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Debate sobre el artículo "Repensar empresarialmente a Marx"

En réplica a la reacción de Luis Marcelo Yera

Malime

Coincido contigo en tu afirmación sobre la incomprensión existente sobre la teoría marxista entre los que nos consideramos defensores de esa cultura, -así nos va al movimiento comunista internacional y al conjunto de la humanidad-, y en la necesidad de "poner fin a esta deplorable situación".

Desgraciadamente salvo vosotros en Cuba, en vuestro partido ese debate lo podéis hacer, pero el debate ideológico en mi partido el PCE ese debate es imposible. Existen cauces formales para realizarlo, pero la realidad es que en la práctica no se realiza. En su momento plantee al responsable ideológico la necesidad de abrir el debate, y, ni se molestó en contestarme, desde las organizaciones de base (agrupaciones) tal como están estructuradas y con la confusión, existente sobre competencias y prioridad de trabajo PCE-IU, tampoco es posible. Anguita en su momento llegó a decir que todo lo que se podía hacer desde el Partido se podía realizar desde IU.

Vosotros tenéis una gran responsabilidad como único partido comunista verdaderamente revolucionario en el poder, no solo en la defensa de la revolución socialista en Cuba, sino como vanguardia internacionalista en esa compleja tarea de ayudar a la clarificación ideológica que nos haga recuperar la capacidad política y organizativa de un movimiento comunista internacional tan necesitado de un mínimo de solidez, capaz de plantear la batalla y quitar el protagonismo político que en el mundo ejerce el imperialismo. Si no sois capaces de "organizar el debate" que propones, difícilmente éste se podrá realizar en la extensión y profundidad que la actual situación que padecemos requiere. Cuando el imperialismo está organizado internacionalmente, cuando las diferentes sensibilidades políticas tienen sus "internacionales", es incomprensible que la única internacional que no existe es la Internacional Comunista. A los modernos marxistas les asusta o avergüenza que ella exista por las connotaciones que pudieran derivarse de estar sometidos a aquel oro de Moscú. Ahora no existe ese oro pero creen que se inventarían algún otro insulto sobre la independencia política de los comunistas que dificulte la credibilidad "democrática" en el juego político institucional burgués. En su oportunismo Santiago Carrillo llegó a decir: ¡Dictadura, ni la del proletariado!. Ahora en España -nos dicen- que ya no sufrimos la dictadura de la clase dominante porque la explotación se hace "democráticamente". Dirigentes máximos de nuestro partido dicen que: "Estamos en un Estado de Derecho". Democracia, ¿para qué clase? Se preguntaba Engels. Tal es el grado de confusión existente respecto a la concepción marxista-leninista del Estado y la democracia.

Efectivamente Cuba es la trinchera del socialismo y desde aquí me considero en la misma trinchera, a pesar de las críticas que cada uno podamos realizar sobre aspectos puntuales, lo mismo que he considerado estar en aquella trinchera que era la URSS antes de su desaparición, lo cual no me impedía criticar la actuación burocrática que se realizaba del concepto soviético, cuando de Estado soviético solo quedaba el nombre, el concepto, su ejercicio práctico se había perdido, la democracia delegada al estilo de la democracia burguesa era la que funcionaba. La democracia directa defendida por Marx y Lenin, esa democracia que vieron con el surgimiento espontáneo de la Comuna y el Soviet, que permitió el triunfo y la caída del zarismo y que impidió que el reformismo impusiera la forma burguesa de estado a través de la Duma murió hace mucho tiempo, me atrevería a decir que murió con la muerte de Lenin, sustituido por Stalin.

En la URSS la propiedad social administrada desde el partido para el pueblo sin la participación directa del pueblo, de un partido convertido en Partido-Estado degeneró con el tiempo en burocratismo, en una clase social con intereses particulares que estaban por encima de los intereses generales del conjunto del País. El pueblo no estaba organizado políticamente, no existían cauces naturales como los que existían en la Comuna o el Soviet originario que permitían la vinculación política directa y permanente del pueblo. Los hechos que resaltan Marx y Lenin como elementos a tener en consideración que impidan situaciones degenerativas personales, como eran la revocabilidad en todo momento de los elegidos, y que el salario fuera el que percibían la media de los trabajadores, no se daban. Las contradicciones políticas que el desarrollo de esa práctica originaban, unidas al elitismo personal generaron una profundización y crisis del sistema. La resolución de esa crisis no podía resolverse de otra forma, una vez que el partido como organización revolucionaria había dejado de existir, la cuestión del Estado se resolvió retornando a la superestructura capitalista, repartiéndose el botín social entre los aparatichis del partido -convertidos ya en burgueses-, de forma mafiosa y a asesinato limpio entre los diferentes clanes mafiosos.

