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Descentralización y diversificación en la economía cubana: Nuevas bases para la cooperación internacional

Elena C. Alvarez González

Este trabajo formó parte de un panel organizado para el XXII Congreso Internacional de la Latin American Studies Association (LASA), celebrado en Miami, Estados Unidos, del 16 al 18 de marzo del 2000, cuyo tema central fue la cooperación internacional, hecho muy positivo en un contexto en que el asunto prácticamente ha desaparecido de la agenda internacional.

Para Cuba, la cooperación internacional fue particularmente importante a partir de los años sesenta y muchos se preguntan si en la última década perdió significado como resultado de la crisis desatada con la desaparición del campo socialista y los cambios derivados de ella.

El panel señalado examinó distintos aspectos relacionados con la cooperación internacional y Cuba. Dentro de él, la ponencia se concentra en analizar los cambios que se han producido en la economía cubana durante la última década y su impacto en el modelo de cooperación que existió hasta finales de los años ochenta, a la vez que evalúa la importancia de la cooperación en las actuales condiciones.

EL MARCO CONCEPTUAL

La cooperación internacional, como elemento integrante de las relaciones económicas internacionales, aunque surge de manera incipiente en los años treinta con algunos acuerdos internacionales para regular el comercio de productos básicos, tiene su mayor desarrollo después de la II Guerra Mundial. Adopta múltiples formas, que incluyen el intercambio de bienes y servicios, la asistencia técnica, la capacitación y el financiamiento; pero lo que distingue a estas relaciones de aquellas que ordinariamente tienen lugar entre las naciones, es su carácter concesional. Es decir, en todas ellas está presente un elemento de ayuda o condiciones concesionales del país donante al país receptor.

Hay que señalar que, en sentido general, estas relaciones de cooperación poseen un fuerte componente extraeconómico, frecuentemente de carácter político, pero también humanitario y solidario.

En este trabajo el término cooperación estará referido a: condiciones preferenciales de comercio, créditos blandos para el desarrollo, asistencia técnica, otorgamiento de becas y donaciones.

A escala mundial, la mayor expansión de la cooperación tuvo lugar en los años sesenta y setenta. Sin embargo, desde inicios de la década de los ochenta, se aprecia un retroceso en componentes tan importantes como la Ayuda Oficial al Desarrollo, que ha cedido el paso a los flujos de capital privado, con las consecuencias conocidas en algunos casos. Según información del Banco Mundial, la Ayuda Oficial al Desarrollo en términos per cápita disminuyó de 14 dólares en 1990 a 11 dólares en 1997 (Banco Mundial, 1999).

La tan ansiada meta de que los países desarrollados aporten el 0,7% del PIB como Ayuda al Desarrollo, no sólo no se ha alcanzado, sino que ha disminuido en la última década, como lo reconocen incluso autoridades de organismos internacionales.(1)

Asimismo, es cada vez más frecuente que la ayuda trate de condicionarse a la aceptación de modelos económicos, de programas de ajuste e, incluso, de modelos políticos.

Significado de la cooperación para la economía cubana

En el caso de Cuba, la cooperación ha estado siempre acompañada de la solidaridad y en ningún caso de condicionamientos políticos, tanto para la cooperación recibida como para la prestada.

Con los entonces países socialistas Cuba desarrolló, en condiciones de respeto mutuo, amplios vínculos de cooperación, tanto bilateral como multilateral en los marcos del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME); dentro de ellos, de particular significación fueron los vínculos con la URSS. Los principales esfuerzos en esa cooperación estuvieron encaminados a solucionar los problemas fundamentales del desarrollo de la economía cubana, a perfeccionar la estructura económica y a elevar el nivel de la producción social, con vistas a satisfacer las necesidades crecientes de la población.

En primer lugar, la cooperación se reflejó en el reconocimiento de la diferencia en el nivel de desarrollo de Cuba con respecto a esos países, y por ende, en la necesidad de un tratamiento en las relaciones comerciales mutuas que tendiera a eliminar los efectos del intercambio desigual y de otros elementos adversos de los mercados internacionales; para ello, se aplicaron fórmulas de precios que evitaran el deterioro de las relaciones de intercambio; asimismo, se garantizaron mercados para las principales exportaciones cubanas y suministros seguros para las importaciones que Cuba debía realizar.
La cooperación también se expresó en asistencia técnica y créditos blandos para la construcción y modernización de importantes objetivos económicos y de infraestructura; la introducción de nuevos procesos de producción; la preparación de fuerza de trabajo calificada y de especialistas de nivel superior, así como la ayuda para el desarrollo de las ciencias, las investigaciones y la formación de científicos en numerosas especialidades. Por otra parte, incluso los créditos para cubrir los déficit de balanza de pagos fueron otorgados también en condiciones blandas y se encontraron soluciones para los problemas de endeudamiento surgidos a lo largo de las relaciones comerciales.

