacío conceptual en cuanto a los rumbos que debería tomar el sistema de gestión de la empresa estatal y la regulación macroeconómica, sin embargo dicho período sirve para la realización de varios experimentos y la adopción de determinadas medidas, que en su conjunto permitirían hacia finales de la siguiente década, llegar a una nueva concepción integral del funcionamiento de la economía en Cuba, en la transición socialista.

Las experiencias principales que se llevan a cabo en el ámbito del funcionamiento empresarial en este período son las siguientes:

· El Perfeccionamiento Empresarial en las empresas de las FAR.
· Las empresas laboratorio del entonces CETSS.
· Los Contingentes.

La experiencia del Perfeccionamiento empresarial en el MINFAR comienza en 1987, por indicaciones del 2do Secretario del PCC y Ministro de las FAR, su aplicación tuvo un carácter paulatino, así en septiembre de 1987, se habían incorporado al sistema 4 Empresas Militares Industriales, una de Construcciones Militares, una agropecuaria, y cuatro instalaciones más productivas y de servicios. Posteriormente en la década de los 90 el sistema continuó ampliándose hasta abarcar a casi la totalidad de los centros productivos y de servicios de las FAR.

Una de las virtudes evidentes de dicho experimento radicó en considerar a la empresa desde un principio como un sistema, por lo que se propuso la transformación coherente de todos los elementos de la actividad empresarial, así como también de su entorno.(41)

Según los propios creadores de esta experiencia: "Las bases teóricas del Perfeccionamiento son los principios generales del cálculo económico, la descentralización de la gestión empresarial y la búsqueda de mecanismos que contribuyan al aumento de la eficiencia y la conciencia comunista de todos los trabajadores.(42) De esta manera la experiencia trataba no solo de dar continuidad al SDPE, sino también de aplicar los principios del cálculo económico de manera plena e integral, algo que no había sucedido en el período 75-86.

La concepción no solo trataba a la empresa como sistema sino que insistía en introducir los métodos más modernos de la actividad empresarial, desarrollados en el capitalismo contemporáneo, sobre todo en esferas tales como los métodos y estilos de dirección, la gestión de la calidad, los estudios de métodos y tiempos, los sistemas de pago y estímulo salarial, los sistemas de costos, contabilidad, finanzas y planificación, los sistemas de información automatizados, etc.

Elementos novedosos, al menos para el caso de la empresa estatal en Cuba, lo constituían las facultades otorgadas a los directores de empresas para diseñar sus cargos en todas las categorías ocupacionales como un "traje a la medida", sin tener que señirse a los calificadores centralizados, lo mismo sucedía con las estructuras y plantillas. En cuanto a la escala salarial, la misma, aun cuando única para todas las empresas, era flexible con respecto a la determinación del grupo de la escala correspondiente a cada cargo, dentro de la categoría establecida, solo bajo el principio de que los salarios de los Jefes deberían ser siempre superiores a los de sus subordinados.

Fueron disminuidos drásticamente los indicadores directivos a las empresas, de más de 20 en el anterior sistema a solo cuatro: cumplimiento de producciones seleccionadas, producción realizada, productividad neta por trabajador y ganancia de balance. En este contexto se plantean nuevas formas de regulación del Fondo de Salarios: en cuanto al salario de los trabajadores directamente vinculados a la producción, el mismo se regularía por los sistemas de pago establecidos (preferentemente el destajo), haciendo hincapié en la correcta determinación de las normas de trabajo y con la condición de que el incremento salarial fuese menor que el de la productividad neta. En cuanto al salario de los directivos, empleados y técnicos no directamente vinculados a la producción el mismo se regulaba mediante la prohibición expresa de su crecimiento de un año a otro. Por otra parte la empresa para aplicar el sistema tenía que financiar el aumento salarial implícito en la nueva escala mediante la disminución del fondo de salario de la entidad antes de empezar el perfeccionamiento, lo que obliga a la empresa a una utilización más racional de la fuerza de trabajo y a una racionalización eventual de su plantilla anterior.