En una sociedad dividida en clases sociales antagónicas y con diferentes sensibilidades de los estratos sociales que componen el conjunto del proceso de producción social, se constituyen los diferentes partidos políticos representando los intereses de las diferentes sensibilidades sociales. Para que estas organizaciones funcionen a tenor de los intereses y objetivos finales a conseguir, cada partido establece su forma de organización y participación de sus militantes o asociados.

Los partidos con una ideología capitalista o reformista establecen una forma orgánica de democracia interna y externa basada en los líderes, en una clase política en los que delegan y depositan su confianza. La ideología basada en la individualidad por encima del bien colectivo, también se manifiesta en su forma organizativa partidaria, su estructura no precisa de una organización que conecte y que permita la vinculación de las masas a la política, es una estructura organizativa basada en el culto al líder carismático -una vez que este ha demostrado salir victorioso de la confrontación e intrigas palaciegas-, pensada fundamentalmente para que el conjunto de la organización participe en los procesos electorales, para que esos espectáculos electorales con charangas y panderetas, confetis y chorradas con las que ilusionar a unas masas ajenas a la política. Una estructura que funcione lo suficiente para engañar a los que ellos consideran el vulgo. Tales son las estructuras que establecen los partidos conservadores y socialdemócratas.

Sin embargo los partidos revolucionarios que creen en las masas, en la necesidad de que estas participen directamente en los procesos de cambio social, y para que las masas trabajadores se constituyan en clase dominante, se estructuran de forma diferente a la de los partidos burgueses y reformistas, con formas semejantes a las que Lenin plantea en su obra "Qué hacer", donde los militantes son elementos activos y se posibilita el intercambio de pareceres entre ellos para mejor desarrollar en los lugares donde actúan la política general del partido, con formas que posibilitan que el partido vanguardia de los trabajadores se vincule directamente a los trabajadores en donde estos se encuentran; en sus fábricas, en sus barrios, en sus centros de cultura y de ocio, en los centros de educación, y ejerza su labor educadora para ayudarles a elevar su conciencia, que superen la visión economicista de una situación que es eminentemente política, para que adquieran conciencia socialista, para que tomen conciencia de la necesidad de participar directamente en los procesos revolucionarios sin cuya participación estos son imposible que tengan solución, para conseguir lo que nos decía Gramsci:

  "La lucha económica no puede separarse de la lucha política, y ni la una ni la otra pueden ser separadas de la lucha ideológica. Por ello, el Partido debe asimilar el marxismo y debe asimilarlo en su forma actual, como leninismo.

Para luchar contra la confusión que se ha creado de esta manera, es necesario que el Partido intensifique y haga sistemática su actividad en el campo ideológico, que se imponga como un deber de los militantes el conocimiento de la doctrina del marxismo-leninismo, al menos en sus términos más generales.

Para que el Partido viva y esté en contacto con las masas, es menester que todo miembro del Partido sea un elemento político activo, sea un dirigente.

...todos los miembros del Partido, cada uno en su ambiente, se hallen en situación de orientarse, de saber extraer de la realidad los elementos para establecer una orientación, a fin de que la clase obrera no se desmoralice sino que sienta que es guiada y que puede aún luchar. La preparación ideológica de la masa es, por consiguiente, una necesidad de la lucha revolucionaria, es una de las condiciones indispensables para la victoria."

Los partidos que se llaman comunistas pero que adoptan estructuras organizativas reformistas están condenados a la desaparición como organizaciones revolucionarias, a languidecer y caer en el burocratismo, se condenan a la desaparición incluso como siglas, como ha sucedido en algunos países europeos. Es muy contradictorio que un partido que dice ser revolucionario, que quiere socializar tenga que depender de créditos bancarios para hacer la revolución.

Cuando las contradicciones de clase antagónicas desaparecen porque los trabajadores se constituyen en clase dominante, toman el poder y socializan los bienes de producción, la burguesía como clase organizada desaparece porque las nuevas leyes que impone la clase trabajadora impide que se retorne a la explotación del hombre por el hombre, pero no desaparece físicamente y en tanto esa clase se diluya y sea absorbida por la nueva sociedad integrándola, el Estado proletario como elemento represor necesariamente seguirá existiendo.