Una serie de ramas, que al triunfo de la Revolución prácticamente no existían, se desarrollaron a partir de la cooperación con estos países, muy en particular con la URSS. Entre ellas pueden mencionarse: la producción de acero, la construcción de maquinarias agrícolas, la producción de equipos para la industria azucarera, la industria electrónica, la producción de fertilizantes, la industria pesquera y la prospección geológica.

También se logró la modernización y ampliación de la industria azucarera, la mecanización de la cosecha de la caña de azúcar en un elevado porcentaje, la mecanización del resto de las producciones agrícolas, el desarrollo de los trabajos de riego y drenaje, la ampliación y modernización del sistema electroenergético del país, el desarrollo de la industria del níquel y de otras ramas de la minería, la construcción de capacidades de producción textil, de refinación de petróleo, de materiales de construcción, de diversas producciones de la industria alimentaria, la construcción de nuevas líneas de ferrocarril, puertos y aeropuertos, por sólo mencionar los más significativos.

A manera de ilustración, las empresas industriales y otros objetivos construidos o modernizados con asistencia de la URSS a lo largo de tres décadas ascendieron a casi 600, y los créditos blandos que ampararon los suministros para ellos, fueron del orden de 5900 millones de pesos (equivalentes a dólares); otros países socialistas otorgaron créditos blandos por 1585 millones de pesos.(2)
En unos 30 años fueron formados en los países socialistas más de 100 mil especialistas y obreros calificados en centros docentes de nivel superior.(3)

Debe señalarse que esta cooperación tuvo también efectos beneficiosos para las economías de estos países, manifestados fundamentalmente en el ahorro relativo de recursos como resultado de los abastecimientos de azúcar que Cuba hacía a los mismos, lo que les permitía destinar tierras a otros cultivos y disminuir los subsidios por concepto de su producción de azúcar de remolacha.

Durante esos años, Cuba recibió también cooperación de países capitalistas desarrollados, así como de Organismos Internacionales, fundamentalmente bajo la forma de créditos blandos y donaciones. Esta cooperación se dirigió fundamentalmente a las esferas de la salud, la educación, el desarrollo científico-técnico y la agricultura.

De países desarrollados recibió unos 117 millones de dólares en donativos y créditos blandos hasta finales de los años setenta en que este tipo de colaboración se detuvo por razones políticas (participación cubana en la guerra en Angola). De agencias de Naciones Unidas se recibieron hasta 1991 unos 246 millones de dólares (Taladrid, 1997).

La prestación de cooperación internacional por parte de Cuba estuvo presente desde fecha tan temprana como 1960, en ocasión de un terremoto en Chile, aunque de forma más amplia se inicia en 1963 con el envío de brigadas médicas a Argelia. A partir de ese momento, creció de forma sostenida. Abarcó diferentes modalidades, estando las fundamentales referidas a: envío de especialistas para prestar asistencia técnica, otorgamiento de becas para estudiantes de nivel superior y medio, adiestramiento de personal calificado y donaciones.

La mayor expansión de esta cooperación tuvo lugar desde mediados de los años setenta y hasta inicios de los ochenta. Puede afirmarse que en la casi totalidad de los casos la ayuda cubana fue gratuita, aunque a partir de 1977, con algunos países de altos ingresos, básicamente procedentes del petróleo, se desarrolló la cooperación de forma compensada (Felipe, 1992). El alto desarrollo alcanzado por Cuba en salud, educación, y deportes determinó que el mayor peso de la cooperación estuviera concentrado en este tipo de servicios, aunque también hubo participación en otras ramas, por ejemplo, la construcción, la pesca, y la agricultura.