Por otra parte la posibilidad de que la empresa se apropiase de una parte de las utilidades, bajo la única condición del cumplimiento de los indicadores directivos, tendía a crear cierta regulación económica sobre el crecimiento de los gastos salariales corrientes, pues los fondos descentralizados a partir de las utilidades podían ser utilizados para la estimulación material a los trabajadores (en un máximo de hasta un mes del fondo de salario total), para el desarrollo de actividades socio - económicas del colectivo laboral y para la inversión.

Se enfatiza en que la base para el ingreso, permanencia y promoción del trabajador es la idoneidad real demostrada, entendiéndose por ella a la demostración real de las competencias laborales, con lo que, entre otras cosas, se libera a la empresa para utilizar fuerza de trabajo, aun cuando no reúna los requisitos de calificación formal. Los jefes serán los encargados de certificar la idoneidad, oído el parecer de los Comités de Expertos, órganos consultivos y electivos integrados por miembros del colectivo laboral. Se simplifican los procedimientos de apelación a las decisiones de los jefes al establecerse que "los conflictos laborales y salariales se resuelven por la vía administrativa. Contra la decisión tomada no cabe recurso alguno por la vía judicial".(43)

En la política de cuadros se enfatiza en la necesidad de crear y hacer efectiva la reserva de todos los cargos incluyendo la del Director General, para que la propia entidad pueda designar los cuadros preparados desde dentro, con ello la política de cuadros se convierte en una prerrogativa eminentemente empresarial, con el objetivo de estabilizar la promoción y el trabajo de las entidades.

El perfeccionamiento hace énfasis en sistemas antes poco desarrollados como los costos, la contabilidad y las finanzas, introduciendo concepciones novedosas en estos campos.

El experimento de las empresas laboratorio del CETSS, por su parte, estuvo centrado fundamentalmente en la esfera de la organización empresarial, el diseño de puestos y cargos, la política salarial y de estimulación.

La dirección principal de los cambios organizativos estuvo dirigida a lograr que la propia empresa diseñara sus cargos, a partir de sus propias particularidades, cambiando y adaptando la escala salarial de ser necesario, sin violar los límites salariales por ella establecidos. Las estructuras dejaron de ser estandarizadas y se adaptaron también a las condiciones de la propia empresa, haciendo énfasis en la polivalencia de los cargos y los trabajadores y empleándose métodos como el de la rotación de puestos para desarrollar estas habilidades e incentivar el trabajo.

Entre los principios fundamentales seguidos en la esfera de los sistemas de pago y la estimulación material se encuentran, según uno de sus protagonistas, los siguientes:

Ø La introducción de nuevas formas de organización colectiva del trabajo que propician: un enriquecimiento del contenido de trabajo, al elevar el papel del individuo, mediante la adquisición de nuevas y más interesantes funciones; la ampliación del perfil profesional; el aumento de la responsabilidad y la participación real en la solución de los problemas del colectivo, utilizando su iniciativa y capacidad creadora, todo lo cual conduce a la autorrealización más plena del individuo, como ser social actuante.
Ø El aseguramiento de mejores condiciones de vida en el trabajo y el reconocimiento social por la labor que se realiza, como un resultado de una atención prioridad a las relaciones humanas y el trato hacia el personal.
Ø El ejercicio de métodos y estilos de trabajo que dejen a un lado su carácter autocrático y lo sustituyan con formas participativas que propicien la liberación y aprovechamiento de las potencialidades productivas individuales y del colectivo, en lo cual, el papel fundamental corresponde a la capacidad de dirección y ejemplaridad de los cuadros.
Ø La creación del volumen de mercancías y servicios suficientes (en cantidad, calidad y surtido) para la realización del ingreso pues el estímulo económico funciona como tal sólo cuando permite satisfacer una necesidad material.

A pesar de hacer cambios substanciales en estas empresas en el campo organizativo y de la determinación de los calificadores de cargo, no se llevó a cabo en esta experiencia una propuesta de regulación económica del fondo de salario total. Años después los propios especialistas del IEIT, al seguir desarrollando estas experiencias en el campo de la teoría propondrían un interesante sistema de regulación económica del fondo de salario, a partir de coeficientes centralizados sobre el valor agregado creado en cada empresa.(44)

Un importante elemento introducido en estas experiencias fue la realización de la evaluación del desempeño a todas las categorías ocupacionales y su vinculación estrecha con los sistemas de pago y estimulación.