Las diferentes sensibilidades no antagónicas, las que puedan existir entre trabajadores manuales y técnicos, funcionarios y oficinistas, campesinos y con otros sectores no asalariados con economías no nacionalizadas susceptibles de integrarse o ser adsorbidos en el proceso de socialización como son los pequeños comerciantes y campesinos, mantendrán sus organizaciones políticas.

Una estructura estatal con una forma de organización ágil y participativa horizontal y vertical que permita la participación directa y permanente del pueblo en la gestión política de la propiedad social, que canalice de abajo hacia arriba y que las decisiones de planificación general adoptadas desde los centros superiores de gestión sean canalizadas, comprendidas y asumidas por todos. Si existe el partido vanguardia y ejerce su influencia ideológica y política de forma natural el proceso revolucionario se consolidará y el avance hacia la sociedad comunista será imparable.

En la medida en que avance ese proceso, el partido vanguardia y los demás partidos irán diluyéndose en el proceso integrador de la nueva sociedad porque ya no existen sensibilidades sociales que representar, ni intereses contradictorios. En esa dinámica era la que Marx nos dice que el Estado se extingue como elemento represor, porque ya no existen clases a las que reprimir. Los partidos ya no tienen necesidad de tener una estructura organizativa propia para poder analizar y dar respuestas a los problemas políticos que se derivan de la existencia de intereses diferentes. Todo el conjunto de la sociedad es vanguardia comunista. El Estado entonces es la sociedad organizada administrativamente. El trabajo deja de ser un castigo divino para convertirse en una necesidad del ser humano creador. El desarrollo productivo y cultural permiten dar a cada uno según sus necesidades que serán ante todo de índole cultural.

Entrando a matizar tus interpretaciones sobre mi anterior trabajo.

"cree (Malime) que no es más que un reflejo de la grave situación político-ideológica y democrática que generaron los partidos comunistas en el poder y que supuestamente vive todavía Cuba".

No creo que los partidos comunistas por llegar al poder generen confusión, lo que considero es que independientemente de cómo se produzca esa llegada, si la nueva organización del poder no integra al pueblo, y ese poder no es el de los trabajadores organizados como clase dominante, si ese poder no lo ejerce el pueblo a través de una estructura organizativa que permita la participación directa y permanente del pueblo, que se oiga su voz y se debatan sus problemas en los diferentes niveles de participación política, que se realice la rendición de cuentas de los mandatarios elegidos a los niveles superiores, el control permanente de estos incluida su destitución en todo momento si estos incumplen con el mandato recibido, entonces ese poder puede degenerar -aunque en su origen la voluntad de los que lo tienen sea beneficiar al pueblo- y dar al traste con el gran proyecto humano como sucedió en la URSS. A mi no me cabe duda de que en ese ánimo benefactor Stalin asumió el poder.

El poder cuando no es el poder organizado del pueblo, con participación y control permanente del pueblo, corrompe.

El pueblo que deja hacer en política sin su participación directa y permanente en un proyecto tan complejo como es la construcción del socialismo y el comunismo y tan enfrentado y aislado por el imperialismo deja de comprender también esa compleja tarea, deja de formarse ideológica y políticamente, está a la merced de cualquier influencia ajena a sus intereses. Si no es parte activa permanente del proyecto, si no considera suya la propiedad social porque son otros los que de hecho deciden y administran, cualquier demagogo al estilo Yelsin, en un momento de crisis aguda puede arrastrar a todo un pueblo al caos y acabar con el proyecto socialista.

Admito que repita principios generales marxistas y que en mis críticas me refiera a lo "que no se debe hacer", aunque difiero de que en esa crítica insuficiente no se apunte por lo menos como antítesis que algo debe cambiar. Marx y Lenin, y mucho menos yo que soy un ignorante no se inventaron cómo debía ser la organización concreta del poder proletario, como debía de ser ese Estado de democracia directa. Lo intuían. Fueron las propias masas las que permitieron hacer ver en lo concreto a Marx con el surgimiento espontáneo de la Comuna y a Lenin con el del Soviet de 1905 cuales eran las formas de organización del poder proletario. En España también hubo en la mina La Camocha en 1957 un surgimiento espontáneo de organización proletaria con la creación de la Comisión Obrera. Eran comisiones que se constituían para demandar reivindicaciones puntuales y que se autodisolvían una vez desaparecida la motivación que le dio origen. El PCE contribuyó a dar a ese movimiento espontáneo estructura organizativa permanente y que se extendiese a lo largo de todo el Estado. Esa forma de democracia directa y participativa que tenía su origen organizativo en los centros de producción desarrolló su organización por ramas y por territorios hasta constituir un órgano superior: la Inter Comisión, que a su vez creaba diferentes comisiones de trabajo. La comisión de Información y Propaganda -por citar una concreta-, se encargaba de elaborar la edición de panfletos, editar el boletín central UNIDAD, y el de la Comisión Obrera del Metal -que era la comisión con mayor fuerza- que se llamaba FORJA. En coordinación con la comisión de organización se distribuían estos boletines y todos los llamamientos de lucha.