Un estudio realizado a inicios de los noventa (Felipe, 1992), realizó una cuantificación de la cooperación económica de carácter civil brindada por Cuba a países del Tercer Mundo, la cual puede valorarse entre 1500 y 2000 millones de dólares durante el período 1963 a 1989, y sitúa al país como un pionero en la cooperación Sur-Sur:

AYUDA ECONOMICA PRESTADA POR CUBA - 1963-1989

 
Participantes
Valor (Millones USD)
Asistencia Técnica    
Salud
32 516
294,5
Educación
26 495
241,3
Construcción
39 335
322,2
Pesca
1 386
11,5
Agricultura
9 420
84,4
Industria Azucarera
2 323
20,6
Total
111 475
974,5
Otorgamiento becas
228 103
409,8
Adiestramientos
5 593
24,5
Donaciones  
128,4 (4)
Total  
1537,2

Fuente: Edith Felipe: La ayuda económica de Cuba al Tercer Mundo: evaluación preliminar (1963-1989)

En el propio trabajo se evalúa qué proporción del PIB representó esa ayuda, pudiendo observarse que a partir de 1978 Cuba aportó un porcentaje superior al promedio aportado por los 18 mayores países desarrollados.

AYUDA OFICIAL AL DESARROLLO EN RELACION CON EL PIB (%)

 
CUBA
Países Desarrollados
1975
0,08
0,34
1976
0,11
0,34
1977
0,29
0,33
1978
0,47
0,35
1979
0,58
0,35
1980
1,03
0,37
1981
0,78
0,34
1982
0,73
0,38
1983
0,66
0,36
1984
0,86
0,36
1985
0,59
0,35
1986
0,66
0,35
1987
0,78
0,35
1988
0,64
0,36
1989
0,49
0,33

Fuente: Ibid.

La década de los noventa traería cambios en el entorno internacional que impactaron fuertemente la economía cubana. Desaparecido el campo socialista, Cuba debió enfrentar un entorno internacional diferente, en condiciones de un Bloqueo recrudecido. Era necesario producir una reinserción en la economía internacional de manera acelerada. Las nuevas condiciones implicaron una drástica reducción de la cooperación internacional que el país recibía, al desaparecer prácticamente las relaciones con los antiguos países socialistas y quedar limitados los vínculos de cooperación a algunos acuerdos bilaterales con países desarrollados, así como a la proveniente de organismos internacionales y de Organizaciones No Gubernamentales. Asimismo, la crisis económica, que implicó una caída del 35% del PIB hasta 1993 y la acumulación de importantes desbalances macroeconómicos, determinó una reducción de la cooperación brindada por Cuba, sobre todo en los años iniciales de la década de los noventa.


TRANSFORMACIONES Y RECUPERACIÓN

A partir de 1994 y como resultado del conjunto de medidas de política económica adoptadas, la economía inició un proceso de recuperación, apreciándose un crecimiento entre 1995 y 1999 en torno al 4% promedio anual.

Este proceso ha sido analizado con amplitud en otros trabajos de economistas cubanos,(5) por lo cual aquí sólo se mencionará que su lógica partió de un conjunto inicial de medidas de política económica externa en los primeros años de la década de los noventa, que propiciaron un proceso de apertura conducente a una nueva participación en la economía internacional. Estas medidas fueron seguidas, a partir de 1993, por importantes transformaciones en la política económica interna, para atender los desbalances macroeconómicos y para actuar sobre la microeconomía, estimulando la recuperación productiva. Al propio tiempo tuvieron lugar importantes transformaciones en el orden institucional y de funcionamiento económico, encaminadas a lograr una mayor descentralización, a la vez que se eleva el control y la exigencia.

La recuperación iniciada en 1994 transcurre bajo la llamada restricción externa, entendida como la limitación efectiva en la disponibilidad de bienes y servicios necesarios para el crecimiento y desarrollo, la cual se ve agudizada por el bloqueo de Estados Unidos que limita y encarece las fuentes de financiamiento externo, dificulta el acceso a inversión directa y obstaculiza las operaciones comerciales.

A pesar de esos adversos factores externos, se ha logrado crear una dinámica interna de recuperación de la economía asociada al efecto estimulador del turismo y del mercado interno en divisas sobre las producciones nacionales, así como al incremento y diversificación de las exportaciones y a la mejoría en la eficiencia, sobre todo en el uso de los portadores energéticos.

El país ha logrado una importante diversificación de sus vínculos externos y hoy en día sostiene relaciones con más de 150 países y la estructura de sus intercambios se ha diversificado significativamente; así, en la actualidad realiza el 35% con América, el 46% con Europa, el 15% con Asia y el 4% con los restantes países, en tanto que en 1989 aproximadamente un 85% se realizaba con los entonces países socialistas.