A diferencia del experimento de las FAR, los estudios en las empresas laboratorio fueron prematuramente discontinuados, en parte debido a la abrupta disminución de recursos con el advenimiento del período especial.

La experiencia de los contingentes incursionó entre otros campos en la modificación de las tarifas y el cambio en el régimen de trabajo y descanso, introduciendo el horario de consagración.(45) En esta experiencia el factor del estímulo moral adquiere singular importancia, junto a salarios escala más altos que los establecidos por la escala centralizada, cuya obtención se situaba en dependencia de la reducción del costo por peso de producción mercantil. Estas experiencias se aplicaron en sectores tan disimiles como la construcción, en el cultivo del plátano con sistema de riego por microjet, en las unidades Funcionales Agropecuarias, la industria y la investigación científica. Uno de los elementos principales de esta forma organizativa "la atención al hombre" trascendería los marcos de los contingentes para incorporarse como un elemento más al sistema empresarial cubano.

Hacia finales de los años 90 un grupo de factores obligan a tomar la decisión de efectuar cambios en el sistema de funcionamiento de la empresa estatal, entre estos factores se destacan los siguientes:

1. El proceso de recuperación económica comenzado a partir de 1995 exige que a la estabilidad macroeconómica se sume una dinámica microeconómica caracterizada por la eficiencia empresarial.
2. Los cambios que se fueron produciendo en todo un grupo de sectores en los 90, compulsados por la dinámica de la crisis y la reinserción del país en la economía mundial, exigen establecer reglas comunes a todos los actores económicos del sector estatal.
3. Las experiencias acumuladas por los experimentos antes mencionados.

Es en este contexto que el V Congreso del PCC aprueba la extensión al resto de las empresas del país del Perfeccionamiento Empresarial desarrollado en el MINFAR.

 

III.- "El perfeccionamiento empresarial y la empresa cubana en la actualidad. Consideraciones preliminares"

Aun cuando el sistema de Perfeccionamiento Empresarial está avalado por su exitosa aplicación en las FAR, su extensión al resto de la economía supone retos inéditos para esta forma de organización.

Con vistas a no copiar exactamente la experiencia anterior, previo a la aplicación del sistema, se formó el Grupo Gubernamental, donde participaron destacados especialistas provenientes, entre otros de los Ministerios de Finanzas, Economía y Trabajo, además de compañeros de las FAR, los cuales elaboraron la propuesta de las Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial, aprobada después por el gobierno. Dicho documento además de adaptar la experiencia de las FAR al resto de la economía recoge otras experiencias acumuladas en la esfera civil, como las ya antes mencionadas de los contingentes y el IEIT. Por otra parte la propuesta de las bases fue sometida por el CC del PCC a la consideración de diferentes instituciones científicas, académicas y estatales, que expusieron sus opiniones las que permitieron el perfeccionamiento del documento que se presentó y fue aprobado por el gobierno en calidad de Ley.

La experiencia a aplicar parte del principio de la necesidad de la delimitación entre las funciones empresariales y estatales, dándole al Estado las prerrogativas que le corresponden como propietario y a las empresas la función de gestoras y administradoras de la propiedad. Propiedad y administración de la propiedad aparecen por primera vez diferenciadas en el sistema empresarial cubano.

Como principales responsables por velar por el buen funcionamiento de la propiedad estatal aparecen las Juntas de Gobierno. Instituciones compuestas por un limitado número de especialistas o expertos de los principales órganos de la Administración Central del estado relacionados con la actividad empresarial. Estos órganos tienen la responsabilidad de decidir los aspectos fundamentales del plan y el presupuesto de las empresas, así como de autorizar la creación por estas últimas de fondos de estimulación a partir de las utilidades.(46) Estos órganos nombrados por el Comité ejecutivo del Consejo de Ministros, tienen poderes significativos en el ámbito de la economía por lo que su funcionamiento debe devenir decisivo en el desarrollo del nuevo sistema, además de plantear nuevos retos en los campos de la política de cuadros y el control de la actividad estatal.