A través de esa estructura horizontal y piramidal existente en Comisiones Obreras se posibilitaba la canalización del flujo democrático y participativo desde abajo hacia arriba y viceversa, a pesar de las difíciles condiciones de trabajo clandestino que forzaba a actuar la brigada político social del dictador.

Comisiones Obreras se convirtió en la organización política de masas más importante de España, que puso en jaque a la dictadura y al propio orden capitalista. Esa forma de organización fue asumida por otros sectores populares, fundamentalmente por el movimiento vecinal, por el movimiento estudiantil, incluso a comienzo de los setenta por el ejercito con la constitución de la Unión Militar Democrática (UMD), cuya cabeza más conocida era la del comandante Luis Otero.

Vemos como constantemente surgen formas espontáneas de organización para la lucha popular que adquieren en determinados momentos y durante cierto tiempo gran resonancia, como sucede en la actualidad con el movimiento antiglobalización. Esos movimientos carecen de una estructura sólida y representativa que partiendo de los centros de producción aglutine a los trabajadores, está constituida generalmente por vanguardias muy radicalizadas y comprometidas pero incapaces de crear una potente organización. Esos movimientos espontáneos al no existir un movimiento comunista internacional que les ayude a mantener una coherencia ideológica, política y una estructura organizativa permanente terminan desapareciendo.

La mayor desgracia que padecemos es que en la fase imperialista del capitalismo no exista un potente movimiento comunista internacional que le haga frente.

Hemos retrocedido casi 84 años, la polémica de Lenin con Kautsky respecto a la concepción del Estado y la Democracia recobra la máxima actualidad.

Por supuesto que acepto tu crítica sobre la necesidad de "profundizar en algunas cuestiones teóricas" y "una más adecuada información sobre Cuba". Te estaremos eternamente agradecidos todos los que estamos interesados en profundizar en el tema si nos facilitas la documentación que dices desconocemos, que nos ayude a superar las limitaciones que padecemos. Sería muy interesante conocer cómo se están desarrollando los mecanismos de participación popular en la gestión política y administrativa de la propiedad social, "ese proceso de transformaciones que no ha concluido", cómo funciona "la toma de decisiones en las 105 empresas que ya lo aplican entre unas 3000 aspirantes en distintos pasos". Cómo funcionan los Consejos Populares y cuales son sus responsabilidades, si estos tienen responsabilidades ejecutivas y hasta donde abarcan, si son fruto de un desarrollo de democracia directa y rinden cuenta periódica de su actuación a la base que les mandata, si pueden ser criticados y revocados y reemplazados en todo momento cuando los compañeros que les eligieron lo consideren necesario.

Finalmente considero que la referencia que realizas respecto a "la asistencia a las últimas elecciones", no creo que sea una argumentación que sirva de garantía sobre la participación del pueblo en la política, -sin pretender que sea la misma situación-, también en las elecciones generales en la URSS era de más del 90% la participación del pueblo y en las elecciones en los países capitalistas suelen sobrepasar el 70%, siendo la mayoría social explotada la que delega su responsabilidad en la clase política y vota opciones que perpetúan el orden capitalista. Toda delegación de responsabilidad política de forma genérica en entes superiores, sin control, sin posibilidad en todo momento de revocación de los mandatados porque su actuación no convence, a mí tampoco me sirve, porque admitiendo que pudiera ser correcta pero el cauce que permita la explicación no existe da lugar a percibir una imagen que no se corresponde con la realidad, ello genera desconfianza y oposición, da armas al enemigo para que demagógicamente pueda generar más confusión y dificultar que el proyecto avance, se impide que todo el pueblo se integre en ese proceso que necesariamente con el concurso de todos tiene que conducirnos a la sociedad comunista. Ni en dioses reyes y tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor, dice esa sabia estrofa de la Internacional.


Malime. Publicado en la revista electrónica Rebelión, el 18 de junio del 2001

Artículo anterior: Réplica a tres reacciones, de Luis Marcelo, número 6 de Cuba Siglo XXI.
     
   
   
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