Por otra parte, la política de atracción de inversión extranjera, a pesar de las afectaciones que ha significado la Ley Helms-Burton, ofrece resultados importantes, al contarse en la actualidad con unas 374 asociaciones con capital extranjero en más de 30 ramas de la economía, con un peso mayoritario en el turismo, la minería, la exploración petrolera, las telecomunicaciones y diversas ramas industriales.(6)

Otro elemento que contribuye al esfuerzo por superar la restricción externa es el proceso de renegociación de deudas comerciales que se ha iniciado, así como los contactos con gobiernos y bancos acreedores con el objetivo de continuar el análisis del tema de la deuda externa de Cuba, en la búsqueda de soluciones viables.

En cuanto a los principales desbalances internos, las medidas adoptadas han logrado una reducción del déficit del presupuesto a un 2,4% del PIB; han disminuido los subsidios por pérdidas de las empresas estatales en más de un 80%, un 71% de las cuales es rentable en la actualidad, frente a sólo un 29% en 1993; se ha ido aplicando de manera gradual, flexible y ordenada la nueva ley tributaria; el volumen de liquidez acumulada ha disminuido desde mayo de 1994 (momento de mayor magnitud) a 1999 en un 20%; los precios en los mercados agropecuarios e informales han decrecido significativamente en relación con los niveles de 1994 (algo más de un 40 y 60%, respectivamente); se ha ido logrando una revalorización del peso cubano (desde niveles de 150 pesos por dólar en 1994, actualmente se cotiza entre 20-21).

Por último, en el plano microeconómico, cabe destacar que la década de los 90 ha implicado transformaciones significativas tanto en la estructura como en el funcionamiento empresarial; han aparecido nuevas formas jurídicas y de propiedad y se ha diversificado el número de agentes económicos.(7) Estos cambios deben continuar e incluso profundizarse en función del proceso de perfeccionamiento empresarial que se inició en 1998, transcurrirá gradualmente e incorporará en un plazo de unos cinco años a algo más de 2000 empresas del país y que prevé la concesión de un significativo nivel de autonomía a las mismas, a la vez que una elevación del control y la exigencia de resultados mejores sobre la base de más eficiencia.

En lo referido al desarrollo social, es conocido que las políticas aplicadas desde el triunfo revolucionario transformaron completamente la situación existente en Cuba antes de 1959. De ahí que al desatarse la crisis, fué tarea de la política social enfrentar el impacto a través de acciones dirigidas a preservar la esencia del modelo social

De tal forma, en primer lugar, para tratar de lograr una distribución de los bienes de consumo lo más equitativa posible, se trasladó al sistema de racionamiento la casi totalidad de éstos. En segundo lugar, se mantuvo a los trabajadores en sus empleos y se buscó conservar sus ingresos nominales aún en el momento de más aguda contracción económica, en tanto se iniciaba ordenada y gradualmente un proceso de ajuste y reestructuración del empleo.
En tercer lugar, se buscó preservar al máximo los programas de salud, educación, seguridad y asistencial social. Al propio tiempo, la política social también buscó más eficiencia, reduciendo costos y utilizando mejor los recursos disponibles, para adecuarse a la nueva situación que debía enfrentar la economía. (Ferriol y otros, 1997).

Este conjunto de medidas permitió enfrentar la crisis económica con un alto consenso social y logró mantener, e incluso mejorar, indicadores sociales de gran importancia como los de salud:


PRINCIPALES INDICADORES DE SALUD

Indicador
1989
1999
Mortalidad infantil (por mil nacidos vivos)
11,1
6,4
Esperanza de vida al nacer
74,5
74,7
Médicos
34752
65000
De ello: Médicos de la familia
8965
30000
Habitantes por médico
303
172
Población atendida por médico de la familia (%)
70
98,2
Gastos presupuesto (Millones pesos):    
En Salud Pública
1068,0
1344,9
En Seguridad Social
1241,4
1705,1
En Asistencia Social
41,2
145,4 (98)

 

Las características previsibles del modelo cubano y su efecto en la cooperación internacional.

En un entorno internacional muy complejo, que se hace más difícil a causa de la existencia del bloqueo norteamericano, el modelo cubano enfrenta el desafío de superar la restricción externa a partir fundamentalmente de los esfuerzos propios y sobre la base de alcanzar una mayor eficiencia económica en sentido general; y hacer todo ello preservando los logros sociales alcanzados.