Como en los experimentos de finales de los 80 y principios de los 90, las empresas perfeccionadas tienen facultades para decidir de manera autónoma sus estructuras y plantillas, así como para diseñar sus cargos propios y los sistemas de estimulación que estimen necesarios.

En el campo de la política salarial, se mantiene la escala centralizada como mecanismo regulador, pero la misma cambia, tanto por el monto absoluto de los salarios, como por la diferenciación entre los niveles salariales, la cual crece hacia los grupos de mayor complejidad de la escala. La escala no establece grupos predeterminados o límites para las diferentes categorías ocupacionales, pero su aplicación se basa en el principio que el salario de mayor nivel lo devenga el Director de la empresa, y es a partir de ahí que se establecen el resto de los grupos, manteniendo siempre el principio de que los subordinados no pueden devengar un salario por escala mayor que el del Jefe inmediato. El salario del Director está a su vez en dependencia de la categoría de la empresa, la que se aprueba, a solicitud del organismo ramal o el Órgano correspondiente del Poder Popular, por el MTSS.

Lo anterior significa el fin de la regulación centralizada y rígida de los calificadores de cargos y los salarios a ellos correspondientes, lo que permite una flexibilización mayor de la actividad empresarial en el ámbito de los recursos humanos.

La aplicación de la nueva escala y otros aumentos salariales tienen que ser financiados por la empresa a partir de la reducción de sus gastos o el incremento del nivel de actividad, de manera que se obtenga un crecimiento de las utilidades suficiente como para financiar dichos incrementos salariales. Lo anterior implica una probable racionalización de la fuerza de trabajo en las empresas que aplican el perfeccionamiento, la que los expertos estiman de hasta un 10% de la fuerza de trabajo ocupada actualmente, ello puede crear en perspectiva, en la medida que avance la aplicación del sistema serias tensiones en el mercado de trabajo, sino aumenta a su vez la demanda como consecuencia de nuevas inversiones o la ampliación de las existentes.

Los sistemas de pago deben ser diseñados por las propias empresas, en el caso del destajo las empresas pueden variar las normas sin necesidad de variar las tasas si así lo consideran, para lo que simplemente deben crear un expediente que avale la decisión tomada.

Si bien para los pagos por normas no se establecen límites, ellos si existen para el personal administrativo, técnico, de servicios u obreros no directamente vinculados al destajo, en este caso se supone que el salario puede variar hacia arriba hasta un 30% del salario escala, en el caso del cumplimiento del plan de utilidades y en dirección contraria hasta un 20%. Como se observa el criterio para la regulación de esta parte del fondo de salario es estrictamente económico, no así las magnitudes de variación que conservan topes administrativos. En el caso de los dirigentes la estimulación estará en dependencia del cumplimiento de los indicadores directivos, no se establece su límite máximo pero si el mínimo de hasta un 30%.

Como en la experiencia de las FAR, se enfatiza en que la base para el ingreso, permanencia y promoción del trabajador es la idoneidad real demostrada, entendiéndose por ella a la demostración real de las competencias laborales, con lo que, entre otras cosas, se libera a la empresa para utilizar fuerza de trabajo, aun cuando no reúna los requisitos de calificación formal. Los jefes serán los encargados de certificar la idoneidad, oído el parecer de los Comités de Expertos, órganos consultivos y electivos integrados por miembros del colectivo laboral. Los órganos de Justicia Laboral de Base siguen actuando como un mecanismo importante de solución de conflictos.

La evaluación de todas las categorías de personal adquiere especial importancia y se vincula estrechamente con la estimulación y el mantenimiento o retiro de la idoneidad.

La planificación se caracteriza por la simplificación del sistema de indicadores directivos, que en la práctica se reducen a tres:

- Cumplimiento del plan acumulado de ventas de la producción o el servicio seleccionado.
- Cumplimiento del plan acumulado de ventas totales.
- Cumplimiento del plan acumulado de la utilidad después de impuestos.