¿Con qué se cuenta para ello? No puede perderse de vista que en casi cuarenta años, a pesar de estar bloqueados por la potencia mayor del mundo, en el país ocurrió un intenso proceso de transformaciones económicas y sociales que fueron realizadas en los marcos de un sistema socio-económico socialista y sobre la base de la conducción planificada de la economía, que aunque no estuvo exenta de deficiencias e insuficiencias, tuvo logros históricos que se expresan sintéticamente en:

· La radical transformación del sector agropecuario, no sólo al eliminarse la caduca estructura latifundiaria de tenencia de la tierra, sino mediante la tecnificación y la humanización de las condiciones de trabajo y de vida de los campesinos y trabajadores agrícolas.
· Las transformaciones en la industria cubana, que alcanzó su mayor auge con el proceso de industrialización desarrollado a partir de 1975.
· El desarrollo de la infraestructura básica.
· Los resultados científico-técnicos como consecuencia de la política de desarrollo en esta esfera, lo que implica que desde mediados de los ochenta la ciencia cubana haya entrado en un período de maduración en que empiezan a verse los frutos del trabajo de décadas anteriores para lograr convertirla en fuerza productiva directa.
· El desarrollo social alcanzado, al cual se ha hecho ya referencia y que se manifiesta en los índices de salud, educación, alimentación y equidad social, muchos de ellos comparables con los de países altamente desarrollados.

Ese proceso de desarrollo fue enfrentado sobre la base de una conducción planificada de la economía que mostró su eficacia en aquel contexto.

Las nuevas condiciones en que funciona la economía cubana reconocen determinados espacios al mercado, así como la existencia de diferentes formas de propiedad y significan, por tanto, una mayor descentralización y una modificación de las formas tradicionales de planificación para reconocer los vínculos entre plan y mercado.

Así, uno de los cambios más importantes en la manera de operar los agentes económicos está determinado por la transformación en la forma de distribuir los recursos. Anteriormente, los recursos se asignaban centralizadamente al productor, básicamente en forma material, y posteriormente la producción se distribuía también centralizadamente a los consumidores, todo ello conforme a un Plan, a precios fijos. Los problemas de calidad, costo y competitividad no estaban en un primer plano, ni constituían un imperativo económico.

En la actualidad, la planificación a nivel nacional establece los aportes en divisas que deben realizar las entidades que generan ingresos en esa moneda; a su vez, los aportes captados centralmente, son utilizados para financiar las necesidades de la población y de aquellas actividades que no tienen ingresos en divisas con los cuales financiarse. De esta manera, la capacidad de compra en divisas la tiene hoy el demandante final de los productos, bien sea porque las genera directamente o porque las obtuvo por asignación centralizada, lo cual implica que este demandante puede adquirir el producto de un productor nacional o importarlo directamente, en función de dónde le sea más eficiente y dónde obtenga la mayor calidad y precio competitivo. Es decir, está presente un proceso de concurrencia en que los agentes económicos funcionan con arreglo a las reglas de los mercados y están en estrecho contacto con las condiciones de la competencia internacional.

Esta forma de operar ha resultado en la creación de un mercado empresarial en divisas para la venta de bienes intermedios y de equipos. Por otra parte, también se han ido abriendo posibilidades de venta a los productores nacionales en la red de establecimientos que operan en divisas con la población y en la actualidad ya abastecen un 47% de las necesidades de los mismos.(8)

De esta manera, la planificación a nivel nacional se concentra en los aspectos esenciales, definitorios de las proporciones y límites básicos y se introduce un mayor grado de decisiones a nivel empresarial.

Desde el punto de vista de la población también ha habido una ampliación de los espacios de funcionamiento sobre la base de relaciones monetario-mercantiles. Así en la actualidad existen:

- Mercados agropecuarios, en pesos cubanos, con precios libres.
- Mercados de productos industriales, en pesos cubanos, con precios libres.
- Ventas minoristas en establecimientos estatales, en pesos cubanos, a precios de oferta y demanda.
- Tiendas estatales en divisas.
- Casas de cambio para la compra-venta de dólares.
- Productos y servicios ofertados por trabajadores por cuenta propia, en pesos cubanos y en divisas.
- Alquiler de viviendas, en pesos y en divisas.
- Mercado informal no regulado, en pesos y en divisas.

Para estos mercados, están definidas las formas de acceso, las normas impositivas, de aranceles y otras regulaciones. Aunque hay cierta separación entre los diferentes mercados, las estructuras de precios se influyen fuertemente entre sí y la tasa de cambio establece una vinculación entre la capacidad de compra de las dos monedas (González, 1997).

Sin dudas la circulación monetaria dual (pesos y divisas) es uno de los aspectos que hacen más complejo el actual funcionamiento de la economía, ya que en la medida que se amplían las relaciones interempresariales se dificulta el establecimiento de precios correctos, la medición y el control, por lo cual una de las tareas futuras de la política económica es la determinación de un tipo de cambio del peso cubano más adecuado que, además de hacer más eficaces las diferentes políticas regulatorias, permita ir a la paulatina eliminación de la circulación de dos monedas.