Además existen indicadores límites como el que establece que el incremento de la productividad del trabajo debe ser superior al del salario medio y que la utilidad después de impuestos planificada deberá ser siempre superior a la del período anterior.

La empresa perfeccionada podrá, al menos en teoría, utilizar parte de sus utilidades en la formación de fondos para la estimulación material, las actividades socio - culturales y el desarrollo de la producción, pero para formar estos fondos depende por completo de la decisión de la Junta de Gobierno, con relativa independencia de los resultados económicos obtenidos y la eficiencia alcanzada. Ello significa una mayor centralización de este aspecto con respecto a lo que ocurría en el sistema de las FAR.

Aun cuando al determinar sus estructuras la empresa determina cuántos y cuáles cuadros de dirección necesita, su designación física sigue siendo prerrogativa de las estructuras superiores en el caso de determinadas nomenclaturas de cuadros. Por otra parte la evaluación de los cuadros se lleva a cabo no de la misma manera que al resto del personal, sino según el procedimiento establecido para los mismos por la Comisión Central de Cuadros.

La empresa en perfeccionamiento deberá funcionar en un ambiente de mercado, cada vez más competitivo y globalizado, por ello se establece en las bases el desarrollo por la misma de las relaciones contractuales, las, que en los marcos establecidos por la legislación, serán prerrogativa empresarial y estarán destinadas al cumplimiento del encargo estatal, quedando como prerrogativa empresarial la decisión de cómo utilizar las capacidades no involucradas en dicho pedido, así como la comercialización de sus productos o servicios. En este sentido se concibe un mayor desarrollo de la mercadotecnia, la información, la gestión de calidad y la contratación económica.

Aun cuando las Bases no establecen el desarrollo de nuevas estructuras institucionales para la participación directiva de los colectivos laborales, las mismas subrayan, la particular importancia de este factor y del papel del sindicato. Además se subraya el carácter decisivo del papel de los cuadros de dirección. Las nuevas prerrogativas que se le conceden a los jefes, exigen a su vez del sindicato un papel más activo en los órganos colegiados de decisión para ejercer su papel como defensores de los derechos de los trabajadores.

Un elemento nuevo e interesante establecen las bases en la relación entre la empresa y los organismos superiores de dirección empresarial, el cual apunta hacia el logro de una mayor racionalidad de las estructuras de dirección. Las bases plantean textualmente que "El financiamiento de sus gastos (de las organizaciones superiores de dirección empresarial), se lleva a cabo a partir de los aportes que las empresas y unidades empresariales de base realizan con cargo a sus gastos generales de administración, surgen por una necesidad organizativa y económica y deben aportar con su gestión beneficio práctico a las empresas y unidades empresariales de base que atienden".(47) A su vez las bases establecen que las empresas podrán presentar a la junta de Gobierno sus discrepancias sobre el monto de los gastos a imputar a las empresas, para financiar los gastos de dichos órganos superiores de dirección empresarial.

La visión de la empresa como un sistema integral es indudablemente una de las virtudes de esta reforma del sistema empresarial estatal en Cuba.

Aun cuando para poder evaluar los resultados de estos cambios deberá pasar aun un tiempo prudencial, varios son los factores que permiten adelantar un saldo inicial favorable, entre ellos deben tenerse en cuenta los siguientes:

- El perfeccionamiento Empresarial libera a la empresa de una importante parte de la complicada madeja de la hiperregulación centralizada, que lejos de contribuir a la eficiencia económica, ha devenido en su freno.
- La empresa gana en prerrogativas que le permiten actuar como un ente con identidad propia, cuyos ingresos y los de su colectivo, dependen en buena medida de su eficiencia económica como entidad mercantil.
- El proceso desatado por el perfeccionamiento, a través de sus diferentes fases (diagnóstico, estudio y aplicación), crea una espiral positiva de participación de todo el personal y de involucramiento de los colectivos en los cambios, lo que sin lugar a dudas es ya uno de los saldos positivos de su aplicación.