Algunos datos pueden ilustrar la ampliación que se ha producido tanto en los agentes económicos como en las formas de propiedad y en los espacios de mercado:

 
1989
1998-99
Participación propiedad cooperativa y privada en la tenencia de la tierra (%)
24,8
66,6
Empresas mixtas y asociaciones con capital extranjero
1
374
Participación empleo no-estatal en el total (%)
5,9
24
Trabajadores por cuenta propia (Miles)
25
165,4
Usufructuarios de parcelas agrícolas (Miles)
-
63

Fuente: Anuario ONE, 1998 e informaciones públicas.

Al propio tiempo que ocurre este proceso de diversificación en las formas de propiedad y en los agentes económicos, de descentralización de las decisiones y del funcionamiento empresarial, en que la regulación de la gestión ha adquirido un carácter eminentemente monetario-mercantil, los intereses sociales deben ser garantizados, lo cual implica necesariamente un determinado grado de centralización; de ahí la importancia que mantiene la planificación en el modelo de funcionamiento previsible para la economía cubana.

Por otra parte, la economía cubana enfrenta retos para superar la restricción externa que actualmente frena la recuperación de la economía:

- Recuperar la producción azucarera, y su papel estratégico en la economía nacional, sobre la base de una disminución apreciable de sus costos a fin de obtener mayores beneficios en relación con los precios internacionales.
- Incrementar las producciones agropecuarias no cañeras, sobre la base de mayores rendimientos y más eficiencia, con el objetivo de contribuir significativamente al balance externo del país con mayores producciones exportables, tradicionales y nuevas, así como mediante la sustitución de importaciones de alimentos e insumos productivos.
- Elevar la eficiencia del turismo y potenciar su papel no sólo como aportador directo de divisas, sino como actividad impulsora del resto de la economía.
- Consolidar los resultados, sobre todo desde el punto de vista comercial, obtenidos en la ingeniería genética, la biotecnología, la industria farmaceútica y de producción de equipos médicos de alta tecnología, que ya representan ingresos significativos.
- Transformar la estructura y dinámica de los ingresos externos, incorporando productos y servicios portadores de nuevas ventajas comparativas y con un mayor valor agregado.
- Elevar la eficiencia energética de la economía, buscando la reducción del coeficiente de consumo de portadores energéticos de la producción en general, intensificando las medidas de ahorro y de aprovechamiento de fuentes renovables de energía.
- Elevar la eficiencia en el uso de otros recursos en sentido general, sobre todo los de origen importado, con el objetivo de disminuir la elevada dependencia de las importaciones que muestra la economía.
- Reorientar la industria manufacturera nacional hacia las producciones más competitivas, buscando nuevas alternativas de financiamiento, organización y mercado para potenciar sus producciones sobre bases competitivas internacionalmente y afrontar su desarrollo tecnológico.
- Realizar considerables inversiones para recapitalizar sectores que presentan fuerte deterioro o retraso tecnológico en el equipamiento existente.
- Modernizar, mantener y desarrollar la vasta infraestructura creada, buscando alternativas de financiamiento e inversión.

En el enfrentamiento a los retos anteriores, la planificación debe hacer una contribución decisiva, mediante el diseño de programas y políticas que orienten e impulsen el desarrollo productivo en las ramas y sectores estratégicos y sirvan de base para la captación de inversión y financiamiento externos, así como para el diseño de programas de cooperación internacional.
En este contexto, la cooperación internacional tiene amplios espacios para desarrollarse exitosamente, tanto en calidad de país receptor como de donante. La existencia de un modelo que combina más descentralización con la conducción planificada de la economía, con prioridades estratégicas definidas, centrado en la búsqueda de la eficiencia, con nuevos actores sociales; unido al potencial creado tanto material y científico, como en recursos humanos, constituye un basamento importante para este propósito, pues permite un mejor aprovechamiento de la cooperación que el país recibe, así como brinda la posibilidad de ofertar cooperación sobre bases cualitativamente superiores y de manera integral, bajo nuevas concepciones.

En este sentido uno de los mayores potenciales radica en la fuerza de trabajo calificada (más de 600 mil graduados universitarios) y en el desarrollo científico alcanzado, que se ilustra con los siguientes datos:

- Existen unas 220 unidades de investigación científico-técnica.
- En centros de investigación-desarrollo laboran alrededor de 42 mil trabajadores.
- El número de científicos e investigadores por mil habitantes es alrededor de 1,8; el nivel más alto de América Latina.
- Los gastos totales del Estado cubano en la actividad científico-técnica representan 1,2% del PIB.