Una de las primeras interrogantes que ha surgido es si la agilidad institucional del proceso es la suficiente, y si los cambios demoran innecesariamente más de lo que precisaría el país. Este es un aspecto al que habrá que prestar atención, aun cuando es también prematuro hacer conclusiones al respecto.

Por otra parte se nos plantea la paradoja de que no todas nuestras empresas podrán entrar en perfeccionamiento, dado que es difícil en las condiciones actuales cumplir con premisas tales como las de mercado seguro y abastecimiento garantizado. ¿Qué pasará con estas empresas? ¿Qué pasará con las irrentables? Evidentemente junto a los cambios institucionales se hacen necesarios cambios jurídicos, como por ejemplo la necesidad de la regulación por ley de las quiebras. Estas y otras interrogantes surgen y surgirán con el desarrollo del proceso.

Queda en lo adelante abierto un compás de espera con vistas a evaluar las bondades del sistema en implantación, el que de por sí deja abierta la puerta a la rectificación y el cambio al autodeclararse en perfeccionamiento constante. Cabe esperar de la comunidad científica, académica y profesional de los especialistas en economía, un apoyo activo al proceso, con vistas a la consecución de los objetivos trazados alrededor de los cuales hay un evidente consenso.


Notas:

1- Bajo el nombre de Perfeccionamiento Empresarial se lleva a cabo en Cuba un cambio sustantivo de la gestión empresarial, uno de cuyos principios filosóficos fundamentales radica en la separación de las funciones del Estado como propietario de la función de administración delegada a la dirección de las empresas. Este proceso fue aprobado en el V Congreso del Partido Comunista, que dio luz verde a la generalización de una experiencia empresarial desarrollada por las empresas militares desde finales de la década de los 80.
2- El desarrollo contemporáneo en los países capitalistas del "primer mundo" evidencia interesantes tendencias a la formación en los trabajadores de actitudes diferentes a las del asalariado tradicional, se trata de los movimientos hacia la implicación económica de los trabajadores con los resultados finales de la empresas, a su implicación en la grestión e incluso en los procesos de dirección, a nuevas formas de organización del trabajo que trasladan responsabilidades tradicionales de los directivos a los trabajadores. Estos cambios aun cuando no son masivos y se realizan con el objetivo de elevar la rentabilidad del capital, dejan entrever la formación de elementos transicionales de las relaciones de producción, que son asistémicos, o sea que presagian el fin del modo de producción basado en la propiedad privada sobre los medios de producción. Otro tipo de relación similar es la que se establece en las empresas de propiedad colectiva de los propios trabajadores, que también han logrado algún desarrollo en estos países. Aquí el capitalismo parece estar formando no solo a sus sepultureros sino también a los arquitectos de un modo de producción diferente.
3- Lenin V.I. "Pequeña estampa que ilustra grandes problemas" O.C 5ta.edición Edit.Progreso M.1989. t.37 pag.424-425
4- La reforma en China y Vietnam fundamentalmente.
5- Alienes Urosa, J. "Características fundamentales de la economía cubana" Biblioteca de la Economía Cubana, BNC, 1950.
6- El IEIT es una institución de investigación y consultoría adjunta al Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social de Cuba, cuyas principales líneas de trabajo se refieren a la Gestión de Recursos Humanos, la Seguridad Social y la Protección y Salud en el trabajo.
7- IEIT "Diagnóstico de la situación del sistema salarial cubano" 1996 (inédito)
8- IEIT Op. Cit.
9- González Gutierrez, A. "Modelos económicos socialistas: Escenarios para Cuba en los 90" INIE, 1993.
10- Machado Rodríguez, D. "Nuestro propio camino" La Habana, 1993.
11- IEIT Op.Cit.
12- González Gutierrez, A. [et al] "Utilización de las funciones de producción macroeconómicas para el análisis de la eficiencia factorial de la producción" INIE,1989 (meca).
13- Periódico Granma 1ro de Agosto de 1970
14- IDEM.
15- Vilariño Ruiz A. Y Domenech Nieves, S. "El sistema de Dirección y Planificación de la Economía en Cuba: historia, actualidad y perspectiva" Edit. Pueblo y Educación, 1986.
16- Periódico Granma 1ro de Agosto de 1970
17- González Gutierrez, A. "Modelos económicos socialistas: Escenarios para Cuba en los 90" INIE, 1993.
18- Castro Ruz, F. "Discurso pronunciado en la clausura de la sesión diferida del III Congreso del PCC" En "Fidel Castro: Ideología, Conciencia y Trabajo Político" 1959-1986.Edit. Política, La Habana 1986.
19- IDEM.
20- Informe Central al II Congreso del PCC. Edit. Política, La Habana, 1986.
21- Castro Ruz, F. "Por el camino correcto" Edit. Política, La Habana, 1988.
22- Revista "Análisis Económico", No. 12, 1989, CEE.
23- IDEM
24- Echeverría O. [et al] "una aproximación al rendimiento de los fondos básicos en la industria" INIE, 1989.
25- Alhama Belamaric, R. "Estimulación del trabajo por turnos. Reflexiones" Revista Economía del Trabajo, No. 30, 1988.
26- IDEM.
27- Hernández Montero, A. Y Echeverría Vallejo, O. "Análisis de la economía cubana a partir de los complejos productivos" INIE, 1990.
28- IDEM.
29- Torres Morales, N. "Análisis de algunos indicadores de la maquinaria agrícola en el quinquenio 81-85" INIE (meca).
30- Cálculos de los autores a partir del Anuario estadístico de Cuba y otras fuentes.
31- Hernández Montero, A. Y Echeverría Vallejo, O. "Análisis de la economía cubana a partir de los complejos productivos" INIE, 1990.
32- Echeverría O. [et al] "una aproximación al rendimiento de los fondos básicos en la industria" INIE, 1989
33- IEIT Op. Cit.
34- Domínguez, L. "Para un análisis de las deficiencias de la normación en Cuba" Rev. Cuba Socialista, No. 28, 1987.
35- Siglas del antiguo Comité Estatal del Trabajo y la Seguridad Social, que hacía las funciones de Ministerio del Trabajo.
36- IDEM.
37- González Gutierrez, A. Op. Cit.
38- IEIT Op. Cit.
39- "La satisfacción de las necesidades básicas en Cuba en los años 90" IEIT, 1999.(inédito)
40- "Seguimos con este sistema porque un sistema no se cambia de un día para otro. Estamos tratando de mejorarlo, de quitarle muchos de los aspectos más negativos ... y estableciendo reglas, ahora no se puede hacer otra cosa, no se debe hacer otra cosa" Castro Ruz, F. "Por el camino correcto" Ed. Cit. Pag. 286.
41- Las empresas que comenzaron a aplicar el Perfeccionamiento fueron liberadas de todas las disposiciones que se oponían a los principios de su aplicación.
42- Pérez Betancourt, A. y González Sánchez, B. "El Perfeccionamiento Empresarial en el MINFAR" Rev. Cuba Socialista, No. 36, 1988.
43- "El perfeccionamiento empresarial en el MINFAR"MINFAR 1990.
44- Se trata de los resultados de la investigación del IEIT "El Reordenamiento del Sistema Laboral en el Marco de los Cambios que se Operan en la Economía Cubana", la cual recibió el Premio Especial de la Academia de Ciencias de Cuba en 1998.
45- En base a los compromisos contraidos por los colectivos laborales las jornadas se extendieron hasta 12 horas diarias o más si la tarea lo precisaba.
46- No obstante estar establecida en las bases la posibilidad de creación de fondos empresariales a partir de las utilidades, declaraciones recientes de altos dirigentes, parecen posponer por ahora la aplicación de este importante elemento de la reforma empresarial.
47- Bases Generales del Perfeccionamiento Empresarial.


Dr. José A. Massip
Lic. Ernesto Hernández García
Lic. Boris Nerey Obregón
Publicado en La revista Cubana de Ciencias Sociales num. 32, 2001
     
   
   
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