Esta inversión en capital humano constituye sin dudas una de las fortalezas del modelo de desarrollo cubano que le permite enfrentar en mejores condiciones los desafíos del siglo XXI, en que la información y el conocimiento son fuentes de ventajas competitivas. A la vez, este capital humano es un valioso activo para acometer las tareas de la cooperación internacional.

Puede afirmarse que en la década de los noventa el país asumió un nuevo modelo de cooperación internacional. Hasta finales de los años ochenta, la cooperación recibida superaba con creces la otorgada y tenía un peso decisivo en las relaciones económicas externas del país. En la actual década, la cooperación recibida, sin que deje de ser importante, tiene un papel complementario. Por su parte, la cooperación prestada por Cuba, a pesar de la disminución de los recursos con que cuenta el país, continúa realizándose como expresión de solidaridad hacia otros pueblos del Tercer Mundo y en los años más recientes ha comenzado a incrementarse.

A finales de 1999, Cuba mantenía relaciones de cooperación bilateral con 141 países, la cifra más alta en su historia:(9)

COOPERACION BILATERAL POR GRUPOS DE PAISES - 1999

 
Cantidad
América Latina y Caribe
24
Africa Subsahariana
40
Africa Norte y Medio Oriente
20
Asia y Oceanía
18
Europa Oriental
15
Países Desarrollados
24
Total
141

Como país receptor, ha habido que enfrentar la tendencia de la disminución de los recursos financieros otorgados para el desarrollo por organismos internacionales y países, e idear nuevas formas que proporcionen más recursos, tales como las operaciones de cooperación triangular que se desarrollan de conjunto con varias agencias de Naciones Unidas, cuyos programas se ejecutan con financiamiento de otros países. Otro ejemplo son proyectos de carácter comunitario, que involucran a gobiernos, agencias de Naciones Unidas, representantes de los gobiernos provinciales y municipales y participación popular.(10) La cooperación procedente de ONG's también ha elevado su papel en la década de los noventa.


Cuba ha venido participando como observador en las negociaciones para un nuevo Convenio entre la Unión Europea y los países ACP (Africa, Caribe, Pacífico), los cuales han expresado su conformidad con que nuestro país acceda a dicho convenio. Las autoridades cubanas han planteado que el nuevo acuerdo debiera "preservar todo lo positivo de Lomé IV y arribar a un nuevo convenio que reconozca los principios del derecho internacional y consagre el derecho al desarrollo" (Lage, 1999). La aceptación final por parte de Cuba estará en dependencia del contenido final de este acuerdo, cuyas negociaciones están próximas a concluir.

En cuanto a la cooperación brindada por Cuba, a pesar de la crisis el país ha realizado donaciones entre 1990 y 1998 por 22,3 millones de dólares;(11) pero lo más significativo es que se asiste a un cambio cualitativo, al plantearse nuevos conceptos que integran a países desarrollados en triangulación con países del Sur, con vistas a aprovechar las potencialidades creadas en Cuba, sobre todo en medicina, complementándolas con los recursos que pueden aportar las naciones desarrolladas o los Organismos Internacionales. Un ejemplo lo constituye el acuerdo logrado con Francia para colaborar con el programa cubano integral de salud en Haití.(12)

En particular en los servicios médicos, es notable la cooperación que Cuba presta a naciones de América Central, Caribe y Africa, en su casi totalidad de forma gratuita. En el Programa Integral de Salud para países de Centro América y Caribe, participan 1300 médicos y técnicos de la salud cubanos; de igual forma, el Programa se completa con la matrícula en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, de unos 1900 estudiantes, que pueden llegar a 3500 a plena capacidad de la Escuela, la cual en un futuro cercano tendrá capacidad para unos 8 mil estudiantes. Los objetivos de este programa son: mejorar los indicadores de salud en estos países, reducir la mortalidad en menores de 5 años, formar personal médico y paramédico que sustituyan en un futuro a los cooperantes cubanos.

COMO RESUMEN

Si bien es cierto que los cambios en el entorno externo impactaron fuertemente el modelo de cooperación prevaleciente hasta 1989, las actuales condiciones en que se desenvuelve la economía cubana brindan un marco propicio para el desarrollo de la cooperación internacional, como país receptor y como país donante. Estas condiciones son:

· Proceso sostenido de recuperación económica.
· Existencia de potenciales en recursos humanos, materiales y de desarrollo científico-técnico, en algunos casos considerables.
· Existencia de objetivos estratégicos centralmente definidos con vistas a superar las restricciones ulteriores al crecimiento económico.
· Combinación de descentralización en la gestión con conducción planificada de la economía, con vistas a garantizar objetivos estratégicos e intereses sociales.
· Diversificación de actores económicos.
· Diversificación de los vínculos económicos externos.
· Existencia de un marco institucional para conducir la cooperación y velar por el cumplimiento de los objetivos asociados a la misma.

Todo ello constituye un entorno apropiado para la expansión de la cooperación internacional sobre bases de solidaridad y respeto mutuo, tanto con países del Tercer Mundo, como con países desarrollados.


NOTAS:

1- En entrevista concedida al diario "Les Echos" en enero del presente año, Michel Camdessus, denunció que en la última década la ayuda al desarrollo pasó del 0,35% al 0,22% del PIB de los países desarrollados.
2- Declaraciones de Raúl Taladrid, Viceministro del Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración, en Economics Press Service, Año 12, No. 7, 15 de abril de 1999.
3- ONE, Dirección de Estadísticas Sociales.
4- Incluye solamente las cifras de donaciones recogidas en el Anuario de Comercio Exterior desde 1982 a 1989; pero se conocen otros valores correspondientes a construcciones y otros conceptos gratuitos, ascendientes a por lo menos 226,9 millones de dólares.
5- Veánse por ejemplo: Rodríguez (1996), González (1997), Echevarría (1997), Alvarez (1998), entre otros.
6- Reunión de balance anual del Ministerio de Inversión Extranjera y Colaboración Económica, Granma Internacional, 27 de febrero del 2000.
7- Algunas de estas transformaciones: autogestión en divisas sobre la base de presupuestos, utilización de estos presupuestos como instrumento de planificación; acceso directo a actividades de comercio exterior; implantación del nuevo sistema tributario; utilización de nuevos instrumentos bancario-financieros; informatización y modernización de la gestión contable.
8- José Luis Rodríguez, Informe a la Asamblea Nacional sobre los resultados del año 1999, Periódico Granma, 29 de diciembre de 1999.
9- Reunión de balance anual del Ministerio para la Inversión Extranjera y la Colaboración, Granma Internacional, 27 de febrero del 2000.
10- Ibid.
11- ONE, Anuario Estadístico de Cuba, 1998.
12- Reunión de balance anual del MINVEC, Granma Internacional, 27 de febrero del 2000.


BIBLIOGRAFIA

Alvarez, Elena (1998): "Cuba: Un modelo de desarrollo con justicia social", Cuba: Investigación Económica, núm.2, año 4, abril-junio.

Banco Mundial (1999): World Development Report 1999/2000, Entering the 21st Century, Washington, agosto.

Echevarría Oscar (1997): "El modelo de ajuste macroeconómico: el caso de Cuba", Cuba: Investigación Económica, núm. 3-4, año 3, julio-diciembre.

Felipe, Edith (1992): La ayuda económica de Cuba al Tercer Mundo: evaluación preliminar (1963-1989), Boletín de Información sobre Economía Cubana del CIEM, Vol. I No.2, La Habana, febrero.

Ferriol, Angela y otros (1997): Efecto de políticas macroeconómicas y sociales sobre los niveles de pobreza. El caso de Cuba en los noventa. Proyecto PNUD RLA/92/009, La Habana.

González, Alfredo (1997): "Economía y Sociedad: Los retos del modelo económico", Cuba: Investigación Económica, núm. 3-4, año 3, julio-diciembre.

INIE (1998): "Cuba: Planificación y espacios al mercado", X Conferencia de Ministros y Jefes de Planificación de América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, noviembre.

Lage, Carlos (1999): Discurso en la II Cumbre de Países ACP, Santo Domingo, noviembre de 1999.

Rodríguez, José Luis (1996): "Cuba 1990-1995: Reflexiones sobre una política económica acertada", Cuba Socialista, 3ra. Época, núm. 1.

Taladrid, Raúl (1997): Cuba: Solidaridad y Colaboración Internacionales, MINVEC, agosto.


Elena C. Alvarez González
Licenciada en Economía
Investigadora Titular
Directora del INIE
Profesora Titular Adjunta de la Universidad de La Habana
Presidenta del Consejo Científico del INIE
Miembro Titular de la Academia de Ciencias de Cuba
     
   
   